En el Día Internacional de Trabajador entra en vigencia el aumento de la remuneración mínima vital, la cual impactará a las micro y pequeñas empresas, advierte a Sudaca, Ana Reátegui, economista y profesora de ESAN Graduate School of Business. La experta explica además, que la reciente subida del dólar se debe netamente a cuestiones nacionales, incluyendo la paralización de la mina Las Bambas, que, de continuarse en el tiempo, mantendría la moneda verde al alza.
En medio de la celebración por el Día Internacional del Trabajador, ¿cómo ve la situación laboral actual en el Perú?
Si lo vemos con el vaso medio vacío, hemos perdido empleos y tenemos un nivel de informalidad muy fuerte. Tres cuartos de la economía no pasa por los canales regulares de SUNAT, pues son actividades que se hacen al margen del pago de impuestos. Entonces ya tenemos un problema. Si queremos pensar en un vaso medio lleno, podríamos decir que nosotros los peruanos tenemos una resiliencia muy fuerte, viviendo bajo esquemas de mucha informalidad y a veces aprendemos a sobrevivir y a solucionar nuestros problemas al margen de los canales formales. Por lo tanto, si solo nos inscribimos a ello –abstrayendo la mala calidad del trabajo– podemos decir que los peruanos siempre van a poder solucionar sus problemas. Igualmente, hay un deterioro del trabajo en general.
Hoy, 1 de mayo, entra en vigencia el incremento del sueldo mínimo de S/930 a S/1,025. ¿Qué consecuencias puede traer este incremento?
Todo incremento de sueldo debería ser visto en forma buena. Sin embargo, el contexto peruano no se asemeja a la chilena ni a la colombiana. Nosotros somos muy particulares, y es que precisamente esa gran informalidad que tiene el Perú provoca que a la gente no le importe si subieron el sueldo mínimo o no, porque no participa de ese sueldo mínimo y quienes sí lo hacen son un porcentaje muy reducido de la masa salarial formal. Si vemos a ese pequeño porcentaje, que si bien tendrá ingresos mejorados, aparece un problema: la empresa mediana y grande no suele pagar esos sueldos. Quienes los pagan son las pequeñas y microempresas, en el mejor de los casos, y para ellas ese sueldo termina siendo hasta elitista. Pocos serán aquellos que pagan el sueldo mínimo, que tienen seguro y todo lo demás. El temor es que los micro y pequeños empresarios digan ‘bueno, ya no te puedo seguir pagando’ y te pasan a un esquema más informal.
Respecto del dólar, este cerró al alza en S/3.83 en medio de una incertidumbre económica local. ¿A qué le podemos atribuir este incremento?
La mayor parte de la variabilidad del tipo de cambio viene del extranjero. La subida que tuvimos era una buena mezcla de lo que estaba pasando afuera. Si te das cuenta, en esos meses en los que el dólar comienza a subir, también lo hace la inflación en el mundo. Entran estas escaseces que se están generando porque no llegan los barcos, llegan retrasados o hay que pagar por adelantado de seis meses. El dólar ha estado metido en esa turbulencia. Entonces sí hay un fuerte componente internacional, pero hay que diferenciar esa gran subida de la de esta última semana, que es completamente nacional. Todos los perciben. Creo que los peruanos somos muy buenos economistas porque en el fondo todos percibimos el riesgo. Cuando ves que van a cambiar las reglas de juego con las que te has desenvuelto durante 30 años, donde el acuerdo es la Constitución, se asustan todos. La posibilidad de que eso cambie por supuesto que asusta, y más cuando las propuestas que vemos al frente son bastante opuestas a las que se han venido realizando en el país, como el cierre de Las Bambas.
¿Cómo ve la paralización en Las Bambas?
En ese problema uno tiene que ser pragmático. Esto no es solo parar a la principal mina de cobre del Perú, sino del mundo, y esto inmediatamente es pérdida de exportaciones. Cuando tú pierdes exportaciones, vendes menos y también entran menos dólares y cuando eso pasa, el dólar sube. Si Las Bambas deja de exportar, tendremos menos ingresos de dólares y si tienes menos ingresos anuales, el tipo de cambio subirá. Solo que en este caso uno no espera a que eso suceda para que suba, sino que uno se rige por expectativas, entonces uno ajusta inmediatamente hoy. El Banco Central obviamente ha salido a tratar de calmar los ánimos, pero si esto continúa y no hay un retroceso respecto a las propuestas que ha hecho el Gobierno, yo creo que va a seguir aumentando el tipo de cambio.
¿Cuánto podría afectar la inversión en minería tras el cierre de Las Bambas?
Los mensajes que han dado los políticos en los últimos días han sido claros respecto a provocar intranquilidad. Un inversionista diría: ‘Si tengo que trabajar en la mina, trabajaré. Ya tengo mi capital hundido. No puedo levantar mi carpa e irme mañana porque tengo una inversión muy grande’. Pero lo que no va a suceder es que haya nuevas inversiones del sector privado. La empresa privada, como la conocemos hoy día, que es la que explota los yacimientos mineros, probablemente se inhiba bastante y se dedique a trabajar lo que tenga que trabajar.
Esta semana hay mayor presión sobre la Asamblea Constituyente y un cambio del modelo económico. ¿Son propuestas viables?
Uno no tiene que ser economista para darse cuenta que los modelos que se están proponiendo no tienen buenos resultados. Hay que ver simplemente la economía argentina, venezolana, o boliviana. Un descalabro en las finanzas públicas te lleva a perturbar el trabajo de todo el mundo. Si ves países como Corea del Sur, Singapur, que han apostado claramente por la inversión privada, por la educación y la salud, sabes por dónde tienes que ir. Basado en evidencias, ¿es viable? Yo diría que no.
Finalmente, en materia económica, ¿cuáles cree que son las medidas más urgentes que necesita el Perú en este momento?
Lo primero es tan sencillo como que el Gobierno salga y diga que no se va a hacer lo que han dicho porque estamos en un momento de alto riesgo. Estamos saliendo del Covid, estamos muy frágiles en este momento para meterle más problemas al peruano. Lo segundo es asegurar que los gobiernos regionales, municipales –que tendrán elecciones pronto– realmente estén cumpliendo sus metas de gasto. Lo tercero es una verdadera reunión de los altos cargos del Ejecutivo con el empresariado y decirles cuáles son sus intenciones. El empresariado en este momento está dudando. Si esto continúa, se retirará. Realmente somos un país atractivo para las inversiones. Hay que quitar el ruido de lo macroeconómico. Con esas señales dadas, creo que en una semana o quince días, habría mayor calma y el resto ya quedaría en manos de nosotros que tenemos que seguir trabajando.
