[INFORME] Durante la ceremonia de lanzamiento de la ruta turística “Caminos del Papa León XIV”, realizada simultáneamente en Chiclayo, Trujillo, Piura y el Callao, la presidenta Dina Boluarte protagonizó un momento incómodo. En pleno acto, anunció la incorporación de la provincia de Santa Cruz, en Cajamarca, al itinerario, aparentemente ignorando que ya formaba parte del diseño oficial. Fue la ministra de Comercio Exterior y Turismo, Desilú León, quien corrigió discretamente a la mandataria durante el discurso: “Está en la ruta, me dice la ministra”, dijo Boluarte, visiblemente sorprendida.
La ruta, presentada como un recorrido espiritual e histórico por los lugares donde el nuevo papa —el cardenal Robert Prevost, ahora León XIV— desarrolló casi cuatro décadas de labor pastoral en el norte del país, incluye entre 35 y 38 atractivos turísticos en las regiones de Lambayeque, La Libertad, Piura y el Callao, y en una próxima fase, Apurímac. El proyecto compromete una inversión de aproximadamente 540 millones de soles, destinados a la restauración de iglesias, museos, señalética y mejoras de accesos. También contempla la participación de gobiernos regionales, locales, la Iglesia Católica, PromPerú y el sector privado.
El sustento técnico del proyecto cuenta con mesas intersectoriales formadas en mayo en diversas ciudades del norte, donde se identificaron rutas integrales que incluyen templos, conventos, playas y centros arqueológicos.
Sin embargo, el traspié al anunciar la supuesta inclusión de Santa Cruz, cuando la provincia ya estaba contemplada, fue captado por los medios. El hecho fue rápidamente reconocido como un “papelón presidencial” y suscitó críticas en redes sociales que denunciaron la improvisación y la falta de dominio sobre el proyecto.

Consultadas por este medio, dos fuentes anónimas con experiencia en turismo y gestión pública coincidieron en que el incidente refleja una falta de rigor técnico alarmante. Una indicó que: “Este tipo de errores transmite una desconexión entre el mensaje político y la información técnica fundamental, lo cual puede minar la credibilidad del proyecto ante las autoridades locales y las comunidades».
La segunda aportó una reflexión sobre comunicación institucional: “Los anuncios presidenciales deben estar alineados con la planificación oficial. Cuando no ocurre, se genera desconfianza y se debilita la imagen del gobierno”.
Las declaraciones se suman al llamado a mejorar la articulación entre el aparato político y los equipos técnicos, que nuevamente sale a la luz debido a un detalle “básico” omitido durante un evento de gran relevancia mediática.
A pesar del error, durante el evento la ministra León resaltó la conciencia interregional del plan, subrayando que la ruta constituye “un camino espiritual” que “rehabilita la memoria, la fe y la esperanza de un pueblo” y fomentará empleo en múltiples sectores. En tanto, la jefa de Estado calificó la iniciativa como “un homenaje al papa peruano” y anticipó la futura inclusión de Apurímac, región donde también sirvió Prevost.
Hasta el momento no se ha emitido ninguna rectificación oficial ni comunicado aclarando el traspié, pero el episodio deja en evidencia la necesidad de estandarizar discursos y priorizar la precisión ante eventos institucionales. En un contexto donde la población exige solidez y coherencia en la gestión pública, incluso lapsus menores pueden convertirse en símbolos de desorden y falta de preparación.