Guido Bellido compró su boleto de salida el viernes 1 de octubre. Esa noche, y por primera vez en su gobierno, el presidente Pedro Castillo convocó a los ministros a una reunión de emergencia. El objetivo: buscar una salida a la crisis política abierta por el entonces jefe del Gabinete con sus provocadoras declaraciones sobre la cuestión de confianza. La vicepresidenta Dina Boluarte aprovechó la ocasión para increpar a Bellido. “No esté hablando de supuestas conspiraciones y de que yo quiero ser primera ministra”, le dijo, según un exministro presente en el encuentro.
Los ánimos estaban caldeados. En las horas previas, Bellido y Boluarte −también ministra de Desarrollo e Inclusión Social (Midis)− habían chocado públicamente. El primero pidió que Qali Warma compre conservas nacionales y el programa social, manejado por el sector de Boluarte, le respondió que el 96,8% de las conservas de pescado entregadas a escolares son peruanas. Además, el portal “Epicentro TV” había publicado el chat de la bancada oficialista, con los venenosos comentarios contra Boluarte del ala dura de Perú Libre. La pintaban como una conspiradora contra el primer ministro.
En aquella cita de emergencia, de acuerdo a un testigo de la reunión, el presidente deslizó la idea de realizar cambios en el Gabinete, pero no dio nombres ni fecha. También puso sobre la mesa una cuestión clave: ¿era conveniente presentar una cuestión de confianza ante la decisión de los congresistas de oposición de censurar al ministro de Trabajo, Íber Maraví?
Bellido, promotor de la pelea con el Congreso, encajó una sonora derrota. Sólo él, Maraví, Roberto Sánchez (Comercio Exterior y Turismo) y Hernando Cevallos (Salud) manifestaron estar de acuerdo en presentar una medida política extrema como esa, cuenta un testigo de la reunión. Los demás, no. Es decir, solo cuatro de 19 ministros estaban decididos a pechar al Parlamento. No hubo acuerdo formal tras el debate.
Castillo, al ver que una abrumadora mayoría del Gabinete no se la quería jugar por Maraví, su protegido, decidió desechar el camino de la confrontación con el Congreso. Empezó a meditar, en cambio, otra cosa: la salida de Bellido.
Como reportó Sudaca hace dos semanas, el plan acordado con Vladimir Cerrón era no realizar cambios hasta, por lo menos, el 5 de noviembre. Ello, siempre y cuando no ocurriera nada extraordinario. Los continuos exabruptos de ‘Puka’ cambiaron los planes del presidente y precipitaron las cosas.
SALIDAS DE TONO
El 26 de septiembre, sin coordinar con Castillo, Bellido amenazó con nacionalizar el yacimiento del gas de Camisea tras reunirse con el expresidente de Bolivia, Evo Morales, en un evento partidario de Perú Libre en Arequipa. El 3 de octubre, en el lanzamiento de la segunda reforma agraria en Cusco, dijo también algo que causó desconcierto en el Ejecutivo. Lo hizo en quechua. “Hermanos, ministros, tal vez antes han cometido errores. Pero ahora, en el gobierno de Pedro Castillo, en su nombre, no debe haber nada de corrupción. Y, si encontramos alguna mañosería, eso lo debemos entregar a las manos de la justicia”, dijo Bellido, según la traducción de la profesora de quechua, Carmen Cazorla.
(Nota de edición: Una primera versión de este artículo consignaba una traducción imprecisa de la frase de Bellido en quecha, que no cambia el sentido del artículo. La traducción correcta ha sido colocada. Pedimos disculpas a los lectores).
Ya con esos antecedentes, el expremier atizó el fuego el último martes 5 por la mañana, al responsabilizar al presidente de la demora en la ratificación a Julio Velarde como cabeza del Banco Central de Reserva (BCR). La cuenta de Twitter de la PCM publicó que Bellido ya había firmado la resolución el viernes pasado. El mensaje era que la pelota estaba en la cancha de Presidencia.
Ante tanto descontrol, Castillo empezó a cocinar la salida de Bellido ese martes 5. Para ejecutarla, había que preparar el terreno. Varias horas después del tuit de la PCM, convocó a Roger Nájar y al congresista Guillermo Bermejo, del ala dura de Perú Libre, a Palacio. Eran las cinco de la tarde. Ahí se habló de la conveniencia de refrescar el Gabinete, ya que era inminente que en el Congreso se presentase una moción de censura contra Maraví, según una fuente del lápiz.
“No se habló de quién se iba a ir ni de plazos, pero sí de la necesidad de refrescar el Gabinete. Había que tratar de evitar confrontaciones inútiles”, dice esta fuente.
La cita del presidente con Nájar y Bermejo duró una hora. Castillo se sintió legitimado para hacer los cambios. Ese martes, a las siete de la noche, Bellido tuvo su última reunión como presidente del Consejo de Ministros vía Zoom. Los titulares de las carteras fueron convocados de forma virtual para comunicarles sobre la observación a la ley que limita la cuestión de confianza, aprobada por el Congreso.
El cónclave transcurrió con normalidad, según una fuente que estuvo presente, e incluso contó con la participación de Castillo. La misma fuente dice que Bellido, incluso, invitó a los miembros de su Gabinete para el miércoles en la mañana a la habitual reunión en persona del Consejo de Ministros. La agenda para la sesión: el avance de la vacunación, construcción de colegios y coyuntura política.
Pero el martes no acabó ahí para el jefe de Estado. Cerca de las 8 de la noche, Castillo recibió la visita de la expresidenta del Congreso Mirtha Vásquez y la legisladora Betsy Chávez, del bloque moderado de la bancada. En esa conversación, el gobernante le ofreció a Vásquez el premierato, de acuerdo a fuentes palaciegas. El encuentro acabó a las 9:30 de la noche.
Mirtha Vásquez registró su ingreso como una visita para Auner Vásquez, el poderoso asesor de Castillo. Este ya había sondeado antes a la exparlamentaria de izquierda, en medio de una crisis política a mediados de agosto en la que los cambios de ministros fueron finalmente abortados.
Al día siguiente, el pasado miércoles 6 de octubre, Mirtha Vásquez volvió temprano a la Casa de Pizarro: 8 de la mañana. En ese mismo momento, los ministros llegaban a Palacio para la reunión tradicional del Consejo.
Castillo, sin embargo, llamó a Bellido para reunirse y le pidió que cancele la sesión del Gabinete. Luego le pidió la renuncia. A Guido Bellido la noticia lo habría tomado por sorpresa. Según dos fuentes consultadas por Sudaca, el mandatario le explicó al bocazas de su premier que no iba a presentar cuestión de confianza y que quería evitar confrontaciones con la oposición. Bellido, de acuerdo a las fuentes, habría dicho que él sólo se limitó a seguir los lineamientos del partido, Perú Libre, y que debería consultarle a la agrupación que lo llevó al poder sobre la decisión.
“Bellido le comentó al mandatario que se había vuelto incómodo para los poderes fácticos por colocar en agenda el tema de la renegociación del gas de Camisea y por abrir la puerta para que las comunidades sean proveedoras de servicios de las mineras tras el acuerdo con la empresa MMG, que opera Las Bambas”, dice una de las fuentes consultadas.
LAS NEGOCIACIONES
Tras deshacerse de Bellido, Castillo empezó a rearmar su equipo con Mirtha Vásquez. Pero había un obstáculo: Cerrón y el ala dura de Perú Libre le exigieron al jefe de Estado mantener su “cuota de poder” en el Gabinete. Es decir, cuatro ministros. También demandaron la salida del ministro de Justicia, Aníbal Torres, y el de Defensa, Walter Ayala, por no alinearse con el partido.
El ala dura del partido recomendó a Luis Barranzuela, abogado de Vladimir Cerrón en una investigación por lavado de activos, para Interior. Barranzuela fue promovido por Bermejo y entrevistado por el presidente el martes en la noche, según una fuente del Gabinete saliente. Él y Raúl Noblecilla, socios en un estudio jurídico y abogados de Cerrón, estuvieron el fin de semana en el Valle de los Ríos Ene, Apurímac y Mantaro (VRAEM) para promover una campaña en rechazo a la erradicación de la hoja de coca.
Finalmente Barrenzuela fue nombrado en reemplazo de Juan Carrasco. Fuentes allegadas al exfiscal anticorrupción dicen que fue removido por pedirle la renuncia a la viceministra de Orden Interno, Olga Chahua, una recomendada del presidente Castillo. Perú Libre también logró colocar al ingeniero industrial Eduardo González Toro, como ministro de Energía y Minas. González Toro postuló al Congreso, en el 2016, por Perú Libertario, el embrión de Perú Libre.
La parlamentaria Betssy Chávez, militante de la agrupación oficialista y distante de la línea dura, fue nombrada ministra de Trabajo en reemplazo del cuestionado Íber Maraví. La decisión causó la molestia del legislador y aliado del presidente Castillo, Edgar Tello, quien salió públicamente a protestar por la conformación del Gabinete. Maraví, como Tello, impulsan la Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú (Fenate Perú), el gremio fundado por el presidente Pedro Castillo.
“Guido Bellido ha estado haciendo su trabajo, pero ha habido presión de un gran sector de la prensa nacional, de la derecha y de los grupos caviares”, dice a Sudaca el congresista de Perú Libre, Álex Flores. La bancada oficialista, en un comunicado, anuncia que no será oposición al gobierno pese a las discrepancias. Bellido, el provocador profesional, seguirá en política, específicamente en el Congreso. La arena movediza está más revuelta que nunca.