Andrés Echevarría

Gustavo Gutierrez y Juan Pablo II

Por : Andrés Echevarría

El mismo día en que la Iglesia católica celebra al Santo que sufrió en carne propia el comunismo y luego, como Papa lo venció, fallece el teólogo que intentó hacer una síntesis entre el Evangelio y el Marxismo.

Esta coincidencia entre San Juan Pablo II y Gustavo Gutierrez tiene, para mí, un mensaje de lo alto. Las cosas pasan por algo. Lógico que es una interpretación muy personal. Pero no podemos negar que el teólogo peruano y el Santo polaco son como antípodas en el pensamiento. Ahora sus vidas ( y sus muertes) están unidas en una fecha:  22 de octubre. 

Pienso que esta curiosidad trae un mensaje de unificación al interior de la Iglesia y en el mundo. Hoy necesitamos reconciliar posturas, reconocer la diversidad, respetar a quien piensa distinto, defender la libertad de conciencia (y la objeción de ésta), no atrincherarse en ideas ni en formas, etc. Conservadores, progresistas, de derecha o de izquierda…todos tienen cabida. La Iglesia es una familia y bajo la autoridad del Vicario de Cristo nos reconocemos hermanos en la misma fe.

¿Qué Juan Pablo defendió la doctrina y Gutierrez la cercenó? Creo que los juicios tan simples resultan injustos con la historia.

Recuerdo que escuché al Padre Gutierrez en una charla en la PUCP en el segundo semestre de 1984. El aula estaba repleta. Había gran expectativa. Después de su disertación, hubo intervenciones de alumnos. Recuerdo dos de ellas. En la primera, uno citó una frase de uno de sus libros, donde el teólogo propone que se le debe liberar al rico de su riqueza usando la violencia. El P. Gustavo respondió que no era esa una interpretación correcta y que no se le debe interpretar de manera literal. Después, otro, salivando por la emoción de tener a un ídolo enfrente, lo alabó diciéndole que él había conseguido la cuadratura del círculo…que había conseguido hacer compatible el marxismo con Jesús. El teólogo rechazó esa alabanza y dijo que no era así. Según él, los evangelios tienen la flexibilidad para estar siempre en actualidad. 

La teología de la liberación llevó a unos sacerdotes y agentes pastorales a entrar en la lucha armada contra las injusticias sociales. Su buena intención, junto con su escaso raciocinio, estuvo marcado por un emotivismo. No se dieron cuenta que la liberación de las injusticias pasaba por la liberación del corazón. Quisieron acortar camino y recurrir a la violencia. Por otro lado, nos ayudaron a preguntarnos por los necesitados. A poner la mirada en cómo llevar a Cristo al mundo de la pobreza extrema. Qué responder ante el cuestionamiento sobre las estructuras injustas. Cierto es que la Doctrina Social de la Iglesia tiene una respuesta. Sin embargo, no agotaba el tema. 

Entre los teólogos de la liberación, unos se apartaron de la Iglesia. Negaron la autoridad del Papa. Otros, como el teólogo peruano, aceptaron seguir fieles. 

El 22 de octubre será el día de la conciliación. Un Papa y un sacerdote se dan la mano. Ambos defendieron sus verdades con ardor y sabiduría. La doctrina es clara. Viene de lo alto. Pero las interpretaciones son humanas y más allá de lo que afirman, nuestros corazones deben tener la hidalguía de tender puentes. La Iglesia debería ser un buen ejemplo donde se pueda vivir en armonía y cordialidad, teniendo, cada uno, sus puntos de vista.

Creo que el mejor homenaje a ambos teólogos es que el mundo vea en nosotros, los católicos, que es posible vivir la unidad en la diversidad, la caridad en la pluralidad y la esperanza de un mundo más justo y solidario. Nuestro compromiso es con Dios y con nuestro prójimo. Trabajando para erradicar la pobreza con la mirada puesta en el cielo.

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Padre Gutierrez, Teología de la liberación

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