El sometimiento del presidente Castillo al exgobernador de Junín es deleznable. Por el chantaje de sus votos parlamentarios y por complicidad en el manejo irregular del Estado (Castillo ejerce la misma práctica de infiltración mediocre del aparato público con personajes de cuarto nivel o abiertamente prontuariados: véase nomás a quién ha nombrado el presidente como nuevo secretario general de Palacio, a un sujeto denunciado por golpear a su esposa), se ha constituido una dupla destructiva, que va a provocar el pronto colapso del Estado. Ya está colapsando en muchas instancias y si no se les pone freno van a edificar un Estado fallido más temprano que tarde. Así como en pocos meses han destruido una empresa pública como Petroperú, sueltos en plaza son capaces de contaminar todo el sector estatal. La oposición tiene que ponerse firme y evitarlo a como dé lugar.