Emprende

Rolando Arellano, presidente del directorio de la consultora Arellano, participó de la última edición de la Cade Ejecutivos 2021. Durante la charla “¿Cómo llegamos a esta encrucijada nacional?”, señaló que en el 2019 habían alrededor de 3 millones de empresas formales en el país, pero si se incluyen a las informales, la cifra superaría las seis millones de empresas. Es decir-sostiene Arellano- habría una empresa por cada 5 habitantes. Esto lo hace concluir que somos uno de los países más empresarios del mundo, pero con muchos problemas por resolver. Uno de ellos, la desunión en la que cohabitamos.

Vivimos una época de división política, donde el sentido de unidad parece un concepto lejano. ¿Cómo lograr esa unión?

Tenemos un país muy dividido, pero esa división no es una cosa de hoy. Quizás se ha hecho más evidente por los últimos temas políticos, pero viene desde antes. En realidad, somos una nación que recién se está formando, después de 200 años. No hay otra forma de tener un país próspero, inclusivo, sino nos unimos.

Durante su participación en Cade usted señaló que el Perú es el país más empresario del mundo y con mayor sentimiento empresarial ¿Qué cifras explican esto?

Ser empresario y ser peruano es casi coesencial. Lo primero es la evidencia: Perú es por lo menos 50% más intensivo en empresas (registradas y formales) que países como Chile. Durante muchísimos años, el Perú salía siempre entre los cinco primeros puestos del mundo en la intensión de emprender. Esto se explica, en una parte por la necesidad y la supervivencia. Según nuestros estudios, el 73% de peruanos, cuando se les pregunta si quieren un empleo fijo o un negocio propio, nos dicen que quieren uno propio.

Pero de ellos, el 63% dice que preferirían tener ambas. Si se tiene un empleo, en la casa se tiene una bodeguita o el esposo ‘taxea’ o se vende cosméticos. El espíritu empresarial está ahí.  Lo que no hay es la unidad de las empresas para hacerse fuertes. Somos millones de empresas pequeñas pero desunidas. Y ahí está la oportunidad y el problema a la vez.

¿Y por qué no se ha logrado esta unidad?

No se ha logrado porque todo esto tiene faces. La primera es generar la empresa y el desarrollo; y la segunda es que el sistema, en general, ha facilitado la existencia del pequeño pero ha hecho compleja la existencia del que crece. Entonces, cuando empiezas a crecer y organizarte, caes bajo el control de un Estado ineficiente y terminas huyendo de la formalidad.

¿Este espíritu emprendedor está relacionado con la subsistencia?

Una de las razones de la formación de empresas es la subsistencia. Sabemos que el Estado no nos va a proteger, no nos va a ayudar, entonces lo que hacemos es protegernos a nosotros mismos y generamos nuestros propios emprendimientos, una especia de círculo vicioso si lo quieres, pero también de círculo virtuoso. Eso ha obligado que hagamos nuestra propia ropa, empresas textiles, restaurantes, soldaduras. No es que hayamos sido siempre el país más empresario del mundo. Esto tiene 20 o 30 años de existencia.

¿Cómo afectó la pandemia a las pequeñas y medianas empresas?

La pandemia afectó al mundo y al país. Hizo crecer la pobreza en 10 puntos, según el INEI. Sin embargo, lo que es importante es ver la resiliencia que hubo en esto. Del 2004 al 2016, el 40% de peruanos salió de la pobreza y la mayoría entró a la clase media.

En el 2020, según el INEI, la pobreza creció en 10 puntos. Pero si vamos al 2021, la pobreza creció tres puntos. Se revirtió esa tendencia y rápidamente llegaremos al nivel del 2019. Eso nos dice que la gente que entró a la clase media y vio que tiene la posibilidad de tener un bienestar mejor (tener a su hijo en la universidad y hacerlo profesional o tener una casa mejor o salir a comer un pollito a la brasa), pues estas personas no están dispuestas a perder esos beneficios que adquirieron y harán un inmenso esfuerzo para regresar a eso.

Pese a que muchas empresas quebraron…

En el 2020 desaparecieron 45 mil empresas, según el INEI. Pero el mismo dato nos dice que se generaron 235 mil. Es decir, creció la cantidad de empresas en 190 mil a pesar de la crisis. La gente está diciendo: “¡Ya está! Tengo el problema, lo tengo encima, pero ahora hay que tirar para adelante”. El peruano dice: “¡Yala!”. “’Yala’ vi cuando estaba Sendero Luminoso, cuando hubo la hiperinflación, cuando teníamos el problema de las crisis agrarias. He salido de peores”. En términos futbolísticos, esto es un entrenamiento en relación a lo que ya tuvimos: y lo que tuvimos fue terrible.

¿Cómo unirnos, el gran reto del bicentenario?

Debemos entender que unirnos es rentable. Ganamos más uniéndonos que estando separados. Si vamos por ese elemento, que es un win-win, la idea es que empecemos a darnos cuenta que ese espíritu empresarial separado es un yacimiento de metales valiosos que si lo empezamos a trabajar tendremos mucho valor para todos.

¿Qué lecciones nos viene dejando esta pandemia?

Una de las cosas importantes que nos deja es un sentimiento de fragilidad. Este crecimiento que hemos tenido ha podido generarnos cierto nivel de arrogancia, de que todas las cosas sí se pueden, pero nos hemos dado cuenta que hay una fragilidad en la sociedad que puede venir de adentro o de afuera. Ese es el gran escenario. La segunda cosa que nos ha hecho ver esta pandemia es reconocer que la sociedad no puede estar bien si hay muchos que están mal.

En Cade usted anunció el libro digital El país más empresario del mundo ¿Cómo acceder a él?

Si entran a la web de Arellano Marketing, encontrarán un QR donde podrán descargar el libro.

Podría resumir en una idea, esta publicación …

Tenemos un potencial de creación de empresas que está ahí, pero necesita superar muchos problemas. Primero: hay que creérnosla. Segundo: evitar todos los tipos de desaparición de grupos. Tercero: los chiquitos, y los medianos son tan o más empresarios que los grandes. Hay que evitar esa separación entre emprendedor y empresario porque es una separación que no tiene sentido. El pequeño es hasta más empresario que el grande. Cuarto: tenemos que apoyarnos. Si nos unimos, seremos más fuertes.

 

Fotoportada: IPAE.

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CADE EJCUTIVOS 2021, empresarios, MYPES, Rolando Arellano

El crecimiento del PBI para este año y el próximo (esperemos que así sea) tendrá particularidades que es importante que el empresariado sepa identificar con propiedad.

Para empezar, el 2021 mostrará un crecimiento del PBI de alrededor de 12.5%. Más de lo que muchos esperaron. Son tres los factores que explicarán ese comportamiento. Primero, el natural “rebote” luego de experimentar una cruenta recesión el 2020 por efecto COVID, nos llevó a un crecimiento durante la primera mitad del año de algo más del 20%. Solamente con ello ya teníamos asegurado un crecimiento anual de alrededor del 10%.

Segundo, poco se sabe que, paralelamente al “rebote” Perú ha sido una de las economías de la región que más recursos crediticios y fiscales orientó, contracíclicamente, a combatir el impacto recesivo del flagelo sanitario mundial. Para que se tenga una idea de ello, mientras las economías desarrolladas orientaron alrededor del equivalente del 20% de su PBI, las emergentes 7.5% y las economías pobres, apenas el equivalente al 1.5%; Perú se dio el lujo de comprometer algo más del 20%. Claro está, ello también explica el impulso que observaremos en materia de recuperación económica este año, minimizado, claro está, por las ineficiencias y carencia permanente de infraestructura.

Tercero, el impulso expansivo del rally alcista de los precios de nuestros minerales le agregará alrededor de 2 puntos porcentuales adicionales al crecimiento de este año. La verdad, el crecimiento del PBI de este año poco o nada se explicará por la presencia y accionar del actual gobierno. Sólo en los últimos 18 meses, el precio del cobre subió por encima del 50%, el del zinc por encima del 40%, la plata 30% y el oro 14%. “Maná del cielo” para cualquier administración gubernamental. Basta ello para generar exportaciones que a nivel record bordeen los US $60,000 millones y donde la recaudación fiscal se amplíe en más de US $ 3000 millones, por encima de lo regularmente observado.

Para el 2022, es altamente probable que solo dispongamos del factor “precio de los minerales” como el único que continúe impulsando nuestra economía. Ya no habrá “efecto rebote” y la política contracíclica dejará de tener la fuerza de antes. En ese contexto, dada la elasticidad existente entre el precio de los minerales y el crecimiento de nuestro PBI, si es que el próximo año crecemos alrededor de sólo 2% la conclusión será clara: el impacto neto de la política económica hasta hoy anunciada será cero.

La verdad, el escaso crecimiento del próximo año (ojalá no sea decrecimiento) va a estar directamente vinculado al rompimiento de la confianza del sector empresarial y su impacto en la licuación de la inversión privada. La mantención del capricho de una Asamblea Constituyente, la puesta en duda del mantenimiento de los fundamentos económicos que nos llevó a liderar el crecimiento de la región por dos décadas y el desorden político asociado a un escaso liderazgo gubernamental, están entre los principales factores que explicarán la perdida de varios puntos de crecimiento a nuestro PBI el 2022. Al final, la inversión esperada en el sector privada ha sido mellada, si esta no se recupera pronto, la fuerte desaceleración es un hecho.

Hasta hace pocos meses atrás el consenso internacional era que el próximo año el Perú crecería ente 6 y 7%. Hoy las proyecciones están entre 2 y 3%. ¿Qué significa esto? De validarse estas nuevas proyecciones dadas y originadas por un contexto de creciente incertidumbre y pérdida de confianza en el gobierno, lo que estaríamos dejando de crecer sería entre 4 y 5 puntos porcentuales en nuestro PBI. Ese sería el costo de haber puesto en tela de juicio un modelo económico que funcionó muy bien en lo macroeconómico y cuyos resultados en lo social no se encaminaron apropiadamente como resultado de la permanente postergación de las reformas estructurales.

No puede haber una economía social de mercado en un entorno donde no se aplique reformas estructurales necesarias para hacer eficiente la labor del sector público, para institucionalizar al país, para proveer una adecuada asignación de recursos en materia de salud, educación, seguridad, para que la justicia se aplique por igual para cada uno de sus habitantes independientemente su nivel socio-económico. Lo que en Perú hemos tenido es un modelo con sesgo mercantilista que llevó al extremo las justas demandas de gran parte importante de nuestra población.

No debemos preguntarnos cuanto creceremos el 2022. La pregunta relevante es cuanto dejaremos de crecer. La respuesta es muy preocupante. Si eso es así perderemos, con la sola excepción del 2020, la oportunidad de continuar creciendo – al igual que durante las dos últimas décadas – por encima de toda la región latinoamericana. Triste resultado.

Esto debe enseñarle a cualquiera que asuma la elevada responsabilidad de conducir los destinos del país, que no se puede generar riqueza poniendo en tela de juicio los fundamentos de nuestra economía. Lo más inteligente ahora es dejarse de dogmatismos, ideologías y resentimientos sociales. Lo más inteligente es emprender las reformas estructurales pendientes. Con ellas se dispondrá de mercados más competitivos, de mejores reguladores, de una descentralización real y transparente, de mejor salud, educación y seguridad. Para lograr ello, no es necesaria una Asamblea Constituyente políticamente manipulada. Para lograr ello se requiere disponer de equipos técnicos bien dotados y acompañados de una gran cuota de honestidad, independencia de los grupos económicos y afinidad al país. No se requiere ideologías y, menos aún, si son trasnochadas e inservibles como mecanismo de generación y adecuada distribución de riqueza.

No pidamos cambios irracionales e integrales de nuestra Constitución. Reformémosla manteniendo nuestros fundamentos económicos y este país alcanzará nuevos éxitos con mejor distribución del ingreso y justicia. Con las reformas adecuadas, potenciaremos la inversión; con cambios integrales politizados, destruiremos 30 años de progreso. Simple.

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2021, 2022, Asamblea Constituyente, crecimiento económico, Juan José Marthans

Durante el 2020, el primer año de la pandemia, se crearon un total de 235.447 empresas, según el INEI. Estas se han convertido, a todas luces, en sinónimo de resiliencia, pero ¿qué sucede con aquellas que nacieron solo días antes del inicio del confinamiento?

Una de ella fue Roots Foods, emprendimiento de papas nativas cocidas, prensadas y congeladas creada por Augusto Gereda, emprendedor que durante 25 años se dedicó al comercio, industria, minería, energía e hidrocarburos y retail.

Debido a esta experiencia, la marca de Gereda estaba lista para ingresar a supermercados e iniciar con degustaciones para impulsar su producto, tres días antes del cierre total de nuestro país, producto de las medidas preventivas frente al COVID–19.

“Nos cambió todo el esquema”, cuenta Gereda, al recordar el primer golpe que nos dio la pandemia: los primeros contagiados y fallecidos y un duro confinamiento que provocó el cierre de negocios. “Tan pronto nos dieron las licencias y habíamos pasado de las certificaciones de planta, estábamos listos para empezar, pero de pronto con la pandemia ya no ingresaban proveedores. Se nos cerró ese canal. También el de los restaurantes. Pero vimos que la gente empezó a cocinar mucho en casa”, recuerda Augusto, al encontrar la manera de continuar impulsando su producto. Hallaron el problema, buscaron la oportunidad.

Roots Foods empezó así con una venta directa, el efectivo boca a boca. Se sumó además la difusión en redes, esperando la reapertura del sector retail. “Una vez que abrieron sus puertas, si bien entramos, ya no había la posibilidad de hacer degustaciones, lo cual es un tema primordial para nosotros, tratándose de un producto nuevo. Ha sido un camino un poco difícil, recién vamos a empezar con el impulso después de año y medio”, indica Augusto.

papas

Perfeccionar la papa Tumbay

Perú es un país productor de papa y tiene 3000 mil variedades. Sin embargo importa 50 mil toneladas anuales. La idea de Gereda, entonces, es hacerle recordar a los peruanos la riqueza de nuestro producto a través de Roots Foods, unas papas -del tipo Tumbay- 100% naturales, cocidas al vapor, prensadas y congeladas que llegan a casa -convertidas en pulpa- envasada al vacío y listas para preparar un puré, una causa limeña, papa rellena, hamburguesa de papa, entre otras. 

“Lo que nosotros hicimos fue desarrollar un producto que al momento de usarlo tenga las mismas propiedades organolépticas que el producto recién hecho, y que además se pueda almacenar por un periodo largo”, cuenta Augusto.

Para lograrlo, en compañía de su equipo realizó, durante seis meses, ensayos, pruebas, análisis, estudios de vida útil del producto y lograron uno que se mantiene fresco hasta por 8 meses. “Puedes preparar un puré que no tiene ningún añadido, ningún aditivo. Es 100% papa. Se puede usar en 5 minutos. Simplifica mucho el proceso de hacer cosas ricas y nutritivas en casa”, comenta el creador de Roots Foods, producto que llegó a supermercados como Wong o Metro y que también llega a través de delivery.

Para Augusto, la parte más complicada de emprender, quitando las complicaciones de la pandemia, fueron los impuestos aplicados a su producto. “Las papas son vegetales y están liberadas del pago del IGV, por ejemplo. Entonces yo compro papas y no puedo deducir por ningún lado ese gasto. En cambio, al transformar mi producto, que sigue siendo 100% papa, pero prensada sí se me aplica el IGV, entonces a ello se suma el costo de empaques, envases y demás, y eso de entrada te pega”, comenta.

Respecto de la pandemia, pese a ya haberse formado como empresa a solo días del confinamiento, no tenían facturación previa, por lo que acceder a créditos se hizo más complejo. “Nosotros no pudimos acceder a ningún Reactiva porque no teníamos historial anterior. Pasamos de todo un poco, pero seguimos vivos, que es lo importante”, comenta.

Ahora Roots Foods se encuentra encaminado hacia la exportación. “Hemos estado participando en algunas ferias como la Expo Alimentaria y estamos desarrollando la forma de ingresar a otros países. Por ejemplo, en Estados Unidos puedes comprar papas amarillas enteras congeladas. Definitivamente a la hora que las descongelas no te quedan iguales que una papa amarilla recién hecha. Roots Foods, si tiene esa cualidad. Creo que podríamos tener una ventaja importante”, finaliza.

 

Dato:

Puedes seguir a Roots Foods en su cuenta de Facebook, Instagram y en su página web.

 

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Augusto Gereda, papa Tumbay, Roots Foods

Alrededor de 500 mil 500 personas buscaron un empleo activamente en la capital del país hasta el mes de octubre, según datos del último boletín laboral publicado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Al llegar el final del año, muchos contratos culminan y un porcentaje de la población pasa a estar desocupada e iniciando una nueva búsqueda laboral.

De suceder esto, es importante tener el manejo emocional necesario para afrontar la situación y continuar adelante. ¿Cómo? El psicólogo Juan Armando Corbin brinda algunas pautas para lograrlo:

Pasar por el duelo

Cualquier pérdida provoca consecuencias a nivel psicológico. Tras un despido podemos sentirnos tristes porque nos gustaba la empresa,  melancolía por no volver a compartir con los compañeros, así como pueden aparecer dificultades financieras. Debemos aceptar la experiencia de la pérdida de trabajo para poder seguir nuestro camino y levantar el ánimo lo antes posible.

Evitar tomarlo personal

En ocasiones, el despido puede ser una decisión de la empresa para recortar personal, puede que tus competencias no encajen con el trabajo o que te encuentren desmotivado. Ten presente que tienes competencias o talentos que podrás poner en práctica en otra organización.

Conócete a ti mismo

Es probable que hayas estado en el mismo lugar de trabajo durante años, lo que puede haberte llevado a la zona de confort. La situación de pérdida laboral que atraviesas puede ser una oportunidad para conocerte a ti mismo y saber quién eres. Reflexiona sobre tus talentos y deseos, y así sabrás hacia dónde dirigir tu futuro.

Aprovecha el cambio

Una vez que sientas que te conoces a ti mismo, aprovecha esta nueva oportunidad. Puede ser un buen momento para empezar a emprender o tal vez optar por un empleo que te motive más. Muchas veces, el despido puede ser una oportunidad para crecer tanto en el plano personal como laboral.

Toma decisiones

En el corto plazo debes asegurarte de que todo lo relacionado a tu salida de la empresa esté en regla. Si quieres tomarte un tiempo para pensar, o quieres insertarte automáticamente al mercado laboral, dependerá de ti y está bien, pero primero toma una decisión sobre tu presente.

Revisa tus finanzas

Antes de tomar cualquier decisión sobre tu futuro, asegúrate de tener tus necesidades económicas cubiertas. Es importante que seas realista en ese aspecto para no llevarte ningún susto.

 

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Desempleo, INEI, RETOS

No es gratuito que al recibir el sueldo, la gratificación o un ingreso extra, nos pongamos alegres y nos animemos a comprar algo nuevo para consentirnos. Esto se debe a la segregación de endorfinas de nuestro cerebro, al que le encanta la gratificación inmediata. Nuestras emociones están presentes en muchos momentos de toma de decisión y a veces esto puede ser contraproducente si permitimos que dichas emociones se apoderen de nosotros, específicamente sobre nuestras finanzas.

David Laurent, economista conductual, explicó a Sudaca que las emociones son uno de los principales drivers del momento de nuestra toma de decisiones en diversos ámbitos de nuestra vida. “Siete de cada diez decisiones que tomamos son automáticas. Eso quiere decir que no pasan por un proceso deliberativo, ni racional, sino por un proceso muchas veces emocional”, explica Laurent.

El experto indica que cuando una persona está hambrienta, enamorada, o molesta, sus patrones de consumo cambian de manera radical al de su estado neutral. “Uno necesita la racionalidad para tener ciertos hábitos de consumo. Cuando la racionalidad se ve acotada por cualquier emoción fuerte como enamoramiento, cansancio, somnolencia o hambre, estos hábitos cambian y gastamos más de lo esperado”, explica.

¿Cuándo hacer compras?

Laurent recomienda evitar hacer gastos impulsivos o no contemplados cuando atravesamos momentos de alta emoción, dado que estas transacciones no serán producto de la racionalidad. “El mejor momento para hacer compras es uno de tranquilidad”, indica y explica que, por ejemplo, no es recomendable ir a comprar al supermercado cuando se está hambriento, porque terminamos llenando el carrito de antojos.

“En cambio, si vas a comprar, cuando estás saciado, cuando estás lleno, seguro las cosas que vas a comprar van a ser otras. No es lo mismo ir a comprar al supermercado después de haber terminado una relación, cuando seguramente tu cuerpo te pide azúcares, que comprar cuando estás bien en una relación y te sientes estable”, plantea.

El economista conductual plantea una solución práctica para evitar gastar al estar expuestos a momentos de alta emoción mediante un ejemplo: “Si me reúno con amigos del colegio que no veo hace mucho, estaré expuesto a una alta emoción. Si nos gusta consumir alguna bebida, es probable que gaste. ¿Qué hago entonces?  Me pongo un candado en el momento racional, entonces no llevo mi tarjeta, sino solo el efectivo que estoy dispuesto a gastar”.

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Emociones, estado de ánimo, Finanzas personales

Con el propósito de reactivar el turismo, en el mes de octubre, el Ejecutivo publicó una relación de días no laborables para crear fines de semana largos. De esta manera, durante los días que se sumaron al feriado por el Día de Todos los Santos, del 30 de octubre al 02 de noviembre, se movilizaron 510 mil peruanos, generando un impacto económico de US$ 70 millones, según el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur).

Para las fiestas de Navidad y Año Nuevo se han dispuesto cuatro días no laborables para el sector público: 24 de diciembre, 27 de diciembre, 31 de diciembre y 3 de enero. En entrevista con Sudaca.pe, Carlos Canales, presidente de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), refirió en el mes de octubre que para estas fiestas esperaban un movimiento de hasta dos millones de turistas, que genere importantes ingresos porque el gasto diario se incrementa.

“El primer destino de un limeño es Ica y Paracas. La Reserva de Paracas es el segundo recurso turístico más visitado después de Machu Picchu. Luego están las playas del norte; y Cusco se ha vuelto un lugar con mucha visita de turismo nacional. Ahora tienen la posibilidad de conocer Machu Picchu a precios reducidos”, indicó.

Sitios más visitados y precauciones

Por su cercanía a Lima, la región Ica es uno de los lugares más visitados. Para este año, Eduardo Jáuregui, presidente de la Cámara de Turismo y Comercio Exterior de Paracas (Capatur), calcula que recibirán 50 mil visitantes, generando un movimiento económico de 4 millones de dólares.

De acuerdo al informe Desempeño y Competitividad Turística de ComexPerú, en el 2020, a pesar de las restricciones por la pandemia, la Reserva Nacional de Paracas recibió 223 mil visitantes, después del Circuito Mágico del Agua del Parque de la Reserva y el Santuario Histórico de Machu Picchu, que el año pasado tuvo solo 269,576 visitantes.

Teniendo en cuenta que Machu Picchu es un espacio abierto, Mincetur ha precisado que en diciembre se ampliará el aforo para tener más visitantes por día en el santuario. Un tour de tres días y dos noches, en promedio, está costando menos de 1000 soles, menos de la mitad de lo que podía llegar a costar en la prepandemia, según Canatur.

Además del Cusco, las playas del norte en Piura, Tumbes y Lambayeque se han convertido en destinos muy visitados por los viajeros de Lima. Recientemente, los turistas que visitan Kuélap, en el departamento de Amazonas, también han ido a San Martín, a las ciudades de Tarapoto, Alto Mayo y El Sauce.

Cabe indicar que, desde el 15 de noviembre, la mayoría de provincias se ubica en el nivel moderado y solo siete se encuentran en un nivel epidemiológico alto: Chincha (Ica), Virú (La Libertad), Huaura (Lima Región), Mariscal Nieto (Moquegua), Morropón (Piura), Sullana (Piura), y Moyobamba (San Martín). En estas provincias, el toque de queda va desde las 11 p.m. hasta las 4 a.m.

Como la mayor cantidad de empleos perdidos durante la pandemia eran ocupados por mujeres y jóvenes, el último informe anual “Panorama de las micro y pequeñas empresas en el Perú en 2020” de ComexPerú informa que el 51% de los empleadores dueños de una mype en el país son mujeres que tienen, en promedio, entre 43 y 44 años.

Además, casi la mitad de los empresarios encuestados (49%) por la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) son jefes de hogar, por lo que, una gran parte del ingreso total de estos hogares depende directamente de las ventas y desempeño del negocio.

En el marco del Día Internacional de la Mujer Emprendedora, es oportuno indicar que este liderazgo de las mujeres se ha afianzado en sectores como Comercio y Servicios, que siempre han tenido más participación femenina, pero también se ha incrementado en segmentos tradicionalmente masculinos como Producción.

De acuerdo a este informe, las mypes dedicadas a la producción de bienes se diferencian del sector comercial por su menor porcentaje de mujeres dentro de la fuerza laboral (39%), pero al 2020, el 48% de las mypes dedicadas a la producción de bienes o la extracción de materias primas ya son dirigidas por mujeres. En este segmento, la edad promedio de los empresarios ronda los 45 años.

Tiempo dedicado a emprender

En la misma línea, la encuesta “Emprendedores en contexto Covid-19” de Datum Internacional encontró a fines del año pasado que la cifra de mujeres que tienen un emprendimiento se ha duplicó en cuestión de meses, pasando de 38% a 63% tras la pandemia.

“El rostro de los emprendedores peruanos antes y durante la pandemia ha cambiado. Mientras que, antes de la pandemia eran los hombres adultos los que iniciaban emprendimientos; durante la pandemia, las mujeres, los jóvenes y personas de bajos recursos han apostado por esta aventura”, indica el informe.

Mientras que el 55% de los más de 1200 encuestados declaró trabajar exclusivamente en un emprendimiento, entre las mujeres, la cifra sube a 63% y llega hasta 69% cuando se considera a las que tienen un empleo y un emprendimiento (compartido).

La mayor parte de estos emprendimientos, según la encuesta, fueron motivados por la necesidad (60%). Las mujeres, personas mayores de 35 años y los de nivel socioeconómico D y E tuvieron mayor necesidad de recurrir a esta alternativa como fuente de ingresos ante la crisis económica y el desempleo.

Por último, se consultó a los emprendedores por la continuidad de sus negocios y el 38% de las mujeres consideró que su emprendimiento es su principal fuente de ingresos y continuará con el mismo después de la pandemia. Un 33% piensa encontrar un empleo y mantener el negocio a flote a la vez. Solo un 22% consideró que dejaría el negocio al encontrar un empleo.

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