Mauricio-Saravia

Este es un reclamo horizontal: Reflexiones en torno a la protesta

Diálogo con Noelia Chávez y Omar Coronel

La protesta ha dejado muertos. Lo primero que quiere expresar este artículo es nuestra solidaridad con sus familias y que el deseo de justicia ceda el paso a la realidad.

Esta semana que pasó ha marcado tal vez un antes y un después para el gobierno de Castillo. Las protestas de Junín, las primeras manifestaciones de protesta social masiva se dieron y no solo dejaron a la capital sin algunas provisiones, sino que obligó a la movilización de autoridades para una negociación muy dura que sin embargo no le ha puesto punto final al conflicto.

Pero a la vez que esto ocurrió, nos queda la interrogante de cuál es el real significado de estas protestas y cuál es la consecuencia que dejarán al gobierno de Castillo por un lado y al país por otro. Ya el periodista Alvarez Rodrich en su columna en La República anticipa que esto es el inicio del fin de Castillo. Otros en clave más fina como el sociólogo Carlos Meléndez considera que debemos dejar atrás el wishful thinking y hacer un análisis mucho más fino de lo que está pasando.

En esa línea, dos de los mejores intérpretes de la protesta social y popular en el Perú son Noelia Chávez, socióloga y Máster en Gobierno y Administración Pública; y Omar Coronel, sociólogo y Doctor en Ciencias Políticas. A ambos los sigo con interés y representan una manera de interpretar los hechos de las más interesantes que hay en estos días. Así que les planteé conversar de manera asincrónica sobre estos temas y el resultado es este artículo escrito a tres manos. Mi agradecimiento enorme a ambos por tanta generosidad.

Lo primero que nos asombró de manera importante es la magnitud y la rapidez de la protesta. No evitamos la comparación con los sucesos de 2020 en Lima donde se articularon de manera tan eficiente como no liderada una serie de movilizaciones ciudadanas que acabaron con el gobierno de Merino. Así que consultamos:

¿Qué hizo posible una manifestación tan masiva, cómo se pudo “armar” tan rápido?

Noelia Chávez (NCh): En primer lugar, quisiera señalar que la conflictividad, la movilización, las protestas; son saludables para una democracia. Expresan momentos de cambio, momentos en donde se requieren ajustes. Con respecto a la pregunta planteada, la sorpresa puedo haber sido más para Lima pero no necesariamente representa algo tan imprevisto. Es importante recordar el nivel de conflictividad territorial en el país, pues según el último reporte de la Defensoría del Pueblo, tenemos aproximadamente 200 conflictos sociales registrados actualmente, de los cuales más de 150 están activos.  

Por más que a nivel nacional pensemos que somos una sociedad civil débil, usualmente en territorios andinos y rurales el sentido de la colectividad es muy importante porque es la manera que tiene la ciudadanía, mermada en sus derechos, al acceso a esos derechos. Es posible que haya una solidaridad más orgánica, una colectividad más arraigada.  Por eso pueden montar protestas contundentes. No debería sonarnos tan extraño: están presentando una capacidad organizativa a partir de intereses comunes con los cuales se pueden articular como sociedad. 

Omar Coronel (OC): Efectivamente, pero además, no tiene que ver solo con la capacidad organizacional en la zona, que no es tan diferente a la de varias otras regiones, sino con que en Junín hay un mayor desencanto popular con el gobierno porque ya existe un malestar con PL. Hay un rechazo importante a la izquierda en la región, en comparación a otras regiones andinas: las 3 derechas sacan sumadas 32% en primera vuelta y Fujimori saca un nada despreciable 42% en la segunda vuelta.  Pero además, si bien en otros lugares hay igual o mayor organización, en Junín -o Huancayo en particular- hay más convencimiento de que está bien oponerse. Así, es más fácil hacerle oposición al gobierno donde más se sospecha o se rechaza a Perú Libre. 

NCh: Así es, en Junín la oposición tiene un mayor conocimiento de lo que puede hacer un gobierno de Perú Libre porque lo han vivido. Ahí la oposición puede ser más auténtica y crítica a Perú Libre desde el día a día, desde lo cotidiano. Eso hace que también se puedan articular oposiciones más contundentes, porque conocen bien por dónde va el gobierno. Entonces, con una oposición más consciente de las cosas, tienes la posibilidad de poder generar movilizaciones más contundentes.

OC: A eso se suma lo central que son las declaraciones de Castillo, que le dan toda la gasolina a la protesta para que crezca, para legitimar que está bien hacerle oposición a Castillo. Si uno hace un rastreo de la cronología de las protestas, hay un cambio importante luego de esas declaraciones. Hay decenas de ejemplos de cómo estos discursos deslegitimando las protestas incrementan la participación y radicalidad de las protestas, aquí y en cualquier lado. 

Desde García diciéndoles a indígenas que no son ciudadanos de primera clase hasta Piñera diciendo que hay una guerra en Chile durante su estallido. Las palabras importan. En el caso de Castillo, tienen una relevancia simbólica enorme: significan una traición y rompimiento con su representación sociológica. Castillo se da cuenta tarde, y hace el amago de pedir disculpas sin hacerlo realmente. Pero la imagen ya quedó, y los peruanos demoramos mucho en confiar pero nuestras desconfianzas son veloces y muy difíciles de deshacer.

NCh: Recordemos además que Castillo hace campaña territorial, reuniéndose con organizaciones de base de zonas rurales, campesinas, comunidades, pueblos pequeños. Con ellos pacta. Con esa ciudadanía que tantas veces es invisibilizada, Castillo conversa y convence. Si has conversado con esa organización y has hecho promesas que no cumples, ellas y ellos van a reclamarte. Esta traición que se da también porque en muchos casos Castillo no era el mal menor. Era la primera opción. Esa movilización que activó y articuló con su promesa electoral, hoy tiene una sensación de traición. 

En este panorama y con el ejemplo de Junín, vale la pena preguntarse también si ¿es posible una escalada nacional del conflicto?

OC: En el Perú es muy difícil agregar protestas porque no tenemos organizaciones nacionales fuertes, todo está muy fragmentado y hay gran desconfianza entre las bases y las organizaciones que se arrogan representación. Y si bien aquí hay mucha indignación, no parece ser aún la indignación nacional unánime que llevó a las protestas de noviembre de 2020.

NCh: Siempre es difícil hablar de posibilidades a futuro y no es que se pueda predecir hoy una posible escalada nivel nacional. Pero sí hay rutas donde puede venir la escalada. Una de ellas es que pueda existir una conjunción entre esta pro-vacancia limeña y esta movilización territorial contra el gobierno; aunque se ve complicada por la polarización que hay entre Lima y regiones. 

Otra opción es que las regiones se aparten de la oposición limeña representada en el Congreso y se empiecen a mover todas las organizaciones de base a las que Castillo les prometió tanto en campaña y que ahora no les cumple. Entonces, puede terminar siendo una protesta regional o nacional con movilización importante, pero desligada de Lima.

El tercer punto es que este es un reclamo horizontal y eso lo vuelve muy interesante, porque como Castillo movilizó identidad e identificación, entonces lo tratan de igual y quieren su presencia. Hay un mayor acercamiento, se trata de un presidente que también viene de regiones y es de origen campesino, rural, de base. Por eso puede generarse también un rechazo más fuerte y una movilización más fuerte también.  

OC: Ahora, si bien en el Perú pocas cosas son imposibles, una escalada es improbable, si todo sigue como está hoy domingo: con negociaciones y cierta cautela de todos los actores en juego. No debería escalar por más que algunos actores minoritarios lo intenten. Pero va a depender mucho de los errores que potencialmente cometa el gobierno y la oposición. Más errores del gobierno (represión, un discurso que deslegitime protestas, falta de respuestas concretas a problemas) y silencio de la oposición (que no intenten aprovechar el conflicto para promover una vacancia presidencial “contra el comunismo”) hacen más probable que la protesta se extienda. Más negociación eficaz del gobierno (con pedida de disculpa, Castillo yendo a Huancayo, estrategias que tengan un resultado concreto sobre las principales demandas) y bulla de la oposición queriendo capitalizar (enmarcando las protestas en un “Junín se suma a la lucha contra el comunismo del burro”), ayudarían a desinflar la protesta.

Finalmente, un temor que nos quedaba en modo de pregunta es si con esta repercusión en medios sobre lo importante que ha sido la protesta en Junín, ¿se abre la posibilidad de que la oposición pro-vacancia retome su proyecto y la impulse nuevamente?

OC: Como decía, solo mayores errores del gobierno y un muy prudente silencio de los partidos de extrema derecha podrían llevar a un escenario donde una nueva vacancia cobre vuelo. La derecha podría capitalizar si inteligentemente se mantiene prudente esperando que el gobierno cometa más errores. Mientras más intente sumarse a las protestas, más les quita su capacidad de crecer.

NCh: Actores como este Congreso, que actúan en las sombras, con un manto de oscuridad que lo cubre, van a intentar subirse al carro para ganar algo de legitimidad, pero eso no quiere decir que realmente vayan a ser un peso importante. Hemos visto que Castillo ha articulado una serie de coaliciones con el Congreso que más bien hacen difícil la vacancia. De hecho si el Congreso sigue blindado a alguien como Merino, sería bien extraño que aprovechen estas protestas contra Castillo. 

¿Van a intentar algo? Seguro. ¿Tienen escenario para lograrlo? Muy difícil. Todo actor que esté contra Castillo va a tratar de sumarse, como lo que pasó en Junín, pero eso no significa que lo legitimen o que los convierta en la cabeza del movimiento. Es bueno esperar a ver cómo este conflicto se desarrolla, cómo queda Castillo y cómo se esparce a nivel territorial, más que a nivel de Lima. Las regiones tienen el espacio hoy para posicionarse alrededor del gobierno y marcar una pauta. Es difícil que Castillo deje de lado la protesta, le guste o no, porque va a marcar la manera que tiene de comunicarse con la población.

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Huancayo, Junín, protestas

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