Pedro Castillo

En el gobierno la amistad tiene recompensa. Un ejemplo claro de ello es la exmilitante aprista y defensora de Martín Vizcarra, Olga Chagua Timoteo, quien se encarga de diseñar estrategias para combatir la delincuencia en el Ministerio del Interior.  Ella ocupa el puesto de viceministra de Seguridad Pública en esa cartera desde el 17 de octubre. La mujer de 41 años llegó al cargo por recomendación del presidente Pedro Castillo, aseguran fuentes de Perú Libre y del Mininter a Sudaca. 

¿Cómo? Chagua se aproximó en los últimos meses a un grupo de ronderos de Chota, liderado por Sergio Muñoz Sánchez, hombre de confianza del mandatario. En junio, ella acompañó a Muñoz en una marcha de ronderos en Lima. El motivo: apoyar a Castillo en plena segunda vuelta. En un video de una concentración de ronderos, en el club departamental Cajamarca se les puede ver a ambos. “Nos encontramos en Lima para respaldar a Pedro Castillo Terrones en la condición de rondero, en la condición de dirigente sindical y en la condición de maestro”, dijo Muñoz en esa entrevista. 

 

Ronderos de Chota
Junio, 2021. El dirigente rondero de Chota y amigo de Pedro Castillo, Sergio Muñoz Sánchez, brinda una entrevista en Lima. Al fondo, observa Olga Chagua Timoteo, actual viceministra de Seguridad Pública.

Chagua incursionó en la política en el 2008, cuando se afilió al Apra, de acuerdo al Jurado Nacional de Elecciones. La aventura en el partido de la estrella terminó para ella en el 2014, pero mientras militaba en ese agrupación ejerció el cargo de fiscal especializada en delitos ambientales. Una carrera como defensora de la legalidad que empezó en el 2012.

La viceministra abandonó el Ministerio Público en enero de este año por “motivos de índole estrictamente personal”. Lo cierto fue, según confesó en entrevistas a la prensa de Huánuco, que le picó el bicho de la política. Entró al movimiento Perú Firme, que creó el fallido candidato presidencial, Daniel Salaverry. El expresidente del Congreso fue un aliado ocasional de Pedro Castillo en la segunda vuelta.

Este movimiento hizo una alianza con Somos Perú con miras a las presidenciales. Chagua postuló sin éxito al Congreso por el partido del corazón en la región Huánuco. Se hacía llamar la “Dama de Hierro” en su campaña e hizo una defensa del expresidente Martín Vizcarra, el invitado estrella de la agrupación.

Al ser consultada por la prensa local sobre la controvertida vacunación secreta de Vizcarra, Chagua dijo: “Aprovechamiento no veo. […] no olvidemos que esa vacuna que él se puso fue de un ensayo”. 

Tras el estrepitoso fracaso electoral, Chagua se acercó al grupo de ronderos chotanos, liderado por Sergio Muñoz, y –por ahí– logró aproximarse a Castillo. “Agradezco [a Castillo] la gentileza de su tiempo y atención brindada”, escribió en su cuenta de Facebook, en julio pasado, tras reunirse con el profesor, en medio de las denuncias de fraude de la oposición por los resultados de la segunda vuelta. 

El jefe de Estado nombró al exfiscal anticorrupción Juan Carrasco Millones como ministro del Interior. El nombre de Chagua nunca estuvo entre sus opciones para ocupar un viceministerio en el Mininter. Fue el presidente el que impuso la designación, de acuerdo a una fuente con conocimiento del tema. 

Así las cosas, Chagua fue nombrada como viceministra de Orden Interno, un cargo que se enfoca en la labor preventiva para combatir el crimen. Desde ese puesto veía temas administrativos y logísticos. Y también construyó una relación con las rondas campesinas, en sintonía con el gusto de Castillo. La viceministra participó en dos reuniones (en Andahuaylas y Bagua Grande) con Sergio Muñoz, el amigo rondero del mandatario. Muñoz ha visitado al profesor en Palacio, en cuatro ocasiones, entre el 17 de agosto y el 2 de septiembre. 

Olga Chagua, viceministra, y Sergio Muñoz, rondero y amigo del jefe de Estado, en otra imagen.

“La señora Chagua no tiene ningún mérito para ocupar ese cargo. Ella sólo está preocupada en posicionar su imagen. En una marcha de apoyo a Pedro Castillo en Huánuco, la señora se presentó con un polo con su nombre: Olga Chagua. Ese gesto no ha sido bien visto”, dice Elena Ramos, integrante del Frente de Defensa de Huánuco, un conocido colectivo ciudadano de la región.

Como contó Sudaca en una nota del 8 de octubre pasado, antes de ser destituido del cargo, Carrasco pidió la renuncia de la viceministra Chagua. Las razones: tener una agenda propia, no coordinar sus actividades y priorizar viajes a Huánuco, su región natal. Pero Carrasco cayó, como parte de la recomposición en el Gabinete, y Chagua se mantuvo. 

El polémico Luis Barranzuela llegó para ocupar el sillón principal del Mininter y realizó una maniobra táctica: sacó a Chagua del viceministerio de Orden Interno para recolocarla en el de Seguridad Pública, un puesto más caliente que se enfoca en los planes operativos para atacar la delincuencia. La jugada ocurrió el último 17 de octubre. La recomendada del presidente se ha vuelto intocable hasta el momento. No accedió a dar declaraciones. 

 

MÁS PADRINAZGOS 

El presidente, además, movió otras fichas en esa cartera. El profesor chotano, José Rafael Heredia, fue designado como director general de la Dirección General de Gobierno Interior, que ve un asunto estratégico: la designación de los prefectos, subprefectos y tenientes gobernadores a nivel nacional, cargos apetecidos por Perú Libre. Estas autoridades, aproximadamente 1.800 en todo el país,  son claves para el control político porque suelen estar en lugares alejados. Representan al gobierno en temas de seguridad en esas localidades.

El partido del lápiz, con Vladimir Cerrón a la cabeza, declinó su aspiración –mediante un duro comunicado– de copar las prefecturas, ante la feroz pugna con Castillo y sus aliados. “El partido no sujetará su conducta política al condicionamiento de espacios laborales, porque le impediría tener una amplitud crítica, ejecutar acciones políticas o aplicar un programa leal al pueblo”, señaló Perú Libre sobre el tema.  

José Rafael Heredia, al igual que Castillo, tiene un pasado político marcado por su militancia en Perú Posible. Ambos coincidieron en el partido fundado por el expresidente Alejandro Toledo, actualmente prófugo de la justicia. Castillo fue militante entre el 2005 y el 2017, mientras que Rafael se matriculó en la chakana en un periodo que va desde el 2010 hasta el 2015. 

Este personaje tiene también como un aliado en la sombra al polémico profesor Grover Mamani, de acuerdo a fuentes del Ministerio del Interior. Mamani desató al inicio del gobierno una crisis política al ser voceado como la cabeza de la Dirección General de Gobierno Interior. Dos viceministros de la cartera, Carlos León y Nicolás Zevallos, renunciaron ante el posible nombramiento de Mamani, por considerar que no cumplía con el perfil para el puesto y ser un profesor radical en Puno. 

 

Grover Mamani Condori
Grover Mamani Condori, profesor en Puno, sigue cerca a la estratégica Dirección General de Gobierno Interior. Foto: Facebook de Grover Mamani.

El 21 de octubre pasado, el profesor chotano, José Rafael Heredia, acudió a Palacio a visitar al todopoderoso asesor Auner Vásquez. El actual director general de la Dirección General de Gobierno Interior asistió en compañía de Grover Mamani. “No puedo dar declaraciones”, dice José Rafael al ser consultado para este informe. El círculo se cierra. 

*Fotoportada: Darlen Leonardo

Tags:

José Rafael Heredia, Olga Chagua, Pedro Castillo

Este miércoles 10 de noviembre el presidente Pedro Castillo viajó a la ciudad de Ayacucho, donde brindó un balance de los 100 primeros días de su gestión y anunció diversas reformas. Entre ellas se encuentra el incremento de la remuneración mínima vital de S/930 a S/1.000 desde diciembre de este año.

Aunque por la tarde, el mandatario indicó –vía Twitter– que este aumento en el salario mínimo se trataría en realidad de un subsidio temporal de S/70 para quienes ganen los S/930 de remuneración mínima vital. En ese sentido, preguntamos ¿Cuál sería el efecto de incrementar el salario mínimo?

Jorge Ojeda, docente de la Facultad de Negocios EPE de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas, indicó que el incrementar en 7.5% el sueldo mínimo podría generar un encarecimiento en la mano de obra y en ese escenario, las empresas tendrían que trasladar el incremento del precio al consumidor final.

“El gobierno está caracterizado por tomar este tipo de decisiones de manera unilateral sin un correcto análisis técnico, ya que este tipo de medidas debería discutirse en el consejo nacional del trabajo”, sugirió el docente. “Es clave entender que todavía la presión por incremento de precios puede verse impulsada porque las personas tendrían más dinero en su poder”, añade.

Para David Tuesta, exministro de Economía y presidente del Consejo Privado de Competitividad, la medida propuesta por el presidente Castillo afectaría en mayor medida a las medianas y pequeñas empresas, no a las grandes empresas que ya pagan sueldos de más de S/1.000.

En un tweet indicó que las pymes están “cada vez más arrinconadas”. Además, consideró que dicha propuesta no es favorable para el Ministerio de Economía y Finanzas, pues dicha entidad se opuso a elevar el salario mínimo por el momento.

Además, Miguel Jaramillo, investigador de Grade, indicó que este no es necesariamente el mejor momento para aumentar el salario mínimo pues esta medida afectaría a un sector pequeño de la población, que puede fomentar la informalidad y el desempleo.

Concuerda Jorge Ojeda quien añade que “este proceso inflacionario afectará a toda la población, que en su mayoría es informal”, calificando así a esta propuesta como una medida poco oportuna.

Por otro lado, el exviceministro de Empleo, Fernando Cuadros, señaló a El Comercio, que para el 2022 correspondería evaluar el incremento del salario mínimo  la Remuneración Mínima tomando en cuenta los criterios de productividad y viendo si la economía se ha recuperado.

Cabe recordar que la última vez que se aumentó la Remuneración Mínima Vital fue en marzo del 2018, cuando el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski dispuso un incremento de S/ 850 a S/ 930.

Tags:

Pedro Castillo, Remuneración Mínima Vital, RMV, sueldo mínimo

Hoy se cumplen 100 días de gobierno de Pedro Castillo y por ello conversamos con los congresistas Arturo Alegría (FP), Darwin Espinoza (AP) y Óscar Zea (PL) quienes coincidieron en que durante este periodo no se ha visto un norte claro en el gobierno.

Con respecto al voto de confianza, el congresista Alegría indicó que Fuerza Popular se ha mantenido firme en su posición de negar la confianza a un gabinete que no le convence; mientras que desde Acción Popular el congresista Darwin Espinoza señaló que ellos decidieron apoyar a la Premier por su mensaje conciliador y experiencia política. En el caso de Perú Libre, el congresista Óscar Zea indicó que se buscará unir nuevamente a la bancada mediante el diálogo.

Súmate a nuestra comunidad en WhatsApp dando click aquí: https://bit.ly/3jqyv29

Escucha «Si el río suena» de lunes a viernes a las 9 de la mañana con Patricia del Río. Este es nuestro episodio número 42.

En Youtube:

En Spotify:

En SoundCloud:

Recuerda seguirnos en vivo por Youtube, Facebook live y Twitter

Si deseas recibir nuestro contenido en profundidad por Telegram 📲 click en el siguiente enlace: http://ow.ly/U05w30rZ1y8

Tags:

100 días de gobierno, Arturo Alegría, Darwin Espinoza, Óscar Zea, Pedro Castillo, voto de confianza

EL PODCAST DIARIO DE OPINIÓN DE JUAN CARLOS TAFUR.

En Youtube:

En Soundcloud:

En Spotify:

Síguenos en Sudaca.pe

Si deseas recibir nuestro contenido en profundidad por Telegram 📲 click en el siguiente enlace: http://ow.ly/U05w30rZ1y8

Tags:

Luis Barranzuela, ministro del Interior, Pedro Castillo

La incapacidad política y administrativa del presidente Castillo es tan ostensible que se requieren decisiones drásticas si queremos que el país no pase por un suplicio infernal el periodo que le resta para completar su mandato.

Ya los primeros cien días han sido un caos tremendo, de espanto, pocas veces visto en la historia política peruana reciente. No queremos ni imaginar lo que serían cinco años en ese plan y perspectiva, con los graves problemas que traemos a cuestas. En circunstancias críticas como las actuales, tener un líder abrumado por el peso de sus responsabilidades e inoperativo para actuar con diligencia y certeza, puede generar un drama social de incalculables consecuencias.

Para resolver este tenebroso panorama, solo caben dos alternativas. O Castillo asume que su rol debe ser simplemente protocolar, político en términos generales, y delegar a plenitud las responsabilidades de gobierno a la premier Mirtha Vásquez, en este caso, pero a quien sea que eventualmente la suceda en el cargo. O simplemente renunciar, en acto de suprema responsabilidad, consciente de que sus limitaciones personales están contraindicadas con las tareas de gobierno que le corresponden.

Ya Alejandro Toledo fue un buen ejemplo de cómo gobernar con gabinetes ministeriales muy empoderados, que se encargaban en la práctica de gobernar mientras él se dedicada a otros menesteres (lamentablemente, a la corrupción campante, como nos hemos venido a enterar después).

Y Fujimori o Kuczynski fueron ejemplos de la otra opción, la de renunciar. Fujimori se dio cuenta de que la situación era insostenible, que no podía librarse de Montesinos sin patear el tablero y así lo hizo. PPK, por su lado, desbordado por sus inconductas para conseguir los votos que lo salvaran de la vacancia, terminó viéndose obligado a apartarse.

Castillo ha demostrado hasta la saciedad que el cargo le queda inmenso, que no sabe tomar decisiones, que no entiende cómo funciona al Estado, que no es capaz de separar responsabilidades de lealtades ideológicas, que cuando decide lo hace mal y sin talante, que no está dispuesto a enmendar rumbos cuando se equivoca, y solo lo hace respondiendo a presiones (como es el caso de la reciente salida de un impresentable como el exministro del Interior, Luis Barranzuela). En suma, un desastre. Al país le convendría que tome distancia de las riendas del gobierno o del timón presidencial y que deje que lo haga otro. Delegar o renunciar, he allí el dilema.

Tags:

Luis Barranzuela, ministro del Interior, Pedro Castillo

No sorprende que el BCR admita y hasta colabore, por medio de las declaraciones de su presidente,  con el chantaje cambiario del que somos víctimas. Como todos los bancos centrales del liberalismo económico contemporáneo, el actual BCR fue creado para garantizar el contexto macro-económico que más conviene a los grandes conglomerados empresariales.

 

Obviamente, el BCR no hace su trabajo por medio de la fuerza o la ilegalidad, pues para eso hay otros. Lo lleva a cabo aprovechando (y reforzando) un sentido común mayoritario que lo ve como una institución técnica que toma decisiones utilizando fórmulas indiscutibles y superiores, y como un actor neutral sin voluntad política ni intereses. Ambas cosas son falsas, y más en una ciencia social que estudia complejidades. Si la realidad fuera una máquina o un objeto, entonces sí bastarían los técnicos que la entiendan, modelen y controlen para que se haga lo correcto. Está a la vista que no es así, y en consecuencia la política es una disputa de sentidos comunes fundamentalmente económicos, donde toda propuesta defiende una subjetividad, protege a los propios y combate opositores. Sin embargo, el absurdo pasa por cierto gracias a un esfuerzo ideológico, mediático y académico de dimensiones globales, impulsado por el gran capital. Es claro que no se trata de un programa explícito u oficial, sino más bien de una cultura corporativa intergeneracional – previa incluso al capitalismo decimonónico – que privilegia la acumulación oligopólica sin límites, y soslaya el abuso, el crimen y la corrupción. Algunos de ellos – los más poderosos – son conscientes de la estrategia desleal, y el resto mayoritario se cree el cuento liberal. Todos, sin distinción, repiten las fábulas del modelo.

 

Como no existe la neutralidad técnica, el BCR es por fuerza un proyecto con carga política, más si recordamos sus orígenes. Nuestra banco central es un proyecto del liberalismo mundialmente triunfante y predatorio de los noventa, y del gobierno  ladrón y criminal de Alberto Fujimori. La ley orgánica que crea el BCR fue aprobada el 29 de diciembre de 1992, en pleno auto-golpe. La norma no pasó por el congreso, y empezó a funcionar el 1 de enero de 1993. Luego fue adoptada por la pobre y liberaloide constitución vigente. No fue lo único que aseguraron en la ilegalidad política: inventaron las AFP e Indecopi, y “reorganizaron” las instituciones judiciales, el tribunal constitucional y la contraloría. Puede parecer forzado hasta aquí – porque no he dicho casi nada todavía -, pero es un clásico de la derecha mundial aprovechar las depresiones graves para arremeter con sus recetas económicas, préstamos chantajistas y mecánicas de influencia. La mega-crisis del gobierno aprista ayudó mucho a que no hubiera resistencia frente a todo lo que sonara a liberal y moderno desde 1990, y el empresariado nacional – con el gran capital extranjero a la sombra – aprovechó la ausencia de controles para asegurar una institucionalidad funcional a sus intereses, que empezara a enraizar el nuevo liberalismo económico peruano. Nada destacable, en términos de desarrollo y progreso sostenible, nos ha traído este embuste que lleva treinta años.

 

Dentro del modelo, el BCR cumple dos grandes funciones: formalmente, diseña y ejecuta la política monetaria conveniente al gran capital, aplicando la teoría económica convencional. E informalmente, utiliza su inmerecido prestigio de independencia política y neutralidad técnica para promover los mitos del liberalismo económico, con ánimo de gurú y explicaciones poco comprensibles incluso para las élites más informadas. No entender las políticas monetarias, gracias a la incapacidad didáctica de la academia económica, es la razón por la que casi nadie nota que la función de los bancos centrales de la ortodoxia noventera incluye una acción política e ideológica permanente, en favor del modelo y sus mayores beneficiarios. Comprendiendo lo monetario, la denuncia que parece conspiranoide se vuelve lógica y explícita.

 

La política monetaria de un país tiene como objetivo definir la cantidad de dinero (efectivos, activos financieros, billetes bancarios) que hay en su economía. Este volumen de numerario debe corresponder a la capacidad productiva real (bienes y servicios) de los agentes económicos. Si hay una cantidad de dinero cuya suma es superior a todo lo que se puede producir, los consumidores querrán comprar más de lo que es capaz de ofrecerles el empresariado. Y cuando los productos son muy pedidos, y hay pocos de ellos en venta, suben de precio. Se trata de una situación escasez debido a un exceso de demanda. Una inflación y del tipo más temido, porque si permanece el exceso de dinero que la origina, crece cada vez más rápido la tendencia alcista y se termina en descalabros inflacionarios. Pero ésta es sólo la mitad de la dinámica monetaria. Cuando en una economía el dinero es insuficiente para pagar todas las posibles transacciones (compras, salarios, inversiones, otros), hay capacidad productiva ociosa en ese mercado, por tanto se está produciendo menos de lo que se puede, lo que implica más desempleo, o menos empleo del posible. Los periodos en los que hay capacidad instalada ociosa son llamados corto plazo, y aquellos en los que se ha agotado dicha capacidad, se les denomina de largo plazo. En este último, sólo se crece más con aumentos de productividad, que es resultado de la competencia relativamente libre y meritocrática entre los agentes económicos, y de su educación profesional. Intentar crecer con intervención estatal (monetaria o fiscal) en el largo plazo, incluso controlando la inflación, desincentiva y dificulta que los agentes económicos se expandan todo lo posible.

 

Ni el corto plazo ni el largo plazo son tiempos cronológicos, sino situaciones mutuamente excluyentes dentro de un sistema. Determinar cuándo se acaba el corto plazo no es sencillo, porque es imposible saber con precisión cuál es la mayor capacidad productiva posible de una economía. Lo que se hace – en los bancos centrales – es un mega-cálculo aproximado, una proyección en base a indicadores actuales, al que la teoría llama PBI potencial. Cuando la producción (el PBI) no llega al PBI potencial, el banco central puede aumentar la masa monetaria sin peligro de inflación, porque hay capacidad productiva ociosa pasible de ser dinamizada. Cuando la producción se acerca al PBI potencial, y da la impresión de que lo va a pasar, la cantidad de dinero debe disminuirse, porque se está acabando el corto plazo y hay peligro de inflación. ¿Como quita o aumenta dinero un banco central? La herramienta principal es la tasa de interés bancaria. Si sube la tasa de interés, la gente mete el dinero a los bancos para aprovechar los retornos ofrecidos, y por tanto hay menos billetes y monedas en la calle. Si baja la tasa de interés, el efecto es contrario, porque conviene más invertir en bienes y servicios, lo que dinamiza la economía y el empleo. Hay otras herramientas, pero están en la misma lógica de decidir si queremos meter o retirar dinero del mercado.

 

El esquema descrito junta dos grandes escuelas económicas. El largo plazo liberal, con su postura de no intervención en lo monetario, que viene desde Hume. Y el corto plazo de Keynes, quien cavilando sobre cómo superar la gran depresión de 1929, postula – en 1936 – que en el corto plazo puede haber intervención (monetaria y también fiscal) sin peligro de inflación. Keynes fue un genio heterodoxo, de amplia y flexible sistémica, al que la ortodoxia de los noventa (con Estados Unidos a la cabeza) desterró de las políticas económicas, incluidas las monetarias. Filtraron la idea de que el exceso de gasto e intervención, en los estados de bienestar desarrollados, había ocasionado la crisis mundial de los setenta, la famosa crisis del petróleo. Nada de eso había, el cambio tecnológico y las caídas cíclicas del capitalismo auto-destructivo (la respuesta estaba en Marx) fue la razón de fondo. Los argumentos de la academia neoclásica también fueron débiles. Uno, muy intrigante, fue decir que es más beneficioso, en términos de crecimiento acumulado, trabajar para el largo plazo que reactivar el corto plazo. No concluyeron que nunca más habría expansión monetaria en el corto plazo – porque eso no tiene defensa frente a lectores universitarios exigentes – simplemente investigaron y confirmaron tesis que parecen decir lo que ellos quieren, y las envolvieron para dárselas a políticos liberales desinformados. Otro argumento débil fue que todo nivel de inflación es un peligro apocalíptico, porque en cualquier momento al asunto se vuelve incontrolable y termina en dramáticos ajustes económicos. Tampoco es verdad. Es largo el tema y quizá sea presentado en otra columna, pero la inflación se controla con la sola decisión política. No se asegura dejando en la miseria a la gente (mano de obra barata para los grandes empresarios), sino con credibilidad de gobierno para modificar expectativas económicas. Los economistas pueden encontrar esta verdad en las explicaciones anexas de varios de los manuales académicos con que aprenden sus modelos en el bachillerato. Lo que buscaban y buscan los liberales monetaristas, al desterrar a Keynes y su corto plazo, es que nada interrumpa el crecimiento del bendito largo plazo, porque ahí está la riqueza de los grandes empresarios, que invierten millones para instalarse en un país por décadas. Un estado activo, en el corto plazo, provoca un tiempo en el que aumenta la calidad de vida, pero no ofrece tanta velocidad económica de largo plazo. Por ello los grandes millonarios del mundo, sus políticos, y una economía provinciana en su occidentalismo y su matematización, decidieron que no existía más el corto plazo.

 

Como si el largo plazo, el crecimiento sin fricción, fuera la panacea. ¿Qué pasa si al mismo tiempo que se crece se genera concentración y exclusión, que es la historia del capitalismo y más en el subdesarrollo? ¿Qué pasa si dada su brecha histórica el país en cuestión no tiene condiciones para llegar a un mínimo de desarrollo inclusivo y sostenible en el “largo plazo”, como ocurre con la mayoría de naciones? ¿No sería razonable tratar ese largo plazo de otra manera, digamos menos liberal y más proactiva desde el Estado? ¿No sería racional aceptar un poco menos de crecimiento para favorecer a todos? ¿Es mejor crecimiento masivamente precario que la sostenibilidad austera con calidad de vida en aumento? La ortodoxia neoliberal siempre prefiere el crecimiento, por las razones ya dichas, y sólo admite una política monetaria expansiva, en el corto plazo, cuando está frente a colapsos de tal profundidad que incluso quiebran la mínima capacidad de compra de los consumidores, lo que no les conviene y puede traer violencia caótica en las calles. Recién entonces Keynes deja de ser un innombrable. Si ese extremo no llega, y por lo tanto ellos no se ven perdiendo, puede aumentar la pobreza, elevarse el desempleo y haber más precariedad sin que se inmuten en lo más, porque “el largo plazo es lo más beneficioso”, para sus bolsillos, claro está.

 

Es ese el BCR que trajo el fujimorismo con el auto-golpe, el del consenso de Washington, el ortodoxo neoliberal que desterró a Keynes, el que juega sin pudor para los grandes capitales, el que asegura las políticas monetarias de largo plazo, con la autonomía (en realidad protección política) que las leyes del modelo le dan a su directorio. Es casi imposible vacar al presidente, o a un director del BCR, durante los cincos años de su gestión. Ni el presidente de la república ni el MEF, ni nadie, les puede pedir la renuncia. Menos los opinantes organizados, porque no los entienden, dado que no saben ni quieren explicar sus decisiones con claridad. Son los dueños absolutos de la política monetaria nacional. Hoy, por supuesto, el BCR sí hace política monetaria expansiva de corto plazo, porque el descalabro pandémico es tan letal que ha puesto en peligro al modelo mismo, lo que no les conviene. Como en casi todo el mundo, este BCR  trajo crecimiento desde los noventa, a un costo altísimo en términos sociales: el shock, las quiebras inducidas de la industria nacional, la mano de obra barata al alcance, las leyes pro-empresariales, y muchos otros, fueron los regalos perversos del gobierno a los empresarios. Las grandes inversiones extranjeras no podían tener mejor escenario a su favor. El BCR dirá que todos estos costos los decidió el MEF y otros ministerios, porque no son asuntos de política monetaria. Y es cierto, salvo que todo es parte de un mismo paquete económico conservador, y que nunca se les ha escuchado preocupación o postura frente a estos terribles males propios del modelo ortodoxo neoliberal, y que su política monetaria apuntala y refuerza. Sí levantan la voz, por supuesto, cuando un presidente soberano manifiesta querer cambiar las cosas que históricamente no funcionan.

 

El punto es que el esquema monetario que impusieron les resultó eficaz hasta los primeros años del siglo XXI. El velo capitalista es un enemigo sigiloso y retrechero, que utiliza el consumo masivo barato y sus medios de comunicación para distraernos y hacernos olvidar las miserias colectivas. El crecimiento de largo plazo, además, es una política económica fácil, porque es un “dejar hacer, dejar pasar que el mundo camina solo”. Es decir: dejemos a la jungla que muera y se mate, siempre que trabajen y consuman. En realidad, lo difícil y meritorio, en términos de política económica, está en construir desarrollo, algo que contados países del mundo conocen, y no por su liberalismo económico, sino por su capitalismo internacionalmente predatorio, construido a partir de una ventaja colonial de siglos, que supieron usufructuar los más audaces y prepotentes.

 

Sin embargo, esta fiesta macabra fue mucho más corta de lo que esperaban, porque la globalización y sus tecnologías también eran parte del proyecto que empezó en los noventa, y por tanto todas las economías del mundo se hicieron mucho más interdependientes: las distancias geográficas se estaban pulverizaron con la ingeniería informática y sus inventos de comunicación interpersonal, y el mercado mundial se consolidó. Desde el cinismo liberal del cambio de siglo, ésta era una oportunidad de emprendimiento masivo; desde la realidad económica y geopolítica, significó un aumento de las asimetrías entre personas y países. Nada nuevo bajo el sol del darwinismo liberal, salvo el pequeño detalle de que ahora cualquier crisis de una economía grande afecta al mundo entero, y de que hay varios gigantes queriendo hacer caer el orden actual, diseñado por y para Estados Unidos. De ello, influyen deliberadamente – antes y durante las emergencias – para que éstas perjudiquen más de lo debido. Como esto ocurre con cada vez mayor frecuencia, y a veces por razones no económicas – como la pandemia -, no hay largo plazo en la práctica, sino recuperaciones, despegues y caídas, lo que impide el crecimiento desmedido e irracional que buscan, y los obliga a apelar a las recetas keynesianas que rechazan compulsivamente. Ni el liberalismo económico clásico ni ninguna de las corrientes de su academia contemporánea tienen una política monetaria con capacidad de predecir estos escenarios y cortar las fuerzas de su arribo, que es lo que hacían con la inflación, por medio de la disminución de la masa monetaria. No exagero en lo más mínimo, pueden preguntarlo: no hay un sólo economista mínimamente enterado que niegue que la economía actual se ha vuelto altamente vulnerable, de manera incontrolable hasta este momento. Desde luego, las economías subdesarrolladas lo padecen mucho, pues están cada vez más subordinadas y disminuidas en el orden global, y por tanto no sólo sufren con las caídas de los gigantes, sino que son chantajeadas con la dictadura de los capitales financieros golondrinos, que ante el menor signo de que algún presidente quiere pensar distinto, se van apretando un botón, y trastornan bruscamente el tipo de cambio. Con este golpe, ponen rápidamente en vereda al atrevido. Sus razones nunca santas son irrelevantes, el problema es la posibilidad de boicot sistémico que tienen a la mano, contra nosotros los peruanos.

 

Cuál es la estrategia del BCR de Julio Velarde. En este momento, las herramientas tradicionales (operaciones en el mercado financiero para paliar la brusquedad del cambio), son infértiles frente al chantaje cambiario, porque nuestras voluminosas y subdesarrolladas reservas jamás van a poder contrarrestar todos los retiros que son capaces de hacer los capitales golondrinos. Por ello, el BCR ha concluido que lo mejor es ser el más aplicado de los vasallos: la más baja inflación del continente, el mayor PBI de las economías emergentes, la mayor reserva de las región, el menor déficit fiscal de tales o cuales años, la mayor capacidad de ahorro entre los descalabrados, y así. Esos logros dudosos y fáciles de conseguir, implican costos para la mayoría, como se ha indicado arriba. Pero no les importa, porque el objetivo mediocre y servil es ahorrar todo lo posible para resistir mejor las terribles crisis e inevitables, y sobre todo tener los mejores indicadores previos al colapso, para que los préstamos e inversiones – que siempre nos condicionan – lleguen rápido. Con eso, y muchas oraciones para que las grandes economías se recuperen, se saldría del bache. Y luego, con las próximas crisis que de todas maneras se vienen, se irá viendo.

 

Pero como se dijo al inicio de este texto inevitablemente largo. Hay otra función que el BCR cumple diligentemente, y que se ha visto con claridad en estos días en los que por elegir de presidente a Pedro Castillo, discutir sobre una nueva constitución y plantear la renegociación del Gas de Camisea, hemos sido víctimas de una fuga chantajista de capitales que ha elevado el tipo de cambio. Una salida de inversiones financieras tan subordinante, que apenas se hace lo que esperan los empresarios los capitales retornan al país y logran que el dólar valga menos. En ese trayecto, Julio Velarde no sólo ha persistido en sus convicciones ortodoxas de política monetaria, las que pasea en todas sus entrevistas y presentaciones, sino que ha operado políticamente, cumpliendo su función velada. No en vano es un tecnócrata experimentado y prestigioso, y un hábil político de instituciones doradas e inimputables. Primero, aprovechó la vulnerabilidad del momento – y el apoyo de los empresarios y sus medios que sembraban terror – para venderse como indispensable por sus conocimientos, cuando en todo caso lo es por sus contactos y perfil: el banquero más acomedido de la región, frente a los ojos de los verdaderos jefes que reparten la torta del salvataje. En segundo lugar, ha criticado al presidente Castillo antes y después de que éste confirme su nombramiento. Lo culpó de la subida del dólar, pidió explícitamente que el gobierno deje más claro que no perseguía el cambio de constitución, y acaba de decir que la reciente decisión presidencial de retomar la renegociación de Camisea afectará las expectativas empresariales (o sea, vuelve el chantaje). Por supuesto, exigió un directorio del BCR con convicciones ortodoxas, aunque se trate de economistas algo más propensos al keynesianismo monetario. Es decir, cedió políticamente en lo que consideró poco relevante (la tasa de interés ya está en el piso), y aseguró que lo esencial su estrategia sea respetada: ser los más cumplidos y disciplinados de la región. ¿Qué protege Velarde, y qué defiende con tanta vehemencia? ¿Su estrategia servil que no soluciona nada y nos sigue haciendo vulnerables? ¿Está aplicando modelos y cumpliendo sus funciones con neutralidad política?¿Hay algo de técnico en su acción pública reciente? Claro que no, en lo más mínimo. Está presionando al gobierno para que éste no se salga de las recetas fracasadas del modelo, y no sólo en lo monetario. Quiere impedir que el presidente busque una renegociación con una mega-empresa que nos debería rendir mucho más en cuanto a desarrollo. Velarde es aliado y representante político del capitalismo nacional e internacional, no cabe duda. Y en este entorno de poder se cuecen habas, inevitablemente como nos lo muestra la historia.

 

Para terminar, no se vaya a creer que no hay salida frente al colonialismo financiero que impone el modelo muy eficazmente. Claro que la hay, cómo no. Es cosa de cortar con decisión lo que produce el problema, que en este caso específico es la tiranía del dólar, consecuencia de depender de las importaciones, debido a que Fujimori quebró la industria nacional que había empezado a crecer desde mediados del siglo XX. Debemos consumir producto local – sobre todo alimentos – para no estar sujetos al dólar. Hay que apostar por la manufactura local, lo que demanda reintroducir el cooperativismo, el fomento y la intervención estatal, porque las brechas a superar son enormes y sólo pueden enfrentarse juntando esfuerzos. Hay que hacer una revolución pacífica, lo que tarde o temprano termina en un cambio de constitución por convicción mayoritaria. Es claro que éste no es un camino fácil y que el actual gobierno no puede plantearlo, porque carece de liderazgo proactivo en su primera jefatura, y de mayorías en el congreso. Pero sí puede insistir con lo que anunciado hasta hoy, que es apenas un poco de atención a las mayorías siempre olvidadas – que son los campesinos y los micro-empresarios que viven al límite de precariedad -, y buscar obtener mayores beneficios de las empresas extractivas extranjeras, sobre todo de las que este año ganarán muchísimo. Sumado a ello, se debe invertir en salidas concretas para la gente, no sólo en bonos, sino también en fomentos y facilidades para cambiar hábitos de consumo, privilegiando lo nacional y la seguridad alimentaria, lo que se ha anunciado. Por hacer sólo aquello, nada grave o insuperable nos va a pasar, y empezaremos a empujar el coche de la patria en la dirección correcta. Lo que sí es indispensable, y de una buena vez, es que demos cara al abuso, y evidenciemos con diplomacia la dictadura de los capitales financieros internacionales. Así, al menos, no seremos hijos de la indignidad y la sumisión, y estaremos trabajando lealmente para nuestro propio bienestar y desarrollo.

Tags:

BCR, Julio Velarde, Pedro Castillo

Dentro de pocos días, Pedro Castillo cumplirá cien días en el poder como presidente de la República. Durante todo este proceso de desarrollo de las bases de su gobierno hemos visto al político sindicalista, al profesor de las marchas y reclamos, al candidato en campaña, dispuesto a enfrentarse a todo y a todos; pero no hemos visto al político y presidente de un país.

El gobierno de Castillo nació desorganizado, sin cuadros, sin rumbo, sin metas claras sobre cómo enfrentar la realidad adversa en la que vivimos y cómo ha demostrado total incompetencia para retos gigantes como el conducir un país. Primero delegó la responsabilidad y el poder que le dimos con nuestro voto a los fanáticos del partido que lo llevó al poder. Y como esto no funcionó ni funcionará jamás, decidió traicionarlos para, en está segunda oportunidad, ceder el poder a la izquierda «posera» de este país.

Esta izquierda, con lo mejor que tiene en la caja de personajes y políticos, se ha sometido al Congreso de la República para solicitar- seamos claros en esto-, y no exigir, el voto de confianza. Es decir, presentar la política general del gobierno y lograr convencer a los congresistas de las distintas bancadas y con distintos valores políticos, que el gobierno del profesor Pedro Castillo tiene «claro el horizonte» y que la confrontación no es una opción.

La primera ministra Mirtha Vasquez lo hizo bien, con un discurso centrado en dar soluciones, propuestas realistas; y con un discurso con cero confrontación. Sin embargo, soslayamos un importante y determinante aspecto que afecta directamente la decisión del Congreso: el presidente es impertinente cuando habla, dice lo primero que tiene en la cabeza y lo dice mal. No ayuda a la ministra, no ayuda a su gobierno, no se ayuda a él mismo, y lo que hace no suma al país. Ahora entendemos el por qué en tres meses no ha dado una entrevista a profundidad sobre las políticas de su gobierno. Con el pobre nivel de argumentación que tiene, haría que una gran parte del país considere que una vacancia es una posibilidad.

El presidente Pedro Castillo no entiende que el camino para el voto de confianza no se inicia con la presentación de la ministra en el Congreso. El camino se inició desde que la ministra fue nombrada en el cargo. Cada acción, declaración, gesto o presentación influye en la decisión de las bancadas, y la política sindical no sirve para manejar un país. La confrontación innecesaria, las declaraciones populistas cargadas de ataques sólo para mantener a tu público saltando y arengando no sirven para manejar un país. ¿Podrían los asesores presidenciales decirle eso a Pedro Castillo?

En pocos días, el presidente Castillo cumplirá cien días en el poder, y hasta el momento ha permanecido escondido en palacio, sin decirle a los peruanos qué es lo que está haciendo por el país. Esa responsabilidad se la ha delegado a la izquierda «posera» con la que se ha aliado. Deje de boicotear a sus nuevos aliados, presidente. Recuerde la famosa frase de René Descartes: «pienso, luego existo». Piense antes de hablar, presidente.

Tags:

BCR, Dólar, Pedro Castillo

Evo Morales ejerce de mediador en la política peruana. El 22 de octubre pasado un grupo de izquierdistas le pidió al expresidente de Bolivia tender puentes entre el presidente Pedro Castillo y Vladimir Cerrón, distanciados en este momento por pugnas internas. El boliviano aceptó de buena gana la misión, aseguran a Sudaca dos testigos directos de la conversación. El encuentro privado se realizó en la tarde, en el piso 14 del hotel Fiesta Americana, en Ciudad de México. Fue en medio de un foro político internacional organizado por el Partido del Trabajo del país azteca. 

La delegación peruana estuvo representada por diez personas, entre ellas la congresista de Perú Libre, Silvana Robles; Leonel Falcón, del Partido Humanista; y la exministra de la Mujer y representante del Partido Socialista, Aída García Naranjo. Los peruanos, aprovechando un receso en el seminario, pidieron la cita con Morales. “Le sugerimos [a Evo Morales] que levante el teléfono, converse con Castillo y Cerrón y busque limar asperezas. Porque, al final de cuentas, Perú Libre ha ganado la elección y Castillo es militante de Perú Libre. Evo se comprometió a ser un interlocutor válido”, dice una de las fuentes, que pidió reserva de su identidad. 

“Se ha expresado una profunda preocupación por la situación de Perú y, particularmente, por la ofensiva que existe frente al presidente Castillo y la demanda de la vacancia presidencial de grupos conservadores y fundamentalistas”, acepta a Sudaca, por su parte, García Naranjo. Sobre el pedido de mediación a Evo Morales, añade: “Me reservo la información de esa reunión”.

Evo Morales - Mexico
22 de octubre. Una delegación peruana de izquierda se reunió en México con el expresidente de Bolivia, Evo Morales. Ahí se le pidió mediar entre Vladimir Cerrón y Pedro Castillo.

El líder boliviano ha visitado el Perú en tres oportunidades desde que Castillo asumió el poder. Incluso, su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), tiene una filial en Cusco, según un reportaje del programa “Panorama”.

De acuerdo a las fuentes, Morales ofreció a la delegación peruana en México llamar a Castillo y Cerrón el domingo 24, un día antes de que la primera ministra, Mirtha Vásquez, pidiese el voto de confianza al Congreso. Y, precisamente, cuando soplan vientos de fractura en la bancada oficialista.

En el evento en México, los asistentes firmaron un comunicado de respaldo a Vladimir Cerrón y con un ataque velado a la jefa del Gabinete. Adolfo Mendoza, representante del MAS, fue uno de los adherentes. “En el Perú se busca separar al partido Perú Libre que llevó a la presidencia a Pedro Castillo con la finalidad de aislarlo y someterlo a una ‘Hoja de Ruta’  que no se cambie las políticas neoliberales, contratos lesivos y privilegios de monopolios, grupos económicos y transnacionales”, dice el documento.

La eventual mediación de Morales aún no surtió efecto. Cerrón y el ala dura del lápiz siguieron enfilando sus baterías contra Mirtha Vásquez en la sesión del Pleno.

“He estado en Cajamarca, donde los cajamarquinos me han dicho […] que los hermanos campesinos que eran defendidos por la primera ministra aún siguen con su proceso y, sin embargo, la ONG que los ha defendido ha cobrado más de S/30 mil. Eso no da confianza”, dijo en el debate el exprimer ministro y congresista de Perú Libre, Guido Bellido. El legislador hacía referencia en su ataque al organismo no gubernamental Grufides, en el que Vásquez fue directora. 

Ese mismo día, Waldemar Cerrón, el vocero del ala dura y hermano de Vladimir, comparó en un tuit a la premier con una “loba”, que sometió a 17 parlamentarios del bloque moderado de la bancada -a los que llamó “corderos” y sin principios-  por recibirlos en la PCM. 

Mirtha Vásquez
La primera ministra Mirtha Vásquez, en su presentación en el Congreso para pedir el voto de confianza. Es blanco de los dardos del ala dura de Perú Libre. Foto: Andina.

El jefe del Estado y la primera ministra no han querido saber nada del bloque cerronista por sus posturas belicosas. El ala dura solicitó una reunión con el mandatario el pasado viernes 22, pero Castillo nunca respondió a la petición. “Se pidió la reunión, pero no ha habido respuesta. Si tiene interés por nosotros, nos convocará”, dice el parlamentario de Perú Libre -leal a Cerrón- Alfredo Pariona. 

Vásquez ha intentado marcar su terreno en el Ejecutivo y distanciarse de los radicales. La primera ministra, en ese sentido,  bloqueó el nombramiento de Ricardo Belmont como asesor, de acuerdo a fuentes cercanas a la premier. A Castillo, Belmont le había dicho en sus redes sociales que iba a “terminar en la cárcel” y a Vásquez la tachó de “caviar”. Además, en la PCM aseguran que Belmont hubiese sido “incontrolable” y una “fuente permanente de conflictos”. 

Vásquez, en cambio, no pudo convencer a Castillo para remover al ministro del Interior, Luis Barranzuela, promovido por el legislador Guillermo Bermejo. Según dos fuentes cercanas a la primera ministra, ella pidió la salida de Barranzuela porque lo considera un promotor indirecto del paro cocalero en Puno, al mostrarse en contra de la erradicación de la hoja de coca. 

Vásquez, tras conversar con los dirigentes cocaleros de Puno, logró que levantasen la protesta iniciada el 12 de octubre. En las negociaciones no estuvo Barranzuela. “La primera ministra no va a aceptar cambios en el Gabinete por cuestiones ideológicas. Ella ve la idoneidad de las personas y, en ese sentido, tenía preocupación por el ministro Barranzuela”, dice una fuente cercana a la premier. 

Luis Barranzuela
Luis Barranzuela Vite, ministro del Interior, logró mantenerse en el cargo pese a los cuestionamientos. Foto: Ministerio del Interior.

El ministro de Justicia, Aníbal Torres, agrega que la posición que adoptó el Parlamento, de regular a rajatabla la cuestión de confianza, restó credibilidad a la oposición, que pide la cabeza del titular del Interior. 

“No creo que el Ejecutivo tome una decisión en base a las críticas del Congreso. ¿Qué autoridad moral tiene el Congreso para criticar a Barranzuela si acaba de violar, flagrantemente, la Constitución? Los violadores de la Constitución no pueden cuestionar a otros personajes. Se ha debilitado totalmente la posición del Congreso con relación al ministro que usted menciona. El Ejecutivo ha hecho todos los esfuerzos para suprimir el ruido político. Lo máximo que hizo fue recomponer el Gabinete. Y el gobierno recibió como respuesta una puñalada por la espalda con la modificación de la cuestión de confianza, dejando intacta la vacancia presidencial”, dice Torres a Sudaca. 

“Ellos [los de la oposición] están esperando el momento para ir por la vacancia presidencial por cualquier razón, con el pretexto de que hay incapacidad moral”, añade. 

En medio de estas pugnas, Evo Morales asoma como un posible facilitador del diálogo entre Castillo y Cerrón. El líder de Perú Libre, acorralado por investigaciones judiciales, parece estar buscando apoyo internacional. Por lo pronto, ha recibido una comunicación del expresidente de Ecuador, Rafael Correa. 

Sin embargo, un acercamiento entre Castillo y Cerrón se ve difícil en este momento, por los venenosos dardos que recibe la premier Mirtha Vásquez. Y eso, aunque el mediador sea un amigo en común, como Evo Morales.

*Fotoportada: Darlen Leonardo

Tags:

Evo Morales, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón
x