Decenas de simpatizantes de Pedro Castillo se congregaron frente a la sede del partido Perú Libre en el centro de Lima. Allí recibieron el primer flash electoral que colocaba al candidato radical como el ganador de la primera vuelta. Quienes no tuvieron ánimos siquiera de abrir las puertas de su comando de campaña fue la otra izquierda, la de Verónica Mendoza, cuyo local lució abandonado y lúgubre.