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Pedro Castillo archivos | Página 9 de 88 | Sudaca - Periodismo libre y en profundidad

Pedro Castillo

¿Cuáles deberían ser las prioridades de la política exterior peruana en este momento?

Podría mencionar una agenda progresista en política exterior, cosas que creo que se deberían hacer, pero el momento no es el adecuado. Considerando las circunstancias, creo que el Perú debe impulsar una agenda de cooperación regional. Vimos lo de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) hace dos semanas, pero me pareció más discursivo que real.

¿Es realista proponer –como hizo el presidente Castillo– que Chile y Venezuela se integren a la CAN?

No es real. Y tampoco lo es creer que con eso se fortalecería la CAN, porque sus problemas son más profundos. Por ejemplo, algo que escuché en las sesiones que se dieron en esos días era que se repetía mucho la idea de hacer “reingeniería” de la CAN. Eso ya lo escuché en 2019 –cuando se reunieron por los 50 años–, en 2014, y varias veces más. Los problemas de fondo de CAN, ni se mencionaron: el mercado común fallido, los problemas institucionales. 

Yo creo que el Perú debería impulsar la integración regional. Claro, somos un país pequeño, no tenemos grandes liderazgos y hay dificultades internas. Tienes un gobierno tan cuestionado internamente, con debilidades, cuestionado a nivel judicial, con procesos de vacancia, con un presidente al que ni siquiera dejan salir del país… vamos a ver si el Congreso le da autorización para que asista a la asamblea general de Naciones Unidas. ¿Qué puedes hacer de política exterior en una situación así? Es muy difícil. Pero tendríamos de alguna manera que aprovechar el ‘cuarto de hora’ que tenemos, con una Alianza del Pacífico en la que tenemos cuatro gobiernos “de izquierda”, afines. También podríamos aprovechar el ‘cuarto de hora’ de la CAN.

¿La Alianza del Pacífico sigue siendo útil?

Yo creo que sí, desde que implica una red comercial entre los cuatro países [Perú, Chile, Colombia, México] y vinculación con el Asia-Pacífico. Y la Alianza del Pacífico, pese a que en los últimos años no ha tenido muchos avances, tiene cierto nombre y reconocimiento internacional. Habría que aprovechar este momento para ir más allá y pensar en lo que la Alianza del Pacífico se planteó en un inicio: la integración profunda. 

El Perú asumirá la presidencia pro-témpore de la Alianza del Pacífico el próximo año, por lo que coincidirá con la presidencia pro-témpore que acabamos de asumir en la CAN. Sería un buen momento para que Cancillería desarrolle un impulso en estos espacios, que son vitales para nuestros intereses.

¿Qué imagen está proyectando actualmente el Perú en cuanto a política exterior?

Una imagen bastante confusa, de una política exterior poco coherente, poco predecible. Estoy seguro que se ve con mucha preocupación a un gobierno que dice “estoy a favor de firmar el acuerdo de Escazú” y luego a su canciller diciendo “estoy en contra de Escazú”. 

¿Cómo se entiende que Rodríguez Mackay esté de acuerdo con “ceder soberanía” en el caso de Convemar y no esté de acuerdo con lo mismo en el caso de Escazú? 

Lo que pasa es que la discusión se ha planteado en esos términos, y no debería. En Convemar no se cede soberanía, porque la tesis de las 200 millas [de mar territorial] ya no existe, era parte del antiguo derecho del mar, y no del nuevo. Nadie más lo reconoce. Y tampoco en el caso de Escazú se estaría cediendo soberanía. Es nefasto plantear el debate en esos términos. 

Lo de Escazú es lamentable: en el transcurso de dos semanas tanto el ministerio de Justicia como el Minam prácticamente desdijeron al canciller. Y este se cerró, e insistió en que su posición representaba al Estado peruano. ¿Y el presidente Castillo? ¿Dónde estaba? En un momento pareció que se había comprometido con Escazú.

¿En situaciones como esta, qué papel debería jugar el Congreso?

En el Perú, los congresos no han tenido históricamente un papel muy fuerte en política exterior. El Congreso participa poco en el diseño de las políticas. Pero en estas circunstancias, estamos viendo como desde el parlamento se están utilizando todas sus herramientas, empezando por la comisión de relaciones exteriores, para cuestionar al gobierno.

Al inicio de este gobierno se temía un acercamiento a Venezuela, pero este no se ha dado, a pesar de que Maduro le ha tirado algunas flores a Pedro Castillo. ¿Le ha sorprendido eso?

El gobierno ha intentado mantener relaciones con todos los frentes. Ha tratado de quitarse el sello de marxista y chavista. Se ha reunido con todos: con Estados Unidos, con México, con Bolsonaro en Brasil, con Guillermo Lasso. Puntualmente, el Perú trató de mantener un papel activo en la crisis venezolana. Incluso se propuso como sede alterna a México para las negociaciones entre el gobierno venezolano y la oposición. Se mostró muy interesado en tener un papel en ese escenario de negociación. Pero todo eso se ha detenido, para bien y para mal. Para bien en el sentido de que no hemos tenido una relación muy cercana con Venezuela; y para mal porque el Perú dijo que quería tener una política más activa al respecto, quizás recuperar el liderazgo en su momento, en el grupo de Lima.

¿El grupo de Lima todavía existe?

Ahora mismo no tiene ninguna relevancia, casi podría decirse que no existe. En la medida de que se trata de un foro informal, no institucional, si los participantes no se reúnen, no existe. Y hace tiempo que no hay reuniones. Eso no es solo culpa del Perú, aunque sí se puede decir que quizás nos faltó hacer más pedagogía. Incluso desde Estados Unidos ha habido críticas muy severas al Grupo de Lima. No ha cumplido su labor, y al final terminó perdiendo legitimidad y fracturándose.

Otro tema sensible es la protección de los peruanos en el extranjero. ¿Cómo calificas la actuación del Ministerio de Relaciones Exteriores en caso de Rodrigo, el connacional que fue detenido en Indonesia y terminó muerto?

Fue muy mala. Quedó evidenciado en el primer comunicado que sacaron: poco empático, frío y prácticamente no hacía referencia a la muerte de un connacional en circunstancias muy extrañas. Además, asumió por completo la versión oficial de las autoridades indonesias. No hubo intento de investigación, de ver qué hubo detrás, y eso denota grandes vacíos y falencias a nivel consular. Luego se intentó corregir, pero no dudo de que haya sido una de las razones, una de las tantas rayas al tigre que derivaron en la salida del canciller. 

El viraje hacia la izquierda que se está dando en los gobiernos de toda la región, y que posiblemente se dé también en Brasil [con un eventual triunfo de Lula]… ¿Cómo crees que va a influir en la región y su manera de relacionarse con el resto del mundo?

Cuando se habla de este ‘viraje’, que creo que efectivamente se está dando, se le compara con el viraje que se dio a inicios de este ciclo, la ‘ola rosada’. Este, además, parece que va a ser más profundo, porque se está abarcando más países, como Chile e incluso el Perú. Pero ahora las circunstancias del mundo y de la región son distintas. La ‘ola rosada’ de hace 20 años se dio a partir de un boom del precio de los commodities y de la demanda de China por nuestros productos. Los gobiernos de izquierda de entonces se subieron a una ola de bonanza económica que les permitió aplicar políticas redistributivas, presencia del Estado y mucha inversión pública. Ahora será distinto.

Ahora, tendremos una izquierda sin plata.

Así es, y por eso los resultados que estamos viendo, por ejemplo, en Chile, donde Gabriel Boric rápidamente se está desinflando. En pocos meses estamos viendo ya protestas allí, y un gobierno cuya popularidad está cayendo. Probablemente pase algo parecido con Petro en Colombia. Le va resultar difícil a estos gobiernos satisfacer las demandas que explican su llegada al poder, demandas que nacieron en la calle y en protestas que tomaron años. Y ahora estamos saliendo de una pandemia horrible, con economía que no van a levantar, con crisis logística, energética, alimentaria… Yo creo que las demandas del corto plazo van a terminar agobiando a estos gobiernos que buscan reformas estructurales.

¿Qué piensa que sería lo mejor que le puede pasar al Ministerio de Relaciones Exteriores, luego de la salida de Rodríguez Mackay?

No sería mala idea que alguien de la casa asuma el liderazgo, para bajar el sinsabor que ha dejado este lapsus, que duró un mes. Creo que hay buenos cuadros, jóvenes, que han cumplido papeles importantes en los últimos años. Eso daría cierto respiro. Cancillería no es un ministerio al que le guste estar en el centro del escarnio público. Y ahí han estado estas semanas. O, en todo caso, si se nombra a una persona ajena a Cancillería, que trate de seguir con lo que se ha venido haciendo. Que conozca el funcionamiento del ministerio y que sepa como funciona la política exterior. Uno no puede mandarse a hablar de Convemar así nomás, por más que estés de acuerdo. Una cosa es lo que piensas como académico y otra lo que tienes que hacer como político. Se debe conocer un poco más las artes de la política exterior.

**Fotoportada por Darlen Leonardo

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análisis político, Cancillería, Gobierno, Pedro Castillo, Rodriguez Mackay

Por eso es que a pesar de crecer el número de gente que cree que Castillo debe irse y procederse a un adelanto de elecciones, ese malestar y rechazo no abonan en favor de la oposición política, que no da pie con bola y tiene, inclusive, mayor desaprobación que el Ejecutivo.

A pesar de los “niños” y los “topos”, a las fuerzas opositoras en el Congreso les quedan los votos suficientes para proceder al adelanto de elecciones, para interpelar y censurar ministros, para emprender reformas y aprobar leyes proactivas, para derogar los misiles antiempresariales que ha lanzado el gobierno (en temas laborales), pero no hace nada.

Se siente muy cómoda, arrellanada en su curul, siendo agente del establishment antes que efectiva fuerza beligerante de fiscalización de un gobierno mediocre y fallido como el de Pedro Castillo, que merecería una oposición recia, principista y con visión de largo plazo.

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Pedro Castillo

La del estribo: a darse una vuelta por la Galería Ginsberg a ver la muestra de Ali Salazar, curada por Matheus Calderón (Santa Cruz 1068, Miraflores), y por 80m2 Livia Benavides a apreciar la muestra de Marco Pando Tarzán de Macetero (Malecón Pazos 252, Barranco). Y pronto inaugura en Galería del Paseo, Lorena Noblecilla Lección de historia natural (General Borgoño 770, Miraflores).

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Pedro Castillo, Poder Judicial

Según una nota de Epicentro de inicios de año, en la lista de Gallardo figuraba Mejía, a quien quería asignar a la Dirección contra la Corrupción o a la Dirección de Lavado de Activos. Nada menos. Con la salida de Gallardo, aquellos cambios no se dieron. Mejía pasó a la Dirección de Medio Ambiente y luego a la Dirección Nacional de Investigación Criminal. Hoy, sin embargo, es inspector general y número 3 de la PNP.

Mejía –ha recordado el periodista Daniel Yovera– fungió de “sheriff” del cuestionado exrector de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, Luis Cervanes Liñán. Según el informe periodístico, Mejía realizaba acciones de supervisión, vigilancia y control a los alumnos de la universidad, desde su cargo de jefe de Seguridad y Protección Interna. 

Pedro Castillo ha realizado los cambios más peligrosos en la institución, no solo por el elenco, sino por la oportunidad: en medio de las acusaciones por corrupción contra el mandatario, lo que temen los oficiales es que se copen las plazas con el objetivo de controlar la institución al antojo del jefe de Estado y su camarilla.

Varios oficiales entrevistados para este informe coinciden en señalar que los siguientes objetivos, además de Colchado, serán el general Óscar Arriola, jefe de la Dircote, y el coronel Franco Moreno. “Alfaro tiene la personalidad para oponerse, pero ahí se van a producir las fricciones. Sabemos que van a hacer todo lo posible para sacarlo”, dice un alto mando de la Policía. “Los que están atrás de la cadena de mando son los que están empujando para promover todos estos cambios”, asegura a Sudaca otro oficial.

PNP
Coronel Franco Moreno, General Óscar Arriola y coronel Harvey Colchado. Peligran sus cargos.

Hay quienes advierten otras influencias. La de Guillermo Bermejo, por ejemplo. No solo por aquella reunión en el despacho de Barranzuela donde su abogado coincidió con Vicente Álvarez, en octubre del año pasado. Bermejo se reunió con el presidente Pedro Castillo también el 26 de agosto, un día antes de los últimos cambios en el alto mando. La cita se dio entre las 4:50 pm y las 7:18 pm.

El último martes, en RPP, el periodista Omar Mariluz señaló que fue Bermejo quien sugirió no solo cambiar al alto mando policial, sino al ministro Willy Huerta porque “no se estaba protegiendo a la familia del presidente”. En comunicación con Sudaca, el congresista de la bancada Perú Democrático negó esta versión. Descartó, en cambio, que en la reunión con el jefe de Estado se haya hablado de cambios en la PNP y aseguró que no tiene idea de qué temas se trataron en la reunión de octubre entre su entonces abogado, el entonces ministro Barranzuela y el general Vicente Álvarez. De momento, y a la espera de que se desarrollen los acontecimientos, el ambiente dentro de la Policía Nacional está marcado por la incertidumbre y la sospecha.

**Fotoportada por Darlen Leonardo

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Finalmente, a todo lo mencionado hay que agregarle el penoso papel de la oposición, reflejado en el paupérrimo nivel de aprobación del Congreso (8%) y una desaprobación del 87%. Casi toda la oposición yerra -la política y la mediática-, pero encuentra su peor expresión en la conducta abominable como se comporta en el Legislativo (plagado de “niños” y “topos”, además de convenidos).

A este paso, reiteramos, puede ser pertinente empezar a plantearse el escenario de que Castillo gobierne hasta el 2026. Y que el centro y la derecha aprovechen el largo tiempo por delante para procesar errores, afinar estrategias y prepararse para el recambio, que no va a ser fácil, sino que va a requerir de un fino y laborioso esfuerzo político e ideológico.

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Gobierno, Pedro Castillo

Ese será el discurso pertinente. La derecha y el centro van a tener que salir de su zona de confort ideológica y poner en segundo plano la defensa del modelo promercado o proinversión, necesarios sin duda, pero sin capacidad de tener eco en las expectativas populares de acá a cuatro años.

Se va a necesitar un centro y una derecha disruptivos, que puedan competir contra los discursos antiestablishment que la izquierda, en cualquiera de sus variantes, va a desplegar, y cuyo impacto va a hacer que se soslaye el claro desprestigio de las ideas izquierdistas que un régimen como el de Castillo debería, normalmente, haber provocado. Es un mito político muy dañino creer que el pueblo se va a volcar masivamente hacia el centro o la derecha en las próximas elecciones. Si ambos sectores no lo entienden, el chasco puede terminar siendo terrible, para ellos y para el país.

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Gobierno, Pedro Castillo

Ojalá la izquierda pueda gestar también alguna candidatura interesante y democrática, alejada tanto de Perú Libre como del etnocaserismo, que pueda calar y alejar a los electores de propuestas que no hay como llamar sino totalmente descabelladas.

El Perú pasa por un momento muy difícil, no solo en términos económicos y políticos sino también anímicos. Cada vez se hace más difícil divisar una luz al final del túnel. Por eso debemos jugar las cartas que nos quedan, y jugarlas bien. Ya dejó de ser solo importante y pasó a ser urgente.

*Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y pueden no coincidir con las de las organizaciones a las cuales pertenece.

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Antauro Humala, Gobierno, Pedro Castillo

Como ha contado La República, la reunión se produjo en un inmueble de Surquillo. “Quiero precisar que, como señalé antes, entendimos que nos íbamos a reunir con asesores del presidente de la República pero no conocía de qué personas se trataban. (…) En la reunión estaba el señor Alejandro Sánchez Sanchez, que nos dijo que las personas que lo acompañaban eran amigos y paisanos del presidente, que estaban en Lima para apoyarlo, dando a entender que eran conocedores del rubro de la construcción”, detalló el testigo.

Allí, esta persona pudo identificar no solo a José Nenil Medina, sino a Jackeline Castañeda del Castillo, jefa de presupuesto del ministerio de Vivienda; al ya mencionado Salatiel Marrufo y a Abel Cabrera Fernández, uno de los financistas de la campaña del presidente Castillo. Cabrera, además, ha sido identificado como el hombre que colocó a cargo de Vivienda a Geiner Alvarado. Así lo dijo el colaborador eficaz el 24 de julio pasado.

“De mucha confianza era el nexo con el Ministro de Vivienda junto con Abel Cabrera, quien fue la persona que recomendó a Geiner Alvarado como Ministro de Vivienda. Por eso ellos manejaban esa cartera a su antojo, sacaban licitaciones y todo eso”, señaló. Alvarado, entrevistado por la fiscalía el pasado 4 de agosto, admitió que Cabrera lo propuso para el cargo.

Todo este círculo de confianza del presidente habría concertado la repartija de obras. Con estos y otros elementos, el pasado 19 de agosto, el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción del Poder dispuso formalizar investigación preparatoria con la primera dama, Lilia Paredes, sus hermanos Yenifer, Walter y David y los alcaldes de Anguía, Nenil Medina; Chachapoyas, Víctor Raúl Culqui; y Chadín, César Cabrera. También se encuentran comprendidos los hermanos Hugo y Anggi Espino, quienes vienen colaborando con la justicia. En Palacio siguen jugando el papel de víctimas.

**Fotoportada por Darlen Leonardo

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Gobierno, Lilia Paredes, Pedro Castillo, yenifer paredes
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