La propuesta de Francisco Sagasti, “Para superar el entrampamiento político”, contribuye al debate sobre las salidas institucionales dentro del cauce democrático. De las tres alternativas descritas, la tercera, que plantea la participación ciudadana para presentar un proyecto de ley de reforma constitucional que acorte tanto el período presidencial como el congresal, es la más sugerente. Lo es porque supone un esfuerzo consciente de ciudadanos y ciudadanas para salir del entrampamiento político en el cual nos encontramos, en suma, un objetivo político claro. Además, conlleva un mínimo de organización, liderazgo y el uso de una serie de recursos para alcanza lo propuesto. Un empeño de tal magnitud se ve favorecido por la actual coyuntura política.
En ese sentido, ¿los ciudadanos y las ciudadanas son los únicos llamados para recorrer esa ruta? Si bien en la propuesta no se enfatiza en este aspecto es bueno precisar que no deberían ser los únicos. Para que la acción colectiva sea eficiente y eficaz es imprescindible que los liderazgos que la conduzcan gocen de legitimidad. Éstos deberían provenir no solo de la sociedad civil sino también de organizaciones políticas, partidos políticos tanto inscritos como los que están en proceso de inscripción. Si se mira hoy el espectro político nacional, el Grupo Valentín, Hacer País y el Partido del Buen Gobierno podrían formar parte de una coalición que, junto a otros, convoque, organice y movilice a la ciudadanía hasta alcanzar el objetivo planteado.
A los tres se les puede ubicar en el centro político. Todos ellos comparten una visión semejante del país y plantean una forma distinta de práctica política. Más coincidencias que diferencias en sus planteamientos. Así, Hacer País se presenta como “la indignación hecha acción”. Un partido en el cual sus militantes hacen una política “honesta, cercana, profesional, meritocrática, valiente, innovadora, en equipo, basada en evidencia y conectada con las regiones”. Mientras que los integrantes del Grupo Valentín buscan “transformar la realidad del país e incidir positivamente en la cultura política nacional”. En tanto, en el Partido del Buen Gobierno se afirma que se eligió tal nombre porque “esa es la demanda de millones de compatriotas, un buen gobierno que nos brinde salud, educación, seguridad, condiciones de prosperidad, igualdad de oportunidades, políticas contra las desigualdades, respeto a todas nuestras diversidades y soberanía plena”.
Para superar el entrampamiento político también es necesario ir renovando la oferta política nacional. En ese sentido, el Grupo Valentín, Hacer País y el Partido del Buen Gobierno con su prédica y, sobre todo, con su práctica lo están haciendo. Si hicieran suya la alternativa propuesta hecha por Sagasti y la implementaran ganarían en visibilidad. Además de ir consolidando una propuesta de centro político que gravitaría en el quehacer político nacional. Además de mostrar que pertenecer a un agrupamiento político implica compartir una misma ideología, un mismo programa y una lectura de la realidad que se pretende cambiar.
