[EN UN LUGAR DE LA MANCHA] A esta vertiente se suma ahora una novela compuesta de fragmentos narrativos (cosa que concede un lugar especial a la manera cómo opera la memoria) en la que su protagonista, una niña frágil y solitaria es sometida a presiones disciplinarias y sociales que, a la larga, le brindan un puntual conocimiento del mundo adulto, de los condicionamientos sociales que limitan su propia existencia y le dan la posibilidad no solo de ser autoconsciente, sino también de explorar lúcidamente su intimidad.

Agua, de Lucero de Vivanco, se instala pues en una escritura que supone para la narradora la experiencia de desarrollar la habilidad de comprender el mundo que la rodea, desde los secretos que toda familia calla hasta las sutiles formas en que la sociedad impone su hegemonía sobre los sujetos, especialmente en contextos en los que el género resulta problemático. La propia relación de la protagonista con su madre presenta estos rasgos: “Es que mi historia de intimidad con la munchi ha sido desafortunada. Siempre marcada, además, pro las advertencias de lo que yo “no” debía ser, en lo que “no” me podía convertir: no debo ser introvertida (…), no tengo que ser soberbia (…), nada de ser desobediente (…)” (p.77).

Por otro lado, desde el inicio de la narración, la presencia del padre es poderosa y acaso asfixiante. La protagonista practica la natación, bajo la estricta supervisión del padre, quien además se encarga de controlar el tiempo, una de las maneras en que ejerce poder. “Mi padre está parado en la tribuna de la piscina del Campo de Marte, a media altura. Tiene su cronómetro Omega en la mano, apoyado en la palma. El pulgar en el botón derecho, listo para iniciar la cuenta. Dos agujas y números en negro y rojo le permiten medir minutos, segundos y décimas con precisión suiza. Controla la velocidad con la que me desplazo de extremo a extremo en estilo libre, una y otra vez, ejercitándome para que mi técnica sea cada vez más eficaz” (p.13).

La memoria es el archivo en el que reposa lo más trascendente. O lo que conviene o se puede a duras penas recordar. O lo que, también a duras penas, se pueda callar. La memoria es una cicatriz y en esta narración el adagio no es una excepción: “No hay sutura definitiva para los labios de una herida. Es necesario limpiarla cada tanto tiempo, renovarle el vendaje, rociarla con ungüentos que limiten su expansión, que mitiguen su agravamiento. Blindarla contra las nuevas lesiones que llegan con otros ropajes” (157). En esa analogía, la memoria alcanza su mejor capacidad de conmover al lector y en relación con el sujeto, la descarnada revelación de su propio ser íntimo.

Lucero de Vivanco. Agua. Cocodrilo Ediciones. Lima, 2023.

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Una de las escasísimas reformas que se emprendieron durante el largo periodo de la transición democrática (2000-2016), fue la reforma universitaria, y dentro de ella la creación de la Sunedu, una entidad encargada de supervisar la calidad universitaria y exigir cualificación institucional a aquellas entidades que se habían acostumbrado a ser una fábrica de títulos bamba y carreras sin fundamento.

Por ejemplo, se necesitaba autorización expresa de la Sunedu para gestionar y aprobar la creación de facultades, maestrías y cursos de especialización. Con ello, se buscaba desterrar el engaño terrible a los alumnos que esforzadamente dedicaban su tiempo y su dinero a formarse, cuando, en verdad, no lo hacían y los papeles que obtenían no servían luego para nada en el mercado.

Pues bien, ahora, gracias a la labor punible y cómplice del Legislativo y el Ejecutivo, la Sunedu ha sido desmantelada y minimizada en su rol supervisor, cediendo a las presiones de los conglomerados universitarios. Baste decir que ahora se pueden crear facultades y programas de estudio, a sola cuenta de la universidad, solo informando, con posterioridad, a la Sunedu de ello, en un acto meramente administrativo.

Con el pacto aprobado entre el fujimorismo y el cerronismo, se ha permitido el retorno de los dinosaurios, como bien ha titulado un reciente editorial de La República. Los portavoces del antiguo statu quo, fábricas de dinero fácil, logradas en base al engaño de cientos de miles de estudiantes, han vuelto a sentar sus reales aposentos sobre la dignidad de los jóvenes universitarios.

Las consecuencias van a ser dramáticas. Pronto veremos el festival de títulos sin valor, años desperdiciados de jóvenes pagando matrículas para estudiar carreras sin sustento ni estándares mínimos de calidad, millones embolsicados por traficantes de esperanzas juveniles. En suma, capitalismo salvaje en un mercado que, como el educativo, que además confiere títulos a nombre de la nación, debería estar supervisado y regulado.

Y cuando eso ocurra, habrá que recordarle a Keiko Fujimori, de reciente reaparición, que difícilmente puede hablar de querer ser la representante de una derecha liberal y moderna, cuando sus mastines parlamentarios actúan por el contrario y lo vienen haciendo desde que en el gobierno de Kuczynski, se desembalsaron todos los instintos autoritarios soterrados de la opción ideológica que en verdad representa Fuerza Popular.

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[LA TANA ZURDA] Se ha ido uno más de las más grandes voces del Grupo Narración, de las voces del cincuenta y el sesenta que buscaban darles voz a aquellas personas que no la tenían. Junto con Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez y Augusto Higa, Gálvez Ronceros configuró un movimiento innovador y reivindicador de la narrativa peruana, llevando el castellano a niveles de creatividad poco antes vistos.

A través de obras como Los ermitaños (1962), Monólogo desde las tinieblas (1975), Historias para reunir a los hombres (1988), Aventuras con el candor (1989), La casa apartada (2016) y Perro con poeta en la taberna (2018), Gálvez Ronceros supo dar vida a personajes del mundo popular peruano sin caer en el realismo puro y duro ni en la fantasiosa visión de quienes no conocen esa realidad.

Además, de escritor y gran catedrático sanmarquino, fue un excelente ilustrador cuyos dibujos aparecen y acompañan de una manera complementaria sus textos. Gálvez Ronceros logró retratar los nuevos grupos emergentes de una sociedad pluricultural y diversa.

Es así como yo conocí El Carmen y el Guayabo, con esos primeros referentes en los relatos del maestro don Antonio, para luego tener el gusto de encontrarlo en persona y ser testigo de la musicalidad y el optimismo que rezumaban por su voz y sus ojos cuando hablaba de las comunidades afrodescendientes, especialmente la de El Carmen, en Chincha.

A continuación comparto uno de los cuentos más populares y difundidos de la obra del magistral escritor. Este cuento lo analizamos recientemente con una promoción de estudiantes que identificaron no sólo un sociolecto, sino un ideolecto que rescato y comparto para que sea vista bajo una nueva luz:

“TRE CLASE DE SÓ”

Por el callejón del Guayabo venían de un sembrado de yucas dos negras encima de sus burras. Las burras caminaban medio agachadas del lomo porque debajo de la carga negra traían los serones reventando de yucas. Era el mediodía y el sol quemaba como candela. Como les habían cobrado un sol por cada planta de yuca, una de las negras empezó a quejarse:

—Cómo etán lo tiempo… ¡A só cada planta e yuca!

Y mirando el cielo agregó:

—Y con ete só.

Como en ese instante su burra se desvió del camino, demandó colérica:

—¡Só, borica!

Enderezó al animal y prosiguió la marcha.

La otra anduvo largo trecho pensativa. Al cabo habló en tono de sentencia:

—En eta vida hay tre clase de só: só de prata, só de cielo y só de borica.

(En Monólogo desde las tinieblas, 1975).

A través de este microrrelato podemos ver toda una cosmovisión que compartía don Antonio, la vida del afrodescendiente peruano, con personajes populares y familiares del mundo rural costeño y su sabiduría espontánea. Muchos de ellos se ven frecuentemente representando papeles protagónicos; la mayoría de ellos llenos de humor y viendo siempre la vida con una visión optimista, así sepan que el resultado final será diferente a lo esperado. La ambigüedad de la existencia mediante analogías que suceden en el diario vivir es el meollo de la narrativa de Gálvez Ronceros al identificar en la comunidad afroperuana una cosmovisión que expresa su experiencia de vida para no solo decirla, sino para ponerla en acción. Desde el lenguaje, don Antonio rescata y reivindica a una gran parte importante de nuestra cultura afroperuana.

Como mi suegro don Amador Ballumbrosio, Gálvez Ronceros también gustaba de la tutuma, la cual pude compartir con él cuando lo conocí con mi esposo Meno en El Carmen. Su manera de hablar, su complicidad de palabra, su humor y su picardía fueron algunos de los rasgos más admirables de este gran escritor. Hincha del Muni como muchos chinchanos de esa generación, gracias por lo compartido y lo bailado, maestrazo.

Su voz se hará extrañar, su don de gentes y su generosidad. Nos vamos quedando más solos.

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La combinación de una situación política que empieza a alterarse a causa de la distancia paulatina que la derecha está anteponiendo respecto del gobierno (habiendo sido las declaraciones de Keiko Fujimori las más impactantes al respecto) y la débil reacción de los indicadores macroeconómicos (todos los especialistas han reducido sus expectativas de crecimiento para este año), puede poner en riesgo la confiada declaración de la presidenta en el sentido de que su mandato culminará el 2026, “ni un día antes ni un día después”.

Eventual crisis política y mayor empobrecimiento de las clases medias (“el desempeño de la actividad económica obligaría no solo a revisar las cifras de junio, sino también las proyecciones para el segundo trimestre. El PBI crecería 1.3%, lejos de la previsión de 2% de marzo, de acuerdo con el Focus Economics Consensus Forecast de junio. Y, para el 2023, los analistas estiman un crecimiento de 1.9%”, señala Semana Económica), son el telón de fondo propicio para que cualquier gobierno democrático se tambalee. Y si tomamos en consideración que, en el caso peruano, el Ejecutivo carece de bases parlamentarias, sufre una tremenda desaprobación, los conflictos sociales están a flor de piel y la desconfianza es generalizada, podemos vislumbrar que el camino político de acá a tres años no está necesariamente allanado.

Dina Boluarte tiene que andar con pies de plomo a la hora de arriesgar políticamente o dar declaraciones presuntuosas, pero ser muy ágil y dinámica en cuanto a la administración de la cosa pública. Y bueno, pues, parece que lo está haciendo al revés. Comete groseros dislates verbales y políticos y, a la vez, víctima de lo que hemos considerado su vizcarrización, ha plantado al Estado, salvo en los sectores en los que la calidad particular de los titulares de los pliegos ministeriales rompe con la inercia a la que el Ejecutivo parece encadenado.

No hay forma de que de persistir ese talante, el gobierno no esté libre de un zamaquón callejero o parlamentario que se lo lleve de encuentro. La política peruana es imprevisible, pero sí se puede prever que un gobierno mediocre tiene pocas posibilidades de durar.

La del estribo: notable la puesta en escena de Nací para quererte, el musical, producido por Denisse Dibós, codirigido por Juan Pablo Lostaunau y Tommy Párraga, con la dramaturgia de Mateo Chiarella, y un gran elenco de actores y actrices, además de bailarines, entre los que destacan Paul Martin, el querido Hugo Salazar, Sandra Muente, etc. Va en el Teatro Municipal y solo quedan cuatro funciones, desde hoy hasta el domingo. Entradas en Teleticket.

 

 

 

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[AGENDA PAÍS] Hace poco, en una amena reunión social, uno de los asistentes recibió unos documentos relacionados con una infracción de tránsito en la Panamericana Sur.

Habiendo ya pasado varios procesos, sin respuesta a las autoridades ni pago de la multa por exceso de velocidad (el vehículo iba a más de 130 km/h cuando el límite era de 100 km/h), el caso había pasado a ejecución coactiva. Pequeño problemita.

La primera reacción fue de rebeldía, casi de ofensa, un cachetadón a nuestro bolsillo y a nuestra dignidad de intrépidos pilotos. Luego siguieron las sugerencias, como la del “no pagues que no pasa nada”, comentario que empezaba a generar entusiasmo el cual fue complementado por un comentario adicional de que en 4 años las multas prescribirían.

Luego de ver la foto adjunta al documento, donde se reconoce al vehículo y a un sonriente conductor, las siguientes reacciones fueron de una rebeldía distinta, que la velocidad permitida es muy baja (con lo cual coincido), que debería de haber una tolerancia (bueno de 100 km/h a 130 km/h difícil pero un 5% podría ser) o incluso alguien se animó a decir que recién pagaría una multa a partir de los 150 km/h.

Me atreví entonces a hacer un comentario nada inocente y quizá, poco pertinente para la ocasión. Aunque coincidía con algunos de los argumentos expuestos, argumenté que, si queremos construir de verdad una nación con valores deberíamos respetar la ley nos guste o no. La otra opción es buscar los mecanismos para poder proponer modificaciones, así se adaptan las leyes en beneficio de la sociedad y no solamente de unos pocos.

El cargamontón fue fenomenal, mi posición era ampliamente minoritaria. Felizmente nos conocemos hace tiempo, saben que me gusta provocar con el objetivo de buscar una reflexión, fuera del bosque, ya que lamentablemente nos hemos acostumbrado en el Perú a hacer lo que nos da la gana.

La ley de la selva en la cual vivimos no nos permite salir del subdesarrollo social que sigue generando brechas enormes, incentiva la informalidad y la corrupción a todo nivel, y agrega fuego al sentimiento de injusticia social que puede generar mayores desbordes violentos de los que ya hemos tenido.

Actuemos con el ejemplo. No porque muchos no cumplen la ley tenemos que actuar igual.

Es tarea de todos, pero principalmente de nuestras autoridades públicas, el implementar de una vez el curso de educación cívica y ser implacables con la corrupción, para que se escuchen las demandas de la ciudadanía y se sigan las recomendaciones de la OCDE para hacer políticas públicas que generen bienestar.

Pero nosotros, los ciudadanos de a pie, tenemos también el deber de colaborar activamente en una visión de país con valores y no ponernos al margen, en el mundo de la indiferencia y de la amoralidad.

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Dos grandes desafíos geopolíticos tiene que resolver la Cancillería en el corto y mediano plazo. Hasta el momento, la canciller Ana Gervasi se viene manejando con solvencia y profesionalismo y digitando correctamente ambos ejes de acción, pero es preciso trazar un derrotero que luego sigan los eventuales futuros ministros de Relaciones Exteriores y también los próximos gobiernos.

Uno de ellos, el de corto plazo, es el desafío que plantea la hostilidad manifiesta de los gobiernos de México y Colombia, socios de la Alianza del Pacífico, cuyos mandatarios, Manuel López Obrador y Gustavo Petro, se niegan a reconocer la legitimidad constitucional de Dina Boluarte e insisten en la ilusión de que Pedro Castillo regrese al poder, soslayando el rol corrupto, mediocre y golpista del correctamente encarcelado exmandatario.

Frente a ello, prudencia, mantenimiento de las relaciones comerciales y gestos diplomáticos de protesta reiterados, es lo que corresponde. Como López Obrador y Petro responden a una lógica ideologizada, no van a entrar en razón, pero el Perú debe actuar en función de sus propios intereses sin esperar que reconvengan dos gobernantes insensatos.

A mediano plazo es que se juega la alta diplomacia, y corresponde al lugar que debe ocupar el Perú frente al choque de dos potencias globales como los Estados Unidos y China, ambos con intereses económicos y geopolíticos en América Latina y con mayor agresividad la potencia oriental (aunque ya con mañas punibles como las que acaba de denunciar la ministra de Transportes).

¿Nos toca alinearnos con una de ellas? Todo parece indicar que el Perú debe jugar a mantener una prudente distancia respecto de un conflicto del que no somos parte y frente al que nos conviene guardar la mayor neutralidad posible (tanto los Estados Unidos como China son nuestros principales socios comerciales). Hay mayor cercanía geopolítica con Washington que con Beijing, pero la ascendente potencia económica de China debe llevarnos a una mirada pragmática y centrada en los intereses de Estado del país.

Se espera que el profesionalismo institucional de nuestra Cancillería, probado en reiteradas ocasiones (acuerdo de paz con Ecuador, tratados de libre comercio, fallo de La Haya con Chile, etc.), se mantenga y sepamos dar los pasos pertinentes en función de los intereses nacionales y no de los gobiernos, siempre pasajeros.

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[EMPRENDE] La intención de los artículos que he presentado durante este tiempo es la de sumar temas para el análisis y de manera terca insistir en la propuesta de debate entre los investigadores sociales o también económicos para que se pueda aportar soluciones de cambio y así abrir el camino para la comprensión. De esta forma, siempre espero encontrar alternativas para un posible crecimiento y desarrollo del país. El debate sobre temas sociales, económicos y también políticos creo yo, pueden marcar una agenda que trate y desarrolle las particularidades que se muestran en el día a día de nuestra población.

Son temas que buscan abrir un panorama para pensar y aportar alternativas, situándonos en un espacio donde las características culturales, sociales y económicas son muy variadas y la construcción de esquemas de supervivencia se basan en la realidad misma. La resiliencia de nuestros emprendedores, la migración interna de hace décadas reconfigurando el país, las contribuciones de nuestra diversidad ecológica vistas desde el mercado o la adaptabilidad social pensada o asumida naturalmente por historia y cultura, que los antropólogos, (no todos), avistan como un mecanismo de desarrollo autosostenido, son temas que vistos y analizados seriamente y sin pasiones, muestran, repito, una realidad  nueva y única, posibilitando un cambio a mediano y largo plazo.

En consecuencia, en este artículo, me permito poner un tema que me parece interesante y podría generar también debate o intercambio de opiniones, en el afán de explicarnos cuál es la definición que se puede dar a nuestra sociedad, que de por sí, creo yo es sui generis, producto de estar imbuida en un círculo vicioso que lo ha generado la corriente globalizadora y que nos pone, como un país periférico dependiente de los cambios motivados por el mercado internacional y dominante. Quizás por eso, la existencia de muchos emprendedores por necesidad y que buscan fortalecer la oportunidad avistada. Para ello, es importante revisar si somos una sociedad conformista,

La conformidad social la definen desde las ciencias sociales como el nivel en el que un individuo o grupo puede alterar su opinión y actitud para adaptarse y encajar en las normas de otro individuo o grupo. Asimismo, muchas de estas normas actúan de forma implícita, guiando la interacción y el comportamiento de los miembros que lo componen. La capacidad que tiene el hombre para la toma de decisiones de manera individual hace pensar, se dice, de un sentido de libertad, sin embargo, muchas personas, quizás todos nosotros, no somos conscientes que día a día somos influenciados socialmente. Ser conformistas es aceptar los cambios de creencias o de conductas debido a una fuerte presión de los grupos mayoría, modificando las disposiciones previas de los sujetos y direccionándolas hacia las normas establecidas por el colectivo dominante.

No es solo actuar como actúan los demás, es estar condicionados a cómo actúan normalmente, se pierde la autonomía y se cambia el comportamiento, los pensamientos y los sentimientos de las personas con respecto a una norma social. Se puede hablar de una mejor adaptación, es lo normal, se muestra cierta coherencia en el accionar diario, uniformidad y convivencia, o se podría también entender que las figuras dominantes, dominan también la vivencia diaria y es cómodo.

La normativa también genera conformismos sociales, pues ella contribuye a la búsqueda de la aceptación y lógicamente es válido, y por qué no también pensar que la masa comunicacional es influyente en la aceptación de un cambio y por ende de la pérdida de autonomía. Lo cierto es que una sociedad conformista o camino a serlo es punto de análisis, sobrando los casos que la definen como positiva o quizás negativa para el crecimiento de nuestro territorio y nuestra población.

A veces, nos conformamos sin creer realmente en lo que se va construyendo; la conformidad social pasa por una aceptación obligada de acuerdo a circunstancias que responden a una realidad implícita o explícita pero que solo busca ser atendida mas no aceptada interiormente. Otras veces nos alineamos creyendo en lo que la mayoría grupal ya nos propone y la hacemos verdad, ahí aceptamos por la presión social.

En resumen, el tema de conformismo social, nos permite analizar de cerca las motivaciones que cualquier grupo tendría para hacer valer la aceptación de lo que ocurre o de permitir construir a lo que verdaderamente no ocurre. El ser independiente genera alternativas de cambio, otra es parte de una situación generada por las masas. ¿La pregunta es, como nos definimos nosotros? ¿La sociedad peruana es conformista, es seguidora voluntaria o es rebelde cultural y socialmente hablando también? Creo que los emprendedores tendrían una primera respuesta. Esperemos que dice el tiempo

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El día de ayer, lunes 19 de junio, Zoraida Ávalos, la exfiscal de la Nación, decidió responder en su twitter personal el artículo que publicamos en Sudaca el día domingo 18 de junio titulado “Zoraida Ávalos y el lobby congresal para que no la inhabiliten en su cargo”.

Se debe reconocer que el hilo de twitter es una respuesta frontal, directa, sin medias tintas y que cuestiona el artículo que publicamos. No sostiene que se trata de afirmaciones falsas o tergiversadas. En realidad, lo que hace la exfiscal de la Nación es tratar de explicar y contextualizar el artículo de Sudaca. Sin embargo, el contenido de sus twitters ha generado una profunda sorpresa que la hemos compartido con algunos hombres de derecho (jueces de la Corte Suprema, fiscales, abogados reconocidos) y todos sin excepción nos han mostrado su molestia e indignación por lo que allí se indica. Una de las personas consultadas nos señaló que posiblemente la cuenta de twitter sea falsa, lo que nos llevó primero a determinar si la cuenta era auténtica. Luego de las indagaciones correspondientes pudimos verificar que efectivamente se trata de la cuenta personal de Zoraida Ávalos no solo porque aparecen fotos suyas y los datos personales, sino porque publica con frecuencia en su twitter información confidencial de la Fiscalía de la Nación que solo ella puede manejar como, por ejemplo, la referencia al contenido de la denuncia constitucional que presentó el 2020 contra el flamante Ministro de Salud César Vásquez Sánchez, quien, según Zoraida Ávalos, “había pedido favorecer a un empresario de Chota, para que le dieran un par de obras a cambio de que los ayude en su campaña al Congreso”. A ello se suma la afirmación recurrente del twitter de hace menos de 15 horas de: “Como he mencionado antes, el sector del Congreso que pretende destituirme y copar el sistema de justicia es el mismo que desestima denuncias constitucionales contra excongresistas. ¿Quién los sanciona? (FIN/)”.

La confesión de Zoraida Avalos1

Más allá de la actitud desafiante y confrontacional que tiene la exfiscal de la Nación contra el Congreso de la República, o una parte importante de él, a quien acusa, sin paños fríos, de “desestimar denuncias constitucionales contra excongresistas”, las respuestas que ha brindado a través de su twitter, respondiendo la última publicación de Sudaca sobre ella, conduce a realizar algunas observaciones.

En primer lugar, Zoraida Ávalos ha confesado abiertamente y sin tapujos al país que está realizando lobbies en el Congreso de la República y con congresistas para tratar de impedir la inhabilitación que se discutirá mañana 21 de junio. Ello fluye de la afirmación colgada en su twitter personal el día de ayer, y que no ha desaparecido hasta ahora: “Segunda aclaración. Claro que hay personas ayudándome a explicar a los congresistas mi verdad frente a esta campaña de difamación. ¿Qué pretende? ¿Que me quede de brazos cruzados y que no me defienda?”.

Si la ex Fiscal de la Nación reconoce abiertamente de que “hay personas ayudándome a explicar a los congresistas mi verdad frente a esta campaña de difamación” está admitiendo con total desparpajo que dichas personas son distintas a su abogado defensor que está apersonado en el Congreso de la República (el constitucionalista: Francisco Eguiguren Praeli) e, incluso, a ella misma; lo que supone literalmente el confesar que está haciendo lobby, el litigio de pasadizos y el tarjetazo a nivel de la administración pública y, en su caso, en el Congreso de la República. Nos preguntamos: ¿Puede una Fiscal Suprema en ejercicio, y que recientemente ha sido ratificada por la Junta Nacional de Justicia, aceptar que viene cometiendo una conducta ilegal o, por lo menos éticamente reprochable, de buscar a terceras personas para que hagan lobby a su favor en una institución pública (“explicar a los congresistas mi verdad”)? ¿Cuándo usted era Fiscal de la Nación y ahora Fiscal Suprema titular en ejercicio permitía o permite que terceros hablen en algunos casos que les interesa y expliquen una “supuesta verdad”?; ¿puede un fiscal o juez buscar a terceros (no abogados o abogados no apersonados) para que intercedan en un proceso disciplinario o un proceso penal que se les sigue en su contra? ¿Sabe de esta conducta su abogado defensor o se mantiene al margen?

Lo que ha publicado Zoraida Ávalos ayer en su cuenta de twitter hace sonrojar a cualquier ciudadano, a los abogados y exige un necesario pronunciamiento de los Colegios de Abogados a nivel nacional, ya que con el ejemplo de la exfiscal de la Nación se puede buscar a terceros y a cualquier hijo de vecino para que expliquen “su verdad” en cualquier dependencia de la administración pública; al margen de los procedimientos legales, de las normas jurídicas establecidas y de la representación de un abogado defensor.

Se debe destacar que en un arranque de honestidad Zoraida Ávalos reconoce que “hay personas ayudándome”. En Sudaca nos quedamos cortos. Solo habíamos identificado a una persona: a Malena Chacón Arenas. ¿Quiénes son las demás personas que la ayudan? ¿Trabajan en el congreso o en algún sector de la administración pública peruana? ¿Qué clase de lobby hacen: político, legal o de otro orden?

En segundo lugar, la exfiscal de la Nación al responder el reportaje de Sudaca en relación a los correos que ha enviado a todos los congresistas señala que “Las direcciones de los correos son de acceso público: están en la misma página web del Congreso para que cualquier ciudadano o ciudadana pueda comunicarse directamente. Enviar los alegatos de mi abogado es solo una forma de ejercer mi derecho a la defensa”. Ello supone la implementación de una reforma legal de facto en todas las instituciones públicas, entre las que se incluye el Ministerio Público, el Poder Judicial y el mismo Congreso de la República, ya que con lo que acaba de hacer Zoraida Ávalos no es necesario mantener más una mesa de partes (física o virtual), porque el ciudadano, litigante o abogado, puede directamente presentar escritos, alegatos o documentos dirigiéndose al correo (personal o institucional) del fiscal, juez o congresista.

Nos preguntamos: ¿a Zoraida Ávalos le parece normal o correcto que los escritos de un caso (judicial o fiscal) se presenten directamente al juez o al fiscal y no ingresen a la Mesa de partes de la institución pública? ¿Cuando era Fiscal de la Nación cuántas veces los escritos de los abogados se dirigían a su correo personal o institucional; y no a la Mesa de Partes de la Fiscalía de la Nación? ¿Usted dio alguna directiva al respecto? ¿Ahora, en el cargo de Fiscal Suprema, los escritos del despacho que maneja también se pueden presentar de manera directa a su correo personal o institucional?

Pese a no ser abogados, no nos imaginamos que a algún abogado en el Perú se le ocurra enviar escritos, documentos o alegatos de un caso al correo (personal o institucional) de los jueces César San Martín Castro; Elvia Barrios Alvarado, Víctor Prado Saldarriaga o de los fiscales supremos Pablo Sánchez Velarde o Juan Carlos Villena Campana.

En el artículo que publicamos nunca discutimos cómo y de qué manera Zoraida Ávalos accedió a los correos de los congresistas; en realidad, lo que analizamos es si una alta funcionaria pública, una exfiscal de la Nación puede acudir directamente al correo (privado o institucional) de los congresistas para presentar los alegatos de defensa que como ella misma admite ya los había presentado formalmente a “la Presidencia del Congreso a través de la Mesa de Partes Virtual”. La respuesta que brindamos fue negativa: toda comunicación o escrito que se presenta en un determinado procedimiento que se sigue en una institución pública (v. gr. Congreso, Ministerio Público o Poder Judicial) debe seguir su trámite regular y debe ingresar a la Mesa de partes (física o virtual). No se debe remitir algún escrito directamente al juez, al fiscal o al congresista, ya que se salta la formalidad y la legalidad del ingreso de la información que se pone en conocimiento del funcionario. Zoraida Ávalos podía, incluso, solicitar a la Presidencia del Congreso que remita en el día y bajo responsabilidad sus escritos a cada uno de los congresistas. Lo que no podía ni debía es presentarlos ella directamente.

En tercer lugar, el ofrecimiento de favores que se hace a su nombre para que no se la inhabilite del cargo es algo que le consta a los congresistas de la República, a algunos asesores y, sobre todo, según lo que se nos indica, hay un audio que se encuentra en manos del Ministerio Público.

En cuarto lugar, la ex Fiscal de la Nación señala que debería preguntarme: “quién sí está en capacidad de ofrecer favores. ¿Lo hará?”; en una franca y abierta referencia a la actual Fiscal de la Nación: Patricia Benavides. Si ello es así y le consta a Zoraida Ávalos, como miembro del Ministerio Público, debería inmediatamente presentar una denuncia penal, debido a que ofrecer favores a cambio de obtener una decisión de un funcionario público es delito aquí en el Perú como en cualquier país civilizado del mundo.

Por último, debemos enfatizar que es mentira que Sudaca o el autor de la nota “se haya sumado a la campaña de mentiras para buscar mi destitución” junto a otros medios de comunicación, ya que, por el contrario, en Sudaca somos consecuentes con la línea periodística que hemos venido manteniendo hace más de dos años al publicar artículos críticos contra la gestión de Zoraida Ávalos como Fiscal de la Nación. Lo que hacemos ahora es simplemente ser coherentes y mantener una línea de independencia, difundiendo información de interés público que puede ser incómoda a personas y funcionarios que gozan de un enorme poder.

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El transfuguismo es una de las peores calamidades que viene asolando nuestro sistema político. Fuera de casos aislados de migrantes partidarios, previos a los 90, es en el 2000 que este fenómeno se estrena, con la compra de voluntades políticas perpetrada por el montesinismo, que, con rumas de billetes, logró brindarle a Fujimori la mayoría congresal que necesitaba para su fallido periodo de gobierno 2000-2005.

Luego de ello, durante la transición democrática, hubo un periodo de relativa calma, porque los gobernantes supieron establecer pactos de gobernabilidad que otorgaron estabilidad y, por ende, hicieron innecesario el transfuguismo digitado. Así, Toledo pactó con el FIM, Alan García con el fujimorismo y Ollanta Humala con Perú Posible.

La desgracia volvió a sobrevolar los predios de nuestra política cuando Kuczynski amañó los votos del grupo de Kenji Fujimori en base a ofrecimiento de prebendas de gasto social a diversos congresistas regionales, logrando con ello, los votos que evitaron su vacancia (cuando se destapó el escándalo con los “mamaniaudios”, PPK tuvo que renunciar a la Presidencia).

El problema, sin embargo, siguió escalando y durante el gobierno de Castillo llegó a su cúspide, con el reclutamiento de los bautizados “Niños”, quienes a cambio de cargos públicos para allegados, proyectos en sus regiones y demás gollerías, simplemente, sin dejar sus bancadas, votaban a favor del gobierno en cuanta ocasión era necesario.

El transfuguismo es una perversión del voto popular. Altera el sentido del sufragio y daña a la democracia y al juego político limpio. ¿Cómo desterrarlo? Por lo pronto, emprendiendo la principal reforma política que el establishment político se niega a aprobar: las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), que fueran sugeridas, sin éxito hasta ahora, por la Comisión de Alto Nivel para la Reforma Política, presidida por Fernando Tuesta.

Con ello, se acota la posibilidad de que ingresen a una lista de candidatos los que más dinero sucio ponen sobre y debajo de la mesa, se asegura una mejor selección de postulantes y futuros congresistas, y disminuye ostensiblemente la posibilidad de que los así elegidos vayan a ser materia prima dispuesta a venderse por un plato de lentejas al gobierno de turno.

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