La inconstitucional inhabilitación de dos miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ) por parte del Congreso peruano ha desatado una intensa ola de indignación y preocupación en la sociedad civil nacional e internacional. Esta acción, impulsada por una alianza tácita entre Fuerza Popular y Perú Libre y otros partidos, no solo representa un ataque frontal a la democracia peruana, sino que también pone en peligro la autonomía e independencia del sistema judicial y electoral.  

Es evidente que el objetivo de esta destitución inconstitucional es evitar que la JNJ investigue y sancione a fiscales y jueces corruptos, muchos de ellos con estrechos vínculos con el Congreso. La impunidad con la que operan estos personajes es una amenaza para el estado de derecho y para la confianza de la ciudadanía en las instituciones democráticas.

La figura de Patricia Benavides, fiscal de la Nación suspendida en sus funciones, se encuentra en el centro de este escándalo. La fiscal que la investiga ha presentado indicios razonables que la señalan como responsable de negociar impunidad a cambio de votos para desmantelar la JNJ e inhabilitar a Zoraida Ávalos por cinco años para el ejercicio de la función pública. Estos hechos son un claro ejemplo de la cooptación de decenas de congresistas por Benavides. 

La actitud prepotente y el desprecio por las normas democráticas que imperan en la mayoría de las bancadas del Congreso nos retrotraen a los oscuros días del fujimorismo. Ebrios de poder, los congresistas, en un flagrante caso de conflicto de intereses, se han arrogado el derecho de destituir a miembros de la JNJ sin siquiera considerar las graves consecuencias de su accionar.

La alianza entre Fuerza Popular y Perú Libre, dos fuerzas políticas que aparentan ser antagónicas, es un factor que agrava aún más la crisis política. Esta unión, motivada por la búsqueda desesperada de impunidad para sus líderes, Keiko Fujimori y Vladimir Cerrón, no solo representa un peligro real para la supervivencia de la democracia, sino que también revela la profunda crisis moral que atraviesa el país. La alianza entre ambos partidos transmite el mensaje que los intereses personales y de grupo están por encima del bienestar común, y que la ética y la transparencia no son valores importantes en la gestión pública y el quehacer político. 

La grave crisis política que vive nuestro país exige un esfuerzo conjunto sin precedentes de diversos sectores para defender la democracia, la justicia, los derechos humanos y el estado de derecho. Si no actuamos ahora, las consecuencias serán graves: el estado de derecho se debilitará aún más, con graves consecuencias para la seguridad y la estabilidad del país; la corrupción seguirá siendo un problema generalizado, impidiendo el desarrollo económico y social; la calidad de la democracia se deteriorará, poniendo en riesgo la libertad y el bienestar de todos los peruanos; y el riesgo de una deriva autoritaria se acrecentará, amenazando las bases mismas de nuestro sistema político.

No existe una solución mágica ni un único responsable, sino una responsabilidad compartida que nos interpela a todos. Es hora de hacer política, una política democrática que priorice el bien común por encima de los intereses particulares, que fomente el diálogo y el consenso entre todos los sectores sociales y fuerzas políticas. Los partidos políticos democráticos, especialmente sus líderes, tienen la responsabilidad histórica de estar a la altura de las circunstancias tan delicadas que enfrenta el país y actuar en consecuencia. No podemos permitir que la indiferencia o la resignación nos arrebaten la esperanza. Es tiempo de actuar con firmeza y determinación para construir un presente y un futuro mejor para el país.

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Democracia, dictadura congresal, Fuerza Popular, JNJ, Perú Libre

Los últimos tres meses han sido los más calurosos registrados y, con febrero, son nueve los récords mensuales consecutivos provocados, de acuerdo con el último boletín climático mensual publicado por el Servicio de Cambio Climático Copernicus (C3S).

Según los datos de C3S, la temperatura terrestre en febrero superó en 1,77 °C, el promedio de la era preindustrial. En un lapso de 12 meses, comprendido entre marzo del 2023 y febrero del 2024, hemos vivido el año más caluroso registrado, con temperaturas que sobrepasaron en 1,56 °C los valores de referencia históricos

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) atribuye estas temperaturas extremas tanto al fenómeno El Niño como a la acumulación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, impulsada por las actividades humanas con el uso de los combustibles fósiles.

Así, si bien se baten records mensuales de calor también batimos otros récords que son producto de nuestras malas decisiones: 

  • El 26 de noviembre de 2023 se registró un récord de pasajeros en los aeropuertos de Estados Unidos. En total, hubo 2,884,783 millones de viajeros en un día.
  • El consumo de carbón en el mundo alcanzó un récord en 2023, después de que se quemaran 8.530 millones de toneladas de este combustible fósil.

Ya no hay que tener cuidado con el cambio climático si no que está pasando. Perú es uno de los países más afectados por la crisis climática debido a nuestra diversidad de ecosistemas y que nos pueden llevan a tener una inseguridad alimentaria además de un estrés hídrico.

 Es tan urgente como una obligación que todos nos involucremos y tomemos medidas, desde el sector privado y público pero también desde la comunidad.

También, debemos acelerar nuestra capacidad de adaptación. Realizar procesos de ajuste al clima real o proyectado.  Por ejemplo, nuevas variedades vegetales que resistan las sequías y el calor.

Como verán, este no es un llamado a la desesperación si no a la acción.

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calor, cambio climático, Febrero, temperatura

El pasado sábado 10 de marzo, el presidente chileno Gabriel Boric fue entrevistado por el Diario El País de España. Este diálogo encontró al joven mandatario en el mediodía de su gestión, luego de despertar enormes expectativas por representar el encumbramiento de una nueva generación de la izquierda latinoamericana. Sin embargo, la frustrada constitución, los conflictos sociales, el álgido debate político, y la cuestión de la inseguridad ciudadana, novísima en el vecino país, nos muestran a un mandatario más reflexivo y autocrítico, pero siempre optimista. 

1.Son cuatro las lecciones que Boric le deja a la región y, principalmente, a sus izquierdas. La primera tiene que ver con la vuelta a la tolerancia política, a la recuperación del diálogo y el talante democráticos. Se destaca su autocritica, enunciada en su discurso de homenaje pronunciado durante las exequias al trágicamente fallecido presidente Sebastián Piñera. Entonces dijo Boric que sus invectivas fueron más allá de lo razonable, al comparar al desaparecido mandatario con el dictador Augusto Pinochet. Admitió que  “comparar al presidente Piñera, con quien tuve muchas diferencias, con lo que fue la dictadura, banaliza lo que fue la dictadura”.

Esta autocrítica ofrece mucho en el plano metatextual. En el mundo, y en América Latina, ya no dialogamos, ya no intercambiamos posturas, no creemos en la quimera del bien común, ni nos guiamos por el sentido común democrático. La república democrática se ha convertido en un marco formal en la que se desenvuelven acciones, contenidos y formas autoritarias absolutamente aberrantes. Esto sucede tanto a la derecha como a la izquierda. 

2. Una segunda lección que nos deja Boric es el llamado a la moderación de la izquierda. Por ello considera imprescindible “para que avancen las ideas progresistas de justicia social e igualdad que la izquierda y la centroizquierda trabajen unidas”. El mandatario chileno ha cuestionado las agendas maximalistas de la izquierda radical, contrastándolas con lo posible y con la voluntad de la mayoría de los chilenos.

Para Boric, la aplastante derrota del proyecto constitucional de la izquierda en el referéndum del 4 de septiembre de 2022 convoca a hacer política sin fanatismos. Este llamado contiene otro aún más relevante. En Chile ya existe una derecha extrema plenamente constituida, liderada por José Antonio Kast, quien alcanzó la segunda vuelta en las últimas presidenciales. 

En tal sentido, el fenómeno de polarización política que es representado por Donald Trump a nivel mundial, por Jair Bolsonaro en Brasil,  Javier Milei en Argentina, entre otros, ha sembrado sus raíces también en Chile. Para Boric, la salida no es combatir el radicalismo con más radicalismo, sino recuperar la sustancia de la democracia y la deliberación, el concepto de representación plenamente identificado con las demandas del pueblo quien legitima dicha representación. 

3. Aunque Boric no descarta la justa batalla cultural de las mujeres y de las disidencias, encuentra que otra enseñanza legada por el rechazo a los recientes proyectos constitucionales -uno de la izquierda y el otro de la derecha- es la urgencia de atender las agendas económica, social y de la seguridad. Para Boric, la derrota del 4 de setiembre de 2022 ha motivado un impostergable cambio de prioridades, tanto como la exigencia de un reencuentro “con el sentido común del pueblo”. Por ello coloca su énfasis en la mejora material de la calidad de vida de los chilenos y en lograr que los servicios y prestaciones del Estado se sitúen mucho más al alcance de las grandes mayorías.

4. Una cuarta y última lección que nos deja Boric apunta a la condena de la izquierda a todo autoritarismo y violación de los derechos humanos vengan de donde vengan.  A diferencia de otros mandatarios progresistas de la región, el chileno ha condenado las dictaduras y violación de derechos humanos en Cuba, Nicaragua y Venezuela. También lo ha hecho para los casos de El Salvador, de la invasión rusa a Ucrania y de las abominaciones sionistas en Gaza. De lo que se trata, dice Boric, es de colocar los derechos humanos por encima de cualquier color político, lo mismo que la lucha contra la corrupción.

Sobre este último flagelo, el mandatario chileno respondió a la pregunta sobre el caso Convenios, que implicó en investigaciones a su cercano aliado Giorgio Jackson, quien fue separado de su cargo. Ha dicho Boric que las consideraciones de carácter personal deben dejarse de lado en estas circunstancias y que “el ejercicio de la presidencia siempre tiene una dimensión de soledad reflexiva”

 

¿Cuántas veces vimos en el Perú a activistas pseudo-democráticos de izquierda volcarse a favor de Hugo Chávez? Este controvertido viraje motivó algunas reflexiones en el libro Demócratas Precarios de Eduardo Dargent. En sus páginas evoca cómo sus compañeros de lucha contra el régimen fujimorista se convirtieron, súbitamente, en entusiastas defensores de la dictadura chavista. Sucedió lo mismo con políticos de izquierda investigados por corrupción y casi justificados por sus adherentes, como si la corrupción fuese punible solo al provenir del contrincante y en el bando contrario sucede exactamente lo mismo. 

Me quedo con la siguiente idea: tras dos durísimos años al frente del Estado chileno, Gabriel Boric ha constatado que sólo los contenidos y las formas deliberativas de la democracia pueden garantizar una ruta transitable hacia consensos sociales, políticos y económicos imprescindibles para alcanzar el desarrollo y garantizar el bienestar. Adoptar posturas deliberativas y democráticas desde la izquierda podría no obtener una reacción análoga desde la extrema derecha. En cambio, podría aislarla y dejarla sola gritando, descalificando y denostando.

Por ello, para izquierdas y derechas democráticas que comparten la vocación del bien común, recuperar las formas del republicanismo, actualizadas a las exigencias del siglo XXI, podría sustanciar la arena política y dirigir la deliberación hacia un cambio de paradigma: uno más constructivo y alejado del esencialismo y la radicalidad. 

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Boric, Chile, Pinochet

Sudaca accedió a documentos que exponen a Juan Carrasco Millones, el exministro castillista, y el polémico caso que impulsó su carrera.

En septiembre del 2014, a pocos días de las elecciones regionales y municipales, un escandaloso caso llevó todas las miradas de los peruanos a la ciudad de Chiclayo. La razón: El alcalde en funciones y candidato para una tercera reelección, Roberto Torres Gonzales, tenía una orden de captura en su contra junto con un grupo de casi treinta personas compuesto por funcionarios e integrantes del entorno familiar del burgomaestre.

Torres era acusado de lavado de activos, corrupción de funcionario y asociación ilícita para delinquir. El caso tomó tal magnitud que incluso el entonces ministro del Interior, Daniel Urreti, siguió de cerca la captura del alcalde chiclayano. En un país en el cual existe la sensación que los políticos sin intocables,  no era un hecho menor que un personaje que había sido la máxima autoridad de su ciudad no pudiese escapar de la justicia.

Sin embargo, aunque ese parecía el final ideal de lo que se había vendido como un caso de corrupción, esta historia de justicieros no estaba exenta de sus propias sombras. Sudaca tuvo acceso a documentos que despiertan dudas sobre lo que ocurrió detrás de lo que en ese entonces se conoció como el caso de “Los Limpios de la Corrupción” y tuvo como uno de sus protagonistas al exministro Juan Carrasco Millones, quien desempeñaba el cargo de fiscal y fue uno de los impulsores de estas detenciones.

EL APORTANTE MISTERIOSO

Si en política se despiertan suspicacias cada vez que se conocen los aportantes a las campañas de los candidatos por los intereses que pueden existir detrás de las supuestamente desinteresadas contribuciones, cuando se trata de colaboraciones con la justicia resulta lógico que la desconfianza sea todavía mayor por todas las herramientas que podrían estar a disposición de intereses ajenos a la justicia.

En 2014, mientras el caso del alcalde Torres acaparaba las portadas, el trasfondo ocultaba detalles que generan dudas razonables sobre los que podrían haber sido los verdaderos intereses detrás de la detención del entonces alcalde de Chiclayo y el emblemático caso de “Los Limpios de la Corrupción” que hicieron famoso al exministro Carrasco Millones.

Por aquella época, aprovechando la conmoción que había generado la detención de alcalde de Chiclayo, Juan Carrasco Millones, quien en ese entonces todavía era un fiscal adjunto, empezó a ser protagonista de entrevistas e informes periodísticos que lo hacían ver como un referente de la lucha contra la corrupción que era perseguido y amenazado de muerte como represalia por haber permitido la detención de un político corrupto y su organización criminal.

En estas entrevistas, Carrasco Millones aparecía acompañado por César Fernando O´Phelan Pérez, quien se presentaba como el presidente de la ONG Projusticia que estaba auxiliando a Juan Carrasco ante las amenazas que recibía y, durante las declaraciones que daban a los medios, O´Phelan detallaba los pormenores de la caía del alcalde.

Juan Carrasco Millones

Según relató el propio César O´Phelan en compañía de Carrasco Millones, un programa denominado “Cooperación para el Fortalecimiento del Sistema de Justicia de Lambayeque” impulsado por el gobierno británico había permitido la asignación del presupuestos que permitió alquilar un local, adquirir equipos computarizados y hasta realizar capacitaciones del equipo que integraba Carrasco Millones.

Juan Carrasco Millones

Si bien el apoyo a la logística de “Los Limpios de la Corrupción” puede parecer una buena noticia, se puede convertir en un escenario desconcertante cuando el generoso apoyo deja de tener un rostro confiable, como lo podría ser el gobierno británico, y pasa a ser un desconocido. Además, el silencio de Carrasco Millones, quien por el cargo que desempeñaba podía saber los detalles del supuesto convenio, llevan a que este caso sea todavía más sospechoso.

En abril del 2018, Mariana Del Pilar Vásquez Zagaceta, presidenta de la Juntas de Fiscales Superiores de Lambayeque, recibió una solicitud en la cual le pedían el convenio de la mencionada cooperación internacional, los documentos de la asignación presupuestal producción de este programa y otros detalles del programa “Cooperación para el Fortalecimiento del Sistema de Justicia en Lambayeque” que O´Phelan relataba a los medios en compañía del fiscal Carrasco Millones.

Juan Carrasco Millones

Cinco días después, la fiscal superior respondió a esta solicitud e informó que el famoso convenio no existía y que el Distrito Fiscal de Lambayeque nunca había suscrito nada relacionado con un programa denominado “Cooperación para el Fortalecimiento del Sistema de Justicia en Lambayeque”.

Juan Carrasco Millones

¿QUÉ ESCONDEN?

Sudaca conversó con Rubén Fernández Morales, presidente de la asociación civil Pro Actione, para conocer cuáles podrían ser las motivaciones de Carrasco Millones para haber guardado silencio cuando se detallaba información clave sobre el grupo que él integró y el apoyo logístico que había recibido.

Al respecto, Fernández señala que “Carrasco millones usa esa imagen para decir que lo querían matar por haber desarmado una red criminal y que el poder corrupto de altas esferas de jueces y congresistas los querían perjudicar”. Sin embargo, según Fernández Morales, el exfiscal no buscaba protección sino un ascenso. “Usa esa imagen para tres o cuatro días después logre su ascenso a fiscal titular”, explicó.

“Él está recorriendo el país aduciendo que está formando un partido político”, comenta Fernández sobre el presente de Carrasco Millones y se muestra indignado debido a que considera que nunca se investigaron sus acciones. “Lamentablemente, la fiscalía de Lambayeque nunca lo quiso investigar”, agrega.

LA PALABRA DE O´PHELAN

Sudaca pudo conversar con César O´Phelan para conocer los detalles de su participación en este polémico caso. Según relató, él nunca habló de ningún tipo de convenio con el gobierno británico y explicó que “no es ningún convenio. Yo fui seleccionado y preparado por el Crown Prosecutor Service, que es como el FBI de Gran Bretaña”.

Además, O´Phelan señala que desconocía detalles del operativo para las detenciones en el caso  “Los Limpios de la Corrupción”. Agrega que sí promovió a Carrasco Millones porque consideraba que “su trabajo había sido limpio”. “Lo acompañé a varios canales de televisión en Lima para que se sepa lo que se había hecho en Chiclayo para que sirva de modelo de otros fiscales jóvenes del Perú”, comenta con respecto a sus apariciones en medios. O´Phelan relata que, tiempo después, Carrasco Millones se distancia y hasta  abre una carpeta de investigación contra él, sus padres, hermano y sobrino como venganza por haber investigado casos relacionados a las mafias azucareras.

La caída de políticos corruptos siempre representará una noticia favorable para un país tan golpeado por esta clase de personajes. Sin embargo, este tipo de operativos corren el riesgo de desvirtuarse cuando carecen de transparencia y, además, planean con premeditación una mentira que repiten o permiten que se siga propagando, como habría hecho el exminsitro Carrasco Millones. 

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Juan Carrasco, Ministerio del Interior

Durante el vuelo de tres horas hacia Colombia pensaba en García Márquez, Botero, Shakira y en los futbolistas de enorme calidad que tiene y ha tenido a lo largo de su historia. Dejé de lado, inocentemente, los estereotipos típicos que ahora rondan alrededor de este país. Siempre he tenido una mirada particular respecto a los estereotipos. Si bien llevan a conclusiones aceleradas y alimentan prejuicios, es verdad que a veces pueden servir de atajos. Pero es peligroso pensar que detrás de ellos se encuentra una verdad o conocimiento fáctico. En fin, me llevé varias sorpresas en mi visita a Bogotá y no todas buenas por más linda que es esa ciudad. 

Viajé con un amigo y después de cruzar migraciones, donde creyeron que mi DNI era falso, comenzaron los hechos de naturaleza extraña y turbia. Lo que hayan tenido dudas de mi DNI lo entiendo, aún tengo el antiguo, azul, que parece una lámina hecha en Polvos Azules y que falsificarlo no debe ser muy difícil. Salimos rápidamente y afuera un taxista nos llamó. Nos acercamos y decidimos ir con él a nuestro hospedaje. 

—Conmigo pueden conseguir de todo —nos dijo mientras nos acercábamos al estacionamiento.

—¿Todo? —le pregunté pensando que estaba bromeando.

—Cocaína, marihuana, mujeres, lo que quieran —siguió.

—La coca peruana es mejor —le digo riéndome, siguiéndole lo que pensé que era un juego.

Llegamos al estacionamiento, dentro del aeropuerto, y ahí mismo nos enseñó la marihuana que nos quería vender. Parecía mentira. No podía creer que ni siquiera habíamos salido del aeropuerto y ya pasaban ese tipo de cosas, en el momento me causó entre gracia y confusión. Dijimos que no y nos subimos a una van maltrecha donde nos esperaba un taxista de pelo largo. El otro sólo dirigía a los turistas a los carros. Subimos porque estábamos apurados por conocer la ciudad. Durante el camino el taxista se prendió un troncho gigante que duró todo el viaje. No era muy lejos, pero es la ciudad con más tráfico que he conocido, después de Lima, así que tomó un tiempo. No tengo nada en contra de fumar marihuana ni que la gente consuma lo que quiera, pero sí me sorprendió la facilidad para acceder a eso. Repito, no habíamos ni llegado al hospedaje. 

Después de llegar y dejando atrás ese momento extraño de bienvenida fuimos al centro de la ciudad. Bogotá es hermosa, está rodeada de montañas boscosas a la vista, calles en relieve, restaurantes y cafés agradables y la gente bastante buena onda con los turistas. Lo primero que hicimos fue ir al Museo Botero, que para mí es el mejor museo de arte que he ido en Latinoamérica. Fernando Botero fue uno de los más reconocidos pintores del continente, murió el año pasado en setiembre, dejando como legado su inmensa obra y también su colección privada. Caminamos entre sus famosos cuadros de retratos y objetos con la particularidad de que todos son regordetes. También varias de sus esculturas de cobre se encontraban ahí. En el segundo piso de esta casona, que se encuentra en el barrio de La Candelaria, había obras de artistas reconocidos de todo el mundo. Encuentras a Picasso, Klimt, Kokoshka, Matisse, Degas, Miró, Chagall, Dalí, Francis Bacon, Lucien Freud y otros nombres que desconocía. 

Francisco Tafur

Luego de almorzar una bandeja paisa, plato típico de Colombia, que personalmente no me gustó, fuimos al museo de oro. Como siempre digo, nosotros los peruanos tenemos una maldición gastronómica porque estamos acostumbrados a comer rico en casa y en la calle, entonces cuando viajamos es difícil sorprendernos con sabor. Otra muestra impresionante. Artesanías prehispánicas y preincas, todas de oro. Y la museografía es excelente. Ya quisiéramos tener en Lima ese nivel de museos, sin contar el museo Larco que cuenta con una puesta de alta calidad. 

Regresamos y nos quedamos tranquilos porque al día siguiente teníamos una excursión a las 8 de la mañana. En la esquina había una tienda Oxxo y fuimos a comprar coca colas y chocolates para ver algo antes de dormir. En solo esa cuadra había como 5 sex shops y en los pocos pasos que dimos nos persiguieron cuatro tipos desagradables que ofrecían prostitutas. Tuvimos que ahuyentarlos prácticamente a gritos porque su nivel de insistencia era incomoda. Felizmente, ya no soy el joven explosivo que era, sino quién sabe cómo hubiera acabado. Un hombre gigante y gordo en terno abrió una puerta invitándonos a entrar a lo que asumo era un prostíbulo clandestino. No hicimos caso y seguimos de largo. Es una ciudad preciosa que en las noches se embarra de un hedonismo turbio. Mi opinión sobre la prostitución no es positiva, nunca he participado de esa actividad y me parece que cuando la gente lo hace aporta, indirectamente, a un mundo oculto a la vista. Donde mafias, trata de personas y maltrato a la mujer son algo cotidiano. Por eso recomiendo pensar un poco antes de vincularse a este tipo de prácticas. Somos humanos justamente porque podemos ir en contra de tentaciones naturales que arruinarían lo que conocemos como sociedad. 

Francisco Tafur

Al día siguiente partimos, en un camino de poco más de una hora, hacia Zipaquirá donde se encuentra la Catedral de la Sal ubicada en lo que una vez fue una mina. Una vez detenida la actividad minera se organizó un concurso de arquitectura para ejecutar una obra en el lugar. El proyecto del arquitecto bogotano Roswell Garavito salió escogido y ahora es considerada como uno de los mayores logros arquitectónicos de la historia colombiana. El recorrido simula el viacrucis, el camino de Cristo cargando la cruz hasta ser crucificado. 

Yo no soy religioso, pero la imponente arquitectura del lugar te llena de energía inmersiva. Parece que estás adentrándote a un terreno divino. Al no ser cristiano, las cruces para mí son un símbolo más del montón así que lo vi como una aventura similar a la de un videojuego. A cada paso vas descendiendo cada vez más por la mina, hay altares con cruces de piedra, sal y mármol, que representan los momentos más icónicos del acontecimiento bíblico. Yo sentía que estaba en una mazmorra superando etapas hasta llegar al escenario final. Me imaginaba en una épica digna del Señor de los Anillos. La iluminación del lugar es precisa y cada parada parece sacada de un cuento. Al finalizar te encuentras con una rampa que se dirige a la catedral. Una enorme cruz de 16 metros de alto se encuentra en el altar, va cambiando de color por la iluminación. Las iglesias tienen un poder especial para hacerte sentir diminuto, pero en ésta si eres reducido a nada. Veas por donde veas, entiendes que no eres más que un pequeño ser vivo rodeado de estructuras inmensas y que si tuvieras la necesidad de escapar de ellas no habría nada que hacer. 

De regreso, paramos en el icónico restaurante Andrés Carne de Res. El restaurante es una locura, hay bicicletas, objetos antiguos, carteles, de todo, colgado del techo. Comimos unas carnes a la pimienta rodeados de meseras que hacían shows para entretener a los clientes. Música, comida y diversión combinado en dosis perfectas. El taxista que nos llevó nos comentó que lo que ahora es un gran emporio gastronómico comenzó siendo un ranchito alquilado que vendía ternera a unos pocos clientes esporádicos. Otro dato que me pareció que habla bastante de la calidad de Andrés Jaramillo, dueño del lugar, es que para trabajar en ese lugar tienes que ser estudiante universitario y es así por la intención de ayudar a los jóvenes que necesitan trabajos para mantener sus estudios. Me causó simpatía y ganas de entrevistar al señor Andrés. Llegamos nuevamente a la ciudad de Bogotá como a las cinco de la tarde agotados, pero increíblemente satisfechos por la excursión. 

Francisco Tafur

El ultimo día, fuimos en la mañana, antes de nuestro vuelo a Cartagena de Indias, al cerro Monserrate. Aplazamos nuestra visita hasta el lunes porque nos comentaron que el fin de semana era un tumulto de personas y que la experiencia no se llega a disfrutar del todo. También tuvimos la suerte que justo ese día no estaba nublado. Se sube por un funicular hasta la cima de la montaña y arriba hay un mirador, al costado de una iglesia, en el que puedes quedarte horas sólo viendo el paisaje. Puedes ver casi toda la ciudad y cómo se pierde entre las montañas que la rodean. A diferencia de nuestra sierra que suele ser de montañas rocosas, acá hay árboles por todos lados. Por momentos me confundía y sentía que estaba en una zona de selva en lugar de sierra. Paseamos por un mercado que también se encuentra en la cima y finalizamos nuestras actividades en esta ciudad. 

Francisco Tafur

Siempre había querido conocer Bogotá y me queda en deuda sólo un lugar que es la laguna de Guatavita. El tiempo no me permitió conocer este lugar donde la leyenda cuenta que un antiguo Cacique tiró un montón de oro para protegerlo de los españoles. Según la leyenda todo aquel que intente sacarlo es víctima de una maldición. Definitivamente, ya volveré algún día para terminar de conocer la ciudad y otros lugares de Colombia que no conocí, como Medellín. Nos tuvimos que despedir de la ciudad para ir a nuestro siguiente destino colombiano que fue Cartagena de Indias.  

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Bogotá, Medellin

Johanna Beck, nacida en 1983, ha sido vocera del Comité Asesor de Víctimas de Abusos de la Conferencia Episcopal Alemana, puesto para el que fue elegida en el año 2020. Por su compromiso contra el abuso de poder en la Iglesia, fue galardonada en 2022 con el Premio Herbert Haag en Lucerna (Suiza), que se otorga a personas y grupos, ya sea por publicaciones, conferencias e investigaciones que “promueven la libertad y el humanitarismo dentro de la Iglesia”.

¿Pero cuál es la historia de esta católica comprometida que lucha desde dentro contra los abusos en la Iglesia católica? Ella misma lo ha contado en su libro “Haz nuevo lo que te quiebra” (“Mach neu, was dich kaputt macht”, Herder, Freiburg im Breisgau), publicado en 2022.

Johanna Beck creció y se educó en un ambiente católico tradicional y conservador, bajo la sombra de la Katholische Pfadfinderschaft Europas (KPE) —en español Asociación Católica de Scouts de Europa—, formalmente miembro de la Union Internationale des Guides et Scouts d’Europe (UIGSE).

La KPE, a la cual pertenecía su madre, define su misión de la siguiente manera: «A través de la educación scout promovemos de manera integral a niñas y niños. De esta manera, pueden convertirse en personas cristianas responsables, que desarrollan sus habilidades y talentos, configuran sus vidas desde la fuerza de la fe y asumen responsabilidad por la sociedad y la Iglesia».

Suena bonito, pero la realidad era otra. Johanna recuerda que a los seis años escuchó una prédica del Padre Hönisch, fundador de la KPE en 1976, donde hablaba de una purificación de la humanidad a través de catástrofes y desgracias, provocadas por el abandono de la fe y la búsqueda desmedida de progreso. Por eso mismo había que vivir habitualmente en gracia de Dios y recurrir a los medios que Él ofrecía, en particular los sacramentos, con insistencia en la confesión por lo menos una vez al mes y la comunión frecuente unida a la participación en la Santa Misa. Tampoco había que olvidar las oraciones diarias, sobre todo del Santo Rosario, y en casa mantener una vela encendida ante la imagen de la Madre de Dios. Se trataba de una lucha del Diablo por cada alma, para alejarla del cielo. En el rechazo de Dios, Satanás y los ángeles demoníacos caídos estaban unidos con la humanidad incrédula e impía. Ni qué decir, parecía la versión alemana del Sodalicio de Vida Cristiana.

Eso ocasionó que Johanna tuviera una infancia plagada de miedos. Miedo a haber cometido un pecado y, por eso mismo, a ser castigada por Dios con una enfermedad o incluso con la muerte. Miedo a quedarse dormida antes de haber finalizado su oración vespertina, y así abrirle una puerta al Diablo. Y sobre todo terrible miedo a la gran “batalla final” entre el Bien y el Mal, entre Dios y Satanás, de la cual sólo podrían salir indemnes aquellos que hubieran llevado una vida libre de pecado. «Continuamente nos sugerían: has fallado, has hecho algo mal, has pecado. Es muy difícil salir de eso y con eso trabajan también grupos como la KPE. […] El miedo de los miembros y la baja autoestima les da poder a los líderes», señalaría Johanna Beck durante una presentación de su libro.

A los once años se une formalmente a las chicas scouts , estando obligada a cumplir mandatos como «una scout es pura en pensamientos, palabras y obras» y «una scout se domina a sí misma, ríe y canta en medio de las dificultades». Y es en ese momento que también entra en su vida un sacerdote, a quien llama con el seudónimo de Padre Dietmar, un clérigo de figura corpulenta, pantalones de pana negros gastados y mirada penetrante que le resulta desagradable desde un principio. De talante jovial y suelto, le gustaba contar chistes lúbricos que eran festejados por sus seguidoras femeninas con risas histéricas.

El Padre Dietmar era omnipresente en los campamentos de las chicas scout. Las acompañaba en sus actividades recreativas, durante las comidas comunitarias, celebraba Misa y otras actividades de oración, y se enfrascaba en largas divagaciones sobre “la pureza y la castidad”, su tema preferido. Y, por supuesto, las chicas debían confesarse con él, pero no en un confesionario con tabique separador, sino en el bosque, en salas de reuniones o en habitaciones libres de miradas ajenas. La sexualidad, bajo el pretexto de la “práctica de la castidad”, era un tema que siempre afloraba en él, no sólo en la confesión sino también en las charlas y ejercicios espirituales. Se sentía responsable de la castidad de las jóvenes, de modo que éstas debían vestir faldas hasta los tobillos y les estaba vetado usar ropas de baño incluso en el verano (“de otro modo me sentiría tentado por vosotras”). A las chicas sólo les estaba permitido bañarse tarde de noche en una zona protegida por lonas, las cuales no impedían ciertas maniobras voyeuristas del Padre Dietmar.

Todo esto lo había guardado y arrinconado Johanna en el baúl de su memoria de Johanna, hasta el verano de 2018, durante unas vacaciones en Italia con su esposo e hijos. En ese momento, leyendo en su teléfono móvil una noticias sobre abusos sexuales clericales en Estados Unidos, la asaltan flashbacks de un par de momentos con el Padre Dietmar:

«Estoy en un campamento, en el bosque, allí siempre tenemos que confesarnos (“para que sólo el buen Dios escuche tus pecados”). Tengo once años. He preparado un papelito, como me enseñaron en la catequesis de la Primera Comunión. Allí está escrito: “1. Contradecir a mis padres. 2. Molestar a mis hermanos”.

Eso es lo que expreso. Sin embargo, al cura del campamento, el Padre Dietmar, eso no le interesa: “Sí, sí, pero ¿qué hay de los pecados contra la castidad?” Indaga, utiliza palabras que como buena niña católica yo nunca había escuchado, quiere detalles que no entiendo. No entiendo nada y aún así me doy cuenta de que algo no está bien, que se trata de cosas que no vienen a cuento en una confesión. El sacerdote pregunta, indaga, quiere saber más, escucha y resopla ruidosamente. Este resuello se ha grabado tan fuertemente en mi memoria que casi puedo seguir escuchándolo aquí, en nuestra habitación en Italia. Soy incapaz de levantarme».

El otro recuerdo es más punzante:

«Soy un poco mayor. La sala de reuniones con cortinas cerradas y puerta cerrada, sobre nosotros un gran crucifijo. El mismo sacerdote, de nuevo solo le interesan las “faltas contra la castidad”. Estoy de rodillas en el suelo, él se sienta frente a mí. Muy cerca. Puedo oler su sudor, primero miro su cuello de sacerdote, luego al suelo. Sus muslos separados me rodean, sus manos se mueven hacia mí, de nuevo ese resuello. Tengo miedo, no quiero esta cercanía, no quiero sus manos y no quiero hablar sobre lo que me pregunta. Me parece enorme, amenazante, no me atrevo a liberarme de esta posición y huir. Él hace de nuevo sus terribles preguntas: “¿Te has tocado de forma impura? Y si es así, ¿también has tenido pensamientos impuros? ¿En quién has pensado entonces? ¿Qué has hecho exactamente? ¿Te has tocado en tu XX?”, etc. Tengo miedo. En realidad, no tengo nada que contar, pero puedo intuir qué es lo que realmente está pasando aquí. Una voz dentro de mí me dice: ¡TIENES QUE SEGUIRLE LA CORRIENTE! Dile algo, o algo mucho peor podría pasar. Así que lo dejo pasar e invento algo, solo para que esté satisfecho y finalmente me deje en paz, no sin antes inculcarme la mortificación de mi cuerpo y mis sentidos…»

Es entonces que Johanna reconoce recién con claridad que ha sido víctima de abusos sexuales, ocurridos principalmente de manera verbal y psicológica como abuso de conciencia, y que esos recuerdos habían estado reprimidos en su psique, pero que ahora surgían con una fuerza que sacaba su vida de sus carriles.

Ciertamente, tras terminar sus estudios escolares había mandado al cuerno no sólo a la KPE sino también su fe católica. Pero cuando muchos años después tiene su primer hijo, opta por dejarlo bautizar y comienza a estudiar teología por su cuenta, para descubrir que la estrecha ideología católica que le habían inculcado en la KPE poco o nada tenía que ver con la amplitud y riqueza de la auténtica doctrina católica, que habla de un Dios compasivo y amistoso, que ama la libertad y está al lado de los marginados y heridos. Descubre cuán falso, problemático y tóxico había sido todo lo que le habían insuflado de niña. Su regreso a la Iglesia católica pasará por el encuentro con una comunidad parroquial de Stuttgart, amable y comprensiva, guiada por un párroco empático que le presta oídos a su historia y la apoya en su proceso de superarla. Johannna Beck, atemorizada ante la posibilidad de estar sufriendo una especie de síndrome de Estocolmo, al final opta por regresar a la Iglesia católica, a la cual siente como su patria espiritual, pero con una condición que ella misma se impone: tiene que comprometerse y hacer algo a favor de cambios radicales en la Iglesia católica y, de esta manera, evitar en lo posible que sigan habiendo víctimas de abusos.

En el año 2021, Johanna Beck declaró ante la Comisión de Abuso Sexual de la Diócesis de Rottenburg-Stuttgart. Critica que en la jurisdicción del Obispado de Oldenburg no pudo presentar una denuncia contra el clérigo abusador, sino que sólo pudo hacer una declaración como testigo. Según el derecho canónico, el proceso se lleva a cabo como una infracción contra el celibato y no como una violación de la dignidad humana y de la autodeterminación sexual.

Entre las propuestas que ha planteado Johanna Beck para reformar la Iglesia están las siguientes:

  • Una investigación exhaustiva, rápida e independiente de los casos de abuso, así como justicia para los afectados.
  • Establecimiento de una comisión de la verdad, de carácter independiente.
  • Modificación del Código de Derecho Canónico: el abuso debe considerarse como una violación del derecho a la autodeterminación sexual.
  • El reconocimiento de la condición de demandante, en lugar de testigo, de los afectados.
  • Espacios de narración y lugares seguros para los afectados como sitios de empoderamiento, interconexión, asistencia y recuperación.
  • Puntos de contacto diocesanos competentes para el abuso espiritual y para los adultos afectados por el abuso sexual.
  • Ampliación de los centros de asesoramiento ya existentes.
  • Un sistema de reparaciones no retraumatizante que sea adecuado para compensar las consecuencias de por vida y la complicidad de la institución.
  • Protección de las víctimas por encima de la protección de la institución.
  • Desjerarquización, control y democratización de las estructuras de poder eclesiástico.
  • Una lucha decidida contra el clericalismo.
  • Una reforma de la moral sexual católica.
  • Igualdad de género.
  • Autonomía y libre toma de decisiones de conciencia en lugar de obediencia.
  • Valoración y promoción del derecho a la autodeterminación sexual y espiritual.
  • Más desobediencia pastoral, empoderamiento y movimientos de base entre los fieles.

De que se realicen estos cambios depende la supervivencia de la Iglesia católica. Sin lugar a dudas.

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Luego del triunfo en las elecciones municipales de 2022, la popularidad de Rafael López Aliaga entró en una notoria curva descendente. Entre los principales cuestionamientos al alcalde de Lima se encontraba la falta de obras que tengan un impacto significativo en la calidad de vida de los limeños. Sin embargo, mientras la gestión de López Aliaga se inundaba de críticas y promesas de campaña incumplidas, puertas adentro de la Municipalidad de Lima se vivía una fiesta interminable.

Indiferentes a las críticas y necesidades de los limeños, la gestión de López Aliaga empezó a destinar una importante cantidad de tiempo y presupuesto para realizar homenajes y entregar medallas a un grupo de personajes que no sólo no habían tenido ningún tipo de contribución a la ciudad que los haga merecedores de este tipo de distinciones sino que, además, algunos de ellos son conocidos por fomentar la homofobia y el machismo.

En esta lista destacaban los nombres de Agustín Laje, escritor argentino famoso por su discurso de odio contra la comunidad LGTBI, el cineasta Eduardo Verástegui, vinculado al grupo ultraderechista denominado Foro de Madrid, y hasta la actualmente suspendida fiscal de la Nación, Patricia Benavides. Acorde a lo publicado por el portal Wayka en octubre del año pasado, el gasto en las medallas bañadas en oro, recordatorios de vidrio grabado y bandas municipales superaba los veinticinco mil soles.

Sin embargo, premiar a este tipo de personajes no sería una exclusividad de la gestión de Rafael López Aliaga. Tal como pudo comprobar Sudaca, son varios los distritos con alcaldes de Renovación Popular en los cuales se ha vuelto una práctica común utilizar el dinero de los contribuyentes para homenajear a los aliados del partido celeste.

OTRA VEZ LA MOLINA

La Molina es uno de los distritos cuya máxima autoridad pertenece al partido que tiene como líder a López Aliaga, pero también se ha convertido en uno de los más cuestionados debido a la gestión del alcalde Diego Uceda. En los meses recientes, Sudaca ha informado una serie de irregularidades que han colocado a la Municipalidad de La Molina en el ojo de la tormenta.

En lo que respecta a los homenajes, La Molina parece haber seguido el ejemplo de su líder partidario y ha destinado una considerable cantidad de tiempo y dinero para condecorar a personajes que parece estar más cercanos a la simpatía del alcalde que al bienestar de este distrito.

Entre estos polémicos homenajeados que recibieron la Medalla de La Molina se encuentra  Ántero Flores Araoz, quien tiene como antecedente político más reciente su colaboración con Manuel Merino en noviembre del 2020 cuando aceptó el cargo de primer ministro. Pese a la indiscutible evidencia de la represión sufrida por los ciudadanos que protestaban y hasta por los comunicadores que cubrían estas manifestaciones, Flores Araoz nunca aceptó la responsabilidad del gobierno de Merino en estos actos violentos y lo defiende hasta la fecha.

Informe Cristian Rebosio

Otro de los homenajeados fue Ernesto Blume, el expresidente del Tribunal Constitucional que a finales del año pasado se mostró como una de las voces que defendían la irregular liberación de Alberto Fujimori. Pero Blume y Flores Araoz no son los únicos homenajeados que casualmente se alinean con las posturas ideológicas del partido del alcalde de turno. En esta lista también figura el nombre de Miklos Lukacs, un docente universitario conocido por su postura en contra de la comunidad LGTBI, difundir teorías conspirativas y hasta por tener una posición antivacunas durante la pandemia del Covid.

En estas ceremonias que se realizaron en el marco del aniversario 61º y 62º del distrito, la gestión de Uceda también condecoró al exministro aprista José Antonio Chang, a la actual rectora sanmarquina Jeri Ramón, quien se ha posicionado como enemiga de la reforma universitaria, y a Gladys Echaíz, congresista que actualmente integra la bancada de Renovación Popular. Además, por pedido del Apra, la Municipalidad de La Molina aceptó entregarle la Medalla de La Rinconada al partido de la estrella.

Informe Cristian Rebosio

Sudaca accedió a la proforma que recibió la municipalidad para las quince medallas enchapadas en oro que se pidieron sólo para el 2024. Tal como se puede observar en la imagen, el costo de cada una de estas medallas ha sido de cuatrocientos soles y tan sólo en las medallas el gasto alcanzó los seis mil soles.

Informe Cristian Rebosio

Paradójicamente, pese a que el alcalde de este distrito estuvo recientemente involucrado en una denuncia por una situación de violencia contra Milagritos Quintana, teniente alcalde de La Molina, en esta lista de homenajes también se ha sumado el que su municipalidad he realizado este viernes por el Día de la Mujer y que ha tenido entre las personalidades invitadas para ser homenajeadas a la congresista Milagros Jaúregui, quien también es parte de Renovación Popular y, aunque preside la Comisión de Mujer y Familia, optó por ignorar el caso de Quintana cuando ella fue a explicarle su situación a su despacho.

LOS CONTRADICTORIOS VIAJES BARRANQUINOS

Otra de las gestiones criticadas es la de Barranco. La alcaldesa de este distrito, Jessica Vargas, ha podido conocer México y Chile durante su primer año en el cargo. Según los documentos que pudo revisar Sudaca, el propósito de estos viajes era que Vargas pueda asistir a eventos relacionados con la implementación de tecnologías verdes y la asistencia al congreso denominado “Hacia ciudades cero residuos”.

Informe Cristian Rebosio 

No obstante, la postura de la alcaldesa de Barranco durante su gestión parece estar alejada de este tipo de iniciativas ecologistas y, en más de una oportunidad, sus vecinos han hecho público su descontento por la tala de árboles y los impedimentos que existen en este distrito para realizar eventos como una feria ecológica.

Informe Cristian Rebosio

Pese a que Rafael López Aliaga y los otros alcaldes de Renovación Popular apenas llevan un año y dos meses en el cargo, el uso de recursos para fines que están más cerca de ir en  favor de intereses partidarios que del bienestar colectivo de sus vecinos empieza a condenarlos a una desaprobación cada vez mayor y que incluso parece no tener marcha atrás.

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Hasta hace algunos años, todavía era posible ver mujeres en la música latinoamericana que le hacían frente, con valentía, agudeza y talento, a una práctica social de antiguo origen y robusta vigencia, que de vez en cuando se critica, pero sin atacar los problemas reales que lo mantienen vigente: el sexismo. 

Pienso, por ejemplo, en Andrea Echeverri (58), vocalista y líder de la banda colombiana Aterciopelados, poseedora de un estilo único, con canciones como El estuche (Caribe atómico, 1998) o Despierta mujer (Claroscura, 2018) que dejan clara su postura, además de mostrarla cada vez más sola en eso de llamar a las cosas por su nombre a la hora de combatir lo que hoy se denomina, eufemísticamente, “empoderamiento femenino” y que es, en realidad, la defensa del derecho a degradarse a sí mismas a cambio de dinero y fama, que tiene su punta de lanza en un asunto al parecer irrebatible, la voluntaria y muy rentable auto cosificación. 

Esta forma de explotación de la imagen femenina, perpetrada en el music business desde siempre -de lo subliminal/sugerente a lo explícito/descarado, según épocas y propósitos de expresión o generación de impacto- exhibe, en la actualidad, unos niveles de degradación vulgarizada al extremo, únicamente superados por la incomprensible aceptación social y comercial de la que goza dicha degradación. 

Resulta inevitable reflexionar sobre estos asuntos, luego de que el mundo occidental “celebrara” ayer, como cada 8 de marzo, el Día Internacional de La Mujer, de espaldas al verdadero sentido de esta efeméride, validando una serie de prácticas que son, consciente o inconscientemente, causa y consecuencia de diversos vicios sociales derivados del maltrato a la mujer, la lamentablemente “de moda” violencia de género y toda una gama de comportamientos antisociales -algunos sutiles, otros directos- y hasta crímenes que se amparan en la interpretación/manipulación mañosa de conceptos como libertad, popularidad, urgencias naturales, obsesión por la imagen y el cuerpo, adulación e independencia económica, un río revuelto en el que las mayores ganancias se las llevan, por supuesto, pescadores hombres.

Y lo celebró, por ejemplo, anunciando con bombos y platillos el inminente lanzamiento del próximo álbum de otra colombiana, Shakira (47), en el que va a reunir todas las tonterías inspiradas en su sonado rompimiento con el futbolista español Gerard Piqué (37), que viene publicando de forma dispersa, desde el año 2022, a través de calculadas y sobre producidas pataletas reggaetoneras, las cuales recubre de un aura reivindicativa falaz que es fuente de delirios y fanatizada admiración en toda una generación de distraídas mujeres jóvenes -y algunas ya no tan jóvenes- con el supuesto paso adelante en esto de la defensa femenina, bajo el mantra “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, en clara alusión a lo ganancioso que le resulta hacer caja aireando su vida privada, sin importar las consecuencias negativas que ello pueda tener, en el futuro mediato o inmediato, en otras personas, incluyendo sus propios hijos.

Esta es solo una muestra de un estado de cosas que promueve la superficialidad en el discurso social y artístico, a contramano de las históricas, justas y duras luchas femeninas en búsqueda del reconocimiento de su humanidad, las cuales son hoy atropelladas a diario por el endiosamiento y la “puesta en valor” de aquello que antes se combatía: el exhibicionismo como herramienta de ascenso social, dominio sobre los hombres y palanca de poder económico. 

La confusión sobre los roles y cambios socioculturales en la relación entre géneros, iniciada hace más de cuatro décadas, ha provocado que hoy, la mujer más fuerte sea la más procaz/agresiva, capaz de replicar comportamientos y lenguajes abusivos y brutales antes asociados solo a los hombres y de poner los escrúpulos atrás cuando se trata de “superarse” o “alcanzar sus objetivos”.

De esta forma, la grotesca farandulización materialista de la sociedad o lo que llamara, en su momento, Mario Vargas Llosa, “la cultura del espectáculo” tiene, entre sus principales manifestaciones y vehículos de expresión, a la música popular de consumo masivo, a ambos lados del Atlántico. 

Por ejemplo, hoy es común que las máximas estrellas del pop femenino en inglés -Dua Lipa (28), Miley Cyrus (31) y la larguísima lista de sus clones que salen cada 15 minutos, parafraseando a Frank Zappa en la introducción hablada de su clásico Punky’s whips (Zappa at New York, 1976)- sean una combinación de la desfachatez colorida, sugerente y reivindicativa de los primeros años de Madonna (65) y Cyndi Lauper (70) -entre 1983 y 1989- con la estética de las modelos de pasarela/redes sociales y hasta la “industria” del soft-porn tan vigente en internet. Todo enlatado dentro de un estilo musical homogéneo y predecible, perfecto para banales discotecas y para musicalizar los intermedios del Super Bowl.

En cuanto a la música en español, esto se concreta, por supuesto, en el odioso reggaetón y su vocación por lo abiertamente explícito cuando se trata de mujeres y lo que de ellas dicen los intérpretes más conocidos de ese producto que, como una infección tropical multidrogorresistente, se ha instalado ya desde hace casi treinta años en los organismos de toda clase de públicos. 

Una de las imágenes más representativas de esa degradación nos la regaló hace pocas semanas la National Public Radio de Washington (NPR) al incluir, en su famosa serie Tiny Desk Concerts, a Karol G (Carolina Giraldo Navarro, 33), también de Colombia. Rodeada de libros, la reggaetonera lanza sus aburridas canciones cargadas de esa visión cortoplacista y obsesionada con lo hedonista/material de lo que significa en estos tiempos ser “una mujer empoderada” que hace fantasear a sus seguidoras. 

La cereza de este pastel de confusión/manipulación de conceptos la podemos entender más si miramos a su banda en esa tocada libresca, conformada íntegramente por jóvenes chicas que desperdician sus innegables talentos para la interpretación musical con su militancia, escogida voluntariamente, en la facción más reaccionaria de este “nuevo feminismo” porque eso les garantiza éxito, popularidad en redes sociales, adulación y premios. Para nadie es un secreto que, quienes pagan por ir a conciertos o comprar canciones de artistas como Karol G o Shakira son mayoritariamente mujeres, generándoles ingresos millonarios que serían, en su extraña escala de valores, bálsamo suficiente para soportar el desagradable hecho de ser vistas como objetos sexuales por los sectores más cavernarios del público masculino en escalas globales. La otra posibilidad, también válida, es que ese «ser deseadas» sea también fuente de gratificación para ellas, adicional a la fama, las ventas y los likes.

No quiere decir que todas deban dejar de tocar música latina para convertirse en versiones modernas de Jacqueline du Pre (1945-1987) o Martha Argerich, la sensacional pianista argentina que hasta ahora da conciertos a los 82 años. Pero tampoco debería aceptarse, sin una pizca de pensamiento crítico, que el ideal vendido a las niñas y adolescentes que escuchan extasiadas, mañana, tarde y noche, las canciones de Karol G y afines, sea convertirse en “bichotas” -aumentativo castellanizado de “bitch”, vocablo en inglés que significa… ustedes ya saben qué significa- listas “pa’ borrar de sus teléfonos to’o lo que hicimo’ en el baño” parafraseando una de las letras de esta cómplice de barrabasadas de su compatriota Shakira.

Atrás quedaron los años en que los referentes musicales de las mujeres dispuestas a hacer respetar su dignidad eran artistas “de peso y sustancia” -citando una de las frases más recurrentes del recordado Marco Aurelio Denegri (1938-2018)-, artistas que, desde su juventud y rebeldía, preferían exhibir inteligencia y capacidad de argumentación, aunque les tomara más tiempo llamar la atención. Y no me refiero únicamente a las letras poéticas de Joni Mitchell (80) o al activismo social de Joan Baez (83), cuyas largas vidas constituyen la contraparte contemplativa de lo que fue la furia incontenible de Janis Joplin (1943-1970), de vida difícil y final prematuro. 

Desde que Aretha Franklin hiciera suya la composición de Otis Redding, Respect, para incluirla en su décimo disco, titulado I never loved a man the way I love you (Atlantic Records, 1967), mucha agua ha corrido debajo de los puentes de la música popular interpretada por mujeres. Y, con diversos altibajos, propios de cada época y dependiendo de los gustos siempre cambiantes/manipulables del público, se mantuvo medianamente clara la noción de que, desde sus actitudes y canciones, buscaban rescatar al género femenino del estigma de solo servir para satisfacer al masculino, incluso en aquellos casos en que la belleza fuese una de sus principales características. 

Si antes, por poner un ejemplo, las comunidades femeninas afroamericanas tenían a mujeres fuertes, socialmente incorrectas e incómodas para el establishment como Nina Simone (1933-2003) o Tina Turner (1939-2023), hoy tienen a Beyoncé (42) o Nicky Minaj (41) que pervierten esa idea de fuerza interior y la trasladan a la estética disforzada de los desfiles de modas -la primera- y la pornografía caleta -la segunda- encubierta con fondo musical en clave de rap, reggaetón y hip-hop.

De hecho, fue el cine el primer medio que, al estar basado en imágenes en movimiento, instaló en la cultura popular moderna la idea de la femme fatale -un concepto existente desde los años treinta del siglo XX- que tuvo en Marilyn Monroe (1926-1962) o Rita Hayworth (1918-1987), solo por mencionar a la volada dos nombres, a las pioneras de todo lo que pasaría después, para bien y para mal. La subcultura de los videoclips, asociada generalmente a la aparición del canal musical MTV -aunque en realidad la producción de videos había iniciado mucho antes, solo que no contaba con ningún medio especializado para su difusión exclusiva- abrió las puertas a esta vertiente que, con Madonna a la cabeza, comenzó con fuertes cargas de ironía y, hasta cierto punto, irreverencia, a usar el exhibicionismo como nueva bandera de poderío, siempre y cuando fuese intencional y voluntario. 

La publicidad, la televisión y el cine, con el paso de las décadas, fueron haciendo lo suyo, atizando el fogón a medida que imponían el relativismo aplicado a todo lo imaginable y una visión que, con el pretexto de la no censura y del avance de las ideas sociales, promovía la desaparición de límites cuando se trataba de artistas femeninas y cómo se presentaban ante sus públicos. Aun así, había diversos contrapesos que lograban marcar pautas y permitían al público digerir y discernir mejor el amplio catálogo de opciones musicales, definiendo así de qué lado de la historia estaba. 

Por ejemplo, en el pop-rock de los noventa surgieron Britney Spears, Christina Aguilera y las Spice Girls -a quienes podríamos llamar “las hijas de Madonna” en términos de imagen- pero también teníamos cantantes contemplativas -Tori Amos, Sarah McLachlan-, bizarras -PJ Harvey, Björk- o, simple y llanamente, buenas cantantes -Celine Dion, Alanis Morisette, Dolores O’Riordan- que recogían el legado de otras, más antiguas, como Grace Slick (Jefferson Airplane), Kate Bush, Grace Jones, Barbra Streisand, Debbie Harry, Patti Smith o las rockeras Heart y The Runaways. Un caso especial, casi podríamos considerar de estudio, es el de Mariah Carey (54) quien hizo el tránsito de brillante vocalista de soul y R&B, en la línea de Whitney Houston (1963-2012) a sinónimo moderno de la Navidad romántica, primero y, luego, a otoñal y disforzada diva de pasarelas.

La música popular en Hispanoamérica, cuya degradación está 100% representada por la hipersexualización que venden actualmente Shakira, Karol G y similares -con una enorme contribución, desde el crossover latino-norteamericano, a cargo de Jennifer López (54)- también tuvo serias representantes del verdadero poder femenino, consciente de su valor como individuos provistos de inteligencia, desparpajo y creatividad. Podemos mencionar, entre otras, la liberación sexual de la italiana Raffaella Carrà (1943-2021), la ronca voz de la española Rocío Jurado (1944-2006) o los aclares furibundos de la mexicana Lupita D’Alessio (actualmente de 69 años). 

Elegantes o sugerentes, serias o sarcásticas, esa clase de artistas femeninas llevaban el estandarte de quienes tenían cosas qué decir, lanzando sus musicalizadas descargas emocionales, las mismas que inspiraban a sus congéneres comunes y corrientes, de paso que ayudaban a las sociedades de su tiempo a entender que las cosas habían cambiado y que, aun siendo glamorosas y/o atractivas, eran mucho más que eso. Haciendo el mismo paralelo que hicimos con el pop-rock de los noventa, artistas como Ella Baila Sola (España), Marisa Monte (Brasil) o Las Chicas del Can (República Dominicana), desde arenas estilísticas muy distintas -balada pop, MPB, merengue- supieron desarrollar  una clara propuesta que las alejaba del exhibicionismo barato.

La música popular interpretada por mujeres es muy rica en matices e intenciones –ver esta nota– con excelentes y desafiantes creadoras, instrumentistas e intérpretes, más allá de los géneros o épocas. Pero hoy vivimos un ambiente en el que actitudes tóxicas y desubicadas son celebradas con premios, ventas millonarias, llenos totales y, lo que resulta más increíble, son aplaudidas a diario por un grueso porcentaje de públicos femeninos que, en el fondo, no desearía que sus hijas repliquen esos modelos conductuales en sus propias vidas. Por mi parte, agradezco que por cada cien mil Shakira o Karol G todavía aparezcan una Tal Wilkenfeld (37), una Gabriella “H.E.R.” Sarmiento (26) o una Esperanza Spalding (39), dispuestas a enriquecer el lenguaje musical femenino a contracorriente de lo que se espera de ellas gracias al influjo de lo que imponen las modas y los parámetros de la industria de música de consumo masivo. 

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Sudaca conversó con el investigador francés Arnaud Bertrand, ecólogo pesquero e investigador senior del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia sobre el presente de la anchoveta en el Perú y los aspectos a tener en cuenta para la industria pesquera.

El doctor Bertrand, durante su estadía en el Perú, participó en la Unidad de Investigación del IRD “Explotación marina de ecosistemas”, a cargo del Sistema de la Corriente de Humboldt del Instituto del Mar del Perú; y es Profesor honorario de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos desde 2009.

¿Cómo se podría describir la situación actual de la anchoveta?

Tenemos la visión de un sistema muy productivo de anchoveta. Pero tenemos que considerar que esta abundancia enorme ocurre solamente desde el comienzo del siglo XX. Estamos en un periodo excepcional si consideramos los últimos cien mil años y eso es fundamental para comenzar a pensar lo que pasa hoy en día.

Actualmente, ¿podemos afirmar que la biomasa de anchovetas de mantiene estable y saludable?

La biomasa varía a diferentes escalas de tiempo, escalas de miles de años, pero también de forma interanual y más que nada en relación con el clima. El problema es que el clima está cambiando y eso hace que estemos entrando en un clima inédito para el planeta. Mirar el pasado nos ayuda a pensar un poco lo que puede pasar en el futuro o en el presente. Si consideramos la biomasa actual, es cierto que es altamente variable, pero se mantiene a un nivel relativamente alto. No estamos en los niveles muy altos que vimos en algunos periodos, como los años sesentas, pero la biomasa de anchoveta no es baja.

¿Cuánto durará este periodo excepcional?

A la luz de los últimos cien mil años, nunca hubo tanta anchoveta como desde el comienzo del siglo XX hasta la actualidad. Todo da a pensar que algún día este periodo va a acabar, pero no podemos saber si será dentro de uno o cincuenta años. Lo único que podemos decir es que ello va a ocurrir. 

¿Qué está ocurriendo con el tamaño de la anchoveta?

Hay un tamaño menor de las anchovetas y eso puede ser debido a diferentes factores. Es lo que también se observa para la sardina en el sur de Francia. Observamos una disminución de la talla de la sardina y lo más probable es que se deba una reducción de la calidad de las presas. La presa más importante para la anchoveta son los ‘eufausidos’ (el krill) que son pequeños camarones que viven en alta mar y, para tener acceso, la anchoveta tiene que poderse distribuir fuera de la plataforma continental, porque son especies migratorias que hacen migración vertical. Durante la noche están en la cámara superficial y las anchovetas pueden alimentarse de ellos y, durante el día, van a estar a dos o tres cientos de metros de profundidad. Si la anchoveta está distribuida dentro de la plataforma, no tiene acceso a este alimento que es muy rico en términos de energía y omega 3. Cuando las condiciones son favorables y las aguas costeras frías se extienden mar adentro, entonces la anchoveta tiene acceso. Lo que vimos durante los últimos años fue un Niño costero que duró mucho tiempo con condiciones que parece que hicieran que la anchoveta no tenga mucho acceso a las aguas más allá de la plataforma continental y entonces tuvo menos acceso a los eufausidos.

¿Qué otras consecuencias dejan estas condiciones cálidas?

La zona favorable para la anchoveta son las aguas costeras frías. Cuando tenemos condiciones cálidas, esta zona favorable está restringida cerca de la costa. Tiene menos acceso a alimento energético y un hábitat reducido lo que es desfavorable. Pero eso varia cuando viene la Niña y la anchoveta puede extender mar adentro. Si, como está previsto, viene La Niña, las condiciones van mejorar pelo menos unos meses. Pero es imposible saber lo que pasara después de unos meses. Sin embargo tanto los modelos que el estudio de las fluctuaciones durante los últimos 140 000 años indican que vamos hacia condiciones desfavorable para la anchoveta con una distribución más restringida hacia la costa.

¿Es un problema que la anchoveta tenga una talla menor?

Es difícil hablar de riesgos o peligros. Sin embargo, una anchoveta con menos grasa es menos eficiente para reproducir y está un poco fragilizada. Puede ser más abundante, pero, como tiene menos grasa, los huevos tienen menos reservas. Si vienen condiciones desfavorables, tienen menos condiciones de resistir a un choque ambiental. No está necesariamente en riesgo, pero es más fragilizada. No significa que no se pueda explotar, pero hay que tener más cuidado porque la población es menos resistente.

Se ha observado que existe un elevado porcentaje de tallas chicas, ¿debería reducirse la talla mínima de captura?

Estudios muestran que, en lugar de explotar solo a los individuos más grandes, puede ser mejor explotar todas las tallas. Es decir, explotar también a los individuos menores. Se dice eso porque cuando se explota solo a los mayores eliminamos del mar a los mejores reproductores. En el caso de la anchoveta habría que pensarlo un poco y ver si es posible. Parece que hay argumentos para considerar esta opción, pero no quiero decir sí o no.

Teniendo en cuenta las diferencias que existen en la costa peruana entre la zona norte, centro y sur, ¿debería modificarse la restricción de las cinco millas?

Me parece que es esta restricción es muy importante porque en las primeras cinco millas hay pesca artesanal y muchas familias dependen de eso. Socialmente para el Perú es importante conservar este límite. La zona sur del Perú es particular. Primero, la plataforma no es tan importante y también el sistema es un poco más dinámico.

¿En el futuro podríamos tener anchovetas todavía más chicas?

El conocimiento científico actual no predice que la talla de la anchoveta será mucho menor. Lo que mostramos en un estudio publicado en la revista Science es que cuando hubo el último periodo cálido del planeta, hace ciento treinta mil años atrás, había muy poca anchoveta, pero dominaban peces pequeños. Entonces, el conocimiento de la ciencia invita a pensar que el tamaño de la anchoveta no se va a reducir mucho más. 

¿Qué se debe tener en cuenta para garantizar la sostenibilidad del recurso?

Lo que estoy hablando de lo que pasó en el pasado y puede pasar en el futuro, el IMARPE lo sabe. Luego, para la anchoveta en ecosistemas de afloramiento, como tenemos frente al Perú, el clima es el motor principal. Lo que siempre aconsejo es considerar que, a largo plazo, la biomasa va a ser reducida y se debe aprovechar mejor lo que hay en el momento. Si tenemos una biomasa importante, podemos pescar. Lo bueno es que en Perú hay un monitoreo excepcional y un manejo adaptativo que permite adaptar a los cambios de situación, pero los industriales saben y tienen que prepararse para algún día tener una biomasa menor. En esta condición hay obviamente que pensar en un mejor aprovechamiento de la anchoveta para el consumo humano directo.

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