Así como ésta hay muchas bombas de tiempo dejadas por el funesto gobierno de Pedro Castillo, que deben ser desactivadas. Nos hemos librado de un desastre con la salida del Atila chotano. Hoy empezaba con la Derrama Magisterial, mañana iba a destruir todo el sector empresarial privado, envalentonado.
El Perú no puede permitir que se golpee más al sector privado, que es el que invierte y genera empleo, además de reducir la pobreza. Cientos de miles de maestros deben agradecer que el gobierno actual haya puesto fin a un profundo acto de pillería y afanes de venganza. Su lucha y protesta ha ayudado a que la sociedad aprecie los esfuerzos empresariales de un sector sindical crucial para la marcha del país en el sector Educación y que ha demostrado que hacer empresa es una responsabilidad tan delicada que merece el cuidado de los gobiernos y no su manoseo, como el que pretendieron desplegar Castillo y sus huestes radicales.