El pasado jueves 18 de abril, en su casa de Florida, falleció el guitarrista, compositor y cantante Forrest Richard Betts, conocido entre los amantes del rock clásico como Dickey Betts, integrante original de uno de los grupos más influyentes de lo que terminó llamándose “southern rock”, pero no solo de su sonido sino también de su imagen y actitud. Sus inspirados y electrizantes solos pasaban del country al blues, del blues al jazz y del jazz a la improvisación libre en un abrir de cerrar y ojos, construyendo impredecibles fraseos de puro sentimiento y filo, enmarcados en estructuras musicales fijas que evolucionaban hasta convertirse en extensos “jams” (*). Aunque su nombre no es conocido para nadie -salvo para expertos-, su inflamada Gibson Les Paul -a la que llamaba Goldie- y sus composiciones aseguraron la supervivencia del grupo, tras los trágicos decesos, en poco más de un año, de dos de sus miembros fundadores. Betts había cumplido 80 en diciembre del 2023.

(*) En terminología musical, “jam” o “jam session” es lo que pasa cuando músicos -a veces de un mismo grupo, a veces de varios- se juntan para tocar sin previo ensayo o preparación y van elaborando pasajes instrumentales por inspiración espontánea. Aunque proviene del jazz clásico, se comenzó a aplicar también, en los setenta, en contextos rockeros. En el universo de la salsa/latin jazz el equivalente es “la descarga”. Y en Argentina se acuñó el término “zapada”, para referirse a lo mismo. 

En la larga tradición del rock norteamericano, The Allman Brothers Band es una de las columnas vertebrales, un crisol de influencias y virtuosismos que, en su momento, dejó boquiabiertos a quienes tuvieron la fortuna de verlos en vivo y en directo. El nombre del grupo alude a una pareja de hermanos nacidos en Nashville (Tennessee) pero criados en Florida, que venían tocando en diversos ensambles de rock y blues desde comienzos de los sesenta hasta que el mayor, Duane, consiguió trabajo como guitarrista de sesiones al otro lado del país, en los históricos Estudios FAME (Muscle Shoals, Alabama), donde grabó con astros del R&B y el soul como Aretha Fanklin, Wilson Pickett, entre otros; mientras que el vocalista/tecladista Gregg, un año menor, se mudó a Los Angeles, California. Allí, los “brothers” se reunieron nuevamente en 1969 con intención de armar un grupo para hacer música propia.

En solo dos años y medio, entre diciembre de 1969 y marzo de 1972, la banda de los hermanos Allman cambió el panorama del blues-rock que se tocaba hasta entonces. Sus álbumes The Allman Brothers Band (1969) e Idlewild south (1970) mostraron a dos guitarristas extremadamente virtuosos que, aun bajo las restricciones de los estudios de grabación, sorprenden por su ilimitada capacidad para combinar estilos y cruzar funciones. Por un lado, Duane Allman, intuitivo y sinuoso gracias a su dominio de la slide; y Dickey Betts, contundente y creativo, de inagotable precisión, con canciones que pasaron de inmediato al canon del rock clásico como Dreams, It’s not my cross to bear, Trouble no more -original de 1955 del bluesero Muddy Waters (1913-1983), Midnight rider o el instrumental Don’t want you no more, del británico Spencer Davis. 

Pero si uno quiere realmente introducirse en el universo sonoro del sexteto original -que completaban el bajista Berry Oakley y los bateristas/percusionistas Jai Johany “Jaimoe” Johanson y Butch Trucks-, lo mejor es escuchar el disco doble en directo At Fillmore East, que resume dos noches de marzo de 1971 en la legendaria sala de conciertos neoyorquina, regentada por el productor Bill Graham (1931-1991). Desde el poderoso inicio con Statesboro blues -adaptación de un tema escrito en 1928 por Blind Willie McTell (1898-1959) hasta los más de veinte minutos de Whippin’ post, compuesta por Gregg Allman para el LP debut y que se convertiría en uno de sus imperecederos emblemas, este álbum es un viaje, en todos los sentidos posibles, que recoge la intensa dinámica de The Allman Brothers Band en vivo.

Aunque los reflectores solían concentrarse en los Allman, esto no dañó para nada el funcionamiento colectivo del grupo, que se entendía a sí mismo como una familia, más allá de los apellidos. Betts y Oakley venían de tocar juntos en una banda llamada The Second Coming y fueron siempre muy unidos, mientras que Trucks y Jaimoe conocían a Duane desde sus sesiones en Muscle Shoals. La unidad de este combo imbatible de blues-rock pudo haberse quebrado para siempre tras las muertes de Duane Allman y Berry Oakley, ocurridas en octubre de 1971 y noviembre de 1972, respectivamente. Ambos murieron a la misma edad, 24 años. Y por el mismo motivo, accidentes en sus motocicletas. Sin embargo, el grupo siguió adelante y, casi sin descansar, decidieron homenajear de manera permanente a sus hermanos caídos con interminables giras y una cadena de álbumes hasta su primera separación en 1976.

“Yo soy el guitarrista famoso, pero Dickey es el mejor” solía decir Duane, cuando le preguntaban por su cómplice en esto de las guitarras dobles, una práctica en la que fueron pioneros. El joven guitarrista había adquirido estatus de leyenda de las seis cuerdas e incluso gozaba de la admiración de connotados colegas como Eric Clapton, con quien trabajó en el disco Layla and other assorted love songs (1970), uno de los mejores álbumes de esa época. Tras su mortal accidente, Betts asumió las funciones de líder, apoyando a Gregg durante la profunda depresión en la que cayó por la muerte de su hermano. Pero, además de esa valentía y voluntad de hierro, Betts contribuyó con composiciones originales que, con el paso de los años, fueron conformando el catálogo básico para cualquier lista de reproducción o recopilación de éxitos de la banda. Por ejemplo, tenemos Revival (Idlewild south, 1970), Southbound (Brothers and sisters, 1973) o Blue sky (Eat a peach, 1972). Y están, por supuesto, los instrumentales.

In memory of Elizabeth Reed -nombre que Betts sacó de una de las lápidas del cementerio Rose Hill de Georgia para ocultar la verdadera identidad de la mujer que lo inspiró para componerla- condensa, en los casi siete minutos de la versión original, incluida en el segundo álbum del grupo (Idlewild south, 1970), la quintaesencia del sonido de The Allman Brothers Band: el intercambio entre solos y riffs de las dos guitarras, el crecimiento paulatino de acordes suaves a la frenética parte final, la base rítmica del bajo y las dos baterías, el profundo y casi litúrgico Hammond B-3. Se trata de uno de los momentos cumbre del rock de los setenta, en una época de enorme creatividad esparcida por todos lados y la aparición permanente de bandas dispuestas a destronarse mutuamente. Aquí podemos escuchar la versión acústica que grabaran en vivo, en 1994.

Brothers and sisters (1973), el primer disco que lanzaron tras la doble tragedia motera, demostró que había The Allman Brothers Band para rato. Exhibiendo una sorprendente capacidad de recuperación y a pesar del consumo indiscriminado de distintas sustancias, los cuatro restantes, apoyados por el pianista Chuck Leavell y el bajista Lamar Williams, ratificaron su ascendencia entre los rockeros más duros con una selección de canciones interpretadas con pasión y pulcritud. Wasted words, escrita por Gregg, contiene finos fraseos de guitarra slide de Betts, quien además firma cuatro de las siete canciones del disco, entre ellas el brillante instrumental Jessica -dedicado a su hija- y un tema que, a la larga, sería su único single Top 10, de letra simple que le habla al oído y por igual al camionero, al obrero de construcción, al oficinista o al músico trashumante que va de carretera en carretera-, y que se escucha hasta ahora en las estaciones radiales norteamericanas especializadas en rock clásico, Ramblin’ man.

Los años siguientes, Dickey Betts combinó su trabajo en The Allman Brothers Band con una serie de intermitentes lanzamientos solistas. Altamente recomendable es, por ejemplo, el LP Highway call (1974), su primer lanzamiento como líder, en la misma línea del country-rock que hiciera populares a agrupaciones como Eagles, Nitty Gritty Dirt Band o The Flying Burrito Brothers, ligeramente al margen de las largas exploraciones instrumentales de su banda matriz, con la excepción del tema Hand picked, que casi alcanza los quince minutos de duración. También en esos años publicó los álbumes Dickey Betts & Great Southern (1977, donde destaca Bougainvillea) y Atlanta’s burning down (1978), con su propio grupo llamado The Great Southern, a veces presentado como The Dickey Betts Band y que, en años posteriores, cruzó caminos y surtió de nuevos integrantes a The Allman Brothers Band, como los guitarristas Dan Toler (1979-1982) y Warren Haynes (de 1990 en adelante).

A pesar de su importancia dentro del engranaje musical y artístico de The Allman Brothers Band, el perfil público de Dickey Betts se mantuvo siempre bajo. Si bien es cierto los seguidores del grupo tenían claro su papel, lo general es que se le identificara como un integrante “secundario”. Conocido por su gesto adusto, característico bigote delgado y carismática imagen de rudo vaquero/motociclista -que inspiró a uno de los personajes de Cameron Crowe, el divo guitarrista de la banda Stillwater de su recordada película Almost famous (2000)-, Betts fue desarrollando, quizás por ese motivo, una personalidad renegada, casi ausente. Un episodio, narrado hace pocos días en la revista especializada Rolling Stone, nos da un vistazo del carácter irascible del fallecido músico: 

“En 1993, Dickey Betts fue invitado a tocar en el evento de inauguración y toma de mando de Bill Clinton, junto a Bob Dylan, The Band, Stephen Stills, entre otros… Tras bambalinas, según cuenta él mismo, Betts se cruzó con “uno de esos idiotas de saco y corbata” que le dijo: “tienes que cortar algo de leña antes de tocar con los famosos”. Betts enfureció y golpeó al tipo, que cayó noqueado encima de Dylan, mientras este descansaba sobre un sofá. Betts tuvo miedo de haberle pegado a un congresista, pero resulta que era un compadre que trabajaba con uno de los artistas invitados. “Sentí alivio…”, dijo Betts. “Estaba seguro de que vendrían a arrestarme”.

Esa clase de reacciones le trajo más de un problema, entre arrestos y denuncias por agresión, como aquella vez en que terminó preso por golpear a dos efectivos policiales en 1976. Además de ello, su indomable comportamiento comenzó a provocar tensiones al interior de la banda, dañando la relación con sus compañeros y, en especial, con Gregg Allman. El año 2000, justo cuando el grupo inició sus históricas apariciones anuales en el Beacon Theater de New York, que se extendieron hasta el año 2014, Gregg terminó sacándolo -a través de una carta firmada por el resto del grupo- de The Allman Brothers Band, debido a sus excesos alcohólicos. Betts respondió a aquel despido con dos discos de gran factura, Let’s get together (2001) y The collectors #1 (2002). Luego de ello, Dickey Betts y Gregg Allman se enfrascaron en agrios problemas legales y dejaron de dirigirse la palabra durante años. Sin embargo, el díscolo guitarrista logró limar sus asperezas con su amigo de toda la vida, poco antes de su fallecimiento.

Al escuchar Hittin’ the note (2003), la última producción oficial en estudio de The Allman Brothers Band -la única sin Dickey Betts-, se puede percibir en el aire que algo falta, aun cuando el trabajo de las dos nuevas guitarras en la banda es extraordinario (escuchen, por ejemplo, Instrumental illness o Desdemona). Eso de “nuevas guitarras” es, por cierto, un decir, puesto que Warren Haynes (64) y Derek Trucks (44) ya no eran, para ese momento, novatos. El primero, eximio ejecutante de la guitarra slide y excelente vocalista, llegó a la banda de la mano de Betts y el segundo, sobrino del baterista Butch Trucks, fue considerado un niño prodigio -comenzó a tocar en conciertos a los 9 años. Ambos, además, hicieron su camino propio con dos grupos derivados: Gov’t Mule, fundado por Haynes junto al bajista Allen Woody (1955-2000), miembro de The Allman Brothers entre 1990 y 1997; y, por el lado de Derek, The Tedeschi Trucks Band, junto a su esposa Susan.

Con la muerte de Dickey Betts, solo un integrante del sexteto original queda vivo, el baterista Jai Johany “Jaimoe” Johanson, que el próximo julio cumplirá también 80 años. En el 2017, cuatro décadas y media después de los fatales accidentes sufridos por Duane Allman y Berry Oakley, fallecieron los dos restantes, Butch Trucks y Gregg Allman. El primero se suicidó a los 69, debido a múltiples problemas económicos. Y en cuanto al menor de los Allman, sucumbió al cáncer de hígado, a la misma edad, tras años de batallar con dicha enfermedad. Betts, retirado del ambiente musical desde el 2014, reconoció en una de sus últimas entrevistas haber cometido muchos errores en su vida pero también se mostró orgulloso de su reconciliación con Gregg: “He tenido una buena vida y no me quejo. Hice bien mi trabajo y nada de lo que haga ahora podrá superar aquello por lo que me hice conocido. Tengo el mayor de los respetos por Gregg. Toda esa historia de que nos odiábamos es pura mierda, ¡yo amaba a ese viejo maldito!”. Genio y figura, hasta la sepultura.

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La historia de la poesía peruana está llena de arañazos. Muchas veces son los que los poetas se propinan a sí mismos ante la adversidad de una reseña o un comentario negativo a sus recientes creaciones. Otras veces los arañazos van dirigidos a las personas que ellos consideran culpables de haberles desinflado el globo.

Es lo que ha ocurrido hace poco con la reseña que publiqué en esta misma columna al libro La edad ligera. Novela en poesía de la poeta Mariela Dreyfus. La reseña puede leerse pulsando este enlace: https://i.mtr.cool/wasujdodou

El libro de Dreyfus presenta la versión de su autora sobre el Movimiento Kloaka (1982-1984), grupo que contribuyó a fundar, enfatizando los primeros meses de ese colectivo incendiario, permeados de intensidad, drogas, sexo y angustia ante la situación de violencia y crisis económica que se vivió en esos años. No menciona en absoluto las discrepancias internas ni mucho menos la expulsión de la propia Dreyfus del «paraíso kloaka» en enero de 1984 por razones ideológicas y de actitud personal. A pesar de que en mi reseña argumento razonadamente sobre la historia del Movimiento y las diferencias con la versión de Dreyfus, y que demuestro que la conformación de los 63 textos que componen el libro obedece a una concepción que no se diferencia de la prosa referencial si se les quita a los textos el artificio de la falta de puntuación y la división en versos, la poeta ha reaccionado de manera bastante deplorable.

Primero, publicó en el muro del Movimiento Kloaka-refundado en Facebook una imagen que parece ser la radiografía de dos testículos. ¿Qué quiso decir? ¿Que a la reseña –como se diría vulgarmente– le faltan huevos? ¿O que le sobran, quizá?

Poco después, a través de un amigo cercano suyo, el músico tarabilla Piero Bustos, quiso destacar que el número 63 (el total de textos cortos que quiere hacer pasar por poemas) era un homenaje frustrado a Julio Cortázar, el gran autor argentino, que en algún momento escribió sobre la armonía del número 64, formado por los radicales 8 x 8. Pero Dreyfus se quedó corta y decidió publicar solo 63 textos, lo cual sospechosamente coincide con el número de años que cumplió el 2023, cuando se publicó el libro.

Lo que se hace evidente es que este volumen –que no es ni novela ni poesía– resulta una especie de autohomenaje por la edad de la autora. Ahí no hay nada extraño, pues un poeta puede decidir cuántos poemas incluye en un libro por las razones que mejor le parezcan. Por otro lado, cumplir 63 años no es ningún delito ni causa de vergüenza alguna, y con suerte muchos de nosotros llegaremos a esa edad con buena salud si Dios quiere.

Pero la queja de Bustos se pasa de la raya cuando afirma sin el menor empacho que yo no soy la autora de mi reseña, sino el consagrado poeta e intelectual José Antonio Mazzotti, verdadero objeto de los odios de Dreyfus y del creador de esa patraña, el muy conocido agilito Róger Santiváñez, quien sostuvo la misma estupidez en una polémica conmigo por otra reseña que publiqué el 2021 sobre una supuesta historia del grupo Hora Zero escrita por sus amigos José Carlos Yrigoyen y Carlos Torres Rotondo.

En aquel momento, Santiváñez fue expulsado del Movimiento Kloaka por tergiversar la historia del grupo y por sus claras aspiraciones escaleriles en la derecha intelectual peruana.

La cosa, sin embargo, no queda ahí: el tarabilla Bustos usa el tema de la edad de Dreyfus para acusar a Mazzotti de misoginia sin prueba alguna. Yo me pregunto: ¿qué puede haber más misógino que negarle a una mujer como yo, con doctorado en literatura y autora de cuatro libros y numerosos artículos, la capacidad de escribir por mí misma los textos que yo firmo? ¿Es que las mujeres somos tan analfabetas en su cabeza con más pelos que ideas?

Cuando traté de razonar con Bustos solo recibí insultos suyos, de su ex novia la poeta lisurienta Dalmacia Ruiz-Rosas y del también ex novio de ésta, el ya mentado agilito Santiváñez. En suma: un intento de linchamiento solo a partir de una simple reseña.

Todos estos sexagenarios parecen haber perdido la brújula. Debe haberles dolido mucho mi reseña para haber reaccionado de esa manera. Lástima que los egos desproporcionados manchen el quehacer poético en un país tan necesitado de claridad y, por qué no, de un poquito de humildad. Ojalá que en el futuro aprendan, al menos, a insultar con más inteligencia y menos machismo.


 

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La decisión de remover al economista Carlos Oliva de la presidencia del Consejo Fiscal, un organismo consultivo y vigilante, no vinculante, es una demostración clara de que el gobierno no tolera que le marquen los linderos macroeconómicos por los cuales debe moverse con buen tino, más aún ahora que va a haber un ingreso fiscal récord, producto del alza impresionante en los precios de las principales materias primas de exportación del Perú, sobre todo minerales.

Oliva había venido señalando diversas incongruencias y desatinos, como era la obligación del encargo recibido, y eso no gustó. Ni al gobierno, ni al títere del MEF, ni al alcalde López Aliaga -aliado del gobierno en el Congreso-, ni a las autoridades regionales beneficiarias del dispendio, y que también sostienen al régimen.

José Arista en el MEF está siendo una decepción. Tenemos una larga tradición de titulares de la cartera del jirón Junín, que han sido capaces de pararle el macho al propio Ejecutivo y, por supuesto, al Congreso, respecto de solicitudes de dispendio. Arista ha decidido bajar la cabeza, como ya lo anticipaba, desde el inicio, con su ductilidad para manejar el caso de Petroperú.

Es una pésima noticia para el buen manejo económico del país. La debilidad de Boluarte y su sumisión a los partidos del Congreso, que la tienen maniatada, la obligan a convertir Palacio en un arca abierta, llana a a cualquier desajuste fiscal y monetario, a expensas de seguir recibiendo el apoyo que ella necesita para su único gran propósito político: sobrevivir hasta el 28 de julio del 2026.

Ya lo hemos dicho: olvidémonos de que este gobierno vaya a emprender alguna gran reforma institucional o económica. No está en su agenda. Está usando al gobierno como caja chica de intercambio de favores políticos, y se zurra en los principios de metas fiscales a las que estamos obligados.

El grave efecto que eso tiene, sin embargo, es que la parálisis a la que conduce, solo favorece el advenimiento de propuestas políticas radicales y disruptivas. Al paso que va, cada día que pasa Boluarte en Palacio son cinco mil votos más para Antauro Humala.

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Dina Boluarte, MEF, Ministerio de Economía y Finanzas

Esta Casita de Cartón abre sus puertas recorriendo las calles de Buenos Aires en pie de lucha y en otro hecho histórico que marca un precedente. Y enevitablemente se me vienen como ‘del horno’ las letras memorables de aquella canción de Violeta Parra pero que yo escuchara en versión de la también siempre recordada, Mercedes la ‘Negra’ Sosa: ‘Me gustan los estudiantes/ Porque son la levadura / Del pan que saldrá del horno / Con toda su sabrosura / Para la boca del pobre / Que come con amargura / Caramba y zamba la cosa / ¡Viva la literatura!’. Porque miles de jóvenes sin consignas políticas más solo con el legítimo derecho a reclamar algo que toda persona debería, la educación pública y gratuita, han hecho temblar a este ya infame gobierno. Y tomando los hechos recientes en países de la región en relación a levantamientos sociales, fue la rebelión de los jóvenes estudiantes por la subida del pasaje del metro, que hizo que detonara Santiago por históricas semanas, logrando derribar los esquemas prestablecidos lustros atrás por el llamado ‘neoliberalismo’. Lo cierto es que el gobierno de Milei no tiene horizonte fijo. Fijando posturas en guerras de otras latitudes del mundo que pueden causar más de una consecuencia. Como es sabido, Argentina ya fue víctima de dos atentados perpetrados a la AMIA. Dejando una herida aún hoy profunda en la sociedad.

Y es que la educación pública no se negocia. No hay futuro sin educación, y ante eso lo demostraron centeneras de jóvenes que salieron a las calles, desde distintas facultades, como de Medicina, Ciudad Universitaria, de Filosofía y Letras… Y es que la Universidad es el último tramo de la persona que será parte del rumbo de la historia, el último peldaño con el cual nos integramos a la sociedad. Y siendo consecuente con la realidad, tomando lo empírico, lo que se ve, las grandes naciones invierten tanto en esta área y por eso son lo que son, potencias.

Ya desde días atrás, ante las ofensas lanzadas a mansalva por Milei hacia la educación, provocaban indignación en todos nosotros, que de ‘rojos’ tenemos la sangre y de ‘lágrimas’ la tristeza social de la cual vemos a diario. Esto en relación al ‘tweet’ de que todos los jóvenes terminamos somos ‘lágrimas de rojos’, y afirmando que la UBA, una de las universidades más importantes del mundo, y entre las más importantes de latinoamericana, con la UNAM y la de São Paulo, según informes y mediciones internacionales, como centro lugar de ‘adoctrinamiento y de lavados de cerebro’. Nada más falso que la realidad, como la que pregona en sus ya caricaturezcos mensajes a la Nación, como esta última que lo hiciera un dia antes a la protesta, sobre una supuesta mejora económica. Es que pareciera dentro de la tendencia de estos gobiernos, bajo el argumento que no hay dinero, es que recortan el presupuesto en un área tan esencial como es esta. Ya semanas atrás lo hicieron con las personas con enfermedades oncológicas. Pero como dicen: ‘vienen por todo’. Pero si hay para comprar aviones de guerra en desuso, chatarras inservivibles para el ahora, pagando cantidades absurdas de dólares o como para subirse el sueldo de presidente. Es que el verso de la casta, vino revestido de ideales y personajes creados, y que han hecho un daño insondable a sus naciones en poco tiempo, como el cómico que llevó a su país a la decadencia y endeudamiento por incontables años con la nación del Norte, entre otros, en una guerra que no tenía horizonte victorioso, y ahora se ve en manifiesto.

Y es que Milei parece que olvida que la UBA tuvo a 17 presidentes que han caminado en sus patios como 5 premios Nobel. Milei olvida que Argentina ‘rajó’ a un presidente en un helicóptero sino lo incendiaban. Milei olvida que Argentina es un nación de patria, pasión y locura. Y justamente eso es lo que lo lleva a hacer ‘la nación donde las recetas no funcionan’. Milei parece olvidar que aquellos suelos pueden alimentar a 400 millones de personas. Milei parece olvidar que aquel país hizo morir al maldito dictador de Videla en la cárcel, y no con indultos miserables o como Pinochet, nunca pagando en una celda. Milei olvida tanto, que algún día se van a olvidar de él, cuando quede entre las hojas oscuras de la historia de aquel raro pero entrañable y admirable país hermano.

Este columnista que escribe en la Casita de Cartón estudia en la UBA. Y agradeceré eternamente eso porque sino no estaría escribiendo todo esto. Donde vaya mi alma mater siempre estará donde atesoro las cosas más bellas que me acaecieron. La educación no se negocia. La educación es para el pueblo, y el pueblo somos todos.

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Argentina, Crísis, educaciónpública, Marcha, Milei., país, sociedad, UBA

Así de ridículo suena y así de grave es la situación de nuestro país.

En la historia reciente del Perú, desde que regresamos a la democracia en 1980 e incluso un poco antes con la Constituyente del ‘78/’79, el ejercicio de la política estaba limitado a los partidos políticos y a sus representantes tanto en el poder ejecutivo como en los gobiernos locales y a la academia.

En ese entonces, los medios se limitaban en sus noticieros a informar sobre los acontecimientos nacionales y mundiales, incluyendo en su programación espacios políticos, deportivos, de espectáculos y las siempre vistas telenovelas. El poder judicial, siempre con sus cuestionamientos de probidad, aplicaba la ley sin hacer notar una preferencia política, al menos, de manera pública. De los fiscales y procuradores, ni sabíamos quiénes eran.

Cuando Alberto Fujimori se convierte en presidente del Perú en 1990 y para, desde su punto de vista, combatir al terrorismo y la hiperinflación, y luego, mantenerse en el poder, es que comienza la politización de la política, que como bien lo define la Real Academia de la Lengua Española significa, en su primera acepción, es :  “ Dar orientación o contenido político a acciones, pensamientos, etc., que, corrientemente, no lo tienen.”

En la década de los 90’s la política entró en el Ministerio Público con aquella vocecita casi imperceptible y celestial de la fiscal Blanca Nélida Colán que terminó presa, el recién formado Tribunal Constitucional que se armó a la medida del régimen fujimorista y con Vladimiro Montesinos que cerró el círculo comprando al poder judicial y a los medios de comunicación. 

Han pasado más de 23 años desde que renuncia Fujimori y llega Toledo luego de la transición con Paniagua, y la verdad, estamos peor que antes.

La política está ahora en todas partes, incluso en aquellos lugares e instituciones donde no debería estar.

Los fiscales son ahora vedettes que salen a declarar a medios afines y se despachan a diestra y siniestra sin ninguna vergüenza ni ética profesional de guardar reserva en sus investigaciones. Ya no tienen sangre en la cara para expresar condenas a colegas o incluso dejar entrever sus preferencias políticas. La guerra del trono actual por el control de la fiscalía es un claro ejemplo de ello.

La Junta Nacional de Justica, creada políticamente por Martín Vizcarra, tiene el desparpajo de emitir opiniones ex ante como en el caso de la fiscal Zoraida Avalos y de establecer un procedimiento ad-hoc para destituir a la fiscal de la nación Patricia Benavides, con cronometrada coordinación con cierta prensa cómplice.

Tenemos jueces que dan cautelares como el árbitro argentino Javier Castrilli sacaba tarjetas rojas, permitiendo el enfrentamiento de competencias entre instituciones cuando el Tribunal Constitucional ya tiene este tema oleado y sacramentado.

Que los medios tengan sus programas políticos, por supuesto, y que sus conductores tengan afinidad con ciertas ideologías está bien, para eso son programas políticos. Pero cuando la ideología o los intereses de los propietarios de esos medios son también llevados al resto de su programación como noticieros y espectáculos, se está dando contenido político a entornos que no deberían tenerlos. Politizando la política.

La política debería estar concentrada, primariamente, en aquellas instituciones donde los funcionarios son electos por voto popular y a esto me refiero a partidos políticos, poder ejecutivo, gobiernos locales y congreso. Como ciudadanos, ya sea de manera colegiada o individual, también podemos y debemos ejercer política constructiva que sea alimento de los partidos políticos y de los funcionarios electos.

Pero el resto de las instituciones deben regresar a su esencia y trabajar no en función de intereses mercantilistas o ideológicos, sino en función del bienestar de los ciudadanos. 

Basta de fiscales vedettes y magistrados en la televisión, basta de periodistas que fungen de voceros de fiscales en base a posiciones ideológicas, basta de noticieros que chancan día a día y sistemáticamente la labor del congreso cuando deberían individualizar responsabilidades. Basta de doble raseros fiscales como el allanamiento a Juan Carlos Tafur que dignamente responde de inmediato a las preguntas mientras que cuando se allana a Gorriti, éste agarra el celular y llama al fiscal Pablo Sánchez para que le paren el procedimiento.

Si no detenemos esta vorágine de abusos y de enfrentamientos sin pensar en el bien común, y siendo laxos con amenazas latentes como la de Antauro Humala, ya atenuada por algunos periodistas que dicen que será controlado por el congreso o por políticos como Marisol Perez-Tello que ante un escenario Keiko-Antauro en la segunda vuelta votaría en blanco, pues vamos directo hacia la autodestrucción.

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Cómo país enfrentamos, hace mucho, una crisis democrática y de gobernabilidad, cuyas consecuencias las seguiremos padeciendo. 

La corrupción y la pérdida de institucionalidad es parte de ello. Así también lo es el constante ataque a los derechos humanos, a las defensoras/es y los retrocesos en materia de igualdad.

Nuestra clase política es un desastre. Su falta de convicción, de principios y de coherencia es más que evidente. La gran desaprobación de las principales autoridades deja en claro que el panorama es crítico, un ejemplo de ello es el rechazo de la población al actual Congreso de la República que cuenta con 90% de desaprobación ciudadana. Sobre todo, por qué no se ven opciones, salidas o posibilidades reales frente a un próximo escenario electoral.

Muchos de los actores políticos actuales supuestamente defienden “la democracia” vaciándola de contenido. 

¿Puede hablarse de una democracia real sin igualdad?, ¿puede pensarse un horizonte democrático con el racismo estructural fortalecido?, ¿puede un país decirse democrático cuando las autoridades insisten en plantear retrocesos normativos en materia de no discriminación?, ¿puede un país decirse democrático cuándo todo quiere manejarse en función a la acumulación de riqueza y el mercado?, ¿puede hablarse de democracia con amenazas a la libertad de expresión y criminalización de la protesta?

Nuestro país, ese que nunca logró una real transición democrática tras la dictadura fujimontesinista, está siendo secuestrado por corruptos, por mafias, por economías ilegales y por sectores fundamentalistas que se oponen a todo lo que signifique mayor libertad y avance hacia la igualdad.

No es solo el ataque a la institucionalidad democrática y la separación de poderes, sino es la resistencia y destrucción de todo aquello que implique libertad y bienestar con autonomía. 

Mantener estructuras patriarcales y racistas es parte del plan. Por ello, seguiremos observando retrocesos, lamentándolos y resistiendo. Seguirán los ataques, la minimización de luchas históricas, la caviarizacion de defensores de derechos, la precarización de la educación.

Solo una real conciencia ciudadana va a lograr el cambio, y, estos sectores poderosos lo saben. Por ello, el ataque a la calidad de la educación.

Son tiempos que retan a la ciudadanía, a las organizaciones y a quienes desde diferentes espacios creen en la pluralidad, el respeto al otro y los derechos fundamentales de todas las personas. La tarea no es nada fácil. 

 1. Encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) en enero 2024. Información disponible en:   https://www.infobae.com/peru/2024/01/28/dina-boluarte-sigue-sin-levantar-en-las-encuestas-solo-el-8-aprueba-su-gestion/ 

A las múltiples reformas que le corresponderá emprender al gobierno entrante -a éste no se le puede pedir ya nada, por su mediocridad rampante-, entre ellas la reforma del Estado, la de la salud y educación públicas, del proceso de regionalización, de la trama de instituciones pro inversión privada, etc., se deberá sumar, en primer orden, la reorganización completa del Poder Judicial y del Ministerio Público.

Ambos poderes -ya no me sorprenderían más represalias por esta columna- están imbuidos de una degradación institucional terrible y profunda, cruzados por conflictos internos irresolubles y agitados por lógicas políticas que han desnaturalizado el inmenso poder del que gozan, el que, dicho sea de paso, deberá ser acotado.

Se ha intentado ya con anterioridad hacer reformas semejantes y todas han fracasado. Desde fuera y desde dentro. Habrá que repensar con paciencia y reflexión el mejor camino, pero la urgencia de hacerlo es irreversible.

Se suponía que la Junta Nacional de Justicia, que reemplazó al Consejo Nacional de la Magistratura, iba a lograr ello, pero ha fracasado en el intento, sumándose a la mediocridad y politización de los dos entes a su cargo. Se deberá repensar también cómo se conforma un nuevo órgano de control.

El sistema de justicia es vital para la democracia y para el libre mercado. Es, por ello, uno de los rasgos institucionales que rebaja nuestra calificación en todas las mediciones de libertad económica y calidad de la democracia que a nivel global se llevan a cabo.

Degrada la democracia tener un Ministerio Público politizado y arbitrario, afecta la institucionalidad tener un Poder Judicial venal e ineficiente, pervierte la libertad empresarial no tener previsibilidad respecto del modo como se imparte justicia en el país.

Desde ya, las diversas agrupaciones que aspiran a ocupar el poder el 2026 deberán ser interrogadas respecto de qué piensan hacer al respecto. No podemos conformarnos con candidatos carismáticos, disruptivos o sorpresivos. Se debe exigir hondura programática, claridad ejecutiva y presencia de equipos tecnocráticos calificados. Entre ellos, un equipo de juristas de primera nota que ofrezca un cambio urgente al desmadre de corrupción y abuso que reina en las dos instituciones mencionadas, tanto el Ministerio Público como el Poder Judicial.

Abusiva, irracional e inmotivada ha sido la medida de allanamiento dispuesta en mi contra por el equipo de la fiscal Marita Barreto. No se me imputa ningún delito, salvo una referencia inicial difuminada a una supuesta pertenencia a una organización criminal y a la publicación de un informe crítico contra la propia fiscal por el caso Sada Goray, por el viaje que la magistrada efectuara a Punta Cana y Miami a tomarle sus declaraciones.

En base solamente a ello se ha procedido a un allanamiento de mi vivienda y a la incautación de mi equipo telefónico y tres laptops (la mía, de mi esposa y del personal doméstico). El objetivo es claro y evidente: acceder a mis fuentes informativas, que son muchas y sobre diversos temas, pero que en el caso del allanamiento buscan encontrar quiénes eran las personas que me proporcionaban información que sustentaba los informes publicados. Si no fuera así, se me hubiera podido investigar normalmente citándome a la fiscalía, a la que ya varias veces he acudido a rendir testimonio por casos vinculados.

Yo he negado mis fuentes y lo seguiré haciendo. Es un juramento profesional que, maliciosamente, la fiscal Barreto quiere romper, violando los preceptos constitucionales de resguardo de la libertad de prensa. Con mis fuentes siempre he mantenido una reserva absoluta y el compromiso de no revelar identidades bajo ninguna circunstancia, compromiso que estoy obligado a cumplir.

Se esconde además en este presunto afán investigatorio una clara represalia por el informe de Sada Goray, que no faltaba a la verdad en ninguna línea del mismo. Tanto es así que yo no he merecido ninguna carta aclaratoria, carta notarial o querella por difamación de ninguno de los artículos publicados.

Hay un sector del Ministerio Público, que en estos momentos transita por conflictos sangrientos en su seno, que está encontrando víctimas en civiles que no tenemos vela en ese entierro.

Yo no he participado de ningún trasiego de dinero, no he sabido de ello bajo ninguna circunstancia, no he realizado asesorías institucionales ni media training a nadie del Ministerio Público y a ninguno de los imputados, no he recibido jamás emolumento alguno, tampoco he sido operador de ningún favor administrativo de los muchos que se les imputan a otros inculpados en el expediente fiscal.

Conmigo se ha cometido una grave injusticia, se ha atentado contra la libertad de prensa y se ha vulnerado derechos democráticos esenciales. Frente a ello, la frente en alto, la conciencia tranquila y la disposición absoluta a cualquier investigación que se me quiera hacer al respecto.

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Descubre cómo alcanzar tu bienestar financiero

El ahorro es un elemento clave en la vida de las familias, pues nos permite alcanzar metas, lidiar con imprevistos y, en general, vivir más tranquilos. Sin embargo, la mayoría de personas tienen dificultades para ahorrar de manera sostenida mes a mes. La buena noticia es que hay algunas técnicas que pueden ayudar a las personas a lograr sus metas.

Por ello, la Asociación de Bancos del Perú se alió con AFP Integra para crear el curso SOS: ¡No logro ahorrar!, el cual estará disponible en las plataforma educativas de Talentoimparable.pe y Finanzasaltoque.pe, con la finalidad de promover el hábito de educación financiera para ayudar a las personas a organizar sus finanzas, mientras abordan temas importantes como la economía del comportamiento, que estudia los factores psicológicos, sociales y cognitivos que afectan a nuestras decisiones económicas.

«Este curso es apto para todos, sin importar el conocimiento previo que puedan tener sobre el tema. Su objetivo es brindar el conocimiento necesario para lograr construir hábitos financieros saludables, tener un manejo responsable del dinero y tomar decisiones que influyan positivamente en el bienestar económico, como el ahorro a largo plazo», indica Michelle Salcedo, vicepresidente de Talento Humano y Asuntos Corporativos de AFP Integra. 

Miguel Vargas, gerente general de la Asociación de Bancos del Perú, comentó: «La educación financiera cambia vidas, pues brinda habilidades que sirven para el día a día de todas las personas, y es el camino para que cuenten con las herramientas necesarias para tener el control de sus finanzas personales. En particular, el hábito del ahorro es clave para la seguridad de las personas. Por ello, este nuevo curso se enfoca en ayudar a las personas a lograr sus metas de ahorro mediante contenidos breves, accesibles y prácticos».Al finalizar el curso, los estudiantes sabrán cómo identificar los sesgos del comportamiento económico y comprender la importancia del ahorro para su presente y futuro. El curso tiene una duración de 40 minutos aproximadamente y consta de 4 módulos que estarán divididos en 6 clases.

Para acceder al curso, los usuarios pueden hacerlo accediendo a Finanzasaltoque.pe o Talentoimparable.pe, las plataformas de AFP Integra y de la Asociación de Bancos del Perú, respectivamente. Los cursos son de fácil acceso y gratuitos. Además, al finalizar el curso recibirán un certificado firmado por Crehana, la Asociación de Bancos del Perú y AFP Integra.

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