En estos días, en que las palabras “socialismo” y “Cuba”, entre otras, vienen siendo asociadas a lo más parecido al infierno en la tierra, se me antojó reconectarme con una de las producciones musicales más bonitas y simbólicamente importantes que hayan brotado de la vieja isla, gracias a la conjunción de la voluntad integradora de dos artistas foráneos –un músico norteamericano y un cineasta alemán- que, como siempre ocurre, ven más allá de las mezquindades e intereses retorcidos de la política y revaloran las manifestaciones orgánicas nacidas de la tradición y el talento, la idiosincrasia verdadera del siempre manoseado y abusado “pueblo” (yo prefiero usar el término “población”), manoseado y abusado por dictadores, autoridades y eternos candidatos ávidos de poder. 

Después de casi 25 años de su lanzamiento original, Buena Vista Social Club –tanto el álbum como el documental, aparecidos uno detrás del otro entre 1997 y 1999- supera largamente la prueba del tiempo para convertirse en un clásico moderno, un rescate auténtico y bien intencionado de la riqueza musical de la Cuba que conquistó al mundo en las décadas previas a la llegada de Fidel Castro. Como siempre, la música funcionó en esa época como catalizador del sentir popular –la alegría, el ritmo, la sensualidad, el romance- ante una situación patética: el entreguismo absoluto por parte de la administración de Fulgencio Batista, que convirtió a La Habana en el patio de juegos de los Estados Unidos, motivo central de la irrupción de los barbudos, con las consecuencias que todos conocemos: la crisis de 1961-1963, la gesta del Che, el bloqueo, la corrupción en el eterno reinado de los uniformes verde olivo.

Escuchando las canciones de Buena Vista Social Club uno puede llegar a sentir que está caminando por las calles de La Habana Vieja, aun sin haber pisado nunca la capital isleña. Este efecto, que también consigue Wim Wenders (Düsseldorf, 1945) con su extraordinario documental, es mérito del trabajo acucioso y, sobre todo, lleno de respeto, del guitarrista Ry Cooder (Los Angeles, 1947), instigador principal de esta reunión de artistas de la Cuba pre-revolucionaria que, tras ser muy conocidos en la isla y en el resto de Latinoamérica en los años cuarenta y cincuenta, habían caído en un injusto retiro y olvido. 

La mayoría de ellos en plena tercera edad –y, en el caso de Compay Segundo, del legendario dúo Los Compadres, rozando la cuarta- fueron redescubiertos gracias a Cooder y su cómplice cubano, el músico Juan de Marcos González, director de Sierra Maestra, una agrupación que recogió el legado y tradición musical de aquella Cuba con una mezcla de boleros, guajiras, sones, guarachas y descargas. 

De Marcos ayudó a Cooder –inquieto y recorrido músico que trabaja desde los años setenta con estrellas del rock y blues experimental como, por ejemplo, Taj Mahal, Santana, Captain Beefheart, Ali Farka Touré, entre otros, además de tener él mismo una muy estimable discografía personal de blues, country, world music y banda sonoras para cine y TV que supera la veintena de títulos- a juntar a todas estas leyendas vivas de la música cubana para grabar este disco titulado Buena Vista Social Club, nombre original de un nightclub habanero en donde muchos de estos artistas fueron aplaudidos en sus años juveniles. 

La atmósfera sonora es profundamente tradicionalista, con un par de ventajas: la alta fidelidad alcanzada gracias a las modernas técnicas de grabación existentes a finales de los noventa -algo imposible en las épocas en que estos intérpretes trabajaban-; y los arreglos preciosistas de Cooder y De Marcos, con el primero de ellos introduciendo los característicos «soundscapes» de su guitarra slide, sutiles ventarrones de electricidad en medio de un ensamble 100% acústico. 

En contraste, Compay Segundo (nombre real: Francisco Repilado), a sus 89 años al momento de las sesiones, demuestra vitalidad e inspiración con magistrales interpretaciones en voz y tres, el instrumento cubano de tres pares de cuerdas que dio origen al cuatro portorriqueño (difundido ampliamente por Yomo Toro con la Fania All Stars durante su época dorada), en canciones como Chan Chan (son escrito por él en 1987), y dos boleros: Veinte años, cantado a dúo con Omara Portuondo, vocalista de suave registro que, al momento de ingresar a los estudios EGREM de La Habana para este álbum, tenía ya 66 años de edad y una trayectoria amplísima en su país, que incluye una curiosa anécdota, conocida por pocos: fue ella quien presentó a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, cuando ambos apenas pasaban los 20 años de edad, en una de las jornadas previas a la formación del Grupo de Experimentación Sonora del Instituto Cubano de Artes e Industrias Cinematográficas (ICAIC), que daría nacimiento al movimiento de la Nueva Trova Cubana. 

Para el tema ¿Y tú qué has hecho?, compuesto en los años veinte por el trovador cubano Eusebio Delfín, Compay graba ambas voces, primera y segunda, y realiza hermosos arpegios de tres, acompañado por la slide de Cooder. Elíades Ochoa, ligeramente más joven, interpreta una cadenciosa versión de El carretero, clásico de Guillermo Portabales, e impone su presencia como vocalista y guitarrista a lo largo del disco. El álbum termina con La bayamesa, de Sindo Garay, el trovador cubano más representativo de finales del siglo 19 e inicios del siglo 20.

Los otros dos casos emblemáticos son los de Ibrahim Ferrer (voz, percusiones) y Rubén González (piano), de 70 y 77 años respectivamente, en aquel lejano 1996. Escuchar a Ferrer en clásicos como Dos gardenias o Murmullo son muestras de cómo se canta realmente el bolero; o sus fraseos en descargas como De camino a la vereda, Candela o El cuarto de Tula, simplemente fantásticos. Y en cuanto a González, pues se trata de un eximio pianista que había trabajado junto a Beny Moré y Arsenio Rodríguez, dos íconos de la música cubana, y era descrito como «el Thelonious Monk de Cuba». Gonzáles derrocha energía y sabor en los instrumentales Pueblo nuevo y Buena Vista Social Club, la primera escrita por él y la segunda por Orestes López, hermano de Israel «Cachao» López y padre de Orlando «Cachaíto» López, quien es el contrabajista en este disco. El patriarca de esta familia de contrabajistas es considerado uno de los creadores del mambo y el danzón, géneros cubanos por excelencia. 

Otros músicos de la misma generación que fueron convocados para estas sesiones -de las cuales también salió el disco A toda Cuba le gusta (1997), bajo el nombre Afro-Cuban All Stars, dirigidos también por Juan de Marcos-, fueron el trompetista Manuel «Guajiro» Mirabal, los vocalistas Pío Leyva y Manuel «Puntillita» Licea y el timbalero Amadito Valdés. Los músicos más jóvenes del ensamble son, precisamente, Juan de Marcos González y el laudista Barbarito Torres, quien se luce en El cuarto de Tula, los cuarentones del disco. Y, por supuesto, el hijo de Ry Cooder, Joachim, de solo 18 años, quien participa como percusionista. 

Varios de los integrantes de Buena Vista Social Club se hicieron muy famosos entre el público mundial después de esta exitosa aventura –el film recibió varios premios internacionales y una nominación al Oscar el año 2000- e incluso revitalizaron sus carreras con posteriores lanzamientos enmarcados en la onda comercial de la «world music». El 2008 se lanzó el disco doble At Carnegie Hall que recoge la actuación del grupo en la prestigiosa casa de conciertos de New York, ocurrida diez años antes. En este enlace pueden ver la versión de Chan Chan de aquel show, incluida en el documental de Wenders. En 2017 se estrenó otro documental, Buena Vista Social Club: Adiós!, en el que se cuenta la saga del proyecto en su vigésimo aniversario. 

Lamentablemente, los fallecimientos de Manuel «Puntillita» Licea (2000, 79 años), Compay Segundo (2003, 96), Rubén González (2003, 84), Ibrahim Ferrer (2005, 78), Pío Leyva (2006, 89) y Orlando «Cachaíto» López (2009, 76); aunque comprensibles por sus avanzadas edades, dejaron nuevamente huérfana a la música latina, que quedó a merced de la timba, la bachata y el reggaetón. 

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Actualidad, Opinión

A diferencia del 2016, uno de los hitos de Keiko Fujimori para esta nueva campaña electoral ha sido la reconciliación con su padre, el exdictador Alberto Fujimori. De hecho, hace una semana la candidata reconoció que recibe consejos de este y, a inicios de abril, señaló que lo iba a indultar “si es que se me da la confianza” 

Sin embargo, el expresidente aún tiene millonarias deudas con el país. De acuerdo a información oficial de la Procuraduría Especializada en Delitos de Corrupción que obtuvo Sudaca, Alberto Fujimori no ha pagado las reparaciones civiles por tres procesos penales en los que fue condenado.

 

Casos

El primer caso corresponde a un proceso por peculado doloso y falsedad genérica en los que quedó demostrado que Fujimori se apropió ilegalmente de S/52,5 millones junto a su exasesor Vladimiro Montesinos y los exministros Carlos Boloña Behr, Carlos Bergamino Cruz y Guillermo Salas Guevara Schultz.

Por estos hechos, Fujimori fue condenado en julio de 2009 a 7 años y 6 meses de pena privativa de la libertad y la inhabilitación por 2 años y 10 meses para ejercer cualquier cargo público. En aquella oportunidad se le fijó una reparación civil de S/3 millones que debían pagar entre todos sus cómplices. A la fecha, sólo se han saldado S/876.618.

Teniendo en cuenta los intereses generados desde la condena, la Procuraduría le atribuye a Fujimori una deuda de S/5.142.824,98.

El segundo caso corresponde a un proceso de peculado doloso, cohecho activo e interferencia o escucha telefónica. La condena está relacionada con el control de medios de comunicación, como fue la adquisición de canal 10 y la compra de la línea editorial del diario Expreso, con el objetivo de alcanzar la fraudulenta reelección del 2000.

Asimismo, junto con Montesinos, los ministros de Defensa, del Interior y el jefe del SIN, ejecutaron el ‘Plan Emilio’, que consistía en interceptar las comunicaciones de periodistas, políticos y demás personajes incómodos al régimen.

En setiembre de 2009, Fujimori fue condenado por este caso a 6 años de pena privativa de la libertad efectiva y se le fijó una reparación civil de S/.24.060.216. Hasta el 2017, por el incumplimiento en el pago, la deuda creció a S/45.859.447,47.

Además, se resolvió que Fujimori pague S/107.000 a cada uno de los 28 agraviados (unos S/3 millones en total), entre los cuales figuran César Hildebrandt, Cecilia Valenzuela, Alberto Borea, Javier Pérez de Cuéllar y Javier Diez Canseco. En la documentación enviada por la Procuraduría no se precisa si se ha realizado el pago a estos personajes.

La tercera arruga que tiene Alberto Fujimori con el Estado tiene que ver con una condena por usurpación de funciones, por la cual se le impuso una reparación civil de S/400.000 y dos años de inhabilitación en cualquier cargo público. El caso está relacionado al teatro que armó el expresidente para, supuestamente, capturar a su asesor Vladimiro Montesinos. Para el “operativo” se llegó a suplantar al representante del Ministerio Público y se allanó la casa del “doc” sin orden judicial. Los intereses han hecho que la deuda se incremente a S/687.010,39.

En total, según el informe de la Procuraduría Anticorrupción, Fujimori tiene una deuda de S/51.689.282,84, incluyendo los intereses solicitados que representan casi la mitad (S/24.229.066,84) y que están pendientes de una pericia en la Vocalía Suprema de Instrucción del Poder Judicial desde el 2017.

Sin embargo, el exmandatario “no ha abonado ningún monto por concepto de reparación civil”, apunta el documento. La Procuraduría precisa que Fujimori no cuenta con ningún bien que amerite interponer alguna medida cautelar, aunque se ha enviado un oficio a la Universidad Agraria La Molina (UNALM), para embargar su pensión de excatedrático; y al Congreso, para verificar si es que cobra su pensión como expresidente.

La UNALM informó que, a partir de julio de 2017, se reactivó la pensión de cesantía a favor de Fujimori por S/1.589, pero de acuerdo al Código Procesal Civil dicho ingreso no se puede embargar. Por el lado del Congreso, la respuesta fue que “no existe disposición de reconocimiento de pensión a favor del señor Alberto Fujimori Fujimori, ni ha recibido solicitud al respecto”.

El autor de este artículo se contactó con el abogado del expresidente, César Nakazaki. Este señaló que, al sólo tener ingresos por pensión o regalías que puedan generar sus cuadros o algún libro, “las reparaciones civiles millonarias no se establecieron para ser pagadas, sino con el único propósito de alargar la carcelería». Evitó referirse así a los intereses generados durante estos años y si su patrocinado ha decidido pagar o no su deuda con el país.

Otros deudores

Por otro lado, del elenco corrupto que protagonizó el régimen de Fujimori, quien lidera el ranking de deudores es justamente su exasesor Vladimiro Montesinos con S/548,1 millones de los cuales sólo ha pagado S/10,7 millones.

Le sigue César Victorio Olivares, quien fue gerente general de la Caja de Pensiones Militar Policial, con una deuda de S/340,6 millones, de los cuales apenas ha pagado S/10.000. A continuación, están José Francisco Crousillat Carreño y José Enrique Crousillat, quienes deben aún S/79,5 y S/77,1 millones respectivamente.

La lista la integran también los tristemente célebres hermanos Winter con un saldo por S/12,4 millones de soles; Víctor Joy Way, con S/9 millones; y el publicista Carlos Raffo, con S/2,3 millones de soles de saldo pendiente. Raffo ha sido relacionado por varios medios de comunicación como consejero de Keiko Fujimori en temas publicitarios para esta campaña.

La candidata Keiko Fujimori ha manifestado que su padre no será funcionario, pero que sí es motivo de orgullo contar con sus consejos. Quizá tendría más orgullo si es que el exmandatario decidiera cumplir con sus deudas.

Lista de deudores a marzo de 2021.
Lista de deudores a marzo de 2021.

 

Deuda de Alberto Fujimori con el Estado a 2021.

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Alberto Fujimori, Fuerza Popular, Keiko Fujimori, Vladimiro Montesinos

Ceviche, arroz con mariscos y chicharrones son los platos fuertes de este embajador de la cocina peruana que el año pasado conquistó Netflix

“La comida en el Perú es más fuerte que el fútbol. Estoy orgulloso de haber nacido acá y de haberme quedado acá a hacer patria”. La frase es de Tomás Matsufuji, o Toshi, como lo llaman sus amigos. Es un cocinero peruano de 39 años y dueño de uno de los huariques más prestigiosos del país: Al Toque Pez, una cevichería ubicada en la cuadra 8 de la avenida Angamos, en Surquillo, y que reivindica a la cocina de la calle, el sabor del barrio.

Toshi ha hecho de Al Toke Pez un lugar de culto. Aunque él no lo acepte y niegue cualquier adjetivo superlativo que se le otorgue. Su fama es tal que en julio del año pasado protagonizó -y aún sigue disponible- uno de los capítulos de Street Food Latinoamérica, una serie de Netflix donde se cuentan las historias de los mejores cocineros de la calle de toda Latinoamérica. Con su aparición en la plataforma de streaming, Toshi se convirtió en el nuevo embajador de nuestra gastronomía.

“Salir en Netflix no significa que yo le haya ganado a nadie. No soy el mejor cevichero, ni si quiera soy el mejor del barrio”, dice con una sonrisa pícara, contagiosa. De esas que suelta a cada momento como un sello propio.

“Sé que la aparición en Street Food me trajo popularidad, pero soy consciente que hay más por trabajar. Yo no estoy buscando algo en la vida. Solo quiero disfrutarla y es lo que estoy haciendo”, cuenta.

La historia de Toshi está llena de paradojas. Es ingeniero agrícola por la Universidad Agraria La Molina. Es doctor en Química supramolecular, graduado en Inglaterra. Pero es, ante todo, un tipo de retos: dejó su carrera de científico para convertirse en el nuevo promotor de nuestros ceviches, chicharrones y arroces con mariscos ante el mundo.

“Trato de sacar adelante a mi país, aunque sea en este huequito. Que cada turista que venga diga que lo mejor que ha probado en el mundo es la comida peruana. Esa es mi misión”, dice, quien hace uso de sus conocimientos en química para hallar los toques de sabor exactos en todos sus platos.

El local de Toshi se ubica en el 886 de a avenida Angamos, en Surquillo. Es un local pequeño que de momento atiende pedidos por delivery (los envía en una caja con bolsas selladas al vacío) o sus clientes pueden recoger su pedido en la puerta del restaurante.

Cuando Al Toke Pez abría sus puertas, en las afuera de la avenida Angamos, era visitado por periodistas especializados, críticos gastronómicos de todo el mundo y personas que llegan de todo lado para probar su sazón.

En las afuera de su local se formaban largas colas que hacía pensar en una expansión. Pero Toshi no lo ha pensado. Prefiere su local pequeño y “feo” como él lo califica: “porque es parte de su esencia”. Una mística que viene acompañada con el ruido de combis, bocinazos de taxis… la bulla de la caótica ciudad que rodea su espacio vital: Al Toke Pez.

“Mi comida representa lo que somos los peruanos. Es de bastante imaginación. Somos un país con bastante imaginación, con ganas de salir adelante”, dice.

Toshi y el retorno

Cuando Toshi tenía 29 años regresó de Inglaterra. Desistió de su carrera y prefirió lavar platos en La cocina de Darío, el restaurante de pescados y mariscos de su padre, Darío Matsufuji, el gran promotor de la comida nikkei en el Perú. Ahí fue adquiriendo los conocimientos gastronómicos que más tarde lo llevaron a ser considerado un estupendo cevichero.

“Mi padre era un virtuoso de la cocina. Era un cocinero de fuego fuerte. Lo que siempre me dijo fue “sino vas a hacer las cosas bien, entonces no hagas nada”. Yo creo que es la mejor lección que me dejó”.

Y es que Toshi es heredero de una tradición gastronómica. La familia de su padre fundó el mítico Matsuei de la avenida Canadá. Además, su papá creo los restaurantes el Tío Darío (en Limatambo) y La Cocina de Darío (en Petit Thouars).

“Toshi ha tenido una buena escuela que es la de su padre. Esto a él lo ha marcado, lo ha forjado”, cuenta Israel Laura, amigo de Tomás Matsufuji y agrega: “Yo no creo que él tenga como fin convertirse en un ícono de la cocina”.

Lo que dice Israel Laura es cierto. Toshi es alguien sin pretensiones. Quienes lo conocen lo tildan como un tipo tímido, sarcástico, dueño de un carisma natural y un emprendedor nato que decidió hacerse de su propio camino: antes de heredar el imperio gastronómico de su padre, prefirió hacer su propio huarique.

Platos fuertes

La carta de Toshi –que además es un guitarrista de rock frustrado- consta de cinco platos fuertes: cebiche, chicharrón, leche de tigre, chilcano y parihuela. Chicha morada para acompañar.

“A mí me gusta servir de frente al plato, tirar el arroz como caiga, me gusta la tosquedad. Si miras la calle, así es mi cocina: desordenada, pero dentro de todo ese caos todo tiene sentido”, cuenta este maestro de la cocina peruana.

Aunque detesta la fama, los visitantes a su local ahora le piden selfis. ¿Cómo es eso de sentirse reconocido?, le preguntamos. “Es bonito, ¿no? Yo no soy un ejemplo, pero sí soy una persona con la que otra persona se identifica. Por ese lado creo que ha sido el éxito total”.

Antes de terminar la entrevista le preguntamos Toshi, como vive esta pandemia y cómo adaptó su negocio a la nueva normalidad. La respuesta fue muy sencilla: “Yo no tengo ningún plan. Soy de las personas que, en momentos difíciles, ahorran energías y recursos. No hay que ponerse a hacer locuras ni arriesgar lo que uno no tiene, con un futuro incierto. Fundé hace nueve años en Al Toke Pez, trabajando, pensando en el día a día. Mi plan es sobrevivir, que no falte ningún ingrediente y aguantar, como la mayoría de restaurantes del país”.

 

Pedidos:

Dirección: Avenida Angamos 886, Surquillo.
Whatsapp: 946-272779

 

Fotoportada: Leyla López (imágenes: Revista Cosas e Instagram)

 

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Al Toke Pez, Matsufuji, Toshi

El candidato Pedro Castillo ha empezado a moderar su discurso confrontacional. Intuye que con la persistencia radical de finales de primera vuelta y primeros tiempos de la segunda podía ir amasando un antivoto importante (ya la encuesta de Datum muestra que hay tanto anticomunismo cojo antifujimorismo).

Con ello desafía a Keiko Fujimori, quien tiene tremendo reto por delante. No le basta el terruqueo ni el antichavismo, aunque el argumento sí resuena. Ha empezado una eficaz campaña de marketing peruano/antiperuano, que es tan potente como la de Castillo pobres/ricos, pero aún así, eso no le será suficiente.

La candidata de Fuerza Popular debe asegurar la defensa del modelo -fuente primigenia de su base electoral-, pero a la vez debe reducir el enorme antivoto que sufre y, no bastando con ello, debe recuperar el espíritu auroral anti establishment del fujimorismo.

Quien mejor exprese el humor ciudadano, su malhumor para ser más preciso, podrá conquistar a los sectores populares, muchos de los cuales no han sido beneficiarios del modelo económico y otros han sido expulsados de sus logros por culpa de la recesión pandémica.

A ellos se suma el enorme bolsón poblacional de gente que no recibe nada del Estado y así identifica al modelo. Con una salud pública de país del cuarto mundo, con una educación pública que no es inclusiva ni igualitaria y con una seguridad que parece coto exclusivo de los ricos, no hay ciudadanía capaz de ser integrada al statu quo.

¿Cómo lograr que la defensa del modelo comulgue con la crítica al Estado asociado a él? Ese es el desafío de Keiko Fujimori y de la derecha peruana en general. Castillo, y la izquierda en particular, la tienen más fácil. Su discurso antisistema prende con mayor facilidad (en gran medida, el fracaso electoral de Verónika Mendoza pasa por haber rebajado ese perfil confrontacional en el tramo final de la primera vuelta).

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Elecciones, Keiko Fujimori, Pedro Castillo

Alejandro Aguinaga Recuenco, médico de cabecera de Alberto Fujimori, exministro de Salud del expresidente y excongresista entre el 2006 y el 2016, ha sido elegido nuevamente parlamentario por la bancada de Fuerza Popular, el partido que quiere llevar al poder a Keiko Fujimori.

Aguinaga fue el más votado del fujimorismo en Lambayeque y el quinto en toda la región con 9,541 votos. Esto pese a que tiene abierto una investigación fiscal de la cual es notorio protagonista: las esterilizaciones forzadas ocurridas durante el segundo mandato del condenado Alberto.

Por estos días el fiscal Pablo Espinoza viene sustentando su acusación contra Aguinaga, Alberto Fujimori y otros funcionarios como autores mediatos del delito contra la Vida, el Cuerpo y la Salud por la muerte de cinco mujeres y por haber lesionado a más de 1.300 “en un contexto de grave violación de derechos humanos”, de acuerdo a la acusación que Sudaca pudo revisar.

Pese a que el caso tiene más de 20 años, recién hace poco se iniciaron las audiencias con el objetivo de que pase a una investigación judicial. Para Milton Campos, abogado de Demus que patrocina a algunas de las víctimas, la demora se debió a «una deficiente conducción y tratamiento por un sector de la fiscalía que irregularmente decidió archivar el caso en tres oportunidades”. Además, considera, esta pesquisa “tiene un elemento político indesligable».

La historia de las esterilizaciones empezó hacia el inicio del gobierno de Fujimori, cuando este anunció que 1991 sería “el año de la austeridad y la planificación familiar”. Al año siguiente, el gobierno decidió que el título se amplíe a toda la década.

A inicios de 1996, el entonces ministro de Salud Eduardo Yong aprobó, mediante una resolución ministerial, el ‘Programa de Salud Reproductiva y Planificación Familiar 1996-2000’ donde se incluyó la gratuidad de métodos anticonceptivos e intervenciones quirúrgicas de esterilización. Aguinaga era entonces viceministro de esa cartera y hacia 1999, en lo peor del régimen, fue nombrado ministro.

Según la Defensoría del Pueblo, el método de la intervención quirúrgica (llamada Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria -AQV) fue priorizado por encima de los otros. Las cirugías debían ser voluntarias y solo necesitaban del consentimiento escrito de la usuaria.

Pero la acusación explica que el consentimiento, en realidad, se convirtió en imposición o chantaje en las zonas más pobres del país. Según recoge la fiscalía, a Lucinda Primo Matto, una de las víctimas, “en diversas oportunidades, el personal de salud le dijo que se ligue las trompas, a lo que ella se negaba, por lo que la amenazaron diciéndole que si no accedía al procedimiento la iban a multar”.

En el caso de Felipa Cusi Condor, personal de salud llegó a su casa en 1997 para decirle que debía someterse a la ligadura de trompas y, tras negarse, le indicaron que sus hijos no iban a poder estudiar.

De acuerdo a la misma documentación, a Vicentina Usca Ccopa, que acababa de dar a luz a su último hijo, se le dijo que debía ligarse las trompas y que, si no lo hacía, no le iban a dar los documentos de su recién nacido.

Otro caso que se reseña es el de Ernestina Canlla Cárdenas, que había dado a luz a sus anteriores hijos en casa. Canlla recibió la visita del personal de salud de la posta de su localidad. Como se había negado a pasar por el proceso en el establecimiento de salud, dicho personal le gritó y le dijo que debía ligarse las trompas “porque estaba pariendo como animal” y no tenía dinero para solventar a su familia. Además, se le amenazó diciéndole que, si no lo hacía, vendrían con la policía y no le reconocerían a sus hijos.

A 273.684 mujeres se les realizó esterilizaciones a través de cirugías entre los años 1996 y 2000, siendo 1997 el año con mayor incidencia, con 120.056 casos. A partir de 1998, las intervenciones fueron cada vez menores por investigaciones y denuncias por violación de los derechos humanos.

 

¿Cuál fue la justificación?

El gobierno de Fujimori, según recoge la acusación del fiscal Pablo Espinoza, identificó una relación negativa entre el crecimiento poblacional y el económico en 1991. Con esa base se elaboró el plan de 1996, principalmente en zonas rurales de la selva y sierra, donde las mujeres mantenían patrones reproductivos de hasta más del doble respecto a las zonas urbanas, de acuerdo al gobierno de turno.

Con ello, se buscó reducir el ritmo de crecimiento de la población a no más del 2% anual y se estableció que la tasa de fecundidad de mujeres en áreas de mayor pobreza no debía superar el nivel de tres hijos cada una.

Bajo ese marco, se empezaron a desarrollar campañas con el Minsa y el Instituto Peruano de Seguridad Social asistidas por USAID (la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional que luego se retiró tras alertar ilegalidades), el Fondo de Población de Naciones Unidas y otras ONG.

En el papel, el gobierno tenía como meta practicar el método quirúrgico a las parejas que tuvieran más de cuatro hijos. Pero en la práctica, se terminó por esterilizar a mujeres que, incluso, no tenían descendencia.

La Defensoría del Pueblo ha señalado que se esterilizaron a mujeres que eran analfabetas, que no se mostraron otras opciones anticonceptivas en muchos casos, que no se hallaron las autorizaciones y que se usaron escasamente los formularios de consentimiento.

Para cumplir con el objetivo en un corto plazo, se empezó a exigir cuotas a cambio de diversos incentivos a los establecimientos de salud, a la población y al personal médico.

Asimismo, surgieron denuncias de ofrecimientos de alimentos y ejecución de ligaduras a través de engaños, las cuales fueron reveladas por algunos médicos de aquel entonces. Esto se hacía, en gran parte, a través de festivales de salud en los cuales se daban incentivos a los líderes locales de los programas mediante alimentos y hasta viajes a un lugar del país, según la fiscalía.

Hacia el 2001, de acuerdo a información de 34 Direcciones de Salud de los diversos departamentos, se registraron 1.599 complicaciones por las intervenciones quirúrgicas. Esto debido a la mala calidad en la atención y a las mentadas (y nefastas) cuotas basadas en desempeño, según informó la misma USAID.

De hecho, se registraron cinco muertes, además de 1.316 personas con lesiones graves, según un informe del Minsa del 2003.

Alejandro Aguinaga, flamante parlamentario, es acusado por su participación como ministro de Salud entre abril de 1999 y noviembre del 2000. Además, al haber sido viceministro de Salud entre 1994 y 1999, ejecutó la política del sector y habría visitado centros de salud a nivel nacional para aplicar el “método de planificación permanente”.

Asimismo, como ministro, dio cuenta mensualmente al expresidente Fujimori sobre el avance de las metas a nivel nacional, así como los problemas en su desarrollo. Aguinaga, de acuerdo a la fiscalía, se reunía con los directores regionales de salud para dar énfasis a las anticoncepciones quirúrgicas y promover los festivales de la salud, “impartiendo directivas y órdenes” para “alcanzar el fin político de mayor crecimiento económico a través de la disminución de la pobreza mediante la reducción de la tasa de natalidad”.

Keiko Fujimori no se ha pronunciado por este caso relacionado a uno de sus congresistas y a su propio padre. Por el contrario, ha anunciado que de ser presidenta indultará a Alberto Fujimori.

Sí se pronunció respecto al caso VacunaGate, que también involucra a Aguinaga, pero justificando que lo hizo por ser ‘consultor’ en el ensayo clínico. «En lo personal, considero que haber solicitado la vacuna para su esposa me parece una gran falta de empatía y solidaridad con la población», matizó a mediados de marzo. Pero no hubo mayores consecuencias dentro de la tienda naranja.

Según la fiscalía, más de mil mujeres fueron despojadas de su elección de procrear, en la búsqueda de mejorar la economía del país, de manera forzosa y violando sus derechos humanos. Pasará algún tiempo más, sin embargo, para saber la fecha en que el juzgado de crimen organizado se manifieste a favor o en contra de que el caso pase de la fiscalía a la etapa de investigación judicial. Si fuese así, el plazo de esas pesquisas debe ser de ocho meses, con una posible ampliación de cuatro más. «Si mantenemos el ritmo de audiencias establecido inicialmente por el juez, en no menos de un mes se estaría decidiendo», dice el abogado Milton Campos.

 

Sudaca buscó al doctor Aguinaga, pero se limitó a dejar en visto los mensajes que solicitaban su versión.

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Elecciones 2021, Fuerza Popular, Keiko Fujimori

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 115: Hoy 22/04/2021. Pedro Castillo apunta a cautivar el voto tapón del antifujimorismo, mientras que Keiko Fujimori apela al cuco extranjero y al miedo al comunismo. López Aliaga cree que Castillo es un salvaje.

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David Rivera, Debate, Paolo Benza

Distribuyan la responsabilidad de ciertas tareas como el monitoreo de las cuentas bancarias, seguimiento a los ingresos o pagos de servicios

 

En determinado momento de una relación madura puede ir apareciendo la necesidad de construir un patrimonio de forma conjunta. Para que esto se pueda dar de una manera óptima y ordenada, son algunas las consideraciones a tomar en cuenta antes de aventurarse a crear un fondo en conjunto. Administrar el dinero en pareja es una tarea similar a manejar un negocio, pues hay que invertir, gastar, ahorrar y probablemente pedir algún préstamo para lograr metas concretas.

 

Expertos de Mapfre, aseguradora de salud, vida e inversiones, brindan algunas recomendaciones para que ahorrar en pareja sea sencillo:

 

Programar la planificación: Acuerden un día y una hora al mes para conversar solo del tema financiero. Dediquen el inicio de esta reunión a negociar cómo se dividirán los gastos relacionados con la economía del hogar y planteen metas concretas de ahorro. Creen una estrategia para ahorrar es una buena idea. Revisen cada categoría de gastos y establezcan una opción de ahorro para cada una.

 

Armen un directorio: Al ser un fondo conjunto, ambos deben conocer los datos de los bancos donde tienen los ahorros, los números de cuenta, y los teléfonos de la entidad bancaria, así como el de un asesor en caso decidan optar por uno.

 

Establezcan tareas concretas: Distribuyan la responsabilidad de ciertas tareas como el monitoreo de las cuentas bancarias, seguimiento a los ingresos, pagos de servicios, entre otros.

 

Lleven un registro del presupuesto: Identifiquen a detalle los gastos e ingresos comunes. Es recomendable registrarlos en un cuaderno o plantilla de Excel, además archivar los comprobantes de pagos divididos por categoría. Esto no solo facilitará la programación mes a mes del gasto, sino también brindará una idea clara del porcentaje de ahorro que cada uno destinará al fondo.

 

Fondo en común: Pueden abrir una cuenta en conjunto para depositar los ahorros, según sus necesidades y los ingresos de cada uno. Los dos deben aportar según lo acordado y en las fechas pactadas.

 

Eviten gastar en exceso: Si alguno es comprador compulsivo, el otro deberá controlarlo creando conciencia del manejo del dinero. Además, si el plan es ahorrar, el endeudamiento no deberá ser una opción en el camino. Procuren que las cuotas de sus gastos necesarios no superen su capacidad de pago.

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Debido a que el entorno está cambiando constantemente, los problemas de salud mental se han agudizado. Para tener una mejor gestión de estas emociones, se recomienda trabajar en la tolerancia, aceptar lo que no se puede controlar y practicar un estilo de vida saludable

 

De acuerdo a un informe de la consultora Ipsos, elaborado para el Foro Económico Mundial (WEF) en 30 países, el Perú es uno de los países donde la pandemia afectó más a la salud mental, con 50% de los encuestados asegurando que su salud mental empeoró con el COVID-19. A nivel regional, es superado solamente por Chile, donde el 56% está en esta situación.

La psiquiatra Anisha Patel-Dunn explica, en un artículo para el portal Insider, que esto ocurre porque la incertidumbre que ha traído la pandemia interrumpe nuestra capacidad de planificar el futuro y hace que el cerebro no pueda tomar decisiones de planificación hacia el futuro. Sin ese proceso de por medio, empieza a surgir la ansiedad.

«A nuestra mente le gusta planificar el futuro utilizando nuestro conocimiento de nuestras experiencias pasadas para anticipar lo que nos depara el futuro», dice

¿La incertidumbre puede ser positiva? El especialista en bienestar corporativo y autor del libro “Incertidumbre Positiva”, Andrés Pascual, sostiene que no necesariamente se le puede considerar buena, pero como involucra muchos cambios, representa una fuente de oportunidades donde el coeficiente de adaptación será lo principal.

«El coeficiente intelectual lo necesitamos para conseguir un puesto de trabajo, pero para salir adelante necesitamos potenciar nuestro coeficiente de adaptación, fluir con el cambio de forma natural», indicó recientemente a Infosalus de Europa Press.

Fórmulas para manejar lo incontrolable

Entre las estrategias más utilizadas para gestionar la incertidumbre, un artículo de Forbes resalta la posibilidad de hacer una división entre lo que se conoce y lo que no se sabe. El recopilar todos los hechos que se tienen y elaborar una lista de cosas desconocidas, como la variación de la moneda, hace que lo desconocido tenga menos poder. Una segunda alternativa es aceptar lo que no se puede controlar.

Explican que, normalmente, las personas exitosas se caracterizan por analizan los hechos por lo que son, porque lo único que controlan es el proceso por el que toman sus decisiones. “No tenga miedo de dar un paso al frente y decir: Esto es lo que no sabemos, pero avanzaremos basándonos en lo que sí sabemos. Podemos cometer errores, pero eso es mucho mejor que quedarnos quietos», aconsejan.

También recomiendan olvidarse de los objetivos que persiguen el perfeccionismo, tener algún plan de contingencia, confiar en el instinto y, por último, respirar profundamente si llega a sentirse abrumado. Según los especialistas de Mayo Clinic, tener pensamientos positivos redunda en una reducción del estrés y mejores condiciones de salud.

“Cuando su estado mental es generalmente optimista, es más capaz de manejar el estrés diario de una manera más constructiva. Esa capacidad puede contribuir a los beneficios para la salud ampliamente observados del pensamiento positivo”, indican.

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Usted ha llamado a no regalar el voto, pero uno de los dos candidatos ya tiene el 40% de la intención a su favor y la otra candidata cuenta con respaldo público de ciertos personajes, como Mario Vargas Llosa. ¿Cuáles son las consecuencias que puede tener este apresuramiento?

 

Primero, lo que las encuestas miden no es la votación, es la preferencia que hay en ese momento. No se ha traducido en un acto de voto. Podemos llamarlo una protointención de voto, pero naturalmente lo preferible es poner en suspenso la decisión hasta no haber tenido de los dos contendientes declaraciones claras, rotundas, específicas, comprobables y verificables de respeto, y la decisión de respetar y defender la democracia. Y la democracia no como un concepto general, sino definida en forma muy pormenorizada en torno a algunos de los asuntos y elementos que la definen como tal.

Hay una frase que repiten algunos: “de Keiko Fujimori tenemos pruebas, pero de Castillo dudas”. Usted, sin embargo, ha escrito en una editorial que de Perú Libre conocemos lo suficiente. ¿Lo suficiente para avizorar qué tipo de gobierno?

Lo suficiente como para temer por un tipo de gobierno autoritario, vertical, que con el ropaje de izquierda y estatismo no rinda cuentas, tome como modelo a la tiranía de Maduro en Venezuela o la tiranía de Ortega en Nicaragua y que tenga como punto esencial la permanencia en el poder. Con un fortalecimiento del aparato del Estado que, antes de servir para el bien común, va a servir para el fortalecimiento del gobierno. Todo esto bajo la etiqueta del socialismo. Esto no viene de que yo tenga algunas propiedades parapsicológicas ni clarividentes, sino de, sencillamente, ver y constatar cuáles han sido y son las relaciones del ideólogo de Perú Libre, Vladimir Cerrón. Sobre todo con el gobierno de Maduro en Venezuela.

 

Habrá leído usted el ideario de puño y letra del señor Cerrón. La impresión es esa, que apuntan a un gobierno autoritario.

Lo que he leído y numerosas declaraciones de Cerrón, reportes de sus contactos, su decidido apoyo a Maduro, naturalmente me hacen pensar eso y creo que haría pensar lo mismo a cualquier persona con una capacidad esencial de razonamiento.

 

¿No ve a Castillo emancipándose de este personaje?

No puedo descartarlo, naturalmente. Si Castillo sale elegido presidente, el que va a tener el mandato para dirigir es él y no Cerrón. Cerrón va a ser el que tiene el partido, el grupo, el aparato que entraría al gobierno. Pero no es una posibilidad dominante en absoluto [que pueda emanciparse]. Ahora, ¿en qué sentido se emanciparía Castillo? ¿Cómo? ¿Con qué equipo? ¿Para hacer qué? Tampoco uno puede configurar un plan basado en ello. Lo más importante de todo es lo siguiente: había muchas posibilidades pésimas en la segunda vuelta y esta es una de las peores. Reitero lo que dije en el editorial: se trata de dos candidatos que en conjunto no llegan a la quinta parte del universo electoral del país.

 

Algunos analistas están calculando que ninguno de los dos candidatos tendrá vía libre para lograr sus intenciones a plenitud, porque no tendrían mayoría en el Congreso. ¿Eso debería tranquilizarnos o más bien preocuparnos por la estabilidad del país?

Bueno, tranquilizarnos ciertamente no. Cuando una persona que no tiene vocación democrática enfrenta una situación incierta con el Congreso, en la que no tiene mayoría y está lejos de imponer aquellas cosas que requiere, entonces lo más probable es que haya una actitud de confrontación. Un conflicto, si el Congreso no se somete. Y por una u otra vía, por ejemplo, en una Asamblea Constituyente, se le quite a este la capacidad. Lo más probable es que todo este elenco de políticos que va a entrar al gobierno y al Legislativo en el 2021 probablemente no sea el mismo que los deje en el 2026.

 

Cree que vamos a tener otros cinco años de vacancias o tentaciones por ese tipo de prácticas.

Si cualquiera que gane no lo hace con un compromiso firme en defensa de la democracia y con un programa de gobierno que, siendo racional y tratando de ser lo más eficaz posible, se dé dentro de los parámetros de la democracia, vamos a tener cinco años de inestabilidad. Y si tenemos estabilidad, va a ser una estabilidad lograda por un gobierno a la fuerza, una estabilidad falsa debajo de la cual va a estar fermentando la resistencia y la rebeldía.

 

¿Usted ve al señor Castillo con un respaldo popular y de las fuerzas del orden como para convertirse en un dictador, como temen algunos de sus críticos, o por ahí no va el temor?

Si gana Perú Libre con Castillo a la cabeza y hay un proyecto de permanencia en el poder, como entiendo que manifestó Cerrón hace pocos días al definir lo que era un acto revolucionario, entonces las acciones para lograr esa permanencia se van a dar. ¿De qué forma, con qué correlación de fuerzas, utilizando qué medios? Va a depender muchísimo de los resultados que haya en la segunda vuelta, de lo que suceda durante la campaña y de quiénes sean los que estén en las funciones fundamentales del gobierno. Y naturalmente, va a haber resistencia de otras fuerzas políticas y de la sociedad civil. Por el momento, esas son cosas que están dentro de lo posible, pero no dentro del cálculo de lo inmediato. A la vez, quiero decir que podemos pensar en un escenario en que, sobre todo Castillo, adecuadamente aconsejado, tome la decisión de tener un compromiso firme, cabal, verdadero con la democracia y decida actuar como tal.

 

De otro lado está el fujimorismo más reciente, el de la ‘mototaxi’, que ya ha demostrado su propensión a petardear la democracia y que ahora ha cambiado a una estrategia de conciliación. Piden perdón por la actuación de sus representantes en el Congreso, por ejemplo. ¿Hay que creerle a esa cara o, más bien, es una careta?

Recuerda que la Keiko de Harvard, la de la mochila pesada, fue previa a la del 2016. Luego hubo otra Keiko que no hubiera sido reconocible con la que habló en Harvard. Entonces, puras declaraciones de esas que se dan al pasar no valen mucho. Dentro de las posibilidades limitadas de una sociedad civil, una de las cosas que se puede hacer es una suerte de acta, de estatuto, de juramento, donde cada uno de estos candidatos, solemnemente y ante una serie de peruanos, luego con observadores extranjeros, firmen y juren mantener, respetar, defender la democracia en forma pormenorizada. No en términos generales. No usar ese lugar común de ‘el respeto irrestricto a los derechos humanos’. Uno escucha esa palabra y ya sabe de que algo malo va a pasar. Sino el derecho a la libertad de expresión, libertad de prensa, libertad de reunión, de asociación. En cada aspecto tiene que estar claramente determinado el equilibrio de poderes, respeto a autoridades autónomas, independencia de poderes. Si en el camino traicionan aquello, va a estar claro y patente que lo hicieron y la resistencia en la sociedad civil. Hay ejemplos muy recientes de lo que [eso] puede llegar a ser. Noviembre está cercano todavía.

 

Hace ya más de una semana el fiscal José Domingo Pérez declaró que temía por él, por su familia y por las investigaciones. ¿Qué es lo peor que puede pasar con el caso Lava Jato y con el caso de los Cuellos Blancos con Keiko Fujimori en el poder?

Lo peor… dejemos a la imaginación volar. Puede haber escenarios desastrosos: destituir, arrestar, hacer investigaciones truchas contra los fiscales, atentados. Puede pasar, en ese sentido, casi cualquier cosa. Pero la pregunta es si la gente va a permitir que pase. Recuerda cuando Chávarry quiso destituir a Rafael Vela y José Domingo Pérez, y la gente se movilizó en año nuevo. Entiendo que han pasado muchas cosas, entre ellas, la tremenda guerra sucia que se ha desatado contra los fiscales y luego el efecto aturdidor de la pandemia. Pero va a estar cada vez más claro que, dentro del desgraciado retroceso que ha tenido la lucha anticorrupción en América Latina [se refiere al desmantelamiento de equipos anticorrupción en Brasil, Guatemala y Honduras], el equipo especial en el Perú es el único que queda como baluarte. Considerando sus logros históricos, yo creo y espero que haya una firme movilización de la sociedad en defensa de ellos y también una fortísima solidaridad del extranjero. Si [Keiko Fujimori] aprovecha su posición de poder para atacarlos, va a estar muy claro que todas las promesas que dio son tan valiosas como un billete de S/13. Al margen de ello, van a ser años muy difíciles y las fuerzas democráticas deben prepararse para enfrentarlos. No estar con esa actitud pasiva, reactiva, básicamente frívola, de decir ‘yo prefiero a este o aquel por ser de izquierda o de derecha’. Yo no quiero ni tirano de derecha ni tirano de izquierda.

 

Castillo nunca se ha referido a estos temas [investigaciones anticorrupción] como cruciales. ¿Es una incógnita para usted?

Hasta el momento hay muchas más preguntas que respuestas. Por eso también he hablado de la necesidad de no regalar el voto, porque hay que conocer muchísimo más sobre el candidato. Tenemos delante a un desconocido y es indispensable conocerlo bien. Hasta el momento que eso se dé, uno no debe tomar una decisión de voto. Hay muchísima gente que está corriendo para ver dónde se ponen y obviamente [existe] el interés de poder estar en el próximo gobierno haciendo algo. Desde el punto de vista del compromiso democrático, eso es algo totalmente irresponsable. La única pregunta que me gustaría que Castillo responda es cuán amistosa, cuán profunda es la relación que tiene con Tomás Aladino Gálvez y, si la relación es estrecha, qué va a hacer con los conflictos que tiene en la Fiscalía de la Nación y las investigaciones que enfrenta en la Junta Nacional de Justicia. Eso para mí sería bastante importante de saber en el corto plazo (*)

 

Dentro de nuestro imperfecto sistema democrático, como usted lo califica, también está la prensa, ¿usted cree que peligra con ambos como presidentes?

Depende de qué prensa hablemos. Hay una prensa corrupta, una prensa lumpen. Hasta este momento, yo veo grupo lumpen de un lado y grupo lumpen del otro. Me imagino que eso van a seguir haciendo…

 

Hablemos de la prensa independiente.

La prensa independiente, la prensa que vale, la prensa que es respetable en algunos casos y respetabilísima en otros, no creo que la va a tener fácil. Depende cuán intensa sea, si se presenta, la degradación autoritaria. Puede ser una degradación en la cual se ataque directamente a los medios, se busque destruirlos económicamente. Estamos viendo lo que pasó en Nicaragua, con todos los medios importantes de investigación, que han sido desbaratados; o en Venezuela, donde o los han obligado a exiliarse o les han hecho juicios estúpidos en los que tribunales vasallos han fallado a su favor. Un ejemplo es el reciente caso de Diosdado Cabello contra El Nacional, que básicamente equivale a una confiscación, por supuestamente haber insultado el honor de Cabello al haber reproducido una noticia que estaba en toda la prensa internacional. Es ese el tipo de cosas que pueden pasar en un lado. Y en el otro lado, no tengo siquiera que hacer demasiadas suposiciones: vean la prensa basura que estos promovieron y vean lo que pasó en la última etapa de Montesinos y Fujimori como para tener una idea de lo que puede suceder. Se hizo durante el gobierno de Fujimori y se volvería a hacer ahora. Todos los periodistas que vivimos con pasión y entrega nuestra vocación, sabemos los riesgos y estamos plenamente dispuestos a enfrentarlos. Aceptamos cualquier consecuencia por llevar a cabo, con entereza, nuestra labor, ¿pero es o era necesario? Por supuesto que no. Nosotros ya habíamos logrado esta democracia y habíamos logrado avances únicos a través del periodismo de investigación en la lucha contra la corrupción. Ahora, volver a empezar, tener que afrontar todo eso.

 

Para terminar: ¿se ve usted apoyando, como lo ha hecho Vargas Llosa, al fujimorismo? Al fujimorismo que usted enfrentó y padeció.

Mi voto va a ser mi voto. De repente hay ciertas cosas que resultan difíciles de hacer. Para mí lo importante ahora es poder ayudar a determinar el compromiso, el juramento de defensa de la democracia. Si un candidato la firma y el otro no, entonces obviamente quien la ha firmado y se compromete a hacerlo, debe ser apoyado y ganar la elección. Para mí, ese es el criterio. Si eso significa que uno va a tener como mandatario o mandataria a personas que considera que no están mínimamente calificadas para eso y, si en algunos casos, significa una ironía amarga del destino, pues las realidades son las realidades y tenemos que enfrentarlas adecuadamente. He tenido varios dilemas duros que enfrentar en estos años y la verdad que haber defendido la democracia aceptando el mal menor, cuando uno esperaba cosas tanto mejores para la patria, ha significado una tragadera de sapos que te deja un mal sabor perdurable. Pero hubo que hacerlo y hasta este momento no tengo razón alguna para arrepentirme de ninguna de las decisiones anteriores.

 

(*) El fiscal Tomás Gálvez y Pedro Castillo son naturales de Cajamarca. Castillo dice haber sido rondero. Desde el Ministerio Público, Gálvez ha llevado a cabo capacitaciones y diversas actividades con las rondas. Recientemente también ha viajado a Chota. Gálvez tiene pendiente una investigación en la Junta Nacional de Justicia y ha sido vinculado a “Los Cuellos Blancos”.

(**) Foto: Knight Center.

(***) Fecha de publicación: 22 de abril del 2021

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Gustavo Gorriti, IDL, Keiko Fujimori, Pedro Castillo
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