[TIEMPO DE MILLENNIALS] Ya hemos hablado en esta columna anteriormente de temas que impactan directamente la calidad de vida de los peruanos, como el acceso a una vivienda diga. Hoy nos toca hablar del transporte.
Ayer me crucé con un video en redes sociales producido por Bloomberg que comenzaba con la siguiente pregunta: ¿Dónde crees que se respira el peor aire en Latinoamérica? ¿Adivinan la respuesta? Sí, es en el Perú.
El Perú encabeza el ranking, por encima de Chile, México, Colombia, Brasil, y el resto de los países de la región. Terribles noticias.
La calidad de nuestro aire es directamente proporcional a la calidad de nuestro transporte público y privado.
La falta de un sistema de transporte público impacta a diario la calidad de vida de los peruanos. Si bien Lima suele ser el foco de atención de este problema por su tamaño y cantidad de habitantes, en otras ciudades como Arequipa, Trujillo o Chiclayo también comienza a sentirse año a año un incremento del tráfico, los tiempos de viajes, y la contaminación del aire.
No es novedad que el transporte público en la capital es un desorden total, y la anunciada reforma del transporte, si bien tuvo buenas intenciones, ha demorado muchísimo en mostrar resultados, y ha estado constantemente amenazada por diversos frentes.
La última amenaza- que podría tener un grave impacto en el futuro- ha sido la destitución de la presidenta de la ATU, Maria Jara, a través de una norma publicada por el MTC que incluye la posibilidad de cesar a la cabeza de la ATU en funciones por una causal de «pérdida de confianza». Luego de emitida esta resolución suprema, Jara fue destituida el día siguiente.
Si bien la gestión de Jara dejó qué desear, pues los cambios en la situación del transporte en Lima y Callao (comenzando por los constantes retrasos en la línea 2 del Metro de Lima) avanzaban a paso muy lento, no se puede negar que esto genera un peligroso precedente.
La inclusión de la causa de «pérdida de confianza» abre la puerta a que cada nuevo ministro de Transportes entrante cambie a la cabeza de la ATU según sus intereses. Imaginemos que los exministros castillistas, Luis Silva, o Geiner Alvarado, hubieran podido tomar control de a ATU. Los resultados hubieran sido sin duda, nefastos.
Adicionalmente, considerando la alta rotación de ministros a la que lamentablemente está expuesto el Perú, dicha causal pone en riesgo que la cabeza de la ATU sea cambiada constantemente, con lo cual la ejecución de la reforma de transportes se volvería imposible.
La gestión del transporte es una pieza clave en la calidad de vida de los peruanos. El tiempo que nos demoramos en llegar a nuestro trabajo a falta de vías rápidas como el Metro de Lima, o Metropolitano, los accidentes de tránsito, el tráfico, la contaminación sonora, visual, y literalmente del aire que respiramos, son algunas de las cosas relacionadas con el transporte público que nos impactan directamente.
Esperemos que el nuevo presidente de la ATU haga una buena gestión, pero en el interín, sería bueno que el Congreso o el mismo MTC regulen las causas por las cuales se puede poner y sacar a la cabeza de la ATU, para darle independencia del poder político, y cerrar la caja de pandora que acaban de abrir. Sin reforma de transportes, la calidad de vida en Lima, y otras grandes ciudades, no tiene futuro.