Barrantes, Manuel

El Tranvía Electoral

"Para la gran mayoría de peruanos, sin embargo, las elecciones se nos presentan como dilemas morales: ¿voto por una corrupta conocida, o por un inepto por conocer?"

Aunque parezca increíble, las últimas elecciones nos han llevado al punto en el que una persona que votó por Castillo en el 2021, y por López-Aliaga en el 2022, lo haya hecho de manera coherente. ¿Cómo así? Veamos primero un poco de filosofía, y después nos metemos al tema. 

A mediados de los sesentas, la filósofa británica Philippa Foot planteó un escenario que se ha convertido en moneda corriente en las clases de introducción a la ética: Un tranvía corre descontrolado por una vía. En su camino se encuentran cinco personas amarradas a los rieles, de manera tal que, si el tranvía continuara su curso, las cinco personas morirían. Sin embargo, usted tiene la oportunidad de jalar una palanca y hacer que el tranvía cambie de curso hacia una vía alternativa. El problema es que en esta vía alternativa hay una persona amarrada. ¿Jalaría usted la palanca para salvar a las cinco personas, sacrificando a la que se encuentra sola? ¿O dejaría que el tranvía continúe su curso y mueran las cinco personas?  

Existen muchos factores a considerar: ¿Qué tan seguro es que mueran las personas involucradas? ¿Qué pasa si se trata de cinco adultos en una vía, y un bebe en la otra? ¿Qué sucede si la persona solitaria es amiga suya, o un pariente, o una científica a punto de descubrir una cura milagrosa que a su vez salvará a miles de personas?

El problema del tranvía depende de tantos factores contextuales que es difícil darle una solución general. Es un dilema moral. Esto no significa que ‘todas las respuestas sean aceptables’, como le gusta decir a los relativistas morales, sino que no es fácil encontrar una respuesta, y que, así la encontremos, debemos asumir con humildad la posibilidad de que estemos equivocados. Y, sobre todo, cualquiera sea la respuesta que escojamos, tiene total sentido el no ponerse a celebrar.  

Las elecciones peruanas nos presentan, cada vez de manera más seguida, escenarios en los que también debemos escoger entre dos males (evidentemente, esto depende de las inclinaciones políticas de los votantes, pues para muchos solo hay un mal candidato). Para la gran mayoría de peruanos, sin embargo, las elecciones se nos presentan como dilemas morales: ¿voto por una corrupta conocida, o por un inepto por conocer? ¿Voto por un presunto violador y asesino, o por un presunto corrupto de ideología retrógrada y signos claros de desdén por la democracia? 

A mí personalmente no me gusta el voto en blanco porque creo que siempre hay espacio para la deliberación, aunque esta requiera de principios cada vez más abstractos: ¿votar por un asesino y violador, o por una persona que, si bien no tiene indicios de ser ambas cosas, al parecer no tendría problemas en aliarse con veinte asesinos y violadores? ¿Es la legitimación del mal peor que la probabilidad de que ocurra más mal? ¿Es el cálculo de posibles consecuencias lo único que debemos tomar en cuenta, o debemos considerar también otros factores?

Hay algo terrible en los discursos de odio, sobre todo porque aumentan las probabilidades de la realización de actos de odio. Pero, ¿no es acaso la realización del acto una certeza absoluta? ¿Y no son acaso la violación y el asesinato la consumación máxima del odio? En el caso de Fujimori-Castillo, muchos optamos por el desastre probable (Castillo), en lugar de la legitimación del desastre ocurrido (Fujimori), en parte, pero no solamente, porque esto traería peores consecuencias. Esto da para una clase de filosofía, pero (¿dónde está mi vodka? Sí, aquí. Eso, Así, puro no más, sin naranja), es posible que para alguien que votó por Castillo en el 2021, sea coherente el haber deseado que gane López-Aliaga en el 2022. 

[Nota: no creo que los simpatizantes de RLA lean mis columnas. Si lo hicieran, y tomaran lo dicho como algo positivo, esto simplemente demostraría que no saben leer].  

* Manuel Barrantes es profesor de filosofía en California State University Sacramento. Su área de especialización es la filosofía de la ciencia, y sus áreas de competencia incluyen la ética de la tecnología y la filosofía de las matemáticas. 

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Candidatos, Elecciones, Voto

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