Coaching

El mundo laboral de hoy busca profesionales completos, es decir, que cuenten no solo con los conocimientos necesarios para desempeñarse de forma óptima en sus labores, sino también con las habilidades blandas que aseguren una buena relación con distintos equipos de trabajo.

La psicóloga Isabel Rovira explica que las habilidades blandas se manifiestan en las diferentes formas con las que alguien se relaciona e interactúa con los demás. Estas competencias no se aprenden en el ámbito académico, sino que son adquiridas a lo largo de la vida de la persona. Además, están directamente relacionadas con el concepto de inteligencia emocional y están condicionadas por la propia personalidad y el desarrollo de sus habilidades sociales.

En ese sentido, Creditas, plataforma latinoamericana de soluciones de consumo y préstamos online, comparte algunas habilidades que son sumamente valoradas en los perfiles que se presentan a los procesos de selección en el rubro tecnológico:

Trabajo en equipo

Es usual que los softwares sean implementados de manera colectiva, es decir por un equipo de varios desarrolladores y perfiles multidisciplinares. El desarrollador debe de aprender a trabajar en equipo, a comunicarse, a comprender que sus compañeros de trabajo están para ayudarle y construir juntos, de la misma forma que deberá tener la disposición para ayudar a los demás. Es importante entender que tanto los éxitos como los fracasos pertenecen al equipo y no al individuo.

Tener empatía

Un equipo no está compuesto por máquinas, sino por seres humanos con defectos que tienen buenos y malos días. “Las empresas cuentan con personas muy distintas entre sí, cada una con sus manías y puntos de vista diferentes, todos ellos totalmente respetables. Por eso es muy importante crear un ambiente de trabajo sano y empático en el que sepamos ponernos en la piel de otras personas”, explica Jaime López Carratalá, Engineering Lead de Creditas. Además, es importante que la empatía se extienda hasta los futuros clientes que vayan a usar el producto o servicio que se está desarrollando.

Saber comunicar

Cuando se trabaja conjuntamente en el software es necesario estar en contacto con muchas personas, como otros desarrolladores de distintos niveles, product managers, diseñadores, clientes u otros stakeholders. Es importante ser capaz de adaptar las habilidades de comunicación en función de la audiencia, para que no haya malentendidos y todos los interlocutores estén en la misma página.

Dar y recibir feedback

Es necesario que el equipo se sienta en un ambiente seguro para dar y recibir feedback tanto a compañeros como a superiores. Deben asegurarse, además, de que se haga de forma asertiva y propositiva para aprovechar cualquier oportunidad de mejora. Además es importante dar feedback positivo cuando los miembros del equipo lo merezcan, pues aunque se tiende a asociar el feedback como un llamado de atención a mejorar, las buenas acciones también deben comentarse y premiarse.

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Habilidades blandas, Profesionales Tech

En cada grupo humano es necesario que alguien desempeñe el rol de líder. El psicólogo Arturo Torres explica que a pesar de la confusión que rodea al concepto del líder, hay que tener claro que el liderazgo no se basa en imponer los propios intereses sobre los del resto, sino en adoptar un rol estratégico de toma de decisiones que dirija al grupo hacia sus metas de la mejor manera posible.

La crisis sanitaria y económica que venimos sobrellevando en los últimos meses ha impulsado a empresas, trabajadores y líderes de equipos a adaptarse a los cambios repentinos. En ese sentido, resulta crucial que sobre todo los líderes continúen trabajando en sus habilidades blandas para guiar a sus equipos de manera humana y eficiente, adoptando un liderazgo flexible.

Estos son los pilares que todo líder flexible debe tener presentes:

Ser empático: El líder debe saber comunicarle a los integrantes de su equipo qué se espera de cada uno de ellos, de modo que puedan autogestionarse y la flexibilidad se les sea otorgada de forma natural. Si el trabajador conoce cuál es su propósito de vida personal y cómo se alinea con su trabajo y objetivos de la empresa, será más fácil administrar su tiempo.

Tener confianza: Es necesario empoderar al equipo trabajando la confianza. Para ello se deben llegar a acuerdos de libertad que permitan cumplir objetivos. El líder tiene que trabajar bajo un acuerdo de seguridad y confianza, lo cual generará un ambiente productivo, donde se viva la congruencia y se asegure el cumplimiento de los objetivos.

Crear acuerdos de libertad: Cuando existe libertad y confianza es posible que una cultura flexible funcione. Se puede empezar por definir acuerdos y objetivos autogestionables y medibles. Al sentir la libertad, las personas reaccionan de manera positiva, lo cual aumenta su compromiso y genera más productividad dentro del área. Por ejemplo, si sabes que tus trabajadores tienen hijos y dedican tiempo a ayudarlos durante las mañanas con sus clases en línea, puedes cambiar las reuniones hacia la tarde o darles más tiempo para entregar algún pendiente.

Impacto social: Abre tu panorama y pregúntate cómo tu trabajo puede impactar de manera positiva a la sociedad. Es importante considerar que tu empresa sea socialmente responsable, lo cual genera grandes beneficios para todos los involucrados.

Siempre medir: Ser un líder flexible requiere métricas. Asegúrate que los horarios, fechas de entrega y resultados sean comunicados a todos los trabajadores y estos estén conformes con los tiempos fijados.

 

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Flexibilidad, Líder, Liderazgo

Cuenta la historia que en un antiguo y poco conocido monasterio zen, en las lejanas faldas del Himalaya, después de muchos años de cumplir sus obligaciones con diligencia y esmero, el guardián del templo fallece, debido al paso natural del tiempo. En ese momento, el gran maestro sabe que es necesario reemplazarlo, por lo que decide realizar una prueba para ello y convocar a todos los discípulos, sin importar el tiempo que tenían siendo parte de la comunidad. Esta era una decisión muy importante y trascendente para la vida en el monasterio, porque se debía nombrar a un sucesor, quien tendría el gran y alto honor de tomar el lugar, y cumplir las funciones del guardián del templo.

El gran maestro los reúne a todos en el gran salón, un espacio reservado para los eventos más importantes. Y cuando todos están reunidos, les dice: “Ante ustedes, voy a presentar un gran problema, para aquel que lo resuelva primero, estará reservado el gran honor de ser el nuevo guardián del templo”. Luego, abandona el salón y a su regreso, trae consigo un enorme y hermoso florero de porcelana, que tenía el más bello paisaje dibujado, con una hermosa rosa como elemento principal. Coloca el florero, sobre un banco de madera en el medio del salón y luego, señaló: “Este es el problema”, y se retiro a un lado del salón.

Todos los discípulos contemplaban perplejos y sin entender lo que veían. Por un lado, algunos se enfocaban en los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor, los detalles plasmados en el paisaje. ¿Qué representaba ese florero? ¿De qué se trataba el problema? ¿Era que el florero no debía estar sobre el banco de madera? ¿Quizás un florero tan fino no podía estar sobre una base tan sencilla? ¿Qué hacer? ¿Qué pensar? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados, pensando y analizando cual era el problema que les había planteado el gran maestro.

Después de algunos minutos, en los que predominaba la incertidumbre, un alumno se levantó, miró al maestro y a los demás discípulos, se acercó lentamente hacia el florero, lo miró detenidamente, y con una gran determinación, lo tomó y lo arrojó con fuerza al suelo. En ese momento, el resto de discípulos asombrados, consternados y en algunos casos hasta enojados, comenzaron a murmurar entre ellos, y esto sólo pudo ser interrumpido y detenido de inmediato por las palabras del gran maestro que atravesaron el salón: “Tú eres el nuevo guardián del templo”, dijo con firmeza.

Luego, el gran maestro explicó lo que había sucedido: Yo fui muy claro, sin embargo, ustedes no escucharon, les dije que estaban delante de un problema y deben tener claro, que no importa que tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen y deben ser resueltos. En este caso, se trató de un florero de porcelana muy hermoso, también podría haber sido un bello amor que ya no tiene sentido, quizás podría ser, el camino que debemos abandonar, pero que una y otra vez, insistimos en recorrer porque nos trae comodidad, porque es el más sencillo, pero no nos lleva a ningún lugar. Así que, para ustedes que no vieron el problema que tenían enfrente, y sólo se dejaron envolver en el, que se pusieron a divagar en las soluciones posibles, sin entender cuál o qué era realmente el problema que se les presentó, yo les digo, que sólo hay una manera de darle solución a los problemas, sólo existe una forma de lidiar con ellos: “atacarlos de frente.”

Entonces te pregunto: ¿Qué haces tú con los problemas?, ¿Qué haces tu con tus problemas?, ¿Te dejas envolver por ellos?, ¿Quizás los analizas, los piensas, los evalúas?, ¿Quizás los comentas, se los cuentas a las personas?

Como vimos en esta historia, cuando tenemos un problema, sea cual sea este, nuestro foco debe ser identificarlo y resolverlo. Lo que pensemos sobre el problema, no lo va a resolver. Lo que creamos sobre si es justo o injusto, no va a hacer que desaparezca. Mirarlo, y estar seguro de cual es nuestro problema, tampoco va a ser que se solucione.

Lo que debemos hacer es: ¡tomar acción y resolverlo! Quizás pueda que te toque hacerlo mas de una vez, quizás en el primer intento, con la primera acción, no lo logres resolver. Sin embargo, vas a estar mas cerca de resolverlo que si sólo sabes que existe, pero no haces nada al respecto.

Así que te invitamos a que, frente a tus problemas, tomes los pasos necesarios para que los soluciones. Primero los identifiques, decidas que o cuáles son las acciones que son necesarias y tomes acción inmediata encaminada a resolverlos.

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Creciendo entre amigos, Germán Díaz, Problemas

Al momento de comprar algún producto o tomar alguna decisión, comparar es una acción inevitable y positiva, en la medida en que nos permite elegir lo que es mejor para nosotros. Sin embargo, compararnos con otras personas no solo es odioso –como indica la frase popular-, sino que también limita el crecimiento personal y afecta la autoestima.

Según la escritora y psicóloga, Celia Antonini, realizar estas comparaciones genera mucho sufrimiento y malestar porque se crea una imagen equivocada de uno mismo. “Sus efectos pueden ser devastadores para la autoestima, pero, peor aún, nos hace sentirnos mejores o peores en relación a aquello que estamos comparando y eso provoca una distorsión en nuestra propia imagen», explicó a Infobae.

Con el uso masivo de las redes sociales, las comparaciones se vuelven todavía más injustas porque, con frecuencia, las personas solamente publican lo más positivo que les ocurre y las mejores imágenes que les toman. En un estudio realizado por una marca de belleza, hasta el 61% de las mujeres encuestadas admitía comparar su aspecto físico con el de otras mujeres en redes sociales, según reporta la revista Vogue.

Para Lidia G. Asensi, psicóloga consultada por ABC, detrás de la comparación existe otra motivación que es la idea de alcanzar la perfección. “Tenemos que tener cuidado con la perfección, dado que genera unas altas exigencias en nosotros y terminamos por no estar conformes nunca con lo conseguido. La perfección es una trampa la cual nos lleva a estar constantemente en el hacer”, advirtió.

Reconocer los logros personales

Para evitar caer en estas comparaciones, la especialista aconsejó identificar en qué momentos recurrimos más a la comparación, qué objetivos se persiguen y preguntarse si la comparación ayuda a lograr aquello que uno quisiera o si, por el contrario, nos limita.

“Es importante observar toda tu historia. Esto te permitirá ser más justo contigo mismo y entender por qué no has logrado determinado objetivo, así como valorarte a ti y a todo lo que has logrado. (…) Centrarte únicamente en lo que te falta no te permite disfrutar de lo logrado. No obstante, es importante tener en cuenta qué te gustaría conseguir. Todos aquellos objetivos que uno se proponga es importante que surjan de uno mismo y no de la comparación externa”, indica Asensi entre sus recomendaciones.

También es importante detectar los atributos que falten desarrollar, pero a través de experiencias elegidas para tener más momentos de los que enorgullecerse a diario. Cuando su inconsciente lo lleve hacia otras personas, lo aconsejable es concentrarse en uno mismo, en las metas que ha trazado y en su cumplimiento.

Florencia Andrés y Verónica de Andrés, autoras del libro “Renuévate con confianza total” aseguran que es difícil visibilizar los logros que obtenemos por un tema cultural. “En la sociedad en la que vivimos sucede algo muy extraño: nos educan para creer que valorarse a uno mismo está mal, que hablar de lo que hacemos bien es un signo de arrogancia”, indican.

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crecimiento personal, Logros personales

Un estudio realizado por Trabajando.com reveló que un 70% de los trabajadores peruanos encuestados sufre de estrés laboral en este contexto de pandemia. Entre los principales motivos por los que los peruanos sufren de este mal, un 39% dijo que esto tiene relación con la fuente de trabajo, un 27% con el desempleo y un 18% con las responsabilidades.

Por ello resulta tan importante que se genere el mejor ambiente posible en el ámbito laboral, de modo que este estrés pueda reducirse. Otro factor que entra a tallar es la relación de los trabajadores, en la que muchas veces puede aparecer la envidia laboral. El psicólogo clínico Nahum Montagud explica que la envidia en el trabajo aparece al sentir rabia por no poseer las potencialidades de otros compañeros, miedo a que uno sea menos valorado al ser comparado con los demás o temor a perder el empleo por percibir que no se está a la altura.

Al percibir estos casos, ¿qué puede hacer la empresa para evitarlo? Montagud indica que la empresa es tan responsable de las interacciones entre sus trabajadores como el personal mismo. Por ello, al ver malas relaciones interpersonales entre los trabajadores es recomendable plantearse algunos cambios para disminuir las tensiones, sobre todo si se busca que el rendimiento de la organización no disminuya. Estas son algunas acciones a considerar:

Dejar de lado las competencias

Es común que algunas empresas motiven la competencia entre sus trabajadores por un mismo puesto de trabajo o realizar algún tipo de tarea. Esto, que en principio puede parecer positivo porque podría fomentar un mayor empeño y dedicación, con rápidos resultados, implica ciertos riesgos. Es distinto motivar a los trabajadores a dar el máximo, y hacer que se perciban como enemigos, produciendo algún tipo de sabotaje. Si se detecta que en algún equipo hay personas propensas a la envidia y los celos, lo mejor será evitar algún tipo de competencia interna intensa.

Huir de comparaciones

Para evitar envidias innecesarias, lo mejor es evitar las comparaciones dentro de la organización, ya vengan del líder o de los compañeros. A un trabajador envidioso no le hará gracia saber qué dejan y que no dejan de hacer sus compañeros, especialmente qué bien lo hacen. Esto podría iniciar algún tipo de tensión en forma de pequeñas acciones dañinas de él hacia el resto del equipo.

 Sistema de recompensas transparente

Esto es recomendable para la persona que se encarga de los sueldos y ascensos de sus trabajadores. En toda empresa la gente corre el riesgo de compararse en función de la cantidad de dinero ganado cada mes y puede causar enfrentamientos envidias y celos. Lo mejor para evitar esto es crear un sistema de recompensas transparente, el cual consiste en explicar a los trabajadores los motivos de los ascensos, las subidas de sueldo, recompensas y otras formas de reconocer su buen desempeño laboral.

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Empresa, Profesional, Trabajo

El conocimiento que un ejecutivo tiene de la empresa o de la industria puede ser una de las razones que explican su elección como máximo responsable de la compañía o CEO (Chief Executive Officer). Sin embargo, su designación también puede obedecer a sus habilidades de liderazgo, una instrucción que no todos poseen y que pocos reciben de parte de su organización.

Desde el 2013, un estudio de The Miles Group y la Escuela de Negocios de Stanford, en la que participaron 200 directores generales de empresas, encontró que dos tercios de ellos no recibían asesoramiento sobre liderazgo fuera de sus empresas, pero que casi 100% decía que sí querían recibirlo para mejorar su desempeño.

De acuerdo a María Eugenia Pistacchia, country manager en México de Von Der Heide, en el coaching que se realiza a pedido de la organización, el CEO ya no acude tanto para corregir un problema, sino para prevenirlo.

“Si sabe que tiene que afrontar una transformación en la organización o es nuevo en ese rol va al coaching para apoyarlo en ese proceso, a veces también porque recibe uno u otro mensaje de la organización para alertarlo de que algo no está bien”, indicó al portal El Empresario.

Cómo se usa y para qué sirve

En líneas generales, el coaching viene a ser un proceso de acompañamiento interactivo que permite a los ejecutivos conocer sus incompetencias y, de alguna forma, reeducarlos para que reviertan esas dificultades en favor del equipo y la organización.

Para Mayte Tortosa, CEO y fundadora de YUcoach, plataforma de coaching profesional, en este momento de pandemia, el coaching es una herramienta que facilita la gestión de todos los cambios que están ocurriendo.

“Es una ‘vacuna’ para prevenir y tratar determinadas enfermedades contagiosas como la desmotivación, la falta de enfoque o la inacción porque estimula la generación de ideas llevadas a la acción (‘anticuerpos’) para la productividad, con lo que se consigue una ‘inmunización’ para el mediano y largo plazo”, explicó al portal RRHH Digital.

Según Francisco Cárdenas, chair de Vistage Perú, el coaching ayuda a comprender todo lo que interviene en el proceso de toma de decisiones, como las creencias o paradigmas. “El CEO que tiene un coach reconoce la importancia de escuchar y de hacer preguntas. Habla menos y logra conectar con la gente porque consigue una mejor empatía”, sostuvo.

También agregó que un CEO que ha recibido coaching está más abierto a leer mejor la situación, las conversaciones y la performance de la empresa y de quienes la rodean, lo que fortalece y acelera su liderazgo. “El proceso de coaching también permite que uno sea más consciente de la necesidad de apostar por el desarrollo de otros y delegar”, anotó.

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CEO, Coaching, Líder

Entre marzo de 2020 y marzo de 2021, especialistas del Hospital Edgardo Rebagliati atendieron más de 46 mil consultas de salud mental, según información de EsSalud. Los cuadros de ansiedad, estrés postraumático y depresión aumentaron debido al confinamiento y el coronavirus, indicó la Lic. María Elena Pizarro, psicóloga de dicho hospital.

Tomando en cuenta estas cifras y el contexto actual, es importante que sepamos cuidar de nuestra salud mental y empezar a gestionar nuestras emociones. Si bien nadie puede llegar a controlar totalmente sus emociones, podemos mejorar la forma en la que nos relacionamos con nuestra faceta emocional. La psicóloga Desirée Infante recomienda algunas claves:

Estructura tu jornada mediante un horario

Organizar tu día a día es una medida eficiente para centrarte y no dejar que la incertidumbre acerca de qué hacer y cómo usar tu tiempo te lleve a un estado de estrés o ansiedad. Lo recomendable es diseñar un horario detallado de todos los días de la semana e imprimirlo para poder colgarlo en algún lugar de tu casa, o llevar una agenda, ya sea física o digital con constancia.

Duerme lo suficiente

Descansar bien y las horas necesarias es un factor que previene síntomas de tipo ansioso y depresivo. Además, te ayudará a concentrarte en tus tareas, lo cual es muy importante para evitar que la acumulación de responsabilidades te cause problemas de tipo emocional.

Entiende que la incertidumbre siempre estará

Parte importante de gestionar las emociones pasa por comprender que no puedes saberlo todo. Tolerar la falta de información acerca de lo que ocurrirá es compatible con adoptar una mentalidad constructiva y centrarte en aquellas acciones que te parecen mejores dada una situación determinada y unos recursos concretos.

Detectar hábitos disfuncionales

Muchas veces participamos de nuestros desajustes emocionales sin darnos cuenta, realizando acciones que paradójicamente hacemos para intentar sentirnos mejor. Por ejemplo, los atracones sin tener hambre, o el hábito de fumar al sentir estrés. Saber cómo gestionar las emociones implica detectar esos patrones de comportamiento con “efecto rebote” y eliminarlos.

Incorpora ejercicios de relajación a tu día a día

Hay varios ejercicios bastante sencillos de aprender, y que puedes usar en los momentos en los que notes que tu nivel de ansiedad es más alto de lo normal. Por ejemplo, puedes empezar practicando técnicas de respiración diafragmática controlada, o por la relajación muscular progresiva de Jacobson.

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Emociones, Gestión

La retroalimentación o ‘feedback’ es una comunicación que se realiza dentro del equipo de trabajo para hacer evaluaciones y mejorar el desempeño de un área. Palabras como “es mejor hacerlo de este modo” o “buen trabajo” son ejemplos claros de que estos comentarios pueden ser positivos y deberíamos realizarlos y recibirlos con frecuencia.

Uno de los problemas con el ‘feedback’ según Galia MacKee, Consultora Senior at Cambridge International Consulting, es que es el receptor el que decide si lo acepta o no, y esta habilidad no es innata, hay que cultivarla.

“Si bien las personas estamos orientadas al aprendizaje, aprender sobre nosotros mismos no es un proceso fácil ni necesariamente placentero. Junto con nuestro deseo de aprender está nuestro deseo de ser apreciados, aceptados y respetados, tal como somos”, explicó en una columna para el portal Infocapital Humano.

Claves para hacerlo bien

En líneas generales, una retroalimentación eficaz es oportuna, porque se realiza lo más cerca posible a la acción por mejorar, es objetiva, porque apunta al comportamiento y no a la persona en sí, y su intención es positiva, no busca castigar. Como en estos casos la forma es tan importante como el fondo, Pilar Jericó, empresaria, conferenciante y colaboradora de El País, aconseja seguir estas recomendaciones:

Buscar el momento adecuado. Lo ideal es esperar a que la otra persona puede estar más receptiva, pero tampoco espere semanas, meses o años.

Escoger el mejor canal. El texto escrito es muchísimo más frío que una llamada y que una comunicación cara a cara. Si el tema es importante, es mejor quedar con la otra persona para tener esa conversación en persona.

Un mensaje que sea aplicable. Por ejemplo, decir “no me gusta tu manera de hablar” deja a la otra persona sin saber qué cambiar. Es diferente de “tu tono de voz es muy alto”, al menos ya sabe que podría descender algunos decibelios su tono de voz.

Cuidado con las palabras prohibidas. Evite palabras como “siempre” o “nunca”. Por ejemplo, “nunca sacas la basura”. Otra palabra peligrosa es “pero”. Si dice “Cuánta iniciativa tienes, pero qué mal trabajas en equipo”, seguramente, la persona recordará solo lo último.

Específico y útil. Evite dar mil y una vueltas con una gran cantidad de datos, sin hacerle ver qué puede hacer para resolverlo.

Por último, Julián Torres, administrador de empresas de la Universidad de los Andes, comenta en un artículo para Forbes Colombia que lo más sano para las organizaciones es mostrar que todos pueden dar ‘feedback’. Si esto se desincentiva, se corre el riesgo de estar en la oscuridad sobre los problemas reales de la compañía y que se produzcan fugas de talento porque prefieren irse de un lugar donde no pueden dar su opinión.

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Feedback, Transparente

A muchas personas les ha sucedido alguna vez que logran algo muy ansiado y tienen la sensación de que el mérito es en realidad una casualidad o cuestión de suerte en lugar de considerar el esfuerzo realizado. Este es un ejemplo muy claro de cómo funciona el Síndrome del Impostor.

El psicólogo David Espinoza explica que aproximadamente, siete de cada diez personas han sufrido de este síndrome en algún momento de sus vidas. El Síndrome del Impostor se define como el disgusto psíquico y emocional que ha sido directamente relacionado a la emoción individual de no ser merecedor del lugar y/o reconocimientos que se encuentra ocupando o gozando por fruto de sus habilidades personales en los niveles laboral, académico y social.

Este síndrome suele aparecer en estudiantes con excelentes notas y, en mayor medida, en profesionales exitosos. Su aparición tiene una alta correlación con la baja autoestima y el pobre autoconcepto de la persona. Otro factor importante para su aparición suele ser la actitud despectiva o crítica por parte de personas que comparten el entorno del sujeto trastornado que envidian sus logros.

La persona que se encuentra sufriendo esta condición siente que nunca está a la altura de aquello que goza fruto de su éxito y capacidades. El individuo tiene la constante sensación de no ser lo suficientemente bueno en lo que hace, además de catalogarse como inútil o incapaz. Además, puede llegar a acusarse a sí mismo de ser un impostor, un completo fraude en todo lo que realiza. A esto se debe el nombre de esta condición.

¿Cuáles son los síntomas?

El psicólogo explica que algunos de los síntomas más comunes de este síndrome son:

-Recurrente falta de confianza en las propias competencias.

-La constante creencia de que los logros y éxitos no son merecidos.

-Considerar que los aciertos son debido a la suerte, al azar, o a que otras personas involucradas son más poderosas y han ayudado a conseguirlos.

-Miedo permanente a que las demás personas que pueden estar siendo “engañadas” por el individuo descubran su “fraude”.

-Constante inseguridad y falta de confianza en el ámbito académico, laboral y social.

-Persistentes expectativas de fracaso seguro ante situaciones similares las cuales han sido superadas con éxito por el propio individuo en eventos anteriores.

Baja autoestima. Sin razón aparente aparecen cuadros sintomáticos de corte negativo tales como: ansiedad, tristeza, desesperanza.

¿Cómo superarlo?

Esta sensación de no estar lo suficientemente preparado o ser suficiente desaparece a medida que pasa el tiempo y la persona obtiene más experiencia en el campo en el que se desenvuelve.

Para superar el Síndrome del Impostor, es importante que la persona no rechace ni ignore cumplidos o felicitaciones, pues son fruto de su esfuerzo. Así se empezará a moldear los pensamientos y empezar a desarraigarse poco a poco de la falsa idea de que el éxito es por causa del azar.

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Síndrome impostor
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