Ahorrar es un hábito difícil de cultivar, pero no imposible. La Superintendencia de Banca y Seguros del Perú publicó un informe en el que precisa, que según la Encuesta Global Findex, el 40% de la población peruana mayor a 15 años tiene este hábito desarrollado. Además, según una reciente encuesta de Ipsos Perú, el 32% de los hogares peruanos ahorra para cubrir cualquier gasto de salud con fines preventivos.

 

Ahora, si ingresamos esos ahorros al sistema financiero formal, tendremos una serie de beneficios. La Asociación de Bancos del Perú (Asbanc) da a conocer cuáles son.

 

Ahorros protegidos

Si depositas tu dinero en una institución financiera autorizada por la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) siempre estará protegido por el Fondo de Seguro de Depósitos, que se activa si la entidad quiebra. Actualmente, la cobertura máxima del FSD asciende a 104,377 soles.

 

Acceso a mejor crédito

Las tasas de interés en los bancos y financieras son mucho menores que las de los prestamistas informales. Una vez que tu dinero se encuentre en el sistema financiero formal, podrás acceder a una diversidad de productos crediticios que se ajusten tus necesidades.

 

Operaciones seguras 

Podrás hacer transferencias y realizar pagos de servicios, préstamos, tarjetas de crédito, recargas de teléfono y mucho más, con altos niveles de seguridad y eficiencia, ya sea de manera presencial o virtual.

 

Diversos canales 

En el sistema financiero formal puedes realizar consultas y operaciones a través de los distintos canales de atención que ofrecen las entidades financieras como banca móvil, banca por internet, banca telefónica, agentes corresponsales y cajeros automáticos.

 

Mejores condiciones 

Si mantienes una calificación positiva por pagar puntualmente tus obligaciones financieras podrás acceder a mejores condiciones en futuros créditos. Manténte atento a tu reputación en las centrales de riesgo como Infocorp.

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Ahorros, Empresa

La reputación online es un conjunto de elementos que representan el prestigio de una marca o persona en la red. Esta es definida por los usuarios digitales y clientes, por lo que es importante cuidarla; en caso contrario, no podremos modificar una visión negativa fácilmente.

 

Como explican los expertos de Inbound Cycle, más del 90% de las personas se quedan en la primera página de resultados de Google y solo un 10% avanza a segundas páginas. Dentro de la primera página, los 3 primeros resultados suelen acaparar más del 50% de los clicks. Por ello, lo primero que encuentren nuestros clientes ya sea en la web o en redes sociales será un factor decisivo sobre su visión respecto de nuestra marca.

 

Herramientas para medir tu reputación

 

Trackur

Esta es una herramienta de monitoreo de términos con dos funciones bastante útiles. Una de ellas es el análisis de sentimientos en las publicaciones, y la segunda es una nube de palabras vinculadas al término que estamos monitoreando. De esta manera, podremos saber con qué palabras clave se está relacionando nuestra marca y así tener una idea de los conceptos que nuestros clientes manejan sobre nosotros.

 

Klout

Permite cuantificar y calificar nuestra reputación en redes sociales. Klout es una herramienta de content marketing que te ayudará a determinar los temas que le interesan a tu comunidad. Podrás ver las últimas tendencias en contenido de acuerdo a intereses definidos, medir el impacto y detectar los usuarios a quienes podría interesarle. Además, esta herramienta analiza el nivel de influencia en las principales redes sociales empleando una calificación que va del 1 al 100.

 

Facebook y Google Mybusiness

En estos servicios los usuarios pueden hacer valoraciones de nuestro negocio o marca, por lo que también son un buen indicativo de está siendo considerada por los clientes y si están dispuestos a hacer una recomendación. Es habitual que las empresas tengan miedo a estas valoraciones, pues pueden ser un foco de crisis de reputación, pero es también un buen espacio para manejar la comunicación de nuestra marca frente al público en general.

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Emprendimiento, Reputación Online

Guillermo Bermejo, virtual congresista electo por Perú Libre

“Es prerrogativa presidencial el llamado a Asamblea Constituyente”

Fecha de declaración:13 de abril del 2021

Fuente:

[1:34-1:37]
FALSO

Durante una entrevista, el virtual congresista electo Guillermo Bermejo, de Perú Libre, desestimó que sea necesaria la aprobación del Congreso de la República para convocar una Asamblea Constituyente, y como parte de sus argumentos, señaló: “También es prerrogativa presidencial el llamado a Asamblea Constituyente”. Luego de revisar la normativa y los antecedentes jurídicos al respecto, Ama Llulla concluye que esto es falso.

 

En primer lugar, cabe señalar que la Constitución Política de 1993 no hace ninguna mención hacia la figura de una Asamblea Constituyente.
Respecto a los mecanismos legales para su reforma, la Constitución establece que la modificación puede ser parcial o total. En el caso de las reformas parciales, estas pueden ser aprobadas por el Congreso de la República en dos legislaturas sucesivas, o de lo contrario, se puede prescindir de la segunda votación, llevando los cambios a ratificarse en un referéndum ciudadano.

 

Título VI
Ahora bien, respecto a la reforma total de la Constitución, la Carta Magna se limita a indicar en su artículo 32 que“pueden ser sometidas a referéndum: La reforma total o parcial de la Constitución; entre otras normas con rango de ley y ordenanzas municipales.

 

Artículo 32

 

Esta es la única referencia que se hace sobre el proceso a seguir para concretar un cambio total de la Constitución en todo el documento.

 

Así también lo señaló el abogado constitucionalista César Landa. “En nuestro sistema no figura una asamblea constituyente, habría que modificar la Constitución para incluir esa figura, si es que se quiere hacer una reforma a través de un órgano distinto”.

 

¿Qué antecedentes existen sobre la reforma total de la Constitución?

 

La propuesta del cambio de la Constitución de 1993 se debate desde el retorno a la democracia en el país, en el año 2000, tras la vacancia por incapacidad moral al expresidente Alberto Fujimori.

 

Por entonces, el gobierno de transición de Valentín Panigua creó una Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional, a través del Decreto Supremo N° 018-2001-JUS, con el fin de cambiar la Constitución de 1993. Ello se sustentó en que la Constitución de 1993 “fue elaborada y debatida en un escenario de crisis política producto de la interrupción del orden constitucional, y ratificada por un referéndum cuestionado por las irregularidades cometidas en su desarrollo”, indicaba dicho decreto.
Como resultado, este grupo de trabajo liderado por el Ministerio de Justicia, dio tres alternativas para el reemplazo de la Constitución Política de 1993, de las cuales, ninguna otorgaba al presidente de la República la facultad para llamar directamente a una Asamblea Constituyente.

 

Por su parte, el Congreso de la República tomó la decisión de reemplazar la Constitución a través de los mecanismos que se precisaban en la Carta Magna, conforme al artículo 32, con un referéndum. Fue así que se aprobó la Ley 27600, que dio a la Comisión de Constitución del Parlamento la tarea de proponer dicha reforma total, la cual debía ser aprobada por la mayoría del Congreso, y finalmente ratificada en un referéndum.

 

Esta ley fue objetada ante el Tribunal Constitucional (TC) por el Colegio de Abogados de Cusco, llevando así al máximo ente constitucional a pronunciarse en 2003 sobre las formas viables para reformar la Constitución. Así, en la sentencia N° 014-2002, el TC desestimó la demanda, y concluyó que el Congreso podía realizar una reforma total de la Constitución.

 

Además, recogió las tres alternativas dadas por el Comisión de Estudio de las Bases de la Reforma Constitucional del Perú del Poder Ejecutivo y determinó que estas eran viables.

 

La primera alternativa consistía en declarar la nulidad de la Constitución de 1993, y declarar la vigencia de la Carta de 1979. Pero a la vez, se consideraban válidos todas las acciones, nombramientos, compromisos, etc., que hayan sido hechas bajo su vigencia.

 

La segunda posibilidad consistía en utilizar los mecanismos que plantea la misma Constitución de 1993 para reformarla, y así retornar a la Constitución de 1979. Es decir, con la aprobación de dos legislaturas sucesivas, o en una y luego con su ratificación en un referéndum.

 

Mientras que la tercera alternativa fue la única que consideró la posibilidad de convocar a una Asamblea Constituyente.

 

Esta podría concretarse al aprobar una ley de referéndum que consista en consultar a la ciudadanía si se quería retornar a la Constitución de 1979. En caso de que el resultado sea positivo, debía convocarse a una Asamblea Constituyente para que realice los cambios.

 

Otra posibilidad era consultar en el referéndum directamente si la población quería una nueva Constitución Política. En este escenario, de aprobarse, también sería necesaria la convocatoria de una Asamblea Constituyente que realice dicho proceso.

 

Consultado para esta verificación, el constitucionalista Luciano López también descartó que el presidente de la República pueda llamar a una Asamblea Constituyente. “Eso no es posible con la Constitución del 93”, precisó.

 

López explicó que en dicha sentencia del TC, el organismo reconoció la existencia de vacíos en la Constitución debido a que no indica cómo llamar a una constituyente. No obstante, advirtió, el tribunal reconoció la viabilidad de hacer una reforma total a través del referéndum.

 

“De las tres propuestas que dio el TC, actualmente, la única viable sería la tercera, que requiere necesariamente de la participación y aprobación del Parlamento”, añadió. “Como [el presidente] no tiene iniciativa de referéndum, entonces tiene que presentar un proyecto de ley de reforma constitucional para que se llame a una Asamblea Constituyente. Y depende del Parlamento, si así lo decide, pasarle la autógrafa al presidente para que convoque el referéndum”.

 

En ese sentido, si bien la figura de la Asamblea Constituyente no existe en la Constitución, el Tribunal Constitucional ha establecido que el llamado a una Asamblea Constituyente puede darse si esta es aprobada en una ley de referéndum.

¿Es prerrogativa del presidente llamar a un referéndum?

 

Conforme a la Constitución Política y los antecedentes jurídicos, tampoco es una prerrogativa presidencial el llamado a un referéndum.

 

“Eso no es posible con la Constitución de 1993, porque el presidente no tiene iniciativa de referéndum. Es decir, si tú revisas el artículo 118 de la Constitución, que son facultades del presidente. En ninguna tiene la facultad de ir, con acuerdo de su consejo de ministros, a un referéndum sobre lo que le parezca”, explicó López.

 

Por su parte, el abogado César Landa mencionó que la Constitución establece que el presidente tiene iniciativa de reforma constitucional, por lo que puede proponer proyectos de ley al Congreso. Pero, estos deben ser aprobados necesariamente por el Poder Legislativo, recordó Landa. Tal como ocurrió con el referéndum del 2018 sobre la reforma política, que fue propuesto inicialmente por el expresidente Martín Vizcarra.

 

En resumen, ni el llamado a la Asamblea Constituyente, ni el llamado a un referéndum para la reforma total de la Constitución, son prerrogativas del presidente de la República como indicó Guillermo Bermejo. Estas deben pasar necesariamente por el Congreso de la República.

 

Ama Llulla se contactó con el área de prensa del partido Perú Libre para solicitar los descargos de su virtual congresista. También remitió un mensaje directo a Guillermo Bermejo para preguntarle sobre su declaración, pero hasta el cierre de edición, no se obtuvo respuesta.

 

En función a lo expuesto, la red Ama Llulla concluye que es falso que el presidente de la República tenga como prerrogativa el llamado a una Asamblea Constituyente, como aseguró el virtual congresista electo Guillermo Bermejo, de Perú Libre.

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Bicentenario, Elecciones 2021, Red Ama Llulla

El Ministerio de Salud alertó recientemente un aumento de niveles de estrés que conllevan, entre otras consecuencias, a trastornos del sueño. Esto debido a la crisis ocasionada por la Covid-19, el confinamiento por más de un año, y el miedo a contagiarse. Además, se ha dado un incremento de fatiga por el desgaste que los colaboradores experimentan frente a un cúmulo de cambios organizacionales complejos y continuos.

 

Ana Michelle Concepción, vicepresidenta y directora general de venta empresarial y soluciones de negocio en AT&T México, explicó que en estos momentos difíciles, el papel del líder es estar cerca del equipo, pues esto facilitará el proceso de adaptación y el desarrollo de resiliencia.

 

“Como líder, mi responsabilidad es inspirar a las personas a encontrar aprendizaje y oportunidades en todo momento. En estos momentos de cambio, estar cerca del equipo, en constante comunicación y brindándoles apoyo facilitó el proceso de adaptación y el desarrollo de resiliencia”, indicó Concepción.

 

Además, para lograr que los equipos se conviertan en resilientes, se deben poner en práctica tres acciones:

 

Cultivar confianza: es fundamental hacer saber a los colaboradores que hay preocupación por ellos y se tienen sus intereses en cuenta. Según Gartner, los colaboradores que reportan una confianza alta en sus organizaciones tienen 2.6 veces más capacidad de cambio que aquellos con menor confianza.
Generar unidad: un equipo unido que comparte un sentido de pertenencia, conexión y metas en común es imparable. Se ha reportado que los equipos unidos tienen una capacidad de cambio 1.8 veces mayor que los equipos que carecen de cohesión.

Conocer a las personas: para brindarles un mejor apoyo como líder, es crucial conocer la historia de los colaboradores. “Analiza a cuántos cambios se han enfrentado y qué efecto han tenido en ellas. Esto permite cultivar empatía y llegar juntos a la resiliencia”, señala Concepción.

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Emprendedor, Estrés, Resilencia

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 111: Hoy 16/04/2021. Los tres intentamos predecir quién saldrá primero en la encuesta de Ipsos que se publicará este domingo. ¿Le dará escalofríos a algunos? Responde a la encuesta del siguiente tuit.

 

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Almendra Ames, Apuestas, David Rivera, Debate, Paolo Benza

Según el reporte de la ONPE en las últimas elecciones presidenciales hubieron 24´151,260 (100%) electores hábiles. 2´666,415 (11 %) votaron por Pedro Castillo, 1´863,704 (8%) votaron por Keiko Fujimori, 1´629,755 (7%) votaron por Rafael López de Aliaga, 1´615,360 (7%) votaron por Hernando de Soto, 1´270,126 (5%) votaron por Yonhy Lescano, 1’096,715 (5%) votaron por Verónica Mendoza, 840,832 (3%) votaron por César Acuña, 784,655 (3%) por George Forsyth, 2’177,194 (9%) votaron por otros candidatos, 3´011,862(12%) votaron en blanco o viciado y 7’194,642 (30%) no votaron.

 

Las cifras entre paréntesis corresponden al porcentaje que sus votos representan si los dividimos entre el total de electores hábiles, redondeado a la unidad para facilitar el desarrollo del argumento a desarrollar.

 

La primera conclusión es que esta debe ser la elección más fraccionada de la historia del Perú. Salvo Castillo ningún candidato recibe un apoyo de 2 dígitos.

 

La segunda conclusión es que la derecha (Fujimori, López de Aliaga y De Soto) tiene el apoyo del 22% de los electores hábiles, la izquierda (Castillo y Mendoza) tiene el apoyo del 16% de los electores hábiles y el centro (los demás candidatos) tienen el apoyo del 20% de los electores hábiles.

 

La tercera conclusión es que una enorme cantidad de votantes, que votaron blanco o viciado o no fueron a votar, 10´206,504, no se sintieron representados por ningún candidato. Esta cifra representa el 42% de los votantes hábiles. Este 42% supera la votación de los 6 candidatos más votados en conjunto!

 

En democracia contamos todos por igual, incluyendo a los que no votaron o lo hicieron en blanco o viciado. Es pues importantísimo intentar entender por qué no se han sentido representados.

 

Mi primera impresión es que este grupo no es de derecha. La derecha estas elecciones ha tenido al menos 3 candidatos con distintos grados de extremismo y ninguno convenció al 42%.

 

Pienso que tampoco este grupo es de izquierda. Pues también tuvimos al menos 3 candidatos de izquierda con distintos grados de extremismo y ninguno convenció al 42%.

 

Por descarte concluyo que este 42% no es de extremos sino es un electorado de centro. ¿Por qué entonces no votaron por ningún candidato de centro?

 

La gran corrupción y el destape de la misma ha barrido a gran parte de la clase política tradicional y de centro. Como ejemplo basta recordar que ninguno de los partidos que llevaron a la presidencia a nuestros 4 últimos presidentes electos participaron en esta elección (si bien el partido de Humala participó y una facción del partido de Kuczynski lo hizo también, el casi inexistente apoyo que tuvieron nos permite darlos como no presentados para efectos de este análisis).

 

Un segundo argumento puede ser que los candidatos de centro fueron, electoralmente hablando, muy malos. Forsyth es un joven con mucho entusiasmo, pero mucho mayor aún es su inexperiencia, no pudo siquiera terminar su período de alcalde. Guzmán, del que hay que destacar que trabajó en la formación de un partido y que supo convocar figuras independientes destacadas, tiene cero carisma y sintonía con el electorado. Lescano, se jugó un partido en todos lados y en ninguno, tenía además una carga muy fuerte por la mala fama de algunos de sus correligionarios. Acuña, quien tiene graves limitaciones para expresarse, tiene un apoyo limitado a su región.

 

Así sean estas las razones  o sean otras, no podemos dejar de considerar a este importantísimo 42% de nuestra población.

 

Mi tesis es que este electorado se da cuenta que en los últimos 20 a 30 años hemos vivido una era de gran crecimiento y paz. Que hay muchísimas cosas por corregir, como la corrupción y la negligencia, pero que el crecimiento y la paz nos ha traído mucho bienestar y felicidad a los peruanos de todos los niveles. Que si bien estamos en medio de una horrible crisis sanitaria esta terminará, luego de lo cual nos espera un muy prometedor desarrollo económico basado en la gran voluntad de trabajo de nuestro pueblo, las inmensas riquezas de nuestro querido país y las muy importantes bases legales, económicas y de infraestructura que tanto esfuerzo nos ha costado construir.

 

Este 42% no recibió ese mensaje de ninguno de los candidatos.

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Elecciones 2021, ONPE, Raúl León Thorne, Resultados

Julio Ramón Ribeyro es uno de los autores más emblemáticos de la literatura peruana y por qué no decirlo, hispanoamericana también. Los habitantes de sus relatos, en buena parte seres citadinos derrotados por el destino o la adversidad, si bien pueden ser reconocidos por su localía –en lo fundamental, limeña– no es menos cierto que toda esta corte de pequeños héroes, que viven su insignificancia con una dignidad conmovedora, podrían vivir en cualquier ciudad de América Latina.

 

Algunos equívocos asedian a Ribeyro. Uno de ellos sería precisamente anclar su mundo narrativo en el paisaje limeño; otro, asumir casi como un mantra que su literatura se inscribe, por sobre todas las cosas, en el realismo urbano; uno más, pensar su obra en relación casi exclusiva con la reconocida maestría que alcanzó en el cuento. Estas afirmaciones no dejan de ser ciertas, pero no llegan a decirlo todo sobre el universo narrativo del autor de Crónica de San Gabriel, una de las novelas peruanas más significativas de la última mitad del siglo XX peruano o de Prosas apátridas, ese conjunto de carnets y micro ensayos que no ha perdido la capacidad de hechizar a lectores de distintos parajes.

 

Pero volvamos al cuento. Es innegable que Ribeyro conoce a la perfección la retórica y las inflexiones del modo realista. Sus personajes enfrentan situaciones de carácter cotidiano, perfectamente reconocibles y verosímiles, que constituyen pruebas heroicas frente a un destino al que, finalmente, no podrán vencer. La expectativa frustrada alcanza, así, en Ribeyro, un aura magistral. Sin embargo, de tanto en tanto, asoma un relato que cumple cabalmente las reglas del fantástico clásico, ese que paraliza nuestra racionalidad y nos extraña de los principios que nos permiten percibir fluidamente el mundo fáctico.

 

No deja de ser cierto, tampoco, que el universo limeño es un escenario central en la cuentística ribeyriana. Pero no es el único. No hace falta recordar que algunos de sus grandes cuentos como “El marqués y los gavilanes”, “Una aventura nocturna”, “El profesor suplente” o “Tristes querellas en la vieja quinta” nos conectan no solo con un paisaje citadino marcado por la grisura o la melancolía, sino también, con la experiencia de clases altas y medias en pleno descenso y declive, mundos que se desmoronan y van resignadamente a su disolución. Nuevamente, la regla tiene varias excepciones, gracias a varios relatos ambientados en Europa.

 

El profesor Antonio González Montes ensaya, con herramientas semióticas, una lectura de Julio Ramón Ribeyro que apunta a describir y analizar precisamente la construcción de dos espacios narrativos y separa algunas piezas paradigmáticas que transcurren en el Perú y otros cuya acción ocurre en Europa. El título de su libro es, en ese sentido, bastante explícito: Julio Ramón Ribeyro. Creador de dos mundos narrativos: Perú y Europa.

 

El volumen organiza el análisis desde un punto de vista territorial. Los cuentos situados en el Perú tienden marcadamente al realismo urbano y social, con la excepción de relatos que tienen un trasfondo más reflexivo como “El polvo del saber” o esa pieza maestra del desciframiento, metáfora de la lectura abierta que es “Silvio en El Rosedal”. Aquellos que suceden en Europa, en cambio, presentan una marcada inclinación por la vertiente fantástica, como ocurre con “Doblaje”, “Ridder y el pisapapeles” o “Demetrio”. También los hay realistas, y otros como “Carrousel” que ponen en escena la acción misma de narrar.

 

La lectura semiótica resulta útil no solo para describir la estructura de los relatos: traza también los itinerarios de sus posibles sentidos, el “ajedrez” al que apela el narrador para construir los motivos que respiran en sus relatos y establecer los hilos de una cercanía cabal con el mundo de Ribeyro.

 

Hay una sugerente propuesta, a partir de este doble conocimiento de mundos y es el planteamiento de una relación entre Ribeyro y Garcilaso, por la experiencia de la doble territorialidad. Esto, siendo quizá el aspecto más discutible del libro (y tema que acaso merecería un desarrollo más amplio) no desdice el lugar irreemplazable que tiene Ribeyro en el canon narrativo peruano. Desde cualquier método de lectura, bienvenido, señor Ribeyro.

Antonio González Montes. Julio Ramón Ribeyro. Creador de dos mundos narrativos: Perú y Europa. Lima: Universidad de Lima, 2020.

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Alonso Rabí Do Carmo, Julio Ramón Ribeyro, Literatura

Veinte años de gobiernos mediocres y corruptos no pueden dar si no como resultado que una postura de izquierda radical logre representar casi al 20% de los peruanos.

Si luego de las parciales reformas de los 90 se hubiesen completado las mismas, en primer lugar, y luego se hubiese emprendido la construcción de un Estado digno para las mayorías, no estaría pasando lo que pasa ahora.

Pero no, Toledo, García, Humala, PPK y Vizcarra se zurraron en la necesidad de reformar el Estado, vivieron en piloto automático del crecimiento vegetativo de la economía y hoy pagamos las consecuencias.

Con los dineros fiscales que ha habido, se habría podido construir una salud pública mínimamente decente, una educación pública competitiva con maestros bien pagados, un sistema de seguridad que le evite el sobresalto diario que las personas más humildes sufren a diario, y un sistema de justicia que no proteja a los corruptos y a los poderosos. Todos ellos factores que sirven de caldo de cultivo de los antisistema.

Ese centrismo mediocre, solo salpicado por el régimen proinversión de García (pero que tampoco hizo nada en cuanto a las reformas señaladas), es el que explica la desazón de millones de pobres que, acrecentados por la circunstancia diabólica de la pandemia, ha generado bolsones de disidencia que han encontrado en el profesor Pedro Castillo un vehículo legítimo y democrático de expresión, cuya racionalidad hay que entender y no menospreciar.

Si a lo señalado le sumamos la punible inacción respecto de un proceso de regionalización fallido, que es capaz de producir que en las zonas mineras -donde ha arrasado Castillo- los gobiernos regionales dejen de invertir, en promedio, 1,800 millones de soles al año (como ha publicado en reciente informe El Comercio), el resultado cae por sí solo. Eso ocurre en Ancash, Apurímac, Arequipa, Cajamarca, Cusco, Junín, Moquegua y Tacna, los bastiones radicales del país.

El acumulado de canon y regalías mineras que los gobiernos regionales (de izquierda, por supuesto), suma en los últimos seis años, la exorbitante suma de 5,046 millones de soles. ¿Cuánto se podría haber hecho con eso para reducir las brechas o emprender las reformas indicadas?

Por desidia política los gobernantes de la transición prefirieron mantener el statu quo. Si hoy el país está bajo la amenaza del triunfo de una izquierda radical que se tire abajo todo el modelo es, en gran medida, resultado de una transición democrática mediocre y corrupta.

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Elecciones, Elecciones 2021, Juan Carlos Tafur

Por lo general (y en muchos casos) las vacaciones son asociadas a salir de viaje para dedicarse al pleno descanso. ¿Pero qué sucede cuando la única opción de vacaciones es pasar más tiempo en casa debido a la pandemia? ¿Deberíamos igualmente tomar esas vacaciones?

 

Según la norma peruana, regulada por el Decreto Legislativo 713, un trabajador tiene derecho a 30 días calendario vacacional por cada año completo de servicios. La pandemia generó algunos cambios sobre este derecho de los trabajadores, pues el empleador puede decidir el momento en que el trabajador tome sus vacaciones si es que estas están vencidas y no han llegado a un acuerdo, en condiciones habituales.

 

¿Debería tomar vacaciones?

 

Jimena Mendoza, gerenta general de LHH DBM Perú, señala que “lo primero que tenemos que interiorizar es que la pandemia se quedará por un tiempo aún. Si bien muchas personas usan las vacaciones para viajes y demás, es un merecido descanso que es necesario para todos”. Añade que “si no se toman vacaciones en estos meses se acumularán y generarán un sobrecosto, además de un desorden posterior que reducirá la productividad. Si bien debemos pensar en qué es mejor para los colaboradores, también debemos generar una empatía bidireccional donde el colaborador entienda las implicancias de no salir de vacaciones”.

 

Por su parte, el licenciado en psicología del Complejo Hospitalario Alberto Barton en el Callao, Juan Sánchez, indica que en la salud mental, el impacto se ve reflejado en las restricciones para asistir a lugares donde habitualmente se consideran espacios de esparcimiento como por ejemplo playas, cines, pero es importante reconocer que el objetivo de las vacaciones es proporcionar descanso de una serie de actividades que se han realizado durante el periodo laboral.

 

Vacaciones forzadas

 

La Organización Internacional del Trabajo precisa que los empleadores no deberían exigir unilateralmente a los trabajadores que utilicen sus vacaciones anuales. Las fechas en que las vacaciones serán tomadas deberán ser acordadas por ambas partes. Al fijar la época en que se tomarán las vacaciones, se tendrán en cuenta las exigencias del trabajo y las oportunidades de descanso y distracción.

 

Por lo tanto, es necesario tomar vacaciones para descansar porque el cansancio laboral se acentuó por la angustia que provocó la pandemia. Muchas personas están agotadas porque han trabajado desde la casa y al mismo tiempo cuidan a sus hijos, y otros van a trabajar presencialmente a sus empresas con temor al contagio, lo que causa estrés. Si no tomamos vacaciones, afectaremos nuestra salud física y mental, y nuestro rendimiento laboral. Por eso, es recomendable tomar vacaciones aunque permanezcamos en el hogar.

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Descanso laboral, Pandemia, Vacaciones
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