La última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (telefónica, no simulacro), muestra que los populismos -de izquierda y de derecha- caen o se estancan (Lescano y López Aliaga), y los programas más clásicos suben (De Soto y Mendoza). La segunda vuelta está para cualquiera de los seis primeros. Van a ser dos semanas tremendas.

Lescano (11.4%, -2.5): Caída importante. No le fue bien el debate. Tendrá que resarcirse en el de esta semana. Parece un candidato solo, sin equipo. El problema es que si lo muestra puede perder más votos. La cercanía con Acción Popular no lo ayuda.

López Aliaga (9.7%, +0.2): Estancado. Llegó a su techo. La virulencia del candidato y sus ayayeros congresales le ha pasado factura. Se ve difícil que pueda recuperar impulso. En la derecha, a su ladito, vienen creciendo De Soto y Fujimori, con mejores perspectivas.

Mendoza (9.6%, +2.6): trepa fuerte. Fue la ganadora del debate. Eso debe haber influido. Y lo otro es el estancamiento de Lescano, que le permite crecer. Su problema es que Castillo sigue trepando y de hecho, eso le quita viada.

De Soto (8.5%, +2.8): la sorpresa de la encuesta. A pesar de errores cometidos, el hecho de haberse decidido a hacer campaña (en visitas a regiones y en medios de comunicación) lo ha beneficiado más que al resto. Tiene programa y equipo y eso lo ayuda respecto de sus contendores en la semifinal de la derecha.

Forsyth (8.2%, +1.4): crece, pero difícilmente le va a alcanzar para pasar a la segunda vuelta si no permite que sus cuadros aparezcan (y tiene varios, incluida su plancha). Sigue representando el voto antipolítico. No le fue bien en el debate, pero eso no parece hacerle mella en su público objetivo.

Fujimori (7.9%, +0.7): sigue creciendo, pero a una velocidad que ya empieza a complicarla. El problema es que está atada de manos. No le puede hacer caso a sus halcones, que le aconsejan beligerancia y agresividad, porque eso haría recordar al fujimorismo de los últimos cinco años y allí sí Keiko va perdida. Como va todavía tiene posibilidades. Le fue bien en el debate. Si repite la performance puede seguir creciendo.

Tags:

Congreso, Elecciones 2021, Encuesta

Subleva el reciente informe publicado en el diario Gestión, elaborado por la organización Más Igualdad, que muestra cómo buena parte del talento académico, profesional, científico y artístico del país ha debido migrar y labrar su futuro en el extranjero por ser parte de la comunidad LGTBQ y ser rechazado o discriminado en el Perú.

La lucha por la tolerancia a la diversa variedad de géneros es una batalla liberal por excelencia. El erotismo humano -felizmente liberado de las ataduras biológicas del instinto animal- permite una explosión de variantes sexuales, perfectamente normales y, por ende, merecedoras de un trato constitucional igualitario.

Es en las sociedades capitalistas liberales, modernas e inclusivas, que existe mayor tolerancia. Sucede como con el arte contemporáneo o el feminismo, que florecen en sociedades de ese tipo (por más que paradójicamente haya artistas o feministas que crean que su lucha pasa por ser anticapitalista). La tolerancia a la múltiple orientación sexual que alberga el ser humano es, por ello, una batalla que debe ir a la par de la conquista de las libertades políticas y económicas.

Evitar la discriminación pasa, entre otros factores, por insistir en que se disponga de estrategias educativas de género no solo en las escuelas, también en las universidades, institutos tecnológicos, escuelas de formación policial y cuarteles, ambientes laborales, academia de la magistratura, escuela diplomática, etc.

Preocupa por ello que en la elección política que estamos a punto de tener haya candidatos que abiertamente señalen que se van a tumbar lo poco que se ha avanzado en materia de políticas de género. Entre ellos, el oscurantista López Aliaga, faltaba más. O que el puntero de las encuestas, Yonhy Lescano, manifieste también posiciones conservadoras. O que Keiko Fujimori (en esto no parece acordarse de lo que fue el fujimorismo de los 90), mire de costado cuando se trata de hablar de derechos sexuales y reproductivos. Y ni qué decir de agrupaciones como el Frepap, abiertamente antimodernas y antiliberales, y que amenaza con colocar una bancada congresal numerosa.

Una de las luchas liberales más importantes a librar en el futuro es ésta. No sólo afianzar la democracia, extender y profundizar la economía de mercado, o establecer un shock de inversiones privadas. También, asentar las libertades civiles y la tolerancia -amparada legalmente- a todo tipo de identidad de género.

 

Tags:

Elecciones 2021, Liberalismo, Rafael Lopez Aliaga

Luego del debate de América Televisión, que vio más de un millón de personas, los puestos en las preferencias electorales se han movido. ¡Más de una sorpresa!

Lescano (11%, -1.2): llega a su techo y empieza a descender. El fenómeno Castillo no solo parece quitarle votos a Mendoza sino también al candidato de Acción Popular. No le fue bien, además, en el debate.

Forsyth (8.1%, +0.1): Congelado. El voto Esto es guerra se mantiene, pero ya empiezan a aparecer denuncias en su contra y a recibir ataques de sus adversarios. Eso siempre hace daño. En algún momento, su orfandad ideológica le va a pasar factura.

Fujimori (7.1%, +0.6): sigue creciendo. Lenta, pero sostenidamente. No se sale de su libreto aunque arrecie la tormenta. Su estrategia es clara: el suyo no es el aborrecible fujimorismo de los últimos cinco años sino el de los 90. Debe esperar a que algunos le crean.

Mendoza (5.4%, -0.5): la benefició el debate, pero Castillo parece haberle quitado más votos de los que pudo haber ganado al domingo pasado. Salvo que ocurra una catástrofe con Lescano, se ve muy difícil que la candidata de Juntos por el Perú pase a la segunda vuelta y gane la semifinal de la izquierda.

López Aliaga (5.2%, -2): se desploma. Baja al quinto lugar. Era previsible. Tanta altisonancia y agresividad le iban a costar en las preferencias electorales. Se ha convertido en el candidato de la amargura. Su walk over en el debate influye. La avalancha de denuncias en su contra también le han hecho mella. Erasmo Wong no fue suficiente.

De Soto (4.5%, =): ni crece ni cae. Esta encuesta no mide el incidente de la vacunación en Miami, pero el autor de El misterio del capital va a necesitar algún impulso extraordinario para trepar y meterse en la pelea. Demasiados errores cometidos en los últimos días.

Castillo (4.3%, +1.8): sigue siendo la sorpresa. Lescano y Mendoza son sus víctimas. A ambos les arrancha votos. Y lo más probable es que siga creciendo (hay segmentos en los que tiene 0% y allí aún no se ha aparecido de visita).

Acuña (4%, =): estancado. Ha hecho una buena campaña, pero por alguna razón indescifrable no ha pegado. Su narrativa era la correcta, la del emprendedor surgido de la pobreza, pero esta vez -a diferencia del 2016-, no ha hecho click.

Tags:

Candidatos, Elecciones 2021, Encuesta

La sucesión de dislates cometidos por Hernando de Soto, candidato de Avanza País, ya se acercan al autosabotaje. Dice que no aceptaría vacunarse en el extranjero porque sería un privilegio inaceptable y a renglón seguido lo hace, reconociéndolo solo luego de ser pescado por la prensa. Por cierto, no tiene nada de malo que lo haga, pero lo que subleva es la impostura.

Dice haber publicado su plan de gobierno en The Economist y en The Wall Street Journal, y a los pocos minutos es desmentido tajantemente. A lo sumo, no pasaba de haber publicado algunos artículos, por lo demás bastante alejados de lo que podría ser una propuesta gubernativa cabal.

Sus voceros lo felicitan con algarabía por haber sido mediador exitoso entre el gobierno y los transportistas de carga que habían paralizado sus labores y bloqueado carreteras. Al final, uno se entera que De Soto solo se había reunido con taxistas informales y que no tuvo ni la más mínima injerencia en la solución del problema. Uno de sus aúlicos más entusiastas llegó a decir que De Soto no había esperado al 28 de julio para empezar a gobernar.

En días anteriores habíamos especulado sobre un eventual ascenso en las encuestas de De Soto, porque había salido del pasmo en el que se encontraba y había empezado una maratón de visitas regionales y apariciones mediáticas muy propicias. Y si a ello se le sumaba el estancamiento de la candidatura de López Aliaga, había margen para pensar que el autor de El misterio del capital podía terciar en la pelea de la derecha por pasar a la segunda vuelta.

Todavía es posible que suceda y que el pueblo le perdone o pase por alto sus gazapos, pero si no ocurre y hay un castigo cívico, será única y exclusivamente responsabilidad suya y de su entorno dócil de consejeros, que parecen no ser capaces de empinarse sobre el desbordado narcisismo del candidato.

Estamos todavía en los primeros 30 minutos del primer tiempo del partido por la primera vuelta y en la semifinal de la derecha se mantiene un empate técnico, pero De Soto se ha hecho merecedor de varias tarjetas amarillas que en pocos días sabremos si lo han afectado y beneficiado a sus adversarios.

Tags:

Candidatos, Elecciones 2021, Hernando De Soto

Las últimas encuestas revelan con claridad que la ola celeste de Rafael López Aliaga se convirtió en un tumbito. Ya dejó de crecer al ritmo que lo venía haciendo y lo más probable -dada la cantidad enorme de desaciertos que viene cometiendo- es que empiece paulatinamente a bajar en su intención de voto.

El voto ultraconservador tiene un nicho en el Perú, pero tiene un límite que es incapaz de franquear, salvo que quien lo represente sea un candidato convocante, plural, sensato, todo lo contrario a lo que el líder de Renovación Popular viene mostrando ser.

Rehúye debates (no fue al de América Televisión y canceló a última hora el de San Marcos), se muestra cada vez más soez con el gobierno y sus adversarios y ha enfilado sus baterías contra la prensa que legítimamente lo cuestiona o lo investiga. Se permite inclusive retuitear los peores agravios que en las redes sociales se lanzan contra periodistas que lo ponen en aprietos en entrevistas (y, qué curioso, la mayoría son contra periodistas mujeres).

Tiene, además, compitiendo a su alrededor a candidatos del mismo o parecido perfil derechista que están recomponiendo adecuadamente sus estrategias. George Forsyth ha detenido su caída, Keiko Fujimori sigue creciendo lenta pero sostenidamente y Hernando de Soto despertó de su modorra y ha emprendido una maratón de visitas a regiones del país y se prodiga con habilidad en entrevistas en medios de comunicación. La semifinal de la derecha no la tiene ganada López Aliaga y todo apunta a que la va a perder sin atenuantes, producto de sus propios errores.

Sería una gran noticia para la democracia, para la economía de mercado y para las libertades civiles (que tanto ha costado y cuesta instaurar en el Perú), que un candidato como López Aliaga no pase de ser una efímera y lamentable anécdota en el firmamento político peruano.

La ultraderecha no merece tener protagonismo. La construcción de una república moderna y liberal marcha en sentido contrario de proyectos cavernarios que harían retroceder décadas al país.

Solo ha sido la simultaneidad de crisis -sanitaria,, económica, social y política- lo que le ha permitido a López Aliaga cosechar de ello y sorprender a una parte del electorado, pero felizmente todo parece indicar que haber aparecido tan precozmente le va a pasar factura. Este tiempo ha servido para revelar el verdadero rostro tenebroso de un personaje lamentable y peligroso.

Tags:

Candidatos, Elecciones 2021, Liberalismo

Una encuesta de determinada empresa no se puede comparar con otra. Tienen metodologías distintas y muestreos diversos. Pero sí es factible compararlas entre ellas mismas y en esa medida, la última encuesta de Datum arroja resultados interesantes a comentar. Cabe mencionar que ha sido hecha antes del debate dominical.

Lescano (14%, +1): Empieza a lentificarse su crecimiento. Es curioso que en el oriente sea donde peor le vaya en cuanto a región geográfica siendo una zona tradicionalmente populista. No le fue bien en el debate.

López Aliaga ((9%, +2): también ya se detiene su boom de crecimiento. Está asentado sobre todo en el sector AB, hombres y en Lima. Va a ser difícil que crezca en otros segmentos. Ya habría llegado a su techo y puede empezar a descender. No participar en el debate fue un error.

Forsyth (8%, +1): El debate lo va a afectar. Tiene más arraigo en jóvenes limeños y del oriente, del sector AB. Si la da un giro a su campaña podría mantenerse y tentar la segunda vuelta. Deberían salir más sus voceros y no sólo él.

Fujimori (8%, +1): crece lenta, pero sostenidamente. Es la que mejor está llevando su estrategia, sin perder los papeles. Sabe que el partido dura 90 minutos y no se aloca. Debe trabajar el sur y el oriente. Tiene buena votación femenina (más que Mendoza).

Mendoza (6%, =): su mensaje cala más en el sector E. Después del debate puede crecer. La atenazan Lescano y Castillo. Le han quitado el sur. Lescano tiene 18% en esa región, Mendoza 8% y Castillo, allí cerquita, 7%. Y en el centro, Castillo le gana.

De Soto (5%, =): en el centro (1%) y el oriente (3%) casi no existe. Lo mismo en el sector E (1%). Debe hacer campaña allí. Se está desplegando bien en medios y en visitas. Va a crecer. No se puede asegurar si al punto de aprovechar la probable caída de López Aliaga o si le dé como para alcanzar a Keiko.

Urresti (5%, +1): es el que votación más homogénea tiene (género, edad, región y nivel socioeconómico). No le fue bien en el debate, aunque quizás su efectismo gestual logre calar.

Castillo (3%, +1): si hace campaña en Lima, donde tiene 0% de intención de voto, podría dar la sorpresa y superar la valla. Tiene 10% en el centro y 7% en el sur.

Acuña (3%, =): le va bien en las entrevistas. En el AB le va pésimo. Debería hacer hablar a sus voceros económicos que pueden sintonizar con ese segmento. No está descartado.

Quizás lo más importante de esta encuesta de Datum es que el 45% aún está pensando por quién votar y un enorme 25% no ha pensado nada sobre estas elecciones. Solo un 28% dice ya haber decidido su voto.

Tags:

Datum, Elecciones 2021, Encuestas

Sin duda, las ganadoras del debate electoral protagonizado anoche en América Televisión, son -en ese orden- las candidatas de Juntos por el Perú, Verónika Mendoza, y de Fuerza Popular, Keiko Fujimori.

Más solventes, más directas, más confrontacionales cuando la ocasión lo ameritaba, dejaron deslucidos a Lescano, Forsyth y Urresti, que más bien mostraron sus flaquezas antes que sus fortalezas.

¿Les alcanzará a ambas para avanzar en las “semifinales” que disputan? Mendoza tiene que derrotar a Lescano si quiere pasar a la segunda vuelta y tiene, además, que contener el crecimiento de Pedro Castillo, el candidato de la izquierda radical. Anoche ha anotado un gol, ha achicado la diferencia con Lescano y de mantener ese perfil (es injusta, por cierto, la poca cobertura mediática que recibe), puede trepar y meterse por los palos a la segunda vuelta. Tres semanas para la elección es mucho y faltan aún los debates del Jurado Nacional de Elecciones. Ha dejado de ser la Mendoza modosita que a nadie del centro iba a conquistar en esta primera vuelta.

Por su parte, Keiko Fujimori también redondeó una buena faena, contando con el beneficio adicional que su rival directo, Rafael López Aliaga, perdió por walk over al no asistir al debate. El candidato de Renovación Popular pudo haberlo hecho y haber aprovechado para zaherir al grupo El Comercio -si era eso lo que le molestaba- y eso, inclusive, le habría dado votos, dado el desprestigio social que sufre el principal conglomerado mediático del país, pero prefirió ir a una entrevista con Mónica Delta en Latina Televisión y salió trasquilado.

Al parecer, Keiko va a ir subiendo, lenta, pero sostenidamente, y López Aliaga no solo habría llegado a su techo sino que podría empezar a descender. Keiko aparentemente la tiene más fácil que Verónika Mendoza porque está a pocos puntos de López Aliaga, pero se le complica por la presencia creciente de Hernando de Soto, que también quiere jugar este partido de la derecha y su campaña ha agarrado vuelo (estuvo muy bien anoche en sendas entrevistas con Mónica Delta y Jaime Bayly).

Las semifinales de la izquierda y la derecha aún no están definidas. Apenas está culminando el primer tiempo. Hay cambios de estrategia y eso va a influir en los resultados finales.

Tags:

Debate, Elecciones 2021, Encuestas

Si quien gane las elecciones en la segunda vuelta no está dispuesto a establecer un pacto extraordinario con diversas fuerzas políticas, vamos a ver un país nuevamente convulsionado por las permanente amenazas de la vacancia presidencial o la disolución del Congreso, como bien ha señalado Alberto Vergara en su columna de hoy.

Como van las cosas, resulta casi imposible que algún partido alcance mayoría. Se ve difícil también que baste con que dos partidos se unan. Se va a necesitar un acuerdo multipartidario.

Así, no va a ser suficiente un pacto bilateral, como en el 2001, cuando Alejandro Toledo llegó a un acuerdo con Fernando Olivera y logró mayoría en el Congreso, o el 2006 entre Alan García y la bancada fujimorista, o el 2011 entre Ollanta Humala y el referido Toledo. Se va a necesitar mucho más que eso.

Por lo pronto, el nuevo Presidente va a requerir por lo menos 44 congresistas leales e incondicionales para evitar que lo vaquen en algún momento. Precisará de 65 parlamentarios para asegurarse de que no le censuren ministros y un número similar para estar ciento por ciento seguro de que le otorguen a sus respectivos gabinetes la cuestión de confianza (se requiere mayoría simple del quorum). Además, por cierto, necesitará un número equivalente para asegurarse la aprobación de leyes que pueda proponer al Congreso.

Eso va a implicar un gabinete multipartidario, con carteras específicas asignadas a los socios del pacto. Organismos públicos (Petroperú, Sedapal), asiento en instituciones autónomas (Tribunal Constitucional, BCR, organismos reguladores, etc.), tendrán que ser manejadas como moneda de intercambio para lograr sellar un pacto de gobernabilidad que al menos le evite al país la zozobra que hemos vivido los últimos cinco años.

La mala noticia será, sin embargo, que un pacto de semejante naturaleza acotará al mínimo la posibilidad de ejecutar políticas públicas audaces, continuar con la reforma política o judicial, retomar el camino de las reformas económicas. Reinará el mínimo denominador común. En el mejor de los casos, será un gobierno “más de lo mismo” como los que hemos tenido los últimos veinte años, pero el gran beneficio será la estabilidad, con todo lo que ello implica.

La continuidad de la estrategia de vacunación y el relanzamiento de la economía, requieren, sobre todo, estabilidad. Otros tiempos serán los de las reformas. Con que estos dos objetivos se logren plasmar en los cinco años entrantes deberíamos darnos por bien servidos.

Tags:

Congreso, Elecciones 2021

Si Luis Bedoya Reyes hubiese ganado las elecciones de 1980 o 1985, el país hubiera sido otro, sin duda. Nos habríamos evitado el desastre del segundo belaundismo y el apocalipsis del primer alanismo. La infame y horripilante década de los 80 no habría sido tan desgraciada si llegaba al poder alguien que hubiera emprendido algunas reformas económicas urgentes ya en esa época y que recién el país pudo ver plasmadas en los 90.

Pero la suerte electoral no le sonrió. En 1980, Belaunde obtuvo el 44.93% de la votación, Armando Villanueva el 27.24% y el Tucán apenas el 9.58%. En el 85, ya luego del desgaste de haber sido cogobierno con Belaunde, Bedoya tambien salió malparado. Un fulgurante Alan García obtuvo el 53.1%, Alfonso Barrantes 24.69% y Bedoya tan solo el 11.89%. Nunca más volvió a postular a la Presidencia.

Bedoya no era estrictamente hablando un liberal. Era confeso socialcristiano. Creía que el Estado debía tener una participación en el manejo económico. Era más un proempresa que un promercado. Y cometió el grave error de llenar a su partido de abogados lobistas, más interesados en obtener poder político para favorecer a sus clientes ocultos, que en desplegar políticas públicas liberales (esa tara le ha durado al PPC hasta hace muy poco).

Recuerdo mucho algunas tertulias organizadas por don Arturo Salazar Larraín en su domicilio, a inicios de los 80, a las que invitaba a los jóvenes periodistas de La Prensa a departir con el líder pepecista. Nunca me quedó claro si lo que quería don Arturo era que convenciéramos a Bedoya de las bondades del liberalismo o, si, al revés, buscaba que el exalcalde limeño nos reconviniera de nuestro radicalismo liberal. Lo cierto es que el Tucán aguantaba a pie firme todas las insolencias posibles y no perdía nunca el buen talante. Mi recuerdo es el de un demócrata por encima de cualquier contingencia.

No fueron sus extraordinarias gestiones al mando de la Municipalidad de Lima, lo que mejor hizo en términos políticos. Su rol en la Constituyente del 78, que dio pie a la Carta Magna del 79, encumbrando a Víctor Raúl Haya de la Torre a la presidencia de la misma y evitando así que la izquierda se metiera por los palos, fue un acto político de primer orden.

Luego tuvo una fructífera labor en la conformación del Fredemo. Fue un proyecto electoralmente fallido, pero que dejó mucha huella ideológica en el país y ello se debió en gran medida al talante componedor de Bedoya, que supo compensar las arbitrariedades señoriales de Belaunde, que tan bien ha consignado Mario Vargas Llosa en El pez en el agua.

Se ha ido un gran político, que mereció mayor reconocimiento cívico y éxito electoral. Un político de una estirpe que tardará muchos años en reaparecer en el Perú.

Tags:

1985, Elecciones, Luis Bedoya Reyes
x