fapjunk.com teensexonline.com
Pedro Castillo archivos | Página 39 de 88 | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

Pedro Castillo

 

Sin autocrítica y con una cerrada defensa de sus polémicos asesores, Pedro Castillo arma en estos momentos su cuarto Gabinete en seis meses. El presidente se resiste a cambiar su caótica forma de gobernar, más allá del nombre del nuevo primer ministro, señalan a Sudaca algunas personas que han conversado con él en estos días decisivos. “Es la última oportunidad”, le dijo, en esa línea, Vladimir Cerrón al jefe de Estado en el encuentro que tuvieron ayer lunes por la noche en Palacio, según una fuente cercana al líder del lápiz.

Castillo llamó a Cerrón el lunes por la tarde para tener una reunión inmediata. El secretario general de Perú Libre, que se encontraba en Lima luego de obtener permiso judicial para viajar, decidió ir con Richard Rojas, jefe de campaña del partido y cuyo nombramiento como embajador en Venezuela fue anulado porque está investigado en el caso “Los Dinámicos del Centro”.

 

Cerrón Castillo
Vladimir Cerrón y Pedro Castillo en una reunión en Palacio de Gobierno el pasado 7 de enero. Fuente: Presidencia.

Entre Castillo y Cerrón, que desde diciembre han empezado a acercarse nuevamente, reina cierta desconfianza. De acuerdo a una fuente palaciega, al presidente no le agrada que el líder del lápiz lo quiera manejar, pero lo convoca porque necesita de la bancada de Perú Libre. Por su parte, el exgobernador regional de Junín se siente traicionado por Castillo, dado que este no tomó en cuenta a su partido en el Gabinete encabezado por el violento Héctor Valer.

Para el premierato, Cerrón puso sobre la mesa el nombre de Roger Nájar, integrante del buró político de Perú Libre, pensando que podría convencerlo de aceptar el cargo pese a que se ha negado. Pero Castillo respondió que tiene una mayor consideración por César Landa, el actual canciller, y Jorge Nieto Montesinos, exministro en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. En el bolo también están el ministro de Salud, Hernando Cevallos, quien ya rechazó una vez la PCM, y Roberto Sánchez, titular de Comercio Exterior.

Nájar, por cierto, conversó tres horas con Castillo el sábado. En la interna de Perú Libre, el veterano político ha descartado ocupar el cargo de primer ministro argumentando razones personales. Y en Palacio aseguran que Nájar es resistido por el “Gabinete en la sombra” porque tuvo una hija con una menor de edad en 1987 y afrontó, en su momento, una demanda de alimentos. Un caso que puede producir una avalancha de cuestionamientos, como la que sepultó a Valer.

En la cita, Cerrón también planteó la necesidad de que se pueda sumar al nuevo Gabinete a algunas bancadas, para neutralizar a la feroz oposición parlamentaria. Se habló de Somos Perú, Juntos Por el Perú y hasta de Acción Popular. Pero Cerrón dejó en claro que no iría ni a la esquina con el recién creado grupo parlamentario Perú Democrático, de Guillermo Bermejo y Héctor Valer.

“El Congreso debe poner fin a este tipo de seudobancadas que dañan el sentido de la representación democrática. Si el parlamentario no está de acuerdo con el partido que le dio la curul, debe convocarse al accesitario”, escribió el líder de Perú Libre en su cuenta de Twitter el 5 de febrero.

En el encuentro con Castillo, Cerrón apuntó nuevamente a la salida del Gabinete de Betssy Chávez, actual ministra de Trabajo, y de Dina Boluarte, vicepresidenta y titular del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. Ambas acabaron en malos términos con Perú Libre. Propuso, además, el nombre de la congresista perulibrista Kelly Portalatino para el Ministerio de Salud.

En el caso de Dina Boluarte, esta no goza de la confianza del “Gabinete en la sombra”, según una fuente en Palacio. El motivo: ser aliada de Carlos Jaico, exsecretario general del Despacho Presidencial y adversario de los sinuosos asesores presidenciales.

Pedro Castillo también se reunió con el ala magisterial de la bancada oficialista el lunes por la tarde. Con esto busca granjearse el apoyo de las dos facciones. “Le hemos dicho al presidente que no puede haber más errores y que tiene que tener asesores que apoyen y que no chantajeen”, dice a Sudaca Óscar Zea, congresista del ala magisterial de Perú Libre por Puno.

“Con el presidente es complicado hacer pronósticos. Hoy día te dice que está súper bien, te da la mano y al día siguiente cambia. El presidente escucha a quien le impone, lo obliga, no a quien sugiere”, dice a Sudaca el parlamentario de Acción Popular por Arequipa, Edwin Martínez, quien también sostuvo una reunión con el mandatario el sábado, aunque precisa que fue a título personal.

Martínez dice que Pedro Castillo le mencionó como opciones para ser primer ministro a Nieto, Roberto Sánchez, Landa, Roger Nájar y Aurelio Padilla, exrector de la Universidad Nacional de Ingeniería.

En Palacio también llamaron al congresista del Partido Morado Edward Málaga para dirigir las riendas del Ministerio de Ambiente, ocupado ahora por un inexperto Wilber Supo, un bachiller en geografía cuya única experiencia era el de profesor de colegio. Málaga rechazó el ofrecimiento.

 

EL MISMO CAOS

El presidente Castillo cocina un nuevo Gabinete sin cambiar su estilo de gobernar, con vocación al error y suicidio político. Así lo dejó claro en el extraño comunicado que publicó ayer y que no llevaba el logo de Presidencia de la República.

Castillo recalcó que es víctima de una “campaña mediática que tiene como objetivo promover la vacancia presidencial”. Y salió, de manera tácita, en defensa de sus asesores al enfilar sus baterías contra la exprimera ministra Mirtha Vásquez; el exministro del Interior, Avelino Guillén; y el exministro de Economía, Pedro Francke, quienes cuestionaron a las personas que rodean al mandatario.

“Sus afirmaciones son, en todos sus extremos, falsas. Desde el inicio de mi gestión, he sido respetuoso de las decisiones de los ministros de Estado”, dijo Castillo. Esta declaración no tiene correlato con la realidad, puesto que Castillo no respetó, por ejemplo, la decisión de Guillén de sacar al teniente general Javier Gallardo como cabeza de la Policía por pugnas internas.

El presidente de la República ha prometido un Consejo de Ministros “más participativo y de ancha base”, pero todo lo reduce a un cambio de nombres en el premierato, no a un estilo de gobernar. Hasta el momento, Castillo no ha permitido que los primeros ministros armen su propio Gabinete y les ha impuesto nombres en sectores considerados claves por él, como Educación, Transportes, Vivienda e Interior.

Y en la búsqueda para reemplazar a Valer, el mandatario ha dialogado más con sus habituales visitantes (Nájar, Cerrón, profesores), según el registro de visitas de Palacio, y muy poco con personajes fuera de su círculo. Así las cosas, no se avecinan grandes cambios.

 

Héctor Valer
Héctor Valer Pinto, defenestrado presidente del Consejo de Ministros al ser acusado de agredir a su esposa e hija, aún ejerce el cargo a la espera de un reemplazo. Fuente: Andina.

 

Una prueba de fuego será su encuentro con Jorge Nieto, en caso de darse. El exministro de PPK ha planteado romper con el círculo de confianza del actual presidente, si es nombrado premier. Y remover a ministros cercanos a Pedro Castillo, como Juan Silva (Transportes) y Aníbal Torres (Justicia). Sin embargo, fuentes en Palacio aseguran que no cayó bien que Nieto ventilase sus exigencias en los medios de comunicación antes de sentarse con el mandatario. Por ello, esta opción se ha desinflado en las últimas horas.

 

Jorge Nieto
Jorge Nieto Montesinos, exministro de Cultura y Defensa en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, entró en la órbita del gobierno para ocupar el premierato. Fuente:Andina.

 

Castillo, quien no ha hecho un mea culpa, insiste con su estilo caótico en medio de la peor crisis de su gobierno. Y lo hace cuando se multiplican los llamados a la renuncia del jefe de Estado.

El Congreso, con un mayor consenso entre las bancadas de oposición, también analiza fórmulas para sacar a Castillo del poder. Susel Paredes, del Partido Morado, presentó un proyecto de ley para suspender de manera indefinida al presidente de la República involucrado en casos de corrupción. El asunto ya se ve con celeridad en la Comisión de Constitución. El presidente no tiene margen de error.

 

 

Tags:

Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

 

Conversamos con el congresista Edwin Martínez (AP) sobre su reunión con el Presidente Castillo y la incomodidad que esta causó en la bancada de Acción Popular y la presidenta del Congreso.  Además, la especialista en políticas públicas Alexandra Ames nos ayuda a entender como debería ser el perfil del nuevo gabinete para que podamos superar este momento de tensión política.

En Youtube:

 

Puedes revisar nuestros informes aquí

https://sudaca.pe/categorias/informes/

Tags:

Pedro Castillo

 

A Castillo lo sostiene aún un importante respaldo ciudadano. Según la última encuesta de Ipsos, 48% del sector E, 31% del D, 27% del C y un 22% del B. Analizado por regiones, lo apoya el 56% del sur, 43% del oriente, 41% del centro y 33% del norte.

¿En qué se puede basar ese apoyo? Una probable explicación es que el presidente ha tejido una alianza, en algunos casos tácita, en otros explícita, con los sectores informales de la sociedad peruana (maestros radicales, transportistas, mineros, comerciantes, traficantes de terrenos, dueños de universidades no licenciadas, constructores medianos, etc.) y sus respectivas redes de influencia.

Esa amalgama de intereses sociales, con cierto arraigo popular en algunos casos, parecería ser el basamento social y político de Castillo. Es su “pueblo” y su “élite”. La lógica de satisfacer sus expectativas es la que permitiría entender, entre otras cosas, algunos nombramientos burocráticos en el Estado.

No es, por supuesto, un elogio de la informalidad el que estamos haciendo. No es buena noticia pasar de un mercantilismo blanco a uno cholo, con igual perjuicio de los valores de un mercado competitivo y, a la postre, con la misma perversión del Estado y su deriva paulatina hacia fórmulas autoritarias (la democracia suele ser un estorbo para tales prácticas encubiertas).

El problema para Castillo, además, es que es imposible sostener un gobierno en base a esas alianzas pragmáticas y mercantiles. Que lo diga si no Kuczynski, respaldado por el gran capital y toda la red de “influencers” financieros habidos y por haber. Al primer ventarrón, la política se lo llevó de encuentro. Con el gobernante del lápiz puede pasar exactamente lo mismo.

Su lista de whatsapp, sin duda, no es la misma que tenían los que lo antecedieron en el cargo. Los lobbistas de siempre no saben a quién escribirle cuando tienen un problema que requiere de un bypass burocrático. Es el reino de las Karelim López. Este emergente sector social está aprovechando la cercanía con el Estado para prosperar y capitalizar. Igual que los grandes grupos de poder lo hicieron con PPK, García, Toledo o el propio Fujimori.

 

 

Hoy Castillo se puede sentir arrullado y protegido por los Bruno Pacheco o Bibertos que lo rodean, pero, sin embargo, la burbuja en la que lo han encerrado no le está permitiendo ver el país real, que poco a poco se va desgajando del régimen. Ya solo la mitad de los que votaron por él lo sigue respaldando. A ese paso, no tardará mucho en trasponer el punto de quiebre. El mercantilismo popular también llora.

 

 

Tags:

Pedro Castillo

 

Rara vez pensamos en agradecer a las personas que deciden apostar por trabajar por el país. La mayoría de los funcionarios públicos nos decepcionan tanto, que nunca reflexionamos sobre los costos que implica para una persona de buena fe aceptar un cargo público.

A los pocos días de dejar el cargo, Mirtha Vásquez se colocó como foto de perfil de Instagram la caricatura hecha por Andrés Edery, donde se la retrata como una bombera triste, cansada de intentar apagar el fuego causado por el Presidente de la República. Admite en una entrevista con la República que la situación actual del país le genera mucha preocupación, pero también tristeza. ¿Cómo no empatizar con Mirtha Vásquez? Por más que nos encontremos en orillas opuestas del espectro político, la preocupación y tristeza por el incierto futuro de nuestro país, nos une.

 

Su gestión no fue maravillosa. Duró muy poco como para realizar alguna reforma relevante. Tuvo algunas cosas positivas a mi parecer, sí, como presionar por un ministro de educación alejado del FENATE, y establecer el retorno a clases como prioridad, que era de las cosas más importantes y urgentes que se tenían que hacer. ¿Se imaginan estar hoy, 07 de febrero, sin una fecha para el retorno a las aulas?

Tuvo también un enfoque distinto en términos de conflictos sociales, que permitió resolver algunos sin violencia, sin embargo, sus lamentables declaraciones sobre el cierre de minas en Ayacucho borraron parte de lo logrado en ese sector. Logró colocar algunos ministros mejores a los que probablemente hubiera colocado el Cerronismo, y finalmente, se mostró intransigente ante la evidente corrupción que denunció Avelino Guillén en el sector interior. Su principal función, claro estaba, era ser el tapón de algo mucho peor. Y vaya que algo mucho peor llegó.

Me considero una persona de derecha, y nunca he votado por el Frente Amplio, y probablemente no votaría por Mirtha Vásquez en una elección futura, porque tenemos visiones muy distintas de cuál es el mejor camino para construir un país más próspero. Sin embargo, también creo que el Perú está entrampado entre nuestras rivalidades, y no ser capaces de dialogar entre nosotros es parte de lo que ha generado la debacle política en el que estamos. Nos hemos convertido en un país donde somos “anti- algo” antes que “pro- Perú”, incapaces de encontrar consensos mínimos y construir una visión país en común. Esto me hace reflexionar sobre la importancia de valorar lo bueno de quién está en la orilla opuesta, y poder ver la paja en el ojo propio.

Vásquez se despide con sencillez, en esta entrevista con La República. Menciona que no renunció antes porque el país no podía darse el lujo de enfrentar más inestabilidad. Reconoce que trabajar con Pedro Castillo era cercano a imposible. Que el desorden es total. Sabe que haber sido parte de este gobierno le pasará factura, pero considera que el país lo vale. Efectivamente, aceptar ser funcionario público nunca es fácil: ¿cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a dejar la seguridad de nuestros trabajos en el sector privado, por un puesto inestable, en el cual se reciben ataques y cuestionamientos diarios de todos los sectores? Considero que Mirtha Vásquez sirvió al país con errores, pero finalmente estuvo ahí cuando se la necesito para darle una salida a un gabinete tan nefasto como el de Guido Bellido. Merece el agradecimiento del caso por los pocos meses dedicados al país, que le deben haber parecido años.

 

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

Tags:

Mirtha Vasquez, Pedro Castillo

La derecha se vuelve a agrupar en torno a la tres veces candidata perdedora, Keiko Fujimori. ¿Por qué? ¡Y las pobres perspectivas que tenemos para el nuevo Gabinete!

En Spotify:

En SoundCloud:

 

En YouTube:

 

Tags:

Keiko Fujimori, Pedro Castillo

 

Sobrecoge la incapacidad del presidente Castillo de enmendar rumbos y de percatarse de la hondura de la crisis social y política a la que ha conducido al país en apenas seis meses de gobierno. Sin propósito alguna de enmienda vuelve a cometer los mismos errores una y otra vez, carente de perspectiva política o, inclusive, de parámetros morales para tomar las decisiones correctas.

 

 

Lo volvió a poner en evidencia en su ridículo mensaje a la nación el viernes último, cuando anunció el recambio del gabinete, donde no mostró signo alguno de autocrítica y, más bien, enfiló sus baterías contra el Congreso y la prensa acusándolos veladamente de la parálisis que aqueja a su gobierno.

Es previsible, en consecuencia, que la designación del gabinete de reemplazo del que presidía Héctor Valer, no satisfará las mínimas expectativas del país. Castillo se reafirmará, seguramente, en su mediocridad, en la designación de funcionarios incompetentes o cuestionables, en la grisura como horizonte ejecutivo.

 

 

La sociedad civil y la clase política, por supuesto, no tienen por qué seguir tolerando tamaño desparpajo o incompetencia. No se puede dejar cinco años el poder en manos de un personaje que no califica para el cargo, como ocurre, lamentablemente, con nuestro presidente.

Maldita pandemia, que produjo un desbarajuste social de tan enorme magnitud, que trastocó las tendencias políticas e ideológicas vigentes. Penosa gestión la del inefable Martín Vizcarra, que produjo una crisis económica y sanitaria tan descomunal, que sirvió de sembrío al hartazgo ciudadano respecto del statu quo, y permitió así la aparición y prosperidad electoral de un sujeto inefable como Pedro Castillo.

 

 

Normalmente, la democracia es un sistema que, a pesar de sus deficiencias, logra procesar en el voto popular una cierta sabiduría que lo hace finalmente la mejor solución institucional. Así ha ocurrido en el Perú, mal que bien, desde el retorno a la democracia plena el año 2000: el 2001 fue mejor que Toledo le ganara a un Alan García aún heterodoxo y populista; el 2006 el pueblo eligió bien a Alan García sobre un Ollanta Humala chavista que hubiera llevado al Perú a la órbita bolivariana; el 2011, un Humala ya reconvertido, era mejor opción que una Keiko Fujimori sin plenas convicciones democráticas y evidente riesgo autoritario; el 2016 fue preferible un PPK tecnocrático, pero democrático, a una segunda ocasión de Keiko Fujimori, que también hubiera supuesto el peor retorno del mercantilismo autoritario y conservador (como se demostró luego con el comportamiento de su bancada); el 2021, el pueblo se equivocó: aún una Keiko mercantilista (la mayor desgracia del fujimorismo es su liderazgo), era infinitamente mejor opción que el desastre que hoy sufrimos con Castillo.

Tags:

Hector Valer, Pedro Castillo

 

Después de la entrevista internacional a Pedro Castillo, en la que se mostraron la poca disposición del presidente a solucionar las crisis que sus decisiones y su propio entorno genera; de las declaraciones de sus exministros señalando inercia presidencial (y gabinetes en las sombras) en temas concernientes al daño ambiental ocasionada por Repsol y a designaciones cuestionables al interior de la Policía; así como por la poca capacidad de generar gabinetes que no tengan cuestionamiento alguno, como fue el caso de Valer y otros, podemos advertir que nos encontramos -a siete meses de haber asumido Castillo la presidencia- con un gobierno que está en camino a su deriva política, en la que exaliados, periodistas, analistas políticos y la oposición, piden su renuncia.

El presidente, por desconocimiento del rol que representa su investidura, no genera la posibilidad de llevar adelante las reformas que requiere el país para reactivar la economía (aprovechando el superciclo del precio del cobre y del litio), para liderar el Consejo de Seguridad Ciudadana en la toma de medidas pertinentes que pongan orden las calles del país y para emprender la vuelta a la presencialidad en las escuelas a nivel nacional. Esto se evidencia, claramente, en la baja aprobación con la que cuenta hasta ahora: según Ipsos, 60% lo desaprueba.

Por otro lado, dada su condición de haber tenido por largo tiempo liderazgo gremial, no genera la posibilidad de llegar a consensos. Consensos que permitan avanzar en temas concretos que tengan como horizonte la gobernabilidad del país. Hasta la fecha, mostrada las evidencias en temas corrupción, de allegados a Movadef (brazo político de Sendero Luminoso) y a gente sin experiencia en cargos ministeriales, personalidades y técnicos destacados no muestran posibilidad alguna de trabajar junto a Pedro Castillo. Del simbolismo que representa su sombrero no se puede vivir políticamente. Es más, lo está desprestigiando.

Tengamos en cuenta que todos estos detalles presentados muestran a un Pedro Castillo que no gobierna para el país, sino para intereses de sus grupos con el que actualmente cuenta, que no son más que activistas y personas sin experiencia gubernamental en su entorno. Las evidencias muestran que esos consejos que recibe el presidente generan desgobierno, caos político que no hace más que provocar malestar económico y social.

Por el bien del país y de su gobernabilidad, es necesario que se tomen las medidas necesarias, dentro del cauce democrático y del Estado de derecho, para que la crisis que actualmente vivimos no sea una crisis prolongada.

Tags:

Pedro Castillo

 

Durante la semana, el periodista Jaime Chincha usó una frase: “¡QUÉ ES ESTO!”, para expresar su asombro e indignación por el descubrimiento de más elementos de escrutinio de la conducta del ex premier Valer. Mi respuesta a ese mensaje fue: “El Perú, querido Jaime, el Perú”.

Con la misma celeridad, Chincha me comentó: “No, querido Mauricio, el Perú es más -muchísimo más- que esta junta de improvisados, peleles y prontuariados. El Perú no se merece esto, querrás decir.” Le agradecí el mensaje, le expliqué que mi tono tenía pesimismo porque era martes de febrero y yo sentía que estaba en viernes de noviembre. La semana luego, fue pasando, pero esas cortas líneas me dejaron pensando.

Esa semana fue una semana como se va haciendo costumbre en la actualidad peruana. Tensa, desgastante, incómoda, pero lo peor de todo, inútil. El gran resumen de todo es que para lo único que sirve todo el ruido que vamos experimentando en el país, es para nada. Y eso definitivamente, no está bien.

 

¿Para qué?

Envidio, sana y realmente, al ciudadano al que no le importa. A aquel que se levanta, se alimenta, trabaja, descansa y ve por los suyos. Para el que más importante es ver en las noticias lo que ocurre en su cuadra que lo que pasa en el país. Ese ciudadano que cree que cada tanto ir a votar es su contribución obligada con algo que no le importa y que no le nada a cambio.

Ese que está enterrado en su problemática personal – familiar y que puede tener de presidente al primero o al último de la elección, que puede tener de congresista al A o B o Z y honestamente, de verdad no le importa. Duerme pensando que el mañana se reduce a lo que humanamente pueda hacer por su entorno cercano y nada más.

Claro, hemos perdido sentido de colectividad. Las demandas que desde la “democracia” o el “institucionalismo” o el “republicanismo” hagamos, importan nada. Porque importan muy poco pues, ya que no hay una transacción social. Un involucrarse por algo que valga la pena. Una participación si hay posibilidad de lograr algo. Queda claro en la gente que esa misión en este país con este sistema y estos partidos es o suicida o extremadamente voluntariosa.

Si no entendemos desde lo cotidiano cómo nuestro involucramiento puede generar algo, desde luego que se priorizará cualquier otra cosa. Porque, además, dejar el “sistema” en control remoto no es algo que no haya funcionado, ¿verdad? Llevamos décadas haciendo lo mismo con el mismo resultado. No hay el progreso prometido, pero tampoco ninguna debacle que nos preocupe. Ni el dólar alto, ni el precio del pollo o del pan han generado una involución generalizada. Por más maromas matemáticos que los y las reporteras hagan en el puesto del mercado.

Por lo tanto, hemos aprendido a separar las cuerdas de una manera tragicómica y normalizada. Hace pocos días conversaba con una colega sobre el tema, que estaba preocupada y hastiada. Yo le comentaba esto mismo. Creo que hay un divorcio enorme entre la política y la gente porque la primera no tiene ningún efecto sobre la segunda. Nada.

Hemos desafectado la política como ejercicio sentimental. Hay que estar loco hoy para pensar que la militancia y los políticos -y sus discursos- van a generar emoción. Positiva o negativa. Nada, cero. Eso es problema de otros.

Lo que nos lleva a un terreno y escenario más complejos. Si no genera movilización alguna, vínculo emocional, qué es lo que hace que la política se convierta en una actividad sobre la cual interactuamos, aunque sea de modo superficial.

Pues nada más que la política como una película. Como un juego de roles en el que hay un guión y que después de un tiempo x, las cosas serán exactamente igual a cómo eran antes del primer puñado de canchita. Guiones que pueden ser policiales, de suspenso, casi siempre de comedia, pero que son eso, guiones. Con actores que representan un papel específico pero que por un mejor pago se irán a otra productora a desempeñar otro y otro.

De eso se trata, tal vez. Escuchamos al presidente hablar de su compromiso con el pueblo -actuando- pero a la vez disfrutando de su nuevo “contrato” celebrando el cumpleaños de la hija como muy pocas niñas del pueblo pueden y comprometiendo contratos del país a sabe Dios quién, aunque el diga que estaba tomando su Kirma.

Escuchamos a la líder de la oposición repetir su último gran papel, que la verdad estuvo bastante sobreactuado, hablando de fraude; mientras trata de evitar que el juicio en su contra avance y el amigo Bertini que acaba de bajar del avión a malograrle las vacaciones de verano. Esas que duran 4 años entre campaña y campaña.

Escuchamos a la presidenta del congreso y sus coristas decir “comunismo”, mientras este gobierno les regala oportunidades de desarrollo personal y empresarial a través de ministros a los que no se cuestiona como Silva por ejemplo.

Leemos las “soluciones para salir de la crisis” de parte de un periodista que ha destruido a la profesión y que tuvo serias acusaciones de pederastia, publicadas en el medio que se desgarró las tripas por un primer ministro agresor.

Así las cosas, se hace difícil el estándar para entender lo que pasa. Mejor verlo como una gran puesta en escena, ahora que se viene el Oscar. Mejor verlo como el gran juego de roles que es hacer gobierno en el país. Mientras tanto, cada día me levanto, me alimento, trabajo, veo por los míos, porque de esos actores no recibiré nada.

Creo así que a Valer más lo castiga el cinismo y la falsa defensa de un caso tan evidente que el mismo caso. No es porque la violencia no nos importe sino porque entendemos que a él no le importa. Y que quizás a los que lo acusan tampoco les importa. Es solo la oportunidad de entrar en escena y dejar de ser extras.

Por eso la elección no es un acto de vida o muerte para los peruanos. Por eso no representa una inversión racional y emocional muy relevante. Sintonizamos y votamos con el que mejor pasa el casting. De allí al estreno de la película nos importa realmente poco lo que ocurra. Pero no es culpa de los votantes-espectadores. La verdad, la producción es la que falla. Siempre es el mismo argumento y el capítulo siempre queda en el mismo lugar.

 

Las conversaciones

“El mundo digital ha multiplicado el número y la disponibilidad de relatos. Tenemos infinidad de series y documentales online, libros, películas y programas en todos los idiomas y de todos los rincones del planeta. A un clic. Pero, al mismo tiempo, el abanico de narrativas que compartimos de forma simultánea se ha estrechado.”

(Por qué interesa la política. Victor Lapuente (2018). El País. En: https://elpais.com/elpais/2018/08/31/opinion/1535717077_537498.html)»

Además, está lo otro, ¿con quién comentamos la política?, ¿a quién le damos nuestra opinión sobre lo que vimos? Entra a tallar un tema que ya es materia de preocupación en las ciencias políticas, sociales, humanas y filosóficas. Cómo nos vamos acostumbrando a tribalizar nuestra discusión cotidiana y la búsqueda de elementos comunes a nuestra arquitectura lógica, termina siendo la necesaria resultante de un proceso que nos ha ido encerrando en burbujas de significados.

La pandemia debe de haber acelerado varios años la digitalización de la comunicación y la comunidad de discursos más afines, en la medida en que el confinamiento nos obligó a buscar contacto virtual y definir los contenidos a los que queríamos estar expuestos. Asumiendo que se trata de un cambio que no trae vuelta aún, hemos perdido de modo dramático la interacción presencial. Aquella que no está a un clic de salir, aquella que nos obliga a compartir discursos y comunalizarlos de manera más amplia.

Hemos perdido el café, la cola, el ir al mercado con la vecina, el compartir con los colegas. El tele… (rellénelo con lo guste, trabajo, educación, entretenimiento) nos aisló con nosotros mismos y nos evitó el contraste siempre tan necesario para fijarnos posición sobre las cosas.

Así las cosas, las redes sociales nos dieron soporte. A quienes consideramos voceros adecuados los mantenemos. A quienes los consideramos contrarios, los bloqueamos, silenciamos o ridiculizamos. Se va construyendo un discurso amargo, corto, sin matices, en el que solo tiene cabida mi exposición de motivos basada en otra igual. La falta de intermediación que nos lleva a la imposibilidad de aceptar a otros.

Las redes virtuales se vuelven así un reflejo. Pero también un perfecto escenario para el despliegue del ego. Los “lunes de aficionados” pasan a ser discursos concluyentes en Instagram o Twitter. En ellos la aceptación del diálogo es una quimera enorme. Pocos aceptan la posibilidad de intercambio de ideas. Es el espacio de la vanidad y de la “franela” pero si me vas a cuestionar, mejor te bloqueo. Sé que están en pensando en RMP, pero observen el comportamiento de un congresista como Ed Málaga, por ejemplo. Con un ego tan grande que considera que sus redes sociales son solo para aplaudirlo. Si alguien le dice algo con respeto, pero en tono de discusión, bloqueado. Es, en el fondo un reproductor de su propio reflejo. Imposible desarrollar diálogo así, solo con complacientes.

Pero no solo Málaga. Miren las redes de cualquier político con un importante número de seguidores. La mayoría no llega a los extremos del congresista elegido por el Partido Morado pero nadie interactúa. Dejan textos bomba que no tienen respuesta alguna si algún ciudadano quiere establecer algún punto de conversación. ¿No quieren discutir o las redes sociales funcionan solo para sentir su capacidad de generación de likes?

Entonces, sin una política que conecte y a la cual aprendimos a ver como una pantalla de cine; y con la imposibilidad de desarrollar una conversación ciudadana efectiva, el pesimismo me gana y sí, querido Jaime, me reafirmo: es el Perú. Que tiene posibilidades, sin duda. Pero que hoy, y desde hace algún no corto tiempo, nos deja sin capacidad de respuesta.

 

 

Tags:

Hector Valer, Pedro Castillo
x