entrevista a mirtha vasquez

“En este momento de convulsión, no es estratégicamente lo adecuado plantear la Constituyente”

La expremier Mirtha Vásquez comenta el complicado escenario político que afronta el país. Para Vásquez, la presidenta Dina Boluarte “está dejando que otros pongan las condiciones de cómo se gobierna” y considera que su renuncia es imprescindible para “buscar entendimientos mínimos entre diversos sectores”.

Un sector de la población señala al Congreso como el responsable de la crisis actual y otros consideran que el culpable fue Pedro Castillo. Para usted, ¿quién condujo al país a este presente caótico?

La precarización de la política y gobernabilidad del país ha tenido un proceso de varios años que desemboca en este momento complejo. Hubieron detonantes para esta crisis y ahí tienen una responsabilidad compartida el expresidente Pedro Castillo, que por supuesto genera esta situación con la decisión de dar un golpe al Legislativo, pero también tenemos a este Congreso que actúa de manera irresponsable y movidos por intereses que no calzan con lo que la población está demandando. Estos actores han sido los detonantes, pero la crisis es de larga data.

¿Por qué se da esta precarización de la política?

Pasa por el nivel de crisis en la que han entrado los partidos, los actores principales de la política. Desde hace años lo que tenemos no son partidos sino agrupaciones con una lógica empresarial porque se empieza a ver la política como un espacio donde se pueden gestionar intereses particulares. Lo que tenemos ahora no son representantes genuinos de la población sino gente que ha llegado ahí porque ha tenido la posibilidad económica de entrar a un partido y postular a una posición política. Eso ha hecho que se manipulen las normas, se genere un desbalance de poderes y se han hecho modificaciones que lo único que hacen es tergiversar la política. Por eso tenemos una situación muy endeble de gobernabilidad. También tiene que ver con la forma en que la política ha ido perdiendo espacio en la ciudadanía. Los peruanos ahora se muestran apolíticos porque se están decepcionados con sus representantes.

¿Por qué Dina Boluarte eligió que su gobierno tome este rumbo?

No es una persona con un liderazgo fuerte y eso es un problema. Al igual que en el caso del expresidente Castillo, si no tienes un liderazgo fuerte vas a ser muy susceptible de ser influenciado. Me da la impresión que le está pasando lo mismo que al expresidente Castillo y su entorno le cuenta cómo está la situación y la refuerza en determinadas posturas. Si no eres alguien que tiene la capacidad de tomar decisiones propias pues te dejas influenciar. Tiene mucho que ver con cuál es el rol que quiere jugar. Creo que Dina Boluarte siempre ha querido tener un rol protagónico. Ahora lo tiene, pero no sabe mucho qué hacer con él. Es muy claro que está dejando que otros pongan las condiciones de cómo se gobierna.

¿Aliarse con un Congreso que siempre tuvo un alto porcentaje de desaprobación no era una mala decisión que pudo evitar?

Sí, pero ahí vienen los malos cálculos políticos que puede hacer alguien que quiere estar en la posición de liderazgo. Alguien más racional se daría cuenta que es una pésima idea hacer alianza con un Congreso que está desprestigiado. Pero lo que se evidencia es que ella llegó a la conclusión que si se junta con estos sectores que son los que dan los votos entonces se va a poder sostener al frente del Estado. Finalmente se está aferrando a estos sectores radicales con posiciones muy autoritarias. Esto le va a costar su liquidación política y ella no es capaz de valorar lo que está sucediendo. En el fondo sabe que está metida en serios problemas, pero se va a afianzar en esta estrategia para lograr alianzas.

Ante la desaprobación a su gobierno, ¿los partidos políticos con representación en el Congreso podrían soltarle la mano a Dina Boluarte?

Los que podrían soltarle la mano serian los de centro. El fujimorismo siempre tiene una tendencia y ahora ha encontrado una oportunidad de infiltrarla en el gobierno y prácticamente ellos están dirigiendo estas estrategias al igual que los partidos de ultraderecha. Pero los de centro, que le están haciendo compañía a la señora Boluarte, no están midiendo que ellos pueden perder mucho más de cara a las elecciones. Tendrían una buena oportunidad de ofrecerle a la gente una salida democrática y hacen una pésima elección al seguir. Lo único que está buscando el gobierno es sostenerse y ganar un poco de tiempo para buscar condiciones de protección e impunidad. Eso no les conviene a los partidos de centro derecha. No sé cuál es el cálculo que están haciendo. Los congresistas están preocupados por mantenerse en su curul por temas económicos, pero a los partidos les está costando. Deben tener una posición fuerte porque pueden terminar arrastrados por el gobierno de Otárola y Boluarte.

¿En qué momento el Ejecutivo perdió la oportunidad de lograr un entendimiento con la población?

Las masacres marcan el punto de quiebre. Antes de estas masacres tan terribles que se suscitaron en Ayacucho, la señora Boluarte todavía tenía la posibilidad de establecer mecanismos de diálogo. Al gobierno le sugirieron que abra diálogo mediante los gobernadores entrantes y salientes y deje de lado los estados de emergencia. Pero una vez que se producen las masacres ya entramos a un punto de no retorno. Porque la población en ese momento no solamente está con un pedido concreto sino que ahora quiere renuncia por un tema de reparación humana. No puedes dialogar con alguien que permitió que se asesine gente. En ninguna parte se va a aceptar dialogo con quien consideras tu asesino. Ahora solo caben decisiones concretas que por desgracia está en manos de la señora Boluarte y el Congreso.

¿El gobierno ha empezado a perder el respaldo de Lima?

Claramente se ha evidenciado que los errores que va cometiendo el gobierno en su desesperación por afianzarse en el poder lo que va generando es un clima de mayor zozobra, pero además va generando el rechazo de la propia Lima que al inicio se mantenía un poco al margen de las protestas. Ahora vemos cómo en Lima todos los días hay manifestaciones. Los universitarios salieron tras la intervención policial en la Universidad San Marcos que ha sido un hecho escandaloso y simbólico al ver cómo un gobierno vulnera la autonomía universitaria. Creo que son torpezas que el gobierno va cometiendo y a la población en general la pone en una posición de hartazgo. Había gente que al inicio estaba al margen, pero frente a estas situaciones se está preocupando. 

¿Ve al Congreso capaz de poner obstáculos para el adelanto de elecciones pese al crítico panorama que afronta el país?

Del Congreso hay que esperar todo. Incluso cuando cae Alberto Fujimori, el Congreso que estaba compuesto por un sector fujimorista duro termina poniéndose a un costado para evitar una crisis mayor. Hasta el congreso que llegué a presidir toma la decisión de ponerme como presidenta de la Mesa Directiva sabiendo que venía de un grupo político minoritario porque entendían la voz de la calle y por lo menos tenían una capacidad mínima de escucha. Pero al actual con más de medio centenar de personas muertas ni siquiera se le ha movido la pestaña. Ellos parece que viven en una realidad paralela y tratan de decir que lo máximo que pueden dar es elecciones 2024. Tenemos congresistas que lindan con una cuestión demencial, como el señor Montoya que sale a decir que no se le hace caso a la calle porque es la voz de los terroristas. Vemos un Congreso que ha sobrepasado los límites de la mínima conexión que debe tener con la población. 

En más de una oportunidad Dina Boluarte ha cuestionado que la gente pida su renuncia y preguntó si esto realmente solucionaría la crisis actual. ¿Usted cree que la renuncia de la presidenta cambiaría el panorama del país?

La situación que tenemos es muy crítica. La sola renuncia de la señora Boluarte no va a arreglar mágicamente las cosas, pero sí es un factor indispensable para poder bajar las tensiones y desescalar la crisis. Es lo mínimo que necesitamos en este momento para empezar a tender puentes y buscar entendimientos mínimos entre diversos sectores. Si la señora no se va, eso no va a ocurrir y la crisis seguirá escalando.

Si la presidencia queda en manos de un integrante apoyado por la mayoría de congresistas cuestionados, ¿la población confiaría en su gestión?

Por supuesto que hay personajes muy nefastos dentro del Congreso y es difícil encontrar personas que puedan conducir esta etapa. Pero se puede presionar para que no sea esta la Mesa Directiva que asuma el periodo de transición sino una que no represente los sectores ultra de derecha o izquierda. Lo interesante de que renuncie Boluarte y asuma el Congreso es que quien lo haga va a estar solamente de manera transitoria. 

¿Quién podría ser esta persona?

Hay algunas personas valiosas que podrían asumir un rol pegado a la democracia. Flor Pablo o Ruth Luque, por ejemplo. Pero es claro que hay una animadversión contra ellas por los partidos que representan. Ahora, hay personas que han demostrado mínima sensatez y son los que inicialmente propusieron adelanto de elecciones. Ellos podrían ser quienes asuman el liderazgo y son personas no identificadas con la extrema derecha e izquierda. 

¿El gobierno está persiguiendo a sus críticos?

Hay un claro giro al autoritarismo y eso es muy peligroso porque no admites ninguna posición diferente a la de quien tiene el poder. Eso está pasando.  Todo aquel que tiene una posición diferente es tachado de terrorista, intervenido y detenido. Hemos visto estos días, con mucho espanto, todo lo que está pasando. Gente que por dar ayuda humanitaria a quienes vienen de provincia empiezan a ser detenidos, amenazados y perseguidos. Hay un autoritarismo muy evidente y hay hechos que lo demuestran, como la intervención a la Confederación Campesina o San Marcos. En provincia han ocurrido cosas escandalosas que no se saben acá. Todo eso demuestran el autoritarismo por el que ha optado Dina Boluarte.

¿Es el momento para que se plantee la posibilidad de una Asamblea Constituyente?

Creo que la Asamblea Constituyente es un tema de fondo que sin duda hay que tratarlo, pero me parece que, en este momento de convulsión, plantearlo no es estratégicamente lo adecuado. Con este gobierno y Congreso, que podrían poner las condiciones, podríamos tener una representación sesgada. Hay que ser muy estratégico. En este momento hay que desescalar la crisis y luego plantear una metodología para hablar sobre el tema y plantearlo democráticamente. Porque también me parece un escándalo que el solo hecho de mencionar la posibilidad de una Asamblea Constituyente ya te haga ver como un terrorista que quiere destruir al Estado.

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Dina Boluarte, Mirtha Vasquez, política peruana

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