Pedro Castillo

Cuando la periodista Milagros Leiva asoció la canción ‘Flor de Retama’ a los senderistas, lo único que logró fue la indignación de los ayacuchanos. Pedro Castillo logró canalizarlo a su favor. “Este terruqueo a la canción Flor de Retama es un factor que marcó un antes y un después, en Ayacucho es un himno”, sostiene Adrián Sarria, periodista de esta región.

 

Tal fue la repercusión que en su última llegada a Ayacucho, el 19 de mayo, Castillo entonó el huayno en la Plazoleta María Parado de Bellido. Cual estrella de rock, el maestro cajamarquino cantó junto a decenas de ayacuchanos la canción que fue terruqueada desde Lima: “Vengan todos a ver/ en la Plazuela de Huanta/ amarillito flor de retama/ amarillito, amarillando/ flor de retama”.

“Fue todo un hito cantar Flor de Retama en una plaza llenecita. Nunca la había visto así con ningún candidato […] Le regalaron la canción a Castillo”, asegura Sarria. Ya entonces se asociaba a los grandes medios de la capital con la campaña de Keiko Fujimori.

 

Ayacucho fue una de las regiones más golpeadas por la violencia que se vivió en la década de los 80. Según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, las víctimas mortales en todo el país fueron 69.280. Solo en la región sureña, se concentra más del 40% de muertos y desaparecidos. Para algunos desinformados entonces fue difícil entender cómo el 82,64% de una región tan golpeada por Sendero Luminoso pudo haber votado por el candidato que los medios relacionaban con esta organización criminal. 

En redes sociales se han escrito comentarios como estos: “Ayacucho es la cuna del terrorismo y no han tenido ni memoria ni dignidad para votar en contra de todo lo que tanto daño les hizo” o “Si tuvieran memoria, no hubieran votado como lo han hecho”. Los usuarios: Diego Contreras y Yanina R. Torres respectivamente.

Pero lejos de asustar a los ayacuchanos, la estrategia de Willax y compañía de asociar al profesor con el terrorismo solo causaba molestias. “El terruqueo en una región como Ayacucho ya no sirve. Lo que expresaban los ayacuchanos cuando se hablaba de este tipo de cosas de terrorismo es que un limeño no podía pretender enseñarle a un ayacuchano lo que fue el conflicto armado interno cuando ellos son los que sufrieron en carne propia”, explica Sarria.

Milagros Leiva terruqueando la canción ‘Flor de retama’. El tiro le salió por la culata.

En el distrito de Soras, por ejemplo, en donde los senderistas asesinaron 117 personas en 1984, el 70% votó por el partido del lápiz. Huanta, provincia donde ocurrieron varios atentados terroristas, votó mayoritariamente por Pedro Castillo (83,1%). Y en Lucanamarca, distrito donde los terroristas asesinaron a 69 campesinos, en 1983, el porcentaje aumenta a 90,87%. El apoyo a Fujimori fue casi inexistente.

Este terruqueo ¿hasta cuándo? Porque no es solo al señor Castillo, nosotros cuando nos levantamos o hacemos nuestras marchas, somos [calificados como] terroristas», dice Adelina García, presidenta de Anfasep, la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú.

García recuerda que en 1985 llegó a Lima para buscar a su esposo, un cerrajero que dos años atrás había sido detenido por los militares acusado de ser terrorista. Según García no había prueba alguna, dice que lo detuvieron solo por ser ayacuchano. Cuando fue al penal Castro Castro, con la esperanza de encontrarlo, no solo no pudo hallarlo, sino que le impidieron salir, tildándola de terrorista. “Yo he sentido esa discriminación en carne propia […] No me dejaban salir del penal porque era ayacuchana y, por ende, terrorista. Eso nos hacía llorar”, recuerda. Hasta el día de hoy, casi 38 años después, su esposo sigue sin aparecer.

“Cuando lo hacen [terruquearlos] nos duele porque nuestros familiares eran inocentes y, al ser tildados como terroristas, los asesinaron, los desaparecieron. Eso nos duele, por esa razón hemos apostado por un cambio, por eso apostamos por Castillo”, dice García.

En Ayacucho tampoco pueden olvidar los delitos de lesa humanidad cometidos durante el gobierno de  Alberto Fujimori, como las esterilizaciones forzadas. Por ello, la lideresa de Fuerza Popular nunca fue vista como una opción y en la primera vuelta obtuvo apenas un 7%. En la segunda, las marchas convocadas por el fujimorismo llamando supuestamente a proteger la democracia y en contra del comunismo de Castillo tuvieron poquísima participación. Por el contrario, se realizaron movilizaciones en contra de la candidatura de la hija del exdictador, en las que se cantó a viva voz ‘Flor de Retama’.

Más allá del terruqueo

Pero no fue la única razón. Durante la primera vuelta, Pedro Castillo se mostró muy cercano a la población ayacuchana. Mientras los demás candidatos llegaban en aviones, hacían la típica conferencia de prensa en el centro de la ciudad y se iban al día siguiente, el cajamarquino arribaba a la región en camioneta y se hospedaba en un hotel barato y poco conocido. Lo primero que hizo fue ir a Huanta, en donde se puso a arar la tierra con los campesinos y a pastar a los animales.

Esto hizo que las personas del interior de Ayacucho se sientan bastante identificados con su figura”, explica el periodista Adrián Sarria.

Pedro Castillo arando tierra
Castillo arando la tierra en Huanta durante la primera vuelta, cuando todavía no era conocido. Fuente: Kamina Sur TV.

Según Mayte González Carrasco, politóloga ayacuchana, para ellos votar por Castillo, lejos de asociarlo con el terrorismo, significa un cambio. “Ayacucho, al igual que la región del sur, viene votando de esa forma hace 20 años, siempre por un cambio, por una reforma”, afirma.

En su tesis sobre el voto ayacuchano*, González explica que el modelo económico no benefició a Ayacucho y por ello la región sureña suele inclinarse por partidos menos vinculados a la clase política tradicional. Por lo general, votan por candidatos de izquierda y étnicamente más cercanos o que pertenezcan a sectores minoritarios.

“Ayacucho y el resto del sur han mantenido un voto siempre de protesta, combativo y muy ligado a la izquierda”, asegura la politóloga. En la segunda vuelta del 2011 Humala obtuvo un 72,10%. En la primera vuelta del 2016 fue Verónika Mendoza quien capitalizó los votos ayacuchanos con 52,77%. Y ahora Castillo obtuvo un respaldo casi total en esta región.

Aunque algunos de sus votantes son conscientes de que varias de las propuestas del profesor son difíciles de cumplir, decidieron elegirlo porque con él “se podrá mejorar en algo”. “Su propuesta es destinar el 10% del PBI para la educación. Aunque es un poco imposible, cuando entre va a tener presente al sector educativo y lo va a mejorar”, explica Walter Bonilla (66), trabajador administrativo de la Universidad Nacional de Huamanga.

Contrario a lo que ocurre con Castillo, los ayacuchanos ven mayoritariamente a Keiko Fujimori como un personaje relacionado a la corrupción. “La señora Keiko solo [quiere llegar a la presidencia] para un beneficio personal. Si no gana, se va a ir a prisión. Justamente eso es lo que ella quiere, evitar dar la cara a la justicia, limpiarse las manos y continuar con su corrupción. Eso no tiene sentido, es una acción descarada la posición que toma ese partido”, dice Bonilla cuando le preguntamos por qué no votó por Fuerza Popular.

No es el único que piensa así. Para la presidenta de Anfasep, Fuerza Popular es una organización delincuencial y le sorprende que la mayoría de limeños hayan votado por Fujimori. “Sabemos cuál es el comportamiento de la familia fujimorista, por eso yo digo que en Lima las personas se olvidan lo que ha pasado. ¿Cómo es posible que hayan votado por una candidata con una organización delincuencial?”, se pregunta Adelina García.

Tampoco pasa desapercibido para los ayacuchanos que los grandes medios de comunicación y los empresarios apoyaran la candidatura de Fujimori. “Keiko Fujimori representa el continuismo. Hay empresarios que la están apoyando tanto, toditos están con ella. Ellos para nosotros son corruptos, representan el continuismo, son un puñado de personas que quieren hacerse ricos, mientras que nosotros como campesinos tenemos que trabajar desde que amanece”, sostiene García.

Adelina García, presidenta de ANFASEP, sufrió en carne propia las consecuencias del terruqueo. Foto: Ideele Radio.

Y a pesar de que Keiko Fujimori ha dicho en más de una ocasión que ni ella ni su partido terruquean, son vistos como los responsables de los ataques a Pedro Castillo. Para Walter Bonilla, quien al igual que Castillo pertenece a un sindicato, el terruqueo es el arma usada por Fuerza Popular porque es lo único con lo que pueden intentar golpear a Castillo ya que no tiene un pasado corrupto.

En un país polarizado, esta campaña de llamar terrorista a cualquiera que no coincida con ellos le pasó factura a las élites que decían defender la democracia. “Es como si nos hicieran sentir menos por tener esas preferencias electorales y da rabia, porque empiezan a meternos esta cuestión del terruqueo, del terrorismo, con el propósito de meter miedo a las personas”, señala la politóloga Mayte González. Cuenta que incluso la han eliminado de grupos de WhatsApp que tenía con amigos limeños por decir abiertamente que votaría por Castillo.

Al cierre de las elecciones del pasado 6 de junio, mientras Fuerza Popular esperaba los votos del exterior, Perú Libre ponía sus esperanzas en que termine el conteo en el interior del país. Lo que se vive ahora es distinto. Fujimori ha concentrado la mayor cantidad de sus impugnaciones en Ayacucho y el sur del país. “Nos duele que la señora Keiko Fujimori y toda su gente aprovechadora nos vean como si fuésemos ignorantes o terroristas”, apunta Adelina García.

 

*Mayte González Carrasco es autora de la tesis de maestría “Democracia, elecciones y comportamiento electoral en Ayacucho: un análisis de los resultados de las elecciones presidenciales realizadas en el periodo de 1990 a 2016”

**Fotoportada: Leyla López

 

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Ayacucho, Pedro Castillo, Segunda vuelta

Entre tanto se define el proceso electoral en el Jurado Nacional de Elecciones, ya se van produciendo realineamientos al interior de Perú Libre, partido que según el conteo rápido de Ipsos y el escrutinio de la ONPE ganó la elección, pero que debe esperar, como corresponde, a que el JNE dé la última palabra.

Claramente hay un intento de moderación del discurso ideológico original del partido del lápiz, que pasa por la convocatoria de técnicos como Pedro Francke y Oscar Dancourt, quienes esta semana han tranquilizado a los mercados al señalar los planteamientos que llevarían a cabo (salvo por la insistencia en una Asamblea Constituyente, planteamiento máximo al que Castillo debería renunciar dada la correlación de fuerzas congresales y la polarización social del país que conllevaría).

Pero este esfuerzo está claramente saboteado por las fuerzas cerronistas (22 de 37 congresistas de Perú Libre obedecen a Cerrón), que trata de “invitados” a los técnicos independientes que se acercan a Castillo y los pretende intimidar con el subrayamiento de que quien ha ganado las elecciones es Perú Libre, no siendo ello verdad, porque si no fuera por Castillo, PL habría sacado al histórico 5 o 6% que lo acompañó en los últimos procesos electorales (leer estupendo informe de Juan Carlos Chamorro sobre las tensiones internas en PL, hoy en Sudaca: ¿Cerrón sigue mandando?: La sombra que impide la moderación del plan de Castillo

Si Castillo emprende ese camino de moderación y despliega igual un gobierno de izquierda -nadie le niega ese derecho- puede lograr convocar a otras fuerzas en el Congreso (Alianza para el Progreso, Acción Popular, Somos Perú, eventualmente Podemos), que le permitirían gobernar sin que el chantaje cerronista lo ate de manos y lo someta al tironeo entre el ala radical de su propio partido y la derecha movilizada que se agrupa en Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País.

Lo primero que deberá hacer Castillo apenas se defina legalmente la elección es tomar la decisión de cuál camino seguir. Si oye los cantos de sirena de Cerrón, pondrá a su gobierno al filo de la navaja, con un escenario de vacancia en la epidermis congresal. Debe entender que la mitad del país no ha votado por el camino convocado por él, y dentro de sus propios votantes la inmensa mayoría tampoco debe comulgar con un escenario de zozobra y polarización permanente. ¡Que lo mande a Cerrón de embajador en Cuba!

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JNE, Pedro Castillo, Vladimir Cerrón

 

Mientras la señora Keiko Fujimori sigue en negación, el pasado viernes a las 10 de la mañana, en el local de Perú Libre ubicado en la cuadra 1 de la avenida Brasil, se llevó a cabo la primera reunión de un equipo que se ha propuesto empezar a recolectar cinco millones de firmas en un plazo de dos meses. El objetivo: lograr la convocatoria a un referéndum de cara a una Nueva Constitución, a pesar de que algunos especialistas señalan que esta vía de consulta ciudadana no es posible.

 

En este cónclave político, el secretario de organización del partido del lápiz, Arturo Cárdenas Tovar, recordó explícitamente al grupo de 16 militantes reunidos que no se iba a realizar ninguna modificación a su programa económico. Es decir, que “no iba a haber ninguna moderación”. Explicó que las medidas económicas planteadas en el plan de gobierno, como la nacionalización de los hidrocarburos y la minería, iban a realizarse sin dar marcha atrás, al igual que la Asamblea Constituyente.

Sudaca fue testigo directo de esa reunión, en la que Cárdenas Tovar fue presentado -entre aplausos- como el representante en Lima del secretario general del partido, Vladimir Cerrón. Se trata entonces del número dos de la organización política Perú Libre y el encargado de transmitir el mensaje de Cerrón en nuestra capital. También estuvo presente la recientemente nombrada vocera de la bancada del partido en el Congreso, Betssy Chávez Chino.

 

Postal de la reunión de los militantes de Perú Libre realizada, el pasado viernes 11, en su local de la primera cuadra de la avenida Brasil. Allí aparecen el secretario de organización, Arturo Cárdenas (el cuarto de la izquierda), y la vocera de la bancada, Betssy Chávez (segunda de la derecha). En el cónclave se recordó que «no habrá moderación» del plan económico y se decidió lanzar la campaña para la recolección de firmas para el referéndum para una Nueva Constitución (foto: Juan C. Chamorro).

 

¿Por qué Arturo Cárdenas fue enfático en señalar que su partido “no iba a moderar” su programa económico? Porque ese día se publicó en el semanario ‘Hildebrandt en sus Trece’ un artículo que presentaba a Pedro Francke como miembro del “equipo de moderados” de Pedro Castillo y se mencionó, además, que Cerrón estaba marginado de este. 

En esa misma edición, la congresista Sigrid Bazán de Juntos por el Perú, partido aliado de Perú Libre, fue aún más tajante. “Si es que eso no se ha dado ya [la ruptura de Cerrón con Castillo], pues yo creo que sí. El señor Cerrón, especialmente por los resultados de Junín, ha demostrado que no tiene el liderazgo que se necesita […] El señor Castillo tiene peso propio. Creo que con Cerrón no se puede ir a ningún lado”, apuntó.

Otro hecho que ya había causado malestar en el ala cerronista ocurrió a inicios de la semana pasada, cuando Francke publicó en su cuenta de Twitter que en un eventual gobierno de Pedro Castillo “no hemos considerado en nuestro plan económico estatizaciones, expropiaciones, confiscaciones de ahorros, controles de cambios, controles de precios o prohibición de importaciones”. 

Ese pronunciamiento tampoco fue coordinado con la dirección política de Perú Libre, a cargo de Cerrón, y limita el plan de nacionalización de hidrocarburos elaborado por Juan Pari que Sudaca expuso en mayo pasado. Pari ha desaparecido de los medios de comunicación, pero dejó listo para el partido un plan que no descarta las estatizaciones en algunos sectores, como parte de las renegociaciones con las empresas. 

 

Arturo Cárdenas es el número dos del partido Perú Libre y es el representante de Vladimir Cerrón en Lima.

 

Según la interpretación de fuentes perulibristas, el pronunciamiento de Pedro Francke fue prácticamente un anuncio de continuidad del modelo económico actual que, según la Constitución, está basado en una “economía social de mercado”, y que es calificado por Perú Libre como “neoliberal”. De hecho, el ideario y plan de gobierno de presentado al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) en la primera vuelta, así como el Plan al Bicentenario sin Corrupción para los primeros 100 días de gobierno, elaborado meses después, buscan cambiar el actual modelo de “economía social de mercado” por el de “economía popular con mercados”.

Poco después de concluir la reunión partidaria, cerca del mediodía, Vladimir Cerrón publicó en su cuenta de Twitter: “Parece que algunos invitados no son conscientes del espacio que ocupan. Les recuerdo que Perú Libre es el que ha ganado las elecciones”.

 

Después de la reunión de los militantes de Perú Libre del pasado viernes 11, el secretario general del partido, Vladimir Cerrón, escribió este tuit en el que recuerda a los «invitados», es decir a los miembros del equipo técnico, que Perú Libre es quien «ha ganado las elecciones». 

 

Ultimátum a los invitados

Arturo Cárdenas, en entrevista con Sudaca, señala que el mensaje de Cerrón tuvo la intención de que los peruanos sepan que siempre se van a tener “como primigenias” las propuestas de una Asamblea Constituyente, una Nueva Constitución y la nacionalización de los recursos mineros, gasíferos y petroleros. Cárdenas agrega que aquel tuit estuvo dirigido a los técnicos invitados “como, por ejemplo, a Pedro Francke, entre otros más, que pretenden moderar [el programa económico] entre comillas, pero lo que en el fondo buscan es administrar la crisis neoliberal. Aquí, nuestro país necesita cambios profundos y para eso también el pueblo ha votado”. 

Hay que entender que ellos vienen de una escuela, podemos decir ‘moderada’, que no entiende los problemas reales que atraviesan nuestros pueblos. A diferencia de ellos, Perú Libre vive el momento, conocemos, sentimos toda la problemática de los amigos del Perú profundo, el abuso de las mineras que no pagan el canon, que no pagan sus impuestos como corresponde, e inclusive el Estado peruano les exonera miles de millones de soles y les devuelve”, dice Cárdenas en entrevista a Sudaca.

Según el secretario de organización, las declaraciones de “moderación” que ha realizado Francke desde que fue presentado como parte del equipo técnico (el pasado 3 de junio) han sido a título personal y no representan la voz del partido. “Me parece que se está tomando muchas atribuciones, demasiadas atribuciones, y tiene que entender que es un invitado. Además, el que marca la agenda y la pauta es el partido”, agrega. Esto se suma a un reciente anuncio del Scotiabank que respalda la presencia de Francke dentro del equipo técnico.

Sudaca también le consultó si Cerrón y Castillo coordinaban diariamente. “Están en constante coordinación. Eso es bueno y hace bien para que no se pueda traicionar, primero, a las esperanzas y el cambio que el pueblo ha apostado”, dijo, tras asegurar que Cerrón no está alejado del partido. 

Cárdenas recordó que el comité político de Perú Libre está liderado por el propio Cerrón, como secretario general, y representado en Lima por su persona, como secretario de organización. “Estamos trabajando las 24 horas aquí en Lima, y esa dirección siempre va a tener que llevar adelante la implementación del programa económico del partido que ha planteado para estos cinco años”, apunta.

El secretario de organización de PL señala que en las próximas horas se convocará a una reunión del equipo técnico para “coordinar, articular, y hablar un solo lenguaje”. Señaló que Pedro Francke, Horacio Cevallos y el resto de técnicos invitados tienen que entender que están sujetos a la dirección política, ideológica y programática del partido. “Ellos tienen que estar supeditados a ello. Y si no, tendrían que dar un paso al costado, así como Kurt Burneo dio un paso al costado”, remarca.

 

 

El comunicado del Scotiabank que mira con buenos ojos a Pedro Francke, miembro del equipo técnico de Perú Libre, fue la cereza en la torta de la molestia partidaria. Esto se suma a sus declaraciones sobre el plan económico, consideradas como «moderadas», que no han sido consultadas al partido del lápiz.

 

Cárdenas niega que este hecho pueda ser considerado la primera crisis del partido, aunque tenga toda la forma de serlo. “Por eso, estamos poniendo los paños fríos y corrigiendo las cosas como son”, apunta.

Lo cierto es que no todos tienen una opinión formada sobre estos hechos. Edgar Tello, por ejemplo, que es parte del grupo de 14 profesores cercanos a Castillo que integran la bancada de los 37 congresistas electos de Perú Libre, dice a Sudaca que sobre una posible «moderación del plan económico» su grupo dará su opinión después del conteo del 100% de los votos, puesto que ahora solo se trata de «opiniones». «En ese momento decidiremos qué es lo mejor para el país», dijo.

Tello asegura que los docentes participan en las reuniones partidarias, y que «el grupo está unido». Aunque le gustaría que el «grupo de los profesores», como lo llama, pueda tener su propia vocería.

 

Edgar Tello es uno de los 14 profesores cercanos a Pedro Castillo, virtual Presidente de Perú. El grupo de docentes, elegidos como congresistas, dará su posición sobre la «moderación» del plan económico cuando el conteo de votos haya acabado.

 

Sudaca envió un cuestionario de preguntas a Pedro Francke y Horacio Cevallos, miembros del equipo técnico, para que respondan sobre este tema, pero decidieron no hacerlo.

(*) Fotocomposición: Leyla López

 

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La revolución es el sufragio… es una célebre frase del célebre revolucionario, antimperialista y prócer de la independencia cubana José Martí, quien, adelantado a su tiempo, advertía que, en América latina, la sola consolidación del estado de derecho podría traer consigo el cambio, el desarrollo y la justicia social.

Los peruanos acabamos de vivir, literalmente, una semana para el insomnio cuando al conteo de los votos de la segunda vuelta electoral se le añadieron actitudes de los candidatos que elevaron innecesariamente la temperatura. No voy a entrar en detalles, tan fácil que hubiese sido manifestar confianza en los entes electorales y esperar el final del conteo.

Hoy domingo, al momento que lean estas líneas, es posible que ya Pedro Castillo haya sido proclamado Presidente de la República, o que falte muy poco para hacerlo, y la pregunta que tirios y troyanos nos hacemos es en qué consistirá esa tan mentada revolución que el profesor tacabambino llevará a cabo, la que pone a temblar a unos y entusiasma a tantos otros.

Quiero comenzar explicando la historia de Pedro Castillo. El no es “comunista viejo”, como se decía de los cristianos antiguos hace muchos siglos, para separarlos de los recién conversos. El rondero y dirigente del Sutep recién se inscribió a Perú Libre el año pasado para postular a la presidencia y nunca se imaginó en la segunda vuelta electoral. Por eso insisto en que lo fundamental de sus propuestas se ha expresado en el lapso que transcurrió entre la difusión de los resultados de la primera vuelta y la realización de la segunda.

Es en ese contexto donde Pedro Castillo se plantea realmente qué hacer frente a la eventualidad de convertirse en Presidente del Perú y sus pasos, desde entonces, son como señales que debemos leer detalladamente. En ese esquema, la alianza con Juntos con el Perú de Verónika Mendoza resulta crucial. Desde entonces, JPP no es solo un acompañante periférico, sino que dota a Castillo de sus principales técnicos, de los que Perú Libre carecía.

Entre ellos se ha destacado nítidamente la figura del economista Pedro Francke quien, de manera clara y reiterada, ha explicado las líneas maestras de la política económica del próximo gobierno, las reformas que hará y, muy importante, las que no.

De esta manera, Francke parece colocar el manejo económico del próximo gobierno en la línea de las reformas globales al neoliberalismo que hoy se producen en el mundo y que viene liderando Joe Biden, presidente de Estados Unidos. Recién hace unos días, el G7 ha decretado que las corporaciones paguen un 15% de impuestos no solo en los países donde tienen sus plantas instaladas, sino en cada país donde producen ganancias.

Al respecto, ha señalado Francke que renegociará con las empresas mineras y con Shell, que controla Camisea, para que le dejen más divisas al país. El caso de las mineras es especialmente sensible pues el precio del cobre ha alcanzado su pico más alto en años y viene muy bien un impuesto a las sobreganancias. Respecto de las AFP, ha señalado que el dinero de los ahorristas es sagrado y que, contrariamente a los que se ha dicho, la reforma buscará romper el oligopolio de las cuatro AFP que dominan el mercado para así ampliar las competencias y lograr que aumenten las ganancias, pero, esta vez, en favor de los pensionistas.

Otras medidas se caen de maduras. Una es romper con la concertación de precios de las farmacias que hacen que nuestras medicinas sean de las más caras de América Latina y otra es que nuestros grandes bancos y corporaciones le paguen a la Sunat los miles de millones que le deben hace décadas. Ciertamente hay políticas más técnicas vinculadas al desarrollo de la producción agrícola nacional, vinculando la producción de los medianos y pequeños productores con los mercados mundiales, entre otras.

Este conjunto de medidas, y otras más, persiguen la finalidad de aumentar la liquidez del país, en primer lugar, para atender la pandemia y, en el segundo, para mejorar revolucionariamente los servicios de un estado absoluta e indolentemente precarizado a pesar de 20 años consecutivos de bonanza económica que acabamos de vivir. De allí que la reinversión interna de las ganancias en el desarrollo de su infraestructura y servicios será una meta fundamental en lo venidero. Tema aparte: ciencia y tecnología, de la mano de Modesto Montoya y un equipo de científicos de primer nivel, es posible que asistamos al primer esfuerzo serio de desarrollo del ramo en el Perú, con la finalidad de añadir valor agregado a la manufactura, esto es, salir de la exportación primaria que remite a los tiempos en que los españoles se llevaban la plata a Sevilla, desde el centro minero de Potosí.

Nos queda hablar de lo que no hará Pedro Castillo: Pedro Castillo, no te va a quitar tu casa, no te va a quitar tus ahorros, no va a eliminar el TC, no va a eliminar instituciones, no va a nacionalizar los recursos naturales, ni las empresas privadas. Pedro castillo, no es ni Velasco, ni Polpot, ni Maduro, es pragmático, se ha sabido rodear de una izquierda del siglo XXI y se inscribe en la corriente mundial de reformas al modelo neoliberal, así que calma.

p.d. fundamental. ¿Cómo va a hacer Pedro Castillo para salir de Vladimir Cerrón? Es su piedra en el zapato.

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Todos los días, de lunes a viernes, Alexandra Ames, David Rivera y Paolo Benza discuten los temas más importantes del día por Debate. En nuestro episodio número 151: ¿Es el poder teórico de la calle lo único que le queda a nuestra democracia? El JNE da marcha atrás en ampliar plazos para nulidades. ¿Y qué busca Fujimori tras todo esto?

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La imagen de marca está compuesta por un conjunto de elementos tangibles e intangibles que representan los valores que se desea transmitir a los consumidores y público en general. Estos elementos pueden ser el nombre, el logo, el color corporativo, el diseño o los contenidos que genera la empresa para transmitir los valores que les caracterizan. Dentro de los valores se encuentra también la posición que toman sobre ciertas situaciones en la coyuntura social o política.

Esta última, sobre todo en temporada electoral, ha provocado que algunas marcas tomen partido. ¿Es conveniente que se involucren o deberían mantenerse al margen? Juan Flores, CEO de Conector y especialista en estrategia de comunicación y relacionamiento, asegura que tomar posición puede ser beneficioso para las marcas mientras sean consecuentes. Hay que tener coherencia entre el dicho y el hecho.

“Si la marca adopta una posición por marketing o moda, los consumidores y grupos de interés van a notar que no es algo sincero, sino pasajero y superfluo. Si se va a adoptar una postura, debe practicarse y tener sostenibilidad”, indica el experto. De esta forma, habrá sinergia entre el comportamiento de una marca y la posición que adopte. Caso contrario, puede resultar contraproducente.

Camiseta como estrategia

Durante gran parte de la segunda vuelta, la camiseta blanquirroja se convirtió en un ícono por parte de Fuerza Popular. Esto tuvo reacciones positivas del electorado con preferencia de voto por ese partido, pero también tuvo reacciones negativas por internautas que consideraban un uso indebido de la camiseta.

Por lo general, en la política, los partidos tienen sus propios colores y sobre eso desarrollan su branding y una serie de soportes de comunicación que te genera un posicionamiento. Adoptar la imagen de un país es bien audaz y eso puede leerse de dos maneras: de forma positiva para generar unidad, pero también se puede percibir con prepotencia”, comenta el CEO de Conector.

 Sobre este tipo de situaciones, las marcas deben comprender que, si el comportamiento va en línea con la posición adoptada, habrá sinergia y eso sumará a la imagen de la marca. Pero si hay incongruencia, esta se notará rápidamente y resultará contraproducente, según indica el experto.

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Como si no fuera suficiente con el nivel de incertidumbre política generada por la no conclusión del proceso electoral, que permita ya dar un ganador de la justa electoral y tirar para adelante, en la mejor o peor de las circunstancias, en medio de tambores de guerra golpistas de parte de algunos sectores afiebrados de la derecha peruana, que no es capaz de digerir un eventual triunfo de una izquierda popular, no podía faltar el inefable Congreso de la República para agregar su cuota de insensatez.

Pretende, con la convocatoria a cuatro legislaturas sucesivas, modificar una infinidad de artículos de la Constitución, que en el fondo lo único que buscan es asegurar la bicameralidad que les permita a ellos volver a postular al Senado el próximo año. En el proceso, sin embargo, se están levantando en peso el equilibrio de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo y en algunos casos, están pretendiendo otorgarle al Presidente poderes omnímodos para convocar de facto y a título personal a una Asamblea Constituyente (el sueño dorado de Pedro Castillo para no tener que pasar por el Congreso, como la Constitución vigente ordena).

Bien ha hecho el propio presidente Sagasti en advertir el despropósito, más aún si el mismo se ampara en la oscuridad para perpetrar sus fechorías, considerado que la inmensa mayoría de la ciudadanía está desvelada por el tema electoral y le presta poca atención a lo que se pueda hacer en los pasillos del Legislativo.

Como colofón de la barbarie quieren elegir expresamente al menos a tres magistrados del Tribunal Constitucional, sin respetar los plazos prudenciales, simplemente para blindar la eventualidad de que el ente máximo de interpretación de la Constitución, termine por declarar inconstitucionales las reformas que se están haciendo (por lo pronto, el texto de la Carta Magna exige 87 votos en dos legislaturas ordinarias y las que se han convocado son extraordinarias, es decir que no calificarían para el propósito reformista).

Ha sido una constante en el periodo republicano democrático más prolongado de nuestra historia, el deterioro paulatino del poder Legislativo, pero difícilmente alguien podía imaginar los niveles de descrédito a los que se podría llegar. La movilización social, mediática y de la sociedad civil activa debe impedir tamaños despropósitos.

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UNO

Han sido semanas agitadas. Como nunca en el pais. Ha habido una polarización tremenda. Imposible evitar el símil, con las elecciones bolivianas de 2006, donde Evo Morales salió electo. Creo que los peruanos debemos entender que el modelo debe retocarse. Pedro Castillo no salió de la nada. Es la secuela natural de los vacíos del programa político-económico que se ha tenido en las últimas décadas. Uno de los centros mineros más importantes está a 48 km de Cajamarca, la tierra del actual Presidente. Esa es una señal ineludible.

“Estas ganando carajo”…gritaron sus seguidores. Y una sensación de temor invadió inmediatamente su rostro cobrizo. Por un instante, su cuerpo tembló. Las arrugas de antes, y las de ahora se tensaron. Unos ojos que delataban el miedo cerval, ante una situación inédita: ser Presidente del Perú.

Creo que nunca se le cruzó por su cabeza que podía ser electo, menos a Cerrón; cuando le ofreció la candidatura. Se adhirió a un plan, que no era propio (Vladimir lo elucubró en Cuba, como si aún fueran los años sesenta). No es un animal político. De ahí, sus debilidades, que quedaron en evidencia en diversas ocasiones, y más aún en los debates.

Si sale electo, le tocará gobernar y pactar. Sin mayoría en el Congreso, debe aprender a actuar como político. Y ahí, posiblemente, reside el temor. Incluso a los legisladores, de su propio partido, él no los eligió. Considero, que Verónika Mendoza cumpliría un papel clave en el Congreso. En especial, para formar coaliciones, tan indispensables para la aprobación de leyes.

Chirinos Soto indicó, en cierta ocasión, que el poder Ejecutivo es inferior al Legislativo. Y bien que lo demostró la bancada de Fuerza Popular, en el gobierno de PPK.

DOS

Pelo negro mezclado con canas, con barba tupida y mirada tranquilizadora: Pedro Francke (60 años), Magister en Economía y ex funcionario del BM, es la cabeza de su equipo económico. Declaró, si salen elegidos, se mantendrá la economía de mercado. Eso sí, es indispensable: aumentar los impuestos a las empresas mineras del país, y contar con un sistema de pensiones más equitativo.

El economista, que ha dado cierta tranquilidad a los inversores, fue nombrado hace poco por Pedro.

El otro caballito de batalla es lo de una Nueva Constitución. Según los entendidos, debería darse para el año 2022; otros, recomiendan incluso en su último año.

Considero que la urgencia mayor es la vacunación masiva, y levantar la alicaída economía.

Se vienen tiempos difíciles.

TRES

Keiko, en conferencia de prensa, señaló que va impugnar más de 800 mesas de sufragio. El peligro de todo esto es la inestabilidad política.

Usó un maniqueísmo tóxico y el miedo como herramienta. El apoyo de los medios y de una derecha recalcitrante les jugó, al final, en contra. Tal como sucedió en las elecciones de 1990, y que favoreció a su padre.

También se llenó de demagogia, ofreciendo de todo.

Seamos justos, ambos candidatos carecieron de ideas originales. Y para peor, Castillo no tenía un equipo de trabajo definido. La improvisación es su característica intrínseca. Mientras la candidata de Fuerza Popular, recicló personajes funestos de los 90. Eso tampoco la ayudó.

Lo que es cierto es que el país ha sido el perjudicado, ante la crisis política. No hemos podido dar el salto cualitativo hacia el progreso. La pandemia nos sorprendió. Desnudó nuestras falencias en el sector salud y la informalidad de la economía.

Como nunca salieron, a flor de piel, el racismo y la intolerancia, tanto de unos como de otros. Creo que el hecho de no reconocer como connacionales, a los peruanos que viven una fragilidad económica  (en distintas regiones) es un grave error.

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Pedro Castillo, Pedro Francke, Polarización

Corresponde al gobierno de Pedro Castillo empezar a revertir lo que llamo la degeneratividad de la economía peruana, que se origina, como la mayoría de nuestros males históricos, en la el proceso colonial, cuando lograron hacernos sentir inferiores, y por ello añorar el destino material ajeno sin considerar nuestro territorio y demografía. Degenerativo, en medicina, es aquella situación en la que un cuerpo empeora constante e incrementalmente – en algún momento de modo irreversible – a causa de exponerlo a contextos y hábitos reiterativos que violentan su sistema inmunológico, que son sus capacidades adaptativas frente a los peligros virales y ambientales del entorno, las fuerzas que lo regresan al equilibrio vital. El cáncer, la diabetes, el lupus, y muchas otras, son padecimientos de este tipo.

El sistema inmunológico de toda economía es su matriz y capacidad productiva, porque de ella depende su nivel del empleo y su interacción con el mundo. En el equilibrio más adecuado, tendremos cantidad y calidad suficientes de puestos de trabajo, de modo sostenible en el tiempo y según el patrón cultural de cada contexto.

Nuestra economía republicana es degenerativa porque siempre hemos pretendido un capitalismo occidental para el que no tenemos las condiciones territoriales e insumos necesarios. No sólo fracasamos en todos los intentos, sino que deterioramos – cada vez más – lo más importante de nuestra inmunología, lo único que puede aspirar a buen, cuantioso y sostenido empleo: la manufactura y la economía rural. A la primera se le deja a su suerte en un mercado que la aniquila, o se le quiere poner en una velocidad competitiva que le resulta inviable. A la segunda siempre se le ha visto como atraso disfuncional o geografía para grandes negocios, y codiciado como mano de obra barata. Nuestro equilibrio óptimo de bienestar depende de cuánto logremos revalorar y desarrollar estos dos sectores, no de descollar en exportación de materias primas, construcción o servicios de telecomunicaciones, que son negocios multimillonarios pero dan empleo de calidad a muy pocos. La historia es bastante elocuente, incluso cuando en este espacio no se pueda ser muy prolijo.

La economía que éramos, entre 1821 y 1850, da cuenta de lo lejos que andábamos de un capitalismo básico, con industria localizada en el Perú y trabajadores civiles asalariados. Y también hace notar cómo malentendíamos nuestro territorio y subestimábamos nuestra economía rural. En ambos está el germen de la futura degeneratividad. Tras 20 años de guerra y en crisis de  comercio exterior debido al nuevo protagonismo exportador del virreinato del Río de La Plata, éramos un país pobre, en general deteriorado, y con muchos de sus grandes comerciantes recién expulsados. No hay instituciones económicas para entonces: el sistema monetario es caótico e insuficiente, y no tenemos bancos sino prestamistas informales. El Estado recauda muy poco y el sistema judicial está abandonado y sin normativa vigente. El territorio nacional tiene aglomeraciones muy pequeñas y bastante desintegradas, porque en la costa hay dificultades para el uso de la rueda en tramos largos, el transporte marino es mínimo y hay un solo puerto. Pese a ser el 80% de la población (1.6 millones), la sierra está casi desvinculada del llano costero, debido a las dificultades de su geografía para el acceso y el transporte no animal. La selva no pasa del 4% y está casi absolutamente aislada. La costa es el resto.

Sobre esta evidente insuficiencia, se forman dos economías: un mercado urbano (comercial y primario-exportador), y las actividades agropecuarias de las comunidades rurales, que son el 61% de habitantes del país. El primero es una reducida red de medio millón de peruanos, cuya élite social – de consumo importado – alcanza a 160 mil personas (el 10% blanco de la población). El resto urbano es pobre y apenas posee de monedas, por lo que vive del trueque. No hay dinero ni conocimientos para la inversión industrial, ni hay volumen poblacional para una buena demanda demanda. Tampoco capacidades: no más del 20% de la población es alfabeta. Tres circuitos desconectados conforman esta dinámica: el de Lima – Costa Norte de entonces débil agro-exportación (tenemos permanente déficit en balanza de pagos) y sistema hacendario; el de Lima – Cerro de Pasco de minería argéntea y comercios de comida, ganado, lana y aguardiente, y el de la sierra sur, que interactúa con Bolivia e incluye a Puno, Cusco y Arequipa, vinculados por los negocios de lana, ganado, obrajes textiles y sastrerías. En estos dos últimos circuitos participan algunos latifundios poco productivos, abandonados en la guerra previa. La mano de obra es esclava o yanacona (sirviente) en todos los casos. La segunda y mayoritaria economía de nuestra post-independencia es la de las comunidades rurales, que son auto-suficientes, sólo comercian para conseguir monedas y poder tributar (algunas lo hacen con fines de acumulación), y se abastecen en ferias del trueque. Estas,  desde el principio, son vistas como una rémora para el progreso y un desperdicio frente a las necesidades urbanas de mano de obra. Y como el orden criollo no puede tomar sus territorios (casi siempre en lejanas y escarpadas alturas) o traerlos, decide olvidarlos. Todos asumieron – y asumen – rezago e irracionalidad ahí, porque no entienden que la riqueza de ellos era – y es – la sostenibilidad y la calidad de vida a partir de la cooperación, el naturalismo y el genio tecnológico.

Tan lejos estábamos de lo que se añoraba (capitalismo industrial), que debieron pasar 100 años para que empezáramos a cerrar el último de nuestros pendientes frente al anhelo de un mercado industrial a la manera europea: dejar las semi-esclavitudes y consolidar una clase obrera asalariada y con mínimos derechos. Lo empezábamos a hacer en 1930, luego de un largo siglo XIX, donde aumenta la población pero casi no se mueven los porcentajes demográfico-territoriales, incluido el de las comunidades rurales, que siguen aisladas en lo fundamental, sin interés alguno en romper dicha insularidad. La aproximación conservadora al tema y los lamentos racistas por falta de mano de obra (resuelta con esclavitud extranjera) seguirán en pie y promoverán tres décadas de decididas políticas de expansión poblacional. La estatalidad y la infraestructura habrán dado grandes saltos a partir de la falaz prosperidad guanera, así como habrán avanzado la institucionalidad económica y financiera, lo que facilita que la consolidación, a finales del siglo XIX, de un mercado industrial textil y de alimentos (con obreros muy explotados), estimulado por una importante diversificación primario-exportadora que potencia nuestra oferta a la región y dinamiza el mercado peruano a través del consumo de los sectores empresariales entonces favorecidos. Así, este crecimiento manufacturero tendrá una caída a inicios del siglo XX, y se recompondrá para crecer significativamente hasta 1929, año del crack y de un nuevo declive exportador. En adelante, todos nuestros esforzados procesos de industrialización se apoyarán en los ciclos exportadores y se harán dependientes de ellos. Es la dependencia de las materias primas, que siempre son cíclicas.

En los próximos veinte años – hasta 1950 – pasarán tres cosas muy determinantes, que le cambiarán el rostro al país: aumenta la población significativamente (por primera vez pasamos los 6 millones que éramos en 1535) y ya no se puede hablar de escasez de mano de obra. Se consolidan un conjunto de derechos laborales que los obreros venían disputando desde inicios de siglo, lo que es altamente difundido en el sector industrial (no así en las haciendas o minas). Y se inicia el gran progreso migratorio sierra-costa de mediados del siglo XX, producto de una severa escasez de tierras cultivables por aumento demográfico, y a la publicidad cultural de occidente que ahora llega a través de los medios masivos (primero la radio y luego la televisión). Así, el país entró a lo que Matos Mar llamó desborde popular, y nuestro pequeño mercado industrial, que siempre quiso al campesino como masa obrera, tuvo lo que tanto buscó, pero en incontrolable exceso.

La estadística oficial de esos años ya permite observar su precariedad industrial, que luego será degenerativa. No hubo mejoras salariales entre 1930 y 1940. Entre dichos años, la industria produce el 17% del consumo interno y conforma el 14.5% de la PEA, que era de 4 millones y tiene un desempleo de 38.5%. Dado el contexto, es razonable esperar un considerable sub-empleo obrero y general. Estos porcentajes productivos y laborales no cambian para 1950, aunque la población y la PEA se elevan, por lo que ya puede verse degeneratividad en la economía peruana, al menos a nivel de calidad laboral (algunos calculan un subempleo de 10%, otros de 25%). No puede asegurarse que sin explosión migratoria igual habría llegado el proceso regresivo a nuestra economía, pero tampoco puede descartarse, porque hasta antes de 1930 nuestro modesto mercado urbano estaba muy lejos de penetrar siquiera su propio territorio, cada vez más poblado. Y aunque faltan datos para observar el aumento de las brechas productivas y tecnológicas con respecto a las economías desarrolladas, sí se puede deducir la dimensión de éstas, muy fácilmente: mientras el Perú sigue arrastrando – y ve cada vez más lejos – el pendiente de formar un mercado industrial mínimamente inclusivo (así sea con empresarios extranjeros y productos de poco valor agregado), Estados Unidos produce el 27% de los bienes de consumo y el 52% de la maquinaria que utiliza el mundo industrial. Ni el capitalismo exportador es de todos por naturaleza (al contrario), ni estamos hechos para competirles en su reino. Nuestra riqueza es otra. Mientras tanto, hasta 1950, la economía de las comunidades rurales entra sigue abandonada por el Estado y se reduce por la crisis de tierras, pero está a leguas de desaparecer y sigue ocupando la mayor parte del suelo andino. Hasta hoy.

A partir de 1952, y producto de un nuevo auge primario-exportador, empezará el más importante ciclo de crecimiento de industrial de nuestra economía, que extenderá e intensificará hasta 1975, gracias a las gestiones desarrollistas de Fernando Belaunde y, sobre todo, de Juan Velasco Alvarado, quienes reciben la influencia del cepalismo latinoamericano y ponen en marcha un proceso de sustitución de importaciones, fomento y protección arancelaria en favor nuestro desarrollo industrial. El segundo, además, llevó a cabo la reforma agraria, luego de siglo y medio de negación e infamia. Por primera vez en la historia un gobierno peruano razona con la suficiente autonomía y nacionalismo, considerando nuestra realidad histórica y territorial: es evidente que nuestras carencias como economía capitalista nos obligan a unirnos, y es claro que debemos dar al mundo rural y agropecuario el auspicioso lugar que le corresponde en nuestro desarrollo. Sin embargo, no basta con ello para detener la degeneratividad.

Los muy buenos resultados del proceso industrializador son innegables: de 1954 a 1975, la manufactura pasa del 12.8% al 21.4% como generador del PBI, siendo el sector de mayor crecimiento en la economía peruana y elevando considerablemente la ocupación obrera de calidad. Sin embargo, en 1972 nuestro mercado laboral tiene un sub-empleo de 44.2%, cerca del doble de lo que teníamos 20 años atrás. El rezago de partida y nuestra demografía dificultan detener la degeneratividad, con mayor razón en breves 16 años.

Pese a sus logros, el modelo sustitutivo hace crisis porque, una vez más, se pretende lo que no tenemos, esta vez en grado y velocidad: no sólo se fomenta y protege la manufactura nacional, sino que se incentiva la demanda en exceso y con montos insostenibles –  que provienen de la siempre cíclica bonanza primario-exportadora -, así como se esperan saltos tecnológicos imposibles en nuestros cortos plazos de alto comercio exterior. Se apunta a cosechar grandes resultados y casi de inmediato, sin sacrificio ofrecer de ninguna de las partes. Se pacta un beneficio mutuo entre el Estado, los empresarios y los trabajadores, sin ver que  ese paraíso cuesta mucho más que lo que puede cubrir cualquiera de nuestros periodos de altos ingresos exportadores, que nos resulta impagable. Al punto de agotar rápidamente la capacidad productiva del país, lo que implica escasez e inflación.

La realidad habla, nos aterriza: sí debemos unirnos y protegernos para industrializarnos, pero no debemos incentivar excesivamente nuestra velocidad buscando niveles productivos y progresos tecnológicos tan distantes que nos descompensan estructuralmente, lo que a larga eleva nuestra degeneratividad. Para que nuestra manufactura crezca y genere empleo suficiente y sostenible, los empresarios deben apostar por el mercado industrial y nacional aunque ganen menos, y los peruanos debemos consumir los productos que somos capaces de producir. Y desde ese inevitable esfuerzo colectivo debemos crecer con músculo. No hay duda de que nuestras brechas tecnológicas, con respecto al mundo capitalista desarrollado, siguieron ensanchándose: mientras en el Perú la industrialización velasquista es políticamente derrotada, y no logra mejorar-elevar su  producción de maquinarias fordistas (la clásica fábrica de tecnología pesada), Estados Unidos y otros pocos están dejando ese mercado e ingresando a la revolución informática, propia del siglo XXI. Hoy son, para nosotros, literalmente inalcanzables, salvo escenarios teóricos. Y varios estudios indican que las diferencias no han parado de crecer desde la década de 1970. La reforma agraria, por su parte, fue justiciera, pero tuvo un esquema de cooperativismo capitalista occidental que nunca logró sus resultados, y nunca pudo dialogar con las comunidades rurales, dejándolas en última prioridad operativa.

La manifactura local tendrá un estancamiento hasta 1990. A la mitad, en 1980, la economía seguirá degenerando, con un subempleo que llega al 51.2%. Cabe destacar que todas las gestiones de este lapso – con idas y venidas, ortodoxias y heterodoxias – enfrentaron sus crisis macro-económicas evitando, en lo posible, desmantelar el aparato industrial y la políticas progresistas que las sostenían. Se sabía que había ahí empleo de calidad y posibilidad de hacerlo crecer. Nuestro trato de gobierno con la sierra sí vuelve a su ánimo habitual: las comunidades rurales son el grupo social peruano que recibe la mayor violencia terrorista de esos años, subversiva y de Estado.

El descalabro del gobierno pro-mercado interno de Alan García, más irresponsable que ninguno en cuanto a velocidad, permitió al régimen autoritario de Alberto Fujimori (hoy preso) vendernos el cuento de la globalización y el emprendimiento, y desmantelar la industria nacional, eliminando toda posibilidad de fomento en su favor, y quitando todo el apoyo arancelario que pudo. Esto, sumado a la flexibilidad laboral, es el escenario ideal para el mundo desarrollado al que importamos todo, y la riqueza segura del empresariado nacional-internacional que no nos conviene, porque no es intensivo en empleo de calidad, además de ser históricamente abusivo, predatorio y ladrón. Nadie ha cambiado ese esquema durante dos décadas. Antes de la crisis, nuestro sub-empleo era de 72%, hoy debe haber un 80% de peruanos dispuestos a ser sobre-explotados cuando termine la pandemia, y a ganar menos de sueldo mínimo. Nuestra  manufactura actual produce alrededor del 13% del PBI, cifra similar a la del periodo previo al auge industrial velasquista. Nuevamente no es necesario ponerle cifras exactas al aumento de las brechas productivas y tecnológicas frente al primer mundo, basta observar que mientras el 65% de nuestras unidades productivas son micro-empresas de subsistencia (muy precarias y de vida breve), y que nuestra mejor manufactura apenas vende al mundo productos de escaso valor agregado, las economías avanzadas exportan nano-tecnología, meteóricas unidades de transporte o productos muy baratos que boicotean a nuestros débiles manufactureros. ¿Hasta dónde debemos degenerar para darnos cuenta de nuestra enfermedad y cortar sus causas?

Las comunidades rurales, que hoy son el 35% de la población y ocupan la mitad del territorio nacional, no sólo están abandonadas por el Estado, sino que permanentemente se les busca debilitar en términos legales, con fines de facilitar inversiones millonarias cuyos tipos de producción las extinguen. No son pocas las voces del mundo avanzado que vienen diciendo que ahí está la sostenibilidad del planeta, lo que implicará ventaja geopolítica a nuestro favor, alta calidad de vida y soberanía, siempre que reconozcamos, protejamos e incorporemos dichos espacios a nuestros proyectos de desarrollo económico. Es posible, pero es imperativo hacerlo respetando sus patrones productivos y velocidades. No necesitamos competir con el mundo, menos crecer con vértigo e insalubridad social. Necesitamos avanzar en calidad de vida y empleo digno, para todos.

Hay un velo que no nos deja ver nuestra degeneratividad, que ha sido tejido durante siglos por quienes lo usufructúan. Por eso la mitad del país votó el domingo por Keiko Fujimori, cuando es manifiesto que Pedro Castillo se acerca mucho más a lo que necesita nuestra historia y nuestro territorio. Pero él no está solo, ni conviene que así sea, porque sólo la convicción mayoritaria logrará verdaderos y duraderos cambios. Es momento de plantear y discutir nuevos valores, y de aspirar a los modelos que de ahí se deriven.

** Los datos y hechos fácticos, hasta la década de 1950, han sido tomados de la bibliografía de Carlos Contreras, escrita o editada (varios autores) por él. Un par de cifras provienen de estudios de la CEPAL. Entre 1960 y hoy, las referencias son Félix Jiménez, Francisco Verdera y Jan Lust.

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