Empiezan a vislumbrarse los primeros arrebatos autoritarios de un gobierno que se ha empeñado en cometer yerro tras yerro y ahora parece haber encontrado la fórmula para no resolverlos, como correspondería, y pasa por inventar enemigos externos a quienes atacar y buscar que ello genere un efecto distractor.

Así, hemos escuchado a la primera vicepresidenta, Dina Boluarte, y al titular de Justicia, Aníbal Torres, arremeter, en uno de los dos casos agraviantemente, contra la prensa, acusándola de distraer al país de los asuntos importantes y de centrarse en menesteres de menor relevancia.

Como si la cercanía de Sendero Luminoso al gobierno (Bellido, Maraví, etc.), la incompetencia de varios ministros y funcionarios públicos, la radicalidad obtusa de Vladimir Cerrón, el silencio dubitativo del Presidente, etc., fueran, primero, asuntos menores, y, segundo, inventados por los medios de comunicación.

Es necesario advertir la eventualidad de que estemos ante los primeros pasos de una estrategia de gobierno destinada a recuperar alguna popularidad aplicando la estrategia de la confrontación autoritaria. Ya se ha hecho así en otros países de la misma órbita. La prensa, los grupos de poder y el Congreso opositor han sido las instituciones elegidas para armar un muñeco conspirativo que, ese sí, distraiga a la población de los reales problemas políticos que el país afronta por obra y gracia del propio gobierno.

Hay que estar alertas y mostrar unidad. Así como se exige a la oposición congresal democrática que se muestre coordinada, así como los gremios empresariales deben salir de su modorra y activar sus alarmas respecto de los despropósitos económicos del gobierno, la prensa en su conjunto debe entender que frente a una amenaza autoritaria debe mantener la más férrea unidad, sin distingo ideológico o afán competitivo.

La ideología del gobierno, ese indigesto guiso de maoísmo castillista y leninismo cerronista, alberga en su seno evidentes gérmenes autoritarios que ante las primeras frustraciones gubernativas -que ya deben estar sintiendo-, aflorarán y harán que se elija frentes de batalla artificiales para disimular la propia mediocridad.

No vienen tiempos fáciles para la democracia peruana. Lamentablemente, el pueblo se equivocó al elegir a su gobernante y lo hizo por alguien no solo ideológicamente descaminado sino además personalmente incapacitado para gobernar con relativa eficacia.

Son los costos de la democracia y hay que asumirlos hasta donde sea posible, pero lo que no debe ser admitido bajo ningún concepto es que a causa del paulatino descrédito en el que viene cayendo el régimen, pretenda desplegar psicosociales arremetiendo contra libertades fundamentales, como la de prensa, piedra de toque de una democracia que se precie de funcional.

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anibal torres, Dina Boluarte, Guido bellido, Iber Maraví, Presidente Castillo

“El pequeño Jesús, quien perdió a su madre hace 26 días por COVID-19, se encuentra bajo el cuidado de un albergue. Un coágulo en el cerebro lo tiene al borde de la muerte, por lo que piden ayuda para conseguir un dispositivo de S/ 5.000 lo más pronto posible. El Hogar Mantaro de la Congregación Hijas de María Auxiliadora hace un llamado a la comunidad para conseguir de manera inmediata un kit cerebral que permitirá salvarle la vida a uno de los niños que tienen a su cuidado.

Se trata del pequeño Jesús, de 4 años de edad, quien ha sido diagnosticado con un coágulo en el cerebro. En estos momentos él permanece en una cama de cuidados especiales ubicada dentro del albergue, pero necesita ser intervenido quirúrgicamente con urgencia, pues la ruptura del coágulo puede darse en cualquier momento, lo que significaría su muerte inminente”.

Me tomo la licencia de citar in extenso una nota publicada por el diario La República porque llama a la sublevación moral ver que la salud pública es una calamidad sin nombre, que explica sobradamente la anomia cívica que se extiende en el país entre los sectores populares.

Sin una salud pública eficiente y de calidad, ecualizadora de las desigualdades sociales, no seremos viables como República. En este caso en particular, el Minsa está obligado a tomar cartas en el asunto y actuar para resolver el problema. No se debería necesitar la caridad. Es una obligación del Estado brindar una salud pública como derecho consagrado. Ojalá el ministro Ceballos actúe de inmediato.

Está pocos días en el poder la administración de Castillo, pero si algo se espera, más allá de sus devaneos ideológicos y su incapacidad de liderazgo, es que al menos en salud y educación marque la diferencia respecto de gestiones precedentes que hicieron poco o nada al respecto.

Se debe construir un sistema único de salud pública. EsSalud debería ser disuelto y pasar al Minsa, sus aportes sumarse a la remuneración mensual de los trabajadores (y pronto ojalá ocurra lo mismo con los aportes a la ONP y a las AFP, haciendo voluntario el sistema) y para ello se necesita que se produzca un incremento presupuestal significativo para atender la necesidad de construir ese sistema.

En el proyecto de presupuesto para el 2022 hay un incremento del 6% para el sector Salud respecto del pliego del año en curso. Es muy poco y debiera revisarse. La viabilidad del país y el debilitamiento de opciones antiestablishment pasa por edificar una educación y una salud públicas de primer orden. El caso que da pie a esta columna no hace si no revelar cuán lejos estamos de alcanzar ese objetivo.

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AFP, ONP, Presidente Castillo

Es hora de que el Congreso vuelva a poner sobre el tapete una interpelación al gabinete Bellido en su conjunto -no solo a Maraví- y de no encontrar cabales respuestas, proceder a la censura. Nunca, en verdad, debió otorgársele la confianza cuando se presentó en el Congreso.

Hoy después de confirmarse los vínculos filosenderistas del Premier y de varios ministros, además de la absoluta incompetencia de otros, o la proliferación en otros tantos titulares de pliego de conductas reñidas con temas de equidad de género (violencia familiar, incumplimiento conyugal, etc.), sin contar con el radicalismo de la facción cerronista que este gabinete alberga, es imperativo que el Congreso ejerza control político sobre este desaguisado y gaste su bala de plata para conminar al Presidente a recomponer el gabinete y ver si así lo ayuda a salir del entrampamiento en el que se encuentra y del que aparentemente no puede escapar.

Está fuera de toda tolerancia democrática admitir que se permita a Sendero Luminoso, a través del Movadef y del Fenate, merodear Palacio de Gobierno como si fuera su casa. Eso no admite consideraciones estratégicas ni cálculos de gobernabilidad. Hay que zanjar con esas licencias ideológicas que el Primer Mandatario permite con ligereza punible. No es tema de polarización gratuita o de terruqueo ultraderechista. Es evidente el grosero papel que cumplen agrupaciones filosenderistas en las esferas del poder, con la anuencia o pasividad del propio presidente Castillo, y eso no puede permitirse.

El Congreso, baluarte de control político del poder Ejecutivo, debe ponerse los pantalones y actuar en consecuencia. Este es el momento en el que debe hacerlo, no cuando sea demasiado tarde y ya se haya normalizado la inconducta palaciega.

El pueblo que votó por Castillo no es proterrorista ni prosenderista y, como revelan las encuestas, rechaza ese comportamiento político del gobierno. Ese pueblo creciente y mayoritario requiere que el Congreso esté a la altura de su representación.

A ese esfuerzo deben sumarse todos los partidos de la oposición democrática. No solo la derecha -que ha mantenido en ristre una actitud de vigilancia- sino también el centro, que claudicó en la presentación del gabinete Bellido, pero que ahora tiene la oportunidad de reivindicarse frente a sus propios electores.

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Congreso de la República, Gabinete Bellido, Maraví, Movadef, Pedro Castillo

El país esperaba, con expectativas, el anunciado Mensaje a la Nación del Presidente Castillo anoche. Claro, los temas que se consideraba iban a ser mencionados eran aquellos que preocupan a la mayor parte de la ciudadanía: la permanencia del gabinete Bellido, la presencia dominante del secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón, los ministros filosenderistas y la devastadora insistencia en una Asamblea Constituyente corporativista que llevaría al país al abismo.

Pues, oh sorpresa, nada de eso. Ni una letra. No existieron esos problemas para el Primer Mandatario. Se dedicó los pocos minutos que nos regaló a enumerar una serie de programas asistenciales que ya había anunciado el Premier en su presentación ante el Congreso y la única gran novedad fue el anuncio de la construcción de una planta de producción de vacunas Sputnik, sin saberse bajo qué términos, si ha habido licitación, para cuándo (por lo menos tres o cuatro años).

Fue, claramente, un mensaje escapista. Ni siquiera fue uno dirigido a sus huestes radicales, que aún confían en el gobierno y que esperan el despliegue de una serie de reformas que cambien el modelo, el establishment. No buscaba ello. Evidentemente, se trató de un afán distractor que ha buscado que la ciudadanía deje de aturdirse por la inusitada asiduidad de las denuncias que revelan los pasados cuestionables de los personajes del gobierno o las inconductas de espanto de muchos de ellos. Objetivo iluso, por cierto, que no logrará su cometido psicosocial. El problema, sin embargo, es que este mensaje básicamente revela que el Presidente no está dispuesto a cambiar su modus operandi. No parece entender que el menjunje que ha armado, mezclando al maoísta Movadef, el leninismo trasnochado del cerronismo y la tecnocracia caviar, en un solo guiso, no conduce a nada bueno.

La llegada al poder de alguien como Castillo -más allá de su ideología desorientada- era una ocasión maravillosa para que el acceso al poder del pueblo tal cual, porque eso está detrás de este régimen, activara una situación étnica-cultural que ayudase a cerrar brechas seculares de nuestra República. Pero el propio Castillo está devaluando ese proceso, con la malversación de los cargos públicos que ha puesto de manifiesto y su terquedad para corregir los tremendos errores políticos que viene cometiendo.

Castillo está destruyendo la legitimidad de la democracia popular que ha accedido a Palacio. El pueblo no está representado en el sainete que
perpetra el profesor chotano.

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Mensaje a la nación, Movadef, Pedro Castillo, vacunas, Vladimir Cerrón

Mejora en sus niveles de aprobación el presidente Castillo, según la última encuesta de CPI. Su aprobación pasa de 40% a 43.5% y su desaprobación cae de 47.7% a 43.5%. No obstante, sigue siendo una aprobación baja respecto de lo habitual en gestiones que recién se estrenan.

Donde claramente no ha mejorado el gobierno es en materia de la gestión de su gabinete ministerial. Un alicaído 15.7% dice tenerle mucha confianza al gabinete Bellido, 45.7% poca confianza y un 31.9% ninguna confianza.

Respecto de si deben cambiarse algunos ministros con nombre propio, el resultado es devastador: 53.3% cree que Bellido debe ser cambiado; 48% Iber Maraví (Trabajo); 36.9% Ciro Gálvez (Cultura); 35% Juan Carrasco (Interior); 34.6% Juan Silva (Transportes); y 36.1% Walter Ayala (Defensa).

Queda claro que el problema político mayor que el régimen exhibe pasa por la conformación de su gabinete ministerial, donde, políticamente hablando, lo que se aprecia es una batalla campal entre los ministros castillistas y los ministros cerronistas.

Castillo, como líder sindical, cree que puede mecer al país albergando posturas tan encontradas y dejando en suspenso la toma de decisiones (por ejemplo, respecto del titular de Trabajo), y en ese trance la ciudadanía ve crecer el descontento y el gobierno pierde legitimidad.

No es viable un gobierno con tres fuerzas que tiran cada uno para su lado. Entre al ala magisterial vinculada al Movadef, el radicalismo refundacional de Vladimir Cerrón, y el espíritu tecnocrático de la izquierda más moderada, se genera un zafarrancho indigerible que no permite desplegar políticas públicas eficaces e incidentes.

Castillo tiene que mirar al centro. Allí está la clave de la gobernabilidad y de salida de la crisis. Bien lo ha dicho el expresidente Francisco Sagasti en excelente entrevista efectuada hoy por Patricia del Río, en Sudaca: se requiere un coro de centro que ecualice la radicalidad del gobierno enfrentada a la radicalidad de la oposición. El Primer Mandatario haría bien en tenerlo en cuenta. De él depende dar el primer paso para construir ese espacio común.

Castillo está en capacidad de construir un gabinete de centroizquierda que genere consensos inclusive con la derecha. Sería extraordinario. Lo penoso es ver la chatura de un gobernante que no parece ser consciente del inmenso desafío político que tiene entre manos. Gobernar al Perú era ya una tarea difícil antes de la crisis pandémica, económica y política. Hoy, hacerlo requiere mucha inteligencia y coraje para tomar decisiones, virtudes que no parece tener, lamentablemente, el ocupante de Palacio.

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Patricia del R, Presidente Castillo
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