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El adiós del gentleman silencioso: Charlie Watts

UNO

“Me van a pagar, no?. Ten en cuenta que yo vivo de esto” espetó Charlie a un rubio greñudo (Brian Jones), quien lo fue a buscar por tercera vez, para que se una al grupo. Charlie se hizo de rogar. No le interesaba en absoluto el blues y menos el rock. Era amante del Jazz. Pero olfateó que los muchachos tenían algo especial. Provenía de una familia de clase obrera, a diferencia de Jagger y Richards, pero al igual que Wyman. Y necesitaba el money.

La importancia del baterista en un grupo es crucial. Le aporta el tempo necesario. Y Watts era uno de los mejores. Sofisticado, le proporcionó, a la música del grupo, un toque personal, derivando el blues eléctrico en contrapuntos de shuffle. Ahí radica su importancia inherente.

Es cierto, sin él, no hubiera habido Rolling Stones.

Dícese que Jones salió gritando, a los cuatro vientos; sabía que iban a ser Imbatibles. Era enero de 1963, en Londres.

 

DOS

Lo recuerdo perfectamente, fue en el verano del 77 que escuché una canción de los Stones. Y si, fue “Satisfaction”. Fue un cimbronazo. En aquellos años, si tenías plata podías comprar los LPs o tratar de cazar una emisora que emitiera la música stoniana. Yo era parte de los segundos: era misio. Encima, a diferencia de Los Beatles, que tenían programas exclusivos dedicados a su música; esto no sucedía con los RS. Eso era lo jodido en aquellos años.

Ahora, los jóvenes tienen a mano la discografía entera del grupo insular, a un clic de distancia.

En aquellos años, salieron a flote canciones disgregadas como “Miss you” o Beast of Burden”.

De ahí la importancia de “Disco Club”, y del extinto Gerardo Manuel (se emitía por el canal 7). Transmitía los videos musicales del momento.

Y el 81, presentó los videos clips de “Start me Up”, “Hang Fire” y “Waiting on a friend”. Imposible olvidarlo.

 

TRES

El baterista impuso respeto ante 2 figuras hercúleas (Mick y Keith), a lo largo del tiempo. A mediados de los sesenta, cuando ambos experimentaban con LSD, jamás se les ocurrió joderlo a CW, que rehuía tal droga.

Tuvo una sola mujer. En las giras, alocadas de los sesenta y setenta, le pidió a Klein (su manager) que lo dejase de joder con los viajes:  extrañaba a su esposa. Nunca se aprovechó de las groupies. Increíble, ¿no?.

Rehuía la demagogia. Era minimalista y nada ostentoso. Eso sí, era elegante y usaba trajes, hecho a medida, de Saville Row.

Cuando no andaba de gira, simplemente tocaba, con su quinteto de Jazz, en clubes pequeños. Y disfrutaba de la vida hogareña.

En los conciertos, cuando Jagger lo presentaba, se ganaba la mayor ovación.  Era el Gentleman Silencioso, y Querido.

CUATRO

En Mangomarca viví del 81 al 84. Tenía un grupo de amigos, que vivían en la misma cuadra, con quienes hablábamos y escuchábamos música de Los Beatles. A dos cuadras de distancia tenía otros amigos: Campeón, Carlos y Freddy. Con los 2 primeros discutíamos de Ledzepelin, Pinkfloyd y demás grupos. Sin embargo, Freddy era un Stoniano Indómito. Me hablaba de ellos, una y otra vez. Escuchábamos su música. El compadrito era una enciclopedia musical. En las fiestas, recuerdo perfectamente, haber escuchado y bailado “Little T&A” del Álbum “Tattoo You”.

Con el tiempo me mudé. Viajé y me casé. Hice mi vida, como todos los demás. A la cincuentena he vuelto a escuchar, con parsimonia y delectación, los álbumes “Beggars Banquet”, “Let It Bleed” y “Exile On Main St”, una y otra vez.

Hace un tiempo atrás, volví a contactar con los amigos de aquel barrio. Freddy, sigue siendo el mismo melómano de siempre. Suscribe efemérides rockeras todas las semanas en el face. No ha cambiado mucho, o si, y no me doy cuenta: Yo peino canas y él creo que no. Eso sí, permanece el mismo respeto y cariño, entre ambos.

Los cincuentones logramos pescar las últimas 2 décadas productivas de los Rolling. No lo percibíamos en ese momento, en su verdadera magnitud. Lo que si sabíamos era que ellos eran un pedazo enorme de Historia Contemporánea, del cual fuimos parte.

Con la partida del baterista, los cimientos del grupo se han resquebrajado. Habría que preguntarse si tiene sentido seguir Rodando, o ha llegado el momento del Adiós Permanente.

Lo que sí, los RS están huérfanos de la seriedad y pulcritud canosa, que los acompaño y unió durante más de 58 años.

 

 

 

La importancia del baterista en un grupo es crucial. Le aporta el tempo necesario. Y Watts era uno de los mejores.

Es cierto, sin él, no hubiera habido Rolling Stones.

Lo recuerdo perfectamente, fue en el verano del 77 que escuché una canción de los Stones. Y si, fue “Satisfaction”. Fue un cimbronazo. En aquellos años, si tenías plata podías comprar los LPs o tratar de cazar una emisora que emitiera la música stoniana. Yo era parte de los segundos: era misio.

De ahí la importancia de “Disco Club”, y del extinto Gerardo Manuel (se emitía por el canal 7). Transmitía los videos musicales del momento.

El baterista impuso respeto ante 2 figuras hercúleas (Mick y Keith), a lo largo del tiempo. A mediados de los sesenta, cuando ambos experimentaban con LSD, jamás se les ocurrió joderlo a CW, que rehuía tal droga.

Tuvo una sola mujer. En las giras, alocadas de los sesenta y setenta, le pidió a Klein (su manager) que lo dejase de joder con los viajes:  extrañaba a su esposa. Nunca se aprovechó de las groupies. Increíble, ¿no?.

En los conciertos, cuando Jagger lo presentaba, se ganaba la mayor ovación.  Era el Gentleman Silencioso, y Querido.

Los cincuentones logramos pescar las últimas 2 décadas productivas de los Rolling. No lo percibíamos en ese momento, en su verdadera magnitud. Lo que si sabíamos era que ellos eran un pedazo enorme de Historia Contemporánea, del cual fuimos parte.

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