Seguiremos en lo mismo, lamentablemente, con un Ejecutivo y un Congreso torpes y mediocres, sin ninguna reforma importante en curso, sin ninguna política pública decente, con una degradación irreversible de la atmósfera política y una parálisis económica segura (Castillo, según frase del economista Elmer Cuba, es el equivalente a un fenómeno del Niño para la economía nacional).
Y lo preocupante, no nos cansaremos de decirlo, es que ese escenario construye los cimientos psicosociales necesarios para que surja y crezca una opción disruptiva y antiestablishment una vez más en los próximos comicios electorales. Y mientras el centro y la derecha andan dormidos creyendo que la campaña debe empezar pocos meses antes de la elección, Antauro Humala ya recorre el país de palmo a palmo y se despliega en medios de comunicación regionales, que son los que en el Perú, fuera de Lima, realmente inciden e influyen. Ese es el peligro mayor que la mediocridad vigente incuba.