Pedro Castillo

Pese a que todavía falta la proclamación oficial por parte del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), en los próximos días se deberá cumplir con el cambio de mando y tener un nuevo Presidente de la República para el periodo 2021-2026. El presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), Ricardo Márquez, considera que el objetivo del nuevo Gobierno deberá estar en la creación de empleo, una vacunación rápida y la recuperación de la economía.

Tras esta campaña política tan polarizada, ¿qué espera del siguiente Gobierno?

El nuevo Gobierno debe darse cuenta lo que pasa en el mundo. Por ejemplo, The Economist advirtió hace tiempo, en una de sus ediciones, que los oligopolios y monopolios estaban deteriorando el sistema y por eso, empresas digitales como Facebook han tenido que responder al Congreso. Cuba está queriendo ir al centro, la gente no puede aguantar infinitamente esas condiciones y lo mismo pasará en Venezuela. La ultraizquierda está tirando al centro y la ultraderecha también. Tenemos que corregir los errores, pero continuar reduciendo la pobreza. La clase media, que ahora está pobre, tiene que recuperarse. Para eso, la ultraizquierda y la ultraderecha, todos tienen que ir al centro. Tenemos técnicos para hacerlo. El nuevo presidente, sea quien sea, debe tener ese objetivo.

Que Pedro Castillo le haya pedido a Julio Velarde que se quede en el BCR, ¿tranquiliza un poco a los mercados?

Por supuesto. Es el comienzo. El objetivo debe ser que haya más trabajo y que baje la cantidad de gente vulnerable, para eso se necesita trabajo y que se corrijan los errores. Como presidente de la SNI puedo decir que hay serios errores que no permiten que la competencia baje los precios. Lo que se necesita es que el poblador perciba que los productos bajan de precio y no que suben, a través de la competencia. Eso lo tenemos que resolver.

¿Qué tanta confianza les inspira Pedro Francke?

Bueno, tengo entendido que podría tener un puesto y ya hemos declarado que estaríamos de acuerdo en trabajar con él. Seguramente habrá otros más que irán a los ministerios, a todos decirles que el objetivo no es hacer política, sino crear empleo. Nosotros hemos pasado tres años lidiando con dos gobiernos donde no nos han hecho caso por política, ideología o lobby.

¿Qué espera del próximo Gobierno en el proceso de vacunación?, ¿qué rol asumiría el sector privado en este tema?

Hace dos meses hablamos con el ministro de Salud y nos dijo que se podía trabajar con nosotros, pero al mismo tiempo, el Congreso ha dicho que las vacunas que pueda traer el sector privado vayan a Cenares y esta institución, vería a qué personas colocarlas según su edad. Nosotros lo estamos trayendo para nuestros trabajadores. Esos trabajadores son de 18 a 25 años. El próximo gobierno tiene que ser realista, el objetivo es que los peruanos se vacunen lo antes posible. Al trabajador no le interesa si la vacuna viene del Estado o del sector privado, pero que venga lo antes posible.

¿Cuáles creen que serían los aciertos y fallas de este gobierno de transición?

Los aciertos son evidentes. A la semana que ingresó el Presidente Sagasti nos dijo que iba a dedicar el 80% de su tiempo en conseguir la vacuna. Creo que ese ha sido el mejor logro. Otro tema es que el Gobierno vio que había 350 mil peruanos que no tenían DNI, los incorporaron al SIS, también han incorporado 1 millón 200 mil peruanos al SIS por unos estudios que indicaron que la probabilidad de morir por Covid-19 sin el SIS es de 30%, eso es relevante para la cobertura universal ante esta enfermedad.

¿Qué cosas pudieron hacerse mejor?

Lo que para mí ha sido una decepción es que el ‘factoring’, mecanismo que da financiamiento a la pequeña empresa, haya sido negado por parte del Ministerio de Producción y el Ministerio de Economía se hayan negado a algo que existe en el mundo y en la Alianza del Pacífico. Lo mismo pasa con las salvaguardas para los textiles que siendo una decisión del gobierno anterior, ellos lo desbarataron.

¿Se deja encaminada la economía?

La demanda que se proyecta en el Perú se explica por la evidente alza en el precio del cobre. Esa es la razón por la que Sunat está teniendo este mes y los meses que vienen ingresos extraordinarios, pero no porque estén haciendo grandes logros. Otra de las razones es que las exportaciones no tradicionales están creciendo por la demanda de Estados Unidos. La gente sale a comprar lo que sea después de la pandemia y en Estados Unidos eso ya está pasando, eso no tiene que ver con ninguna política. Lo que sí ha mejorado es la ejecución del sector público. Hay que decir las cosas claras.

¿En algún momento se han llegado a reunir con Pedro Castillo como gremio?

No, todavía. El señor Pedro Francke sí ha hablado con el comité técnico de la SNI, pero con la directiva, no. Estamos esperando que las cosas se definan.

Esta semana lanzaron la “Unión de gremios del Perú”, ¿esta es una unión que de alguna forma compite con la Confiep?

No, esto nace porque nosotros representamos más que nada una filosofía de hacer empresa con solidaridad e inclusión. Vemos que el país necesita cambios y tenemos que acometerlos. Estamos listos a que en el Perú se respete nuestra Constitución porque consideramos que los cambios se tienen que hacer a través de nuestra Constitución, porque tiene los mecanismos para hacerlo y que, como hemos dicho en nuestro mensaje, queremos que haya estabilidad y gobernabilidad con cambios. Que nos podamos entender entre todas estas empresas, medianas, pequeñas y grandes, que son más o menos 4 millones.

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Pedro Castillo, Ricardo Márquez, SNI

En medio de la batahola generada por su proclamación, con clara realidad en contra de la opinión pública respecto del tema y con una situación fáctica congresal adversa, Pedro Castillo lanza ayer un tuit insistiendo en la necesidad de una nueva Constitución.

Esperemos que solo sea un afán de insistir en una propuesta de campaña, pensada para aquietar las expectativas de algunos de sus votantes (los más ideologizados de izquierda), pero que pronto se soslayará por la sola fuerza de los hechos.

En el Congreso, ya se sabe que desde el centro, ni Acción Popular ni Alianza para el Progreso (los grupos mayoritarios fuera de la derecha) le darán sus votos para que pueda conseguir siquiera los 66 que le permitan dar inicio a la reforma del artículo 206 que a su vez le permita al Ejecutivo convocar a un referéndum que plantee la Constituyente.

Es una iniciativa que nace muerta. A lo más que podría aspirar Castillo, sin violentar la Constitución, es a aprobar algunas reformas puntuales, pero para ello tendría que lograr cierto consenso con el centro. Si no, no hay forma, a menos que se atreva a saltarse a la garrocha el orden constitucional y que se exponga a las consecuencias legales y fácticas se semejante dislate (lo que va desde una vacancia hasta un golpe militar restaurador del orden constitucional).

Tiene tanto por hacer en materia de reformas de políticas públicas y de hacerlo desde una perspectiva de izquierda, más allá del libre mercado, en salud y educación pública, en seguridad interna para los más pobres, inclusión digital de los sectores populares, en políticas tributarias, etc., que gastar energías en impulsar un cambio constitucional suena irracional y autodestructivo. Es un homenaje fallido a un fetiche de la izquierda.

Esperemos que Castillo entienda pronto la magnitud del desafío de lograr cambios cualitativos en las materias señaladas, el mismo que excede largamente lo que anteriores gobiernos han hecho en materia de reformas, para que abandone la terca insistencia en un proceso político que tirará por la borda su gobierno.

El día que la izquierda arrase en las elecciones presidenciales, obtenga además una mayoría congresal y encuentre al país comprometido con un momento constituyente, pues nadie le podrá negar el derecho de hacerlo. Pero ese día, claramente, no ha llegado con el triunfo ajustado de Castillo, con minoría en el Parlamento y con la ciudadanía más preocupada de la urgencia pandémica y la reactivación económica.

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Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 176: Las primeras movidas en el nuevo Congreso: ¿logrará Castillo gobernar con bancada minoritaria? El actual Parlamento y sus extraños apuros. ¡Y la violencia contra la mujer!

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Pedro Castillo

 

A mediados del año pasado, centenares de personas tuvieron que desembolsar montos astronómicos, ya sea porque no tenían seguro o porque no había una vacante en los hospitales que atendían casos de Covid-19. Luego de las denuncias y tras un ultimátum del expresidente Martín Vizcarra, el gobierno y las clínicas acordaron una tarifa plana para solucionar esta situación. Pero no todas las clínicas firmaron el convenio, este hizo agua por todos lados y la desgracia continuó.

 

En plena segunda ola, en febrero pasado, la joven vendedora Peggy Blanco contó a BBC Mundo que su padre, un jubilado de 74 años, logró sobrevivir a la Covid-19 después de estar cerca de cinco meses internado en una clínica privada. La mujer denunció en aquel momento que le llegó una cuenta de $200.000. «Después de negociar con la clínica, la bajaron a US$140.000», narró.

Hernando Cevallos, el casi seguro ministro de Salud de Pedro Castillo, asegura que, en un gobierno del profesor, episodios como estos “no tienen que pasar” y que “el sector privado tiene que ser solidario”. El voceado ministro de Salud señala que, si bien las empresas de salud tienen gastos operativos y necesitan ganar dinero, “deben entender que estamos en una emergencia” en la que “no se puede tener una actitud de lucro”.

 

El pasado 15 de mayo, en la plaza Manco Cápac de La Victoria, el médico pediatra y excongresista, Hernando Cevallos, fue presentado por el profesor Castillo como el encargado del equipo técnico de Salud de Perú Libre. El 23 de ese mes, estuvo en el debate de técnicos.  Es voceado como el nuevo ministro de Salud, aunque él no ha querido hablar de este tema con Sudaca (Foto: El Comercio).

 

Desde la tienda del lápiz tienen claro que podrían utilizar el arma que Vizcarra finalmente no se atrevió a desenvainar. Cevallos asegura que, en una situación de emergencia, estarán listos para aplicar el artículo 82 de la Ley General de Salud. Esta indica que el Estado podrá “intervenir” para atender la salud de la ciudadanía. “La ley le permite al Estado poder intervenir y decirle al sector privado: ‘Vamos a sentarnos, la cosa no es así, ¿no?’. Estamos en una emergencia sanitaria, hay que ser solidario. El concepto es que se privilegie la vida del ciudadano por encima de cualquier negocio”, apunta el médico pediatra.

“Si el Estado tiene la urgencia, la necesidad de intervenir para regular los precios del sector privado, tendrá que hacerlo. Que quede claro: no es que entra Castillo y va a regular los precios, porque eso no va a ser así, pero si el Estado ve superada su capacidad de resolución, no vamos a dejar que la gente se las arregle como sea”, explica.
Lo mismo aplicará para los medicamentos. “Se puede hacer un control de precios en emergencia”, dice. En el Perú, un solo grupo empresarial -Intercorp- tiene un dominio casi absoluto del canal moderno de cadenas de farmacias.

 

El 30 de mayo, el doctor Hernando Cevallos asesoró al profesor Pedro Castillo en el debate presidencial del Jurado Nacional de Elecciones (foto: Caretas).

 

Los gremios se encrespan

Sudaca envió un pliego de preguntas al presidente de la Asociación de Clínicas Privadas, Miguel Ramírez Noeding, pero hasta el cierre de esta edición no recibimos respuesta. Otros gremios, en cambio, sí se animaron a participar de este informe.

El ingeniero industrial José Enrique Silva, presidente de la Asociación de Industrias Farmaceúticas Nacionales (Adifan), califica el anuncio de un control de precios de medicamentos durante la pandemia como mera “propaganda”, porque “será muy difícil de realizar”.

“Todas las veces que han querido ponerse a regular los precios ocurre que salen mascarillas a tres, cuatro o cinco soles y [el gobierno dice] ‘ya máximo un sol’ y ya estamos en cincuenta céntimos. Nadie tuvo que ponerle un límite al precio de las mascarillas. Los únicos que se aprovecharon fueron los proveedores de instituciones públicas que se hicieron ricos levantándose la plata, ¿o es que se olvidan que así ha sido?”, recuerda Silva.

 

José Enrique Silva, presidente de Adifan, asegura que el anuncio de regulación de precios es parte de una «propaganda» del partido del lápiz, pero quiere dialogar (foto: Gestión).

 

Silva, sin embargo, se muestra dispuesto a dialogar con las próximas autoridades del sector. La presidenta de la Asociación Nacional de Cadenas de Boticas y Farmacias (Anacab), Carla Sifuentes, también. La Anacab representa a 2.400 establecimientos a nivel nacional, entre las que se encuentran las principales cadenas como Inkafarma, MiFarma y Boticas Perú.

Sifuentes apunta sus propias críticas. “Con el control de precios, lo único que estás haciendo es generar ‘mercado negro’ porque, además, ya tenemos informalidad en el país. Tenemos gente que compra medicina adulterada y vencida, y eso es catastrófico para la salud de los peruanos. Un control de precios, está demostrado a nivel de Europa, Latinoamerica y mercados desarrollados, genera siempre un ‘mercado negro’. Entonces, ¿cómo nos caería eso en la salud pública si lo que queremos es mejorarla?”, sostiene.

Sobre la denuncia de alza de precios de medicamentos en las cadenas de boticas durante la primera ola, la titular de Anacab dice que lo que sucedió es que, al cerrarse el mercado internacional, «se acabaron los medicamentos genéricos y solo quedaron los medicamentos de marca”. Estos son más caros y eso -asegura- causó la sensación de una subida de precios. Señala que ahora están tomando medidas de abastecimiento para que eso no vuelva a ocurrir.

 

Carla Sifuentes, presidenta de Anacab, señala que su sector es respetuoso de las leyes, pero considera que el control de precios crea un «mercado negro»; por eso, subraya que está dispuesta a conversar con el próximo gobierno (foto: Twitter de Carla Sifuentes).

 

Tercera ola

Según Cevallos, el gobierno de Pedro Castillo sabe que se debe preparar para enfrentar una nueva escalada de los contagios por coronavirus. “Es muy probable [que sea más fuerte que la primera ola del año 2020]”, prevé. En sus cálculos está que la tercera ola golpee al Perú entre finales de julio e inicios de agosto.

“Sabemos que en el país, y ya quedó demostrado en la primera etapa de la pandemia, tenemos una gran debilidad en el sector salud. Y, además, si bien ahora el ministerio de Salud ha acelerado, el porcentaje de vacunación es bajo, porque solo es del 8% y 9% [de la población]”, asegura el excongresista del Frente Amplio.

El crónico desabastecimiento de oxígeno deberá, entonces, solucionarse rápidamente. Cevallos adelanta que el plan de Perú Libre contempla la adquisición, “como mínimo”, y en un inicio de su gestión, de 120 plantas de oxígeno medicinal, puesto que actualmente solo existen 200 (se desembolsará de un presupuesto adicional de S/3.000 millones, lo explicamos más adelante).

Durante las dos primeras olas, el precio de la recarga de un tanque de 10 litros de oxígeno llegó a costar entre S/800 y S/1.000. En caso de que comience una tercera, Cevallos insiste en el posible control de precios. Y añade que, en este caso, podrían pedir al sector empresarial que produzca más oxígeno medicinal pese a que para ellos es menos rentable que la producción de oxígeno industrial.

El otro lastre es el déficit de camas UCI, aunque para Cevallos el principal problema radica en la falta de especialistas. En el país, actualmente, solo hay 1.500 intensivistas y formarlos demora entre tres y cuatro años. Por eso, ante una eventual tercera ola, el técnico de Perú Libre señala que el número de camas UCI a disposición «va a depender de la capacidad [de personal] que tengamos”.

La solución pasaría entonces por el aislamiento social y la entrega gratuita de los ‘kits para la vida’ -un paquete que contiene mascarillas KN95, jabón y alcohol medicinal- a toda la población. Explica que el principal objetivo es evitar que la gente llegue a necesitar camas UCI. Para eso, necesitarán implementar un plan de cercos epidemiológicos. “Evitar que, cuando tienes un paciente con Covid, esta no pueda circular por todo lado, contagiando”, señala.

“Si ese paciente necesita oxígeno, no tiene que ir al hospital. Se tienen que crear centros de oxigenación temporal en los barrios. ¿Qué son esos centros? Son casas donde hay concentrados de oxígeno, de hasta 10 litros, con lo que se puede tratar a los pacientes en etapa leve de Covid”, agrega.

Cevallos explica, además, que en los hospitales se habilitarán “Unidades de Cuidados Intermedios Respiratorios, con cámaras de alto flujo, para que el paciente no necesite pasar a UCI, donde hay una posibilidad más alta que se complique”, apunta.

Vacunas y S/3.000 millones de inversión

¿Cuánto dinero necesitará Perú Libre para implementar todo su plan contra el virus? El voceado ministro de Salud señala que en el inicio del gobierno del profesor Castillo se necesitará una inversión de S/3.000 millones, en una partida adicional al presupuesto del sector, exclusivamente para combatir la Covid-19.

Cevallos dice que el dinero se destinará también al mejoramiento de la infraestructura de algunos establecimientos de salud y la implementación de brigadas de atención médica en los barrios (5.000 equipos para atender enfermedades no Covid).

El dinero, por supuesto, también irá a la adquisición de plantas de oxígeno y más vacunas. Sobre esto último, según el gobierno, hay alrededor de 60 millones que estarían llegando al país entre el tercer y cuarto semestre. “Esperemos corroborar esto durante el proceso de transferencia. Vamos a ver qué dicen los contratos”, aclara Cevallos.

No obstante, propone salir a la compra de más lotes, “porque con esta variante [Delta] ya muchos países están por su tercera dosis para reforzar la segunda. No sabemos exactamente cuánto dura la inmunidad de cada vacuna ni cuánto va a durar la pandemia”.

La meta del gobierno de Pedro Castillo es vacunar a más de 20 millones de peruanos mayores de 18 años antes de fin de año. Y si se puede empezar a vacunar a los adolescentes y los niños, “lo haremos en todo el tiempo que podamos”.
En el proceso de vacunación, Cevallos no descarta que se pueda formar una alianza con las clínicas y las farmacias para que participen de la colocación de los antídotos en sus establecimientos, puesto que hasta el momento no podrán participar en el proceso de compra y/o venta de las vacunas. De ser ministro, tendrá que acostumbrarse a lidiar con un sector empresarial que los mira con recelo.

 

  • Pd: La entrevista al doctor Hernando Cevallos se realizó el pasado 30 de junio. Por ese motivo, podría haber información estadística que no esté actualizada.

 

(*) Fotocomposición de portada: Leyla López

Imágenes: Andina

 

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Control de precios, Farmacias, Hernando Cevallos, Ministro de salud, Pedro Castillo, Perú Libre, Plan de salud

La radicalización de la ya extrema derecha peruana, al punto de transitar el camino de la violencia política (es hora de ponerle coto policial a semejante actitud), puede ser solo un preámbulo de la desaparición paulatina de este sector del espectro ideológico nacional.

Si, como todo lo hace pensar, Castillo modera su propuesta económica, perceptible por los nombres que se van conociendo de su inminente gabinete ministerial, y además acota la eventualidad de una Constituyente, le quitará por completo la alfombra a cualquier escenario de polarización futura.

Además, una opción de centroizquierda, en la actual circunstancia, cosecharía los beneficios de la situación económica internacional y al cerrar brechas groseras en materia educativa y sanitaria, podría conducir a un gobierno con altos niveles de popularidad y a una atmósfera política bastante más estable que la actual.

Hay que recordar que el propio triunfo de Castillo se debió a la confluencia simultánea de crisis económica, sanitaria, social y política. Estas elecciones fueron, en ese sentido, lo más parecido a las de los 90, cuando triunfó un outsider como Fujimori.

En las elecciones de este año iba a haber un disruptivo de todas maneras. Lo fue George Forsyth buena parte de la campaña, surgió López Aliaga, luego apareció Lescano y en el tiempo preciso electoral lo hizo Castillo (si la elección era dos semanas después, probablemente surgía otro).

Nada hace pensar que el 2026 (o antes, si se cumple el sueño húmedo de la ultraderecha de vacar a Castillo) se vaya a repetir un escenario similar. Ya la pandemia estará bajo pleno control, la economía en plan de recuperación (como ya lo está), con menor conflictividad social (propia de un régimen de izquierda) y probablemente sin crisis política.

La ultraderecha solo cosecha del caos que ella misma contribuye a crear. Probablemente marque cierta agenda, más aún si se tiene en cuenta la derechización del aparato mediático televisivo, pero el bullicio caerá en saco roto si Castillo gobierna desde la centroizquierda.

La ultraderecha merece atención, sin duda. Surgió y creció en otros países por ser soslayada ingenuamente. Pero tampoco hay que regalarle una proyección de éxito cuando, más bien, todo apunta a que felizmente para la democracia peruana, haya sido solo un hipo tóxico que terminará por irse extinguiendo.

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Asamblea Constituyente, Pedro Castillo, Ultraderecha

Queda cada vez más claro que Pedro Castillo va a necesitar del apoyo político del centro congresal si quiere gobernar con tranquilidad y además no depender de los votos cerronistas dentro de la bancada de Perú Libre.

El centro suma 45 votos en el Parlamento (43 la derecha y 42 la izquierda), con la sumatoria del congresista Héctor Valer, expulsado tontamente de Renovación Popular por Rafael López Aliaga, ya que con ello rompió la capacidad de veto que tenía la derecha, con sus 44 votos, para cualquier reforma constitucional, elección de magistrados del TC o directores del BCR.

Obviamente, no se trata de que Acción Popular, Alianza para el Progreso, Podemos, Somos Perú y los morados le otorguen sus votos a cambio de nada. El acuerdo debe pasar por la moderación económica y política de Castillo, su abandono de las banderas estatistas de la primera vuelta y de su afán de convocar a una Asamblea Constituyente a trompicones.

Esa decisión eventual de Castillo le va a costar, probablemente, una ruptura con el radicalismo cerronista, quien acaba de publicar una convocatoria a un evento para el 24 de julio donde en la práctica lo compele a Castillo a someterse a su lógica política. Castillo puede perder a doce o quince congresistas cerronistas si se aparta de la línea radical y con mayor razón va a necesitar de los votos del centro para gobernar sin sobresaltos.

Jaloneado entre la extrema izquierda cerronista y la extrema derecha lopezaliaguista, Castillo puede discurrir por los linderos de una centroizquierda legítimamente. Nadie le puede pedir que se vuelva un gobernante de derecha (lo de Humala ha marcado a sangre y fuego a la izquierda como una traición indigerible e imperdonable y sería absurdo exigirle a Castillo que se ponga el polo blanco).

La incertidumbre que existe aún respecto de cuál será la línea programática, en materia política y económica, del gobierno entrante solo se empezará a resolver luego de su proclamación y su reaparición pública concomitante, pero de antemano sería muy importante que el centro se manifieste y le haga entender a Castillo que hay posibilidad de construir puentes de gobernabilidad que no pasen por la renuncia de sus propuestas esenciales de gobierno (aumento recaudatorio, inversión potente en salud y educación, infraestructura popular, etc.). Eventualmente, inclusive, alguna reforma constitucional puntual podría ser aceptable como parte del intercambio político y el centro le daría los votos para lograr los 66 votos que luego permitirían convocar a un referéndum. Ases bajo la manga hay muchos.

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Asamblea Constituyente, Pedro Castillo, Rafael Lopez Aliaga

Pedro Castillo va a arruinar su gobierno si insiste, como parece por la convocatoria que ha lanzado Perú Libre para la próxima semana, en la realización de una “Asamblea Plurinacional Constituyente” y de un referéndum para el 2022.

No tiene el mandato ni la legitimidad para refundar la República. Ha ganado con las justas, y, según las encuestas, aún entre sus propios votantes, la mayoría no está de acuerdo con un cambio total de la Constitución.

Tiene, además, una posición relativa en el Congreso que no le permite llevar a cabo tal Asamblea. Solo tiene 42 votos fijos, a los que eventualmente podrá sumar algunos estratégicos, pero que difícilmente lo acompañarán si insiste en su propuesta maximalista.

La única vía legal que le queda es la de forzar la disolución del Congreso haciendo cuestión de confianza por un proyecto de reforma del artículo 206 para permitirle al Ejecutivo una tercera vía de reforma constitucional, como sería convocar directamente un referéndum para aprobar la Constituyente.

Lo más probable es que no obtenga el voto de confianza y así se vería obligado a recomponer un nuevo gabinete que insistiría con lo mismo. Si se le vuelve a negar el respaldo, recién entonces podría disolver el Congreso e ingresaríamos a una espiral endiablada de elecciones (elecciones para nuevo congreso, aspirar a tener en él a por lo menos 66 congresistas que le permitan aprobar la reforma del 206 en primera instancia; luego, convocar a un primer referéndum para consolidar la misma; si lo gana, convocar recién entonces al segundo referéndum para ver si el pueblo quiere una Constituyente; si gana ese referéndum recién convocaría a elecciones para la Constituyente y ésta deliberaría por lo menos ocho meses hasta arrojar un nuevo texto constitucional).

En ese trance, polarizaría al país, tendría durísima resistencia en el Congreso (la derecha y el centro unidos lo podrían vacar apenas se ponga en evidencia su intención de disolver el Congreso), generaría inmensa incertidumbre económica, muy pocos empresarios se animarían a invertir en tanto no se aclare el panorama, etc.

Castillo puede llevar a cabo el 99% de sus planteamientos de reforma izquierdista del modelo sin cambiar la Constitución. Insistir en ello solo revela una terquedad digna de mal augurio o una sujeción política a las redes radicales de Perú Libre que controla Vladimir Cerrón. Su insistencia en la Constituyente lo coloca a Castillo en una disyuntiva: o es un necio o es un títere.

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Constituyente, Pedro Castillo, Perú Libre

Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 172: Rodríguez Monteza terminó de firmar, lo que allana el camino para que se proclame presidente. Fujimori dice que no lo aceptará la proclamación. Y en Cuba hay una dictadura.

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Elecciones 2021, Pedro Castillo, Presidente

En otros momentos de nuestra historia, las Fuerzas Armadas ya habrían dado un golpe de Estado e impedido el ascenso al poder de un candidato de origen popular, de izquierda y de incierta capacidad ejecutiva.

Felizmente, todo parece indicar que nuestros altos mandos militares han entendido el sentido republicano de su existencia, que está dada para proteger la Constitución, no para violarla a su antojo. Son garantes de la Constitución, no del gobierno de turno ni de apetitos de poder que puedan albergar algunos malos oficiales.

Han resistido la presión de la ultraderecha nativa, claramente golpista, de excompañeros de armas (una minoría, sin duda, frente a los miles de exoficiales demócratas), e inclusive, del aval brindado por nuestro intelectual más connotado e influyente, Mario Vargas Llosa, quien ha llegado a decir que todo lo que se haga para impedir el triunfo de Castillo está justificado (a buen entendedor pocas palabras).

No le auguro buen futuro al gobierno de Castillo. Hasta el momento no da muestras de pragmatismo y de retroceder en la suicida idea de impulsar una Asamblea Constituyente, y a la vez no se aprecia un nivel organizativo suficiente como para acometer la tarea endiablada de administrar un Estado fallido como el peruano.

Pero a pesar de ello estamos en la obligación cívica de aceptar los resultados electorales y si Castillo no da la talla, pues que le sirva de lección a sus votantes de no dejarse llevar una próxima vez por razones identitarias o emotivas (claramente, el programa de Keiko Fujimori era muy superior al de Perú Libre; es una lástima que ella no haya ganado).

A la postre, si Castillo enmienda y despliega un gobierno de izquierda sensata, le hará mucho bien a la democracia peruana albergar una rotación ideológica (Humala no es un buen ejemplo, porque traicionó su votación de izquierda y ejerció un gobierno derechista mediocre) y salir indemne del desafío.

Hay que saludar el compromiso democrático de nuestras Fuerzas Armadas. Han logrado digerir el trauma del montesinismo y esa experiencia seguramente la tienen presente los actuales oficiales que vieron desfilar en su momento a sus superiores por la ignominia de la corrupción o del golpismo y pasar días en las cárceles. Son los militares de hoy un ejemplo a destacar en medio de tanto civil antidemocrático y golpista que les toca las puertas para que traspongan los márgenes de la institucionalidad y de la ley.

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