Era un día soleado, tranquilo y muy alegre para Fátima, que se encontraba con el mejor de los ánimos. Sin embargo, mientras manejaba su carro por la avenida, otro vehículo que circulaba a gran velocidad, la sobrepasa, le cierra el paso y gira por delante de ella hacia la derecha, para luego perderse en el tráfico. Fátima, tuvo que frenar violentamente, para evitar chocar, y, lo que inicialmente fue una experiencia de alivio, por haber podido evitar el choque, se convirtió rápidamente en una ira inmensa, que la invadió posteriormente.
Ella siguió su camino hacia el trabajo, sin embargo, seguía pensando en lo que le había sucedido, y el día ya no se le presentaba ni tranquilo, ni alegre, más bien todo lo contrario. Estaba cargada con esta mezcla de cólera, rabia, frustración. Así que, cuando llega a la oficina, la primera persona con la que se encuentra es Rocío, y le cuenta, con lujo de detalle, viviéndolo nuevamente, todo lo sucedido. Cómo se sintió, el miedo, la ira, la rabia, la frustración. Luego siguió su camino hacia su escritorio y se encontró con Pepe, a quien también, de la misma manera, le cuenta todo lo que le sucedió, y trae nuevamente al presente, el episodio completo y como este individuo tan desconsiderado, le arruinó el día. Y esto se repite por un buen tiempo a lo largo de la mañana. Y mientras todo esto pasaba, mientras Fátima compartía con quien podía lo que le había sucedido, la persona que “le ocasiono” todo esto, probablemente siguió con su vida sin la menor idea, totalmente ajeno a que existe una Fátima en este mundo a quien él, le arruinó el día.
Quizás, cuando escuchaste esta historia, puedes haberte sentido identificado o quizás, te suene conocida. Sin embargo, te invito a que vayas más allá de lo anecdótico. Te invito a que veas a profundidad, y que te des cuenta, cómo la vida, la experiencia, los resultados y en general las acciones de Fátima, luego de este hecho, estaban inconscientemente, en manos de esta persona que cometió la imprudencia. La cual, como ya te mencioné, lo más probable, es que no tenga la menor idea de que lo que hizo o cómo afectó a Fátima.
Y todo esto se debe, a que ella sigue “atrapada” en el momento en que ese evento sucedió. Es como si ella se hubiera quedado atrapada en el pasado y a pesar de que el tiempo a su alrededor, sigue avanzando, ella no. Probablemente, tenga pensamientos como: “no es justo que me haya pasado”, “esa persona debe recibir un castigo”, “las personas son muy imprudentes, no deberían darles brevete” y muchos otros pensamientos.
Quiero que te des cuenta, que es como si esa otra persona, le hubiera puesto “pausa” a la vida de Fátima (y sin la intención de hacerlo). Cuando permitimos que las personas pongan pausa en nuestra vida, estamos al borde del fracaso. Porque hoy es un evento, mañana pueden ser dos, quizás después sean tres y en algún momento estamos dejando que el mundo determine mis acciones, mi experiencia, mis resultados, perdiendo de esta manera el control de mi vida, porque ya no soy la causa, sino sólo un mero efecto. Quiere decir que ya no estoy controlando mi vida y que los hechos de mi pasado determinan mi presente y por consecuencia mi futuro.
En esta historia, Fátima, está permitiendo que esa persona, “le arruine” el día que estaba tan bien encaminado. Pero no es que la persona se lo arruina, es que Fátima permite que se lo arruinen: Fátima está dándole el control y el poder de hacerlo, sin que exista conciencia de la otra persona de lo que está sucediendo.
Ok, me imagino que te estarás preguntando: “ya, ¿qué se supone que debo hacer? ¿dejarlo pasar así no más? Yo estoy seguro, a esta altura de este artículo, que tú ya sabes la respuesta. Es más, si has leído algún otro de mis artículos, estoy clarísimo que lo sabes. ¡Exacto! Simplemente lo sueltas ¿Cómo? ¿Cómo lo voy a soltar? eso no se puede quedar así. Esa persona debe pagar por lo sucedido.
Analicemos los hechos:
¿La persona hizo algo que no debió hacer? cierto.
¿Tú experimentaste un momento de angustia, miedo y otras emociones negativas? Cierto.
¿Es injusto que eso se quede así? quizás sea cierto o quizás no.
Pero lo que no es justo para ti y no tiene ningún sentido, es que tú te sigas cargando con la rabia, la cólera, la ira, la frustración de lo que ya pasó, porque cada vez que lo cuentas, revives la experiencia. Y si realmente lo miras, es justo eso: ya pasó. Y sea lo que sea que hagas o digas no van a cambiar los hechos. Sin embargo, seguir con todas esas emociones negativas en ti, es como tomar veneno y esperar que se muera el otro ¿Tú crees en realidad que te sirve?
Quizás al principio te pueda costar porque estamos apegados a tener la razón, pero con el tiempo y con la práctica, verás que cada vez será más fácil soltar el pasado, dejar las emociones negativas, para que así puedas realmente gozar de tu vida, alcanzar tus resultados y por, sobre todo, no permitir a nada ni nadie que controle tu vida. Por el contrario, ser el autor y protagonista de tu vida.