Nos encontramos en un momento incierto en cuánto a lo que sigue ya que los ministros de Estado han interpretado un rechazo de la confianza. ¿Cuál es el estado actual de los hechos?
Es una situación complicada, política y constitucionalmente. Hace algún tiempo señalé que el contexto social y nacional era muy parecido al que se vivía en la previa al 5 de abril del año 92. Esto fue objeto de críticas e insultos. Pero ahora, ciertamente estamos yendo hacia una definición, ya sea por un lado o por el otro.
Lo que ha ocurrido el viernes es muy grave, los ministros, excepto Dina Boluarte, han interpretado la actitud del congreso como han querido, contra el texto expreso de la ley y contra la sentencia del Tribunal Constitucional. El ministro Torres ha dicho que no le importa lo que diga el TC, ellos imponen su verdad y ahora mismo van 1-0 hacia la disolución del congreso. No va haber un nuevo congreso, como con Vizcarra. Lo que habrá será una Asamblea Constituyente.
Todo esto responde a un proyecto e intenciones conocidas de este gobierno, siempre han querido la Asamblea Constituyente
Sí. A pesar de que no está en la constitución, a pesar de que no está prevista como parte de la constitución la quieren imponer por fuera de la constitución, lo cual es casi un golpe de estado.
Si es que se logra instituir la Asamblea Constituyente, ¿cuáles serían las acciones del gobierno?
Se trataría de un desastre. Es cuestión de mirarnos en el espejo de Chile, pues es más o menos lo que pasaría. La Asamblea Constituyente no se instala para que haya más derechos o para que mejore el país, sino que se hace para perpetuarse en el poder y mantener el poder.
Ahora mismo, ¿qué acciones puede tomar el congreso frente a esta interpretación de rechazo y los peligros que esto supone?
Estamos en un rumbo de colisión, un choque de trenes. Va a depender mucho de quién actúe primero. Si el ejecutivo disuelve el congreso o este último vaca al presidente. Entretanto, la acción que se puede plantear al TC no se va a resolver pronto, ya que no estaría lista hasta febrero o marzo. Creo que la solución dramática estará mucho más antes que esto. Lo que puede pasar es un golpe del ejecutivo, o que el congreso tome consciencia de lo que está pasando y se una para disponer la vacancia presidencial por incapacidad moral permanente.
A Castillo se le ha intentado enfrentar por diversos medios. Uno de ellos fue la denuncia por traición a la patria, que ahora el TC ha ordenado al congreso anular. ¿Qué piensa sobre esto?
Siempre habíamos dicho que esa denuncia no tenía ningún sustento. Había un problema grave de tipicidad, cosa que el tribunal no analiza. El tribunal lo sancionó por el lado de la motivación, pero en el fondo ha querido decir lo mismo. Los hechos que fueron objeto de la denuncia no tienen connotación penal ni trascendencia penal. Pueden ser hechos ignorantes, desagradables e incómodos… hasta ridículos, pero no era traición a la patria. Este último es un delito que supone someter el estado a una potencia extranjera, y eso nunca sucedió.
Esta denuncia por traición a la patria estuvo mal efectuada entonces
Estuvo mal desde el principio. Era una manera un poco absurda de sacar al presidente, pero se caía por el tema de la tipicidad, que es un elemento esencial del derecho penal. Era más o menos obvio que esto iba a pasar. En razón de ello, se le ha regalado al presidente Castillo un triunfo innecesario.
Retomando el tema de la cuestión de confianza, aparte de que el congreso decida unirse, ¿qué se puede hacer?
No lo sé. Solo queda rezar. El primero que golpee va a ganar, bien la disolución o bien la vacancia. De eso deben darse cuenta los congresistas, porque sino ellos mismos van a contribuir a su propio cierre. Como ocurrió en el año 2019, hace 3 años ocurrió lo mismo y no hemos aprendido. Luego cuando estén en sus casas se van a lamentar.
Estamos entonces en una suerte de bucle temporal. Es extraño pensar que los congresistas son irracionales y buscan su propio cierre. En todo caso, ¿cuál sería el interés de parte de ellos en que esta situación se siga gestando?
Por un lado el congreso quiere de una manera sacar el país adelante y sacarse de encima a Castillo. Pero Castillo no tiene una línea política ni una estrategia política. Su única estrategia es sobrevivir y defenderse. Todos los que tiene al lado, el ministro Chero, Betsy Torres, Portalatino, Torres y Landa, en el fondo lo que hacen es un círculo cerrado de defensa del presidente. Ese es el único objetivo del Ejecutivo ahora: defender a Castillo. Porque si se disuelve el congreso, la denuncia de la fiscal de la nación terminará en el archivo. Mientras no haya congreso no va a prosperar ninguna denuncia en contra del presidente. Esta es la estrategia torpe y elemental que tiene la gente de Castillo.
En caso que se establezca la Asamblea Constituyente no podría proceder ningún tipo de acusación o proceso penal contra Castillo
La asamblea quiere dar sus propias reglas, la gente del ejecutivo va a dominar la asamblea. Van a ser los reyes de la película y todo lo demás va a quedar de costado, las denuncias en el archivo y los congresistas en sus casas, mirando lo que tuvieron y perdieron.
Ya hemos tenido estas amenazas de que se va a instituir la Asamblea en meses anteriores, pero ¿usted cree que este es el momento más crítico en el que realmente sí se puede dar?
Ahora estamos más cerca que nunca. Nunca antes el ejecutivo había planteado una cuestión de confianza. Nunca antes había señalado irregularmente que había rechazado la cuestión de confianza, y la constitución dice que con dos rechazos se disuelve el congreso. Basta que el ejecutivo diga por segunda vez que le han vuelto rechazar la confianza, aunque no se la hayan rechazado, para que se sienta con la libertad de cerrar el congreso, como hizo Vizcarra.
¿No hay algo que se pueda hacer frente a la interpretación que han dado los ministros de la cuestión de confianza? ¿Acaso simplemente pueden interpretar como les dé la gana y acercarse así a sus objetivos políticos? ¿Hay algún tipo de apelación que se pueda efectuar?
La interpretación que se da como rechazo no es constitucional. Se podría apelar ante el Tribunal Constitucional, pero sería ya muy tarde. Sería un proceso ex post facto (después que suceden los hechos). De momento la solución está en el propio congreso. Si vaca al presidente, ya no será disuelto, sino lo van a disolver.
Pensemos en el escenario en que el Congreso opta por perseguir la vacancia presidencial, ¿cuál espera que sea la reacción de Castillo y cómo se desenvuelven los hechos desde ese punto?
Castillo tiene que hacerle caso a lo que diga el congreso. La legitimidad va a estar del lado del congreso, y las fuerzas armadas tendrán que responder a las autoridades. En este caso el congreso tiene que entronizar a Dina Boluarte. Ella va a ser la presidenta y va a tener el comando de las fuerzas armadas. Castillo tendrá que irse a su casa y al día siguiente la fiscalía va a tocarle la puerta.