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Tiempo de coaliciones democráticas

“Se sienten poderosos, se asumen impunes, se regodean en sus “victorias”. Sin embargo, gozan de una colosal ilegitimidad y un repudio ciudadano generalizado”.

[LA COLUMNA DECA(N)DENTE] La crisis política que atraviesa nuestro país es cada vez más evidente. El copamiento de las instituciones públicas como el Tribunal constitucional, la erosión del equilibrio entre los distintos poderes del Estado, el desmontaje de reformas como la universitaria, las ejecuciones extrajudiciales y reiteradas violaciones de derechos perpetradas por el gobierno, la impericia gubernamental para enfrentar los fenómenos de la naturaleza como en el norte. En suma, un desastre nacional. Un desastre cuya responsabilidad es compartida con la casi totalidad de los partidos políticos con representantes en el Congreso sean de derechas o de izquierdas. De facto, son los aliados y principal sostén del gobierno de Boluarte. Los une, sin rubor alguno, el interés por quedarse hasta el 2026 para seguir gozando de las gollerías parlamentarias, “mochando” sueldos e imponiendo sus intereses particulares.

A esta coalición de facto se suma el “clan MAC”. Es decir, el clan de Mercantilistas, Autoritarios y Conservadores como bien denomina Rosa María Palacios (RMP) en una reciente columna. En el clan conviven tanto gente que se ubica en el espectro de la izquierda como de la derecha. Por cierto, la Derecha Bruta y Achorada forma parte de él. Su inesperado poder se alimenta de la debilidad gubernamental. La ayer denostada “Dina dinamita” es hoy “la niña de sus ojos” en tanto les sea útil y funcional a sus objetivos. Como bien señala RMP “el actual proyecto político de la presidenta se resume, en una palabra: sumisión. Su objetivo tiene una línea: “Nos quedamos todos” (…). El Clan MAC es repudiado por el 90% del país, pero se siente, después de años, poderosísimo. Tiene algunos medios como cámara de amedrentamiento y un hampa trol”. Es verdad, se sienten poderosos, se asumen impunes, se regodean de sus “victorias”. Sin embargo, gozan de una colosal ilegitimidad y un repudio ciudadano generalizado.

En esta coyuntura crítica, se hace imprescindible la conformación de una coalición política amplia y plural. Una coalición que supere las diferencias ideológicas, programáticas y políticas para enfrentar a la dictadura constitucional de Boluarte y recuperar la confianza de los ciudadanos en la política, los partidos y liderazgos democráticos. Una coalición que convoque, organice y movilice a partidos, organizaciones de la sociedad civil y ciudadanos. Lo cual permitirá garantizar la representatividad de vastos sectores de la sociedad y asegurar que todas las voces sean escuchadas y tenidas en cuenta en la toma de decisiones. Tal pluralidad será un desafío al momento de llegar a acuerdos más amplios y duraderos.

Asimismo, la coalición política deberá tener una agenda común que refleje los principales desafíos que enfrenta la sociedad ahora. La agenda debe estar basada en la justicia, la igualdad, el fortalecimiento y transparencia de la gestión pública y el respecto irrestricto de los derechos humanos. Una democracia que se precie de tal no ejecuta a sus ciudadanos que se movilizan ejerciendo su derecho a la protesta. Por último, una coalición política puede ofrecer una visión más amplia y a largo plazo de los problemas que aquejan al país. Se entiende que al no estar limitada por intereses particulares o de grupo puede abordar los problemas desde una perspectiva más integral y enfocada en el bien común y el bienestar general. ¿Seremos capaces de formar una o más coaliciones? Constituirlas implicaría una manera distinta de hacer política de cara a la ciudadanía.

Tags:

coalición política, Crisis política, Dina Boluarte

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