Entre los altos ejecutivos, es una herramienta frecuente para potenciar las habilidades profesionales. Para el coach Franklin Ríos, director de Perfil, con la tecnología, el coaching se puede extender a todos los equipos de trabajo, según los objetivos que se persigan.
Por María Claudia Medina
Si bien coaching se traduce como entrenamiento, en su aplicación se asemeja más a una metodología de trabajo que, según Franklin Ríos, director del Centro de Desarrollo Personal y Profesional Perfil, se puede aplicar en el ámbito familiar y en el profesional para lograr que todas las personas alcancen su máximo potencial.
“Todo el mundo tiene cosas por mejorar. En esta coyuntura, trabajar desde casa resulta difícil porque se ha sacado a las personas de su zona de confort. El coaching es un medio para ponerse a conversar consigo mismo, pero con la ayuda de otra persona. No te dice qué hacer, pero te ayuda a descubrir el potencial y la fortaleza para lograr lo que uno quiere”, precisa.
En el ámbito laboral, antes de la pandemia, los altos ejecutivos lo empleaban en sesiones individualizadas por llamada telefónica, un método bastante adecuado para las circunstancias actuales. Por ello, Ríos considera que, las sesiones de coaching van a empezar a ser más accesibles para mandos medios, grupos y equipos de trabajo.
“El coaching individual lo usaban ellos porque era algo caro, pero ahora, con la coyuntura de hacer todo en línea, se han abaratado los costos. A los profesionales que tenían una relación de liderazgo orientada a la cercanía con las personas, les ha afectado (el cambio). El coaching les puede ayudar a ubicarse en este nuevo contexto”, explica.
Tipos y propósito del coaching
La forma más eficaz de utilizar el coaching en las organizaciones, de acuerdo al especialista, es que se planteen claramente los objetivos antes de iniciar el proceso. De esa manera, al término, el área de recursos humanos puede realizar una evaluación de satisfacción.
“El coaching de equipos es para alinear objetivos porque cada ejecutivo tiene su forma de ver las cosas y a veces les cuesta alinearlo en un solo propósito. Hay experiencia de hacer estos coaching de forma grupal, pero si se quiere cohesionar a las personas, el coaching de equipos es mejor”, comenta.
Cuando el propósito es realizar un coaching individual, pero a todo un grupo de trabajo, la comunicación digital debido a la pandemia hace que la dinámica se asemeje más a la de las clases virtuales, con un coach que se ha convertido en un facilitador. “Si antes se hacía una charla de tres horas, ahora hay que cambiarlo”, refiere.
Sin embargo, observó que la propia intervención entre el coach y el coachee (cliente) se mantiene en confidencialidad por ética profesional, por lo que esa parte del proceso debe ser como una “caja negra” para el área de recursos humanos. Lo principal es que después del coaching, el ejecutivo se sienta mucho mejor en su trabajo y logre las metas que se proponga para beneficio personal y de la compañía.