Pie Derecho

Qué diablos tienen que hacer la Fiscalía de la Nación y la Corte Suprema en cuanto a la decisión de si un partido político -el de Antauro Humala en este caso- puede o no postular dada su cuestionada condición democrática?

Nada más antidemocrático que se pretenda evaluar el pedigrí de un partido o candidato para decidir si puede o no participar en un proceso electoral. Porque si de eso se trata entonces que saquen de carrera a todas las agrupaciones, desde la de Verónika Mendoza hacia la izquierda, por su postura ambigua hacia lo que sucede en Venezuela. Y de paso a todos los candidatos de la derecha con rasgos autoritarios, que no son pocos.

Se sentaría un precedente nefasto si el Poder Judicial se puede tomar esa atribución. No es, precisamente democrática. ¿O acaso todos los partidos deben profesar el credo de la vigente democracia para poder buscar la voluntad popular? ¿Descartamos entonces de plano a todos los partidos marxistas leninistas o a los que profesan una Asamblea Constituyente?

A mí no me queda duda alguna de que un triunfo de gran parte de la izquierda constituiría un peligro para la supervivencia de la democracia tal como la conocemos, pero no considero éticamente válido negarles el derecho a que el pueblo los elija si así lo estima conveniente.

Que la centroderecha democrática se ponga, pues,los pantalones y enfrente a esos adversarios enarbolando banderas democráticas y no dándolas por sentadas, sería bueno, para empezar. El desprestigio de la democracia, medido por todas las encuestas, lo ha labrado con dedicación la clase política. Pretender borrar ello con una resolución judicial es un disparate de incalculables consecuencias políticas. En el futuro bastaría que un tiranuelo cope la Corte Suprema y empieza a sacar de carrera a todos sus adversarios por cualquier razón (como en Venezuela o Nicaragua).

Lo absurdo del caso, además, es que si vetan a Antauro Humala las fuerzas sociales antidemocráticas encontrarán otro camino para expresarse (la emergencia de Pedro Castillo debería el ser el mejor ejemplo de ello: por más que se exhibieron sus vinculaciones con ramales de Sendero Luminoso, la mitad del país votó por él).

La democracia no es boba si admite que candidatos antisistema postulen. Por el contrario, obliga a los partidos democráticos a tomar las cosas en serio, aguzar sus instintos políticos y no dormirse en sus escasos laureles. La voluntad popular es sagrada y no puede ser violentada por ningún poder del Estado.

-La del estribo: muy bien puesta la comedia musical Morir de Amor. Escrita por Marisol Palacios y Alfonso Santisteban -dos grandes del teatro- logra cautivar al público y entretenerlo, como es su propósito. Con un buen elenco, formado por Patricia Barreto, Carolina Cano, Gabriel Iglesias, Gisela Ponce de León, César Ritter y Andrés Salas, cumple su cometido a cabalidad. Va en el Teatro Peruano Japonés, hasta el 19 de agosto. Entradas en Joinnus.

Hechos internacionales como los de Venezuela pueden contribuir a alimentar un estado de ánimo algo más favorable hacia la democracia en naciones como la nuestra, que la tienen muy mal calificada.

Por lo general, son razones ajenas a la propia democracia las que sostienen su desapego (pésimos servicios públicos: salud, educación, transporte, seguridad) las que hacen que la gente de a pie le atribuya esos males a la democracia como sistema y resienta su adhesión a ella.

Por eso es importante recalcar una vez más la enorme responsabilidad que les cabe a los gobiernos de la transición post Fujimori por no haber hecho las reformas necesarias, solo haber gobernado en piloto automático (gracias a las medidas económicas tomadas durante el decenio fujimorista) y haberse desentendido de resolver la grave carencia de dignidad cívica de los gobernados.

Después de la caída de Fujimori se vivió una primavera democrática equivalente a la que en los 80 se gozó luego de la salida del régimen militar. En ambos casos la frustración fue terrible, aun cuando la de los 80 fue peor porque los gobiernos de Belaunde y García fueron desastrosos y sufrieron la arremetida del terrorismo.

Del 2000 en adelante lo que aconteció fue un desdén por la voluntad reformista instalada en los 90. Se pararon en seco. Solo Toledo emprendió algunas (aunque haya sido terriblemente deficiente, la descentralización; la eliminación de la 20530; los acuerdos de libre comercio). Alan García apenas inició tímidamente la reforma magisterial que Ollanta Humala continuó con intensidad (de la mano del extraordinario ministro Jaime Saavedra, vapuleado por las barras bravas del fujimorismo en la época de PPK -cuánta responsabilidad te cabe Keiko en la crisis actual-). PPK no hizo nada en cuanto a reformas, Vizcarra mucho menos y Sagasti tuvo que lidiar con la pandemia, aun cuando ejerciera el cargo con solera democrática.

Pedro Castillo fue un retroceso brutal en la vida política nacional y Dina Boluarte es un personaje mediocre sin visión ni perspectiva de lo que corresponde hacer (aún aceptando que no le queda otra que ser rehén del Congreso tiene margen de acción enorme, pero simplemente no lo usa por su rampante medianía, aunque mucho le aportaría al país si efectivamente saca adelante el simbólico proyecto Tía María).

Ojalá el 2026 llegue al poder un candidato democrático con clara consciencia de la urgencia reformista que nos corresponde como tarea histórica. Es de vida o muerte.

El portal de análisis de las economías ilegales, InSightCrime, lanza siete predicciones de lo que ocurrirá si Maduro logra su cometido fraudulento de quedarse en el poder.

1.- Una nueva oleada migratoria. Ya han salido de Venezuela ocho millones de personas. Saldrán más y se tejerá alrededor de dicho éxodo una red criminal de tráfico de migrantes y la exportación de organizaciones como el Tren de Aragua.

2.- Más migración a Estados Unidos. América Latina ya no tiene capacidad de absorber mano de obra venezolana. Como es poco probable que organizaciones como el Tren de Aragua eche raíces en Centroamérica, por la existencia previa de organizaciones criminales arraigadas en dicha zona del continente, lo más probable es que empiecen a verse sus actividades en Norteamérica.

3.- Mayor dependencia de los intermediarios ilegales del petróleo. Venezuela ha pasado de producir tres millones de barriles diarios aochocientos mil y cuenta con el apoyo logístico deIrán Rusia y China, pero se acentuará la presencia de organizaciones criminales internacionales, que son las que le permiten a Maduro la supervivencia por su aislamiento internacional.

4.- Mayor dependencia de las redes de contrabando de oro. Al igual que el petróleo, Venezuela tiene importantes yacimientos de oro, y el régimen de Maduro ha dependido de actores criminales para extraer este mineral, y de redes internacionales de contrabando para venderlo en los mercados internacionales, disfrazando su origen y esquivando así las sanciones.

5.- Creciente influencia en el mercado internacional de cocaína. Venezuela va a transitar de simple plataforma de tránsito a país productor. “Las plantaciones de coca están surgiendo a lo largo de la frontera con Colombia, con cultivos registrados en al menos tres estados venezolanos, y los rebeldes colombianos han establecido una sofisticada infraestructura de narcotráfico en estas zonas, con la bendición del régimen de Maduro.

6.- Debilitamiento de la estrategia de paz en Colombia. El Ejército de Liberación Nacional y la Segunda Marquetalia, grupos subversivos vigentes en Colombia, cuentan con el aval de Maduro. Su permanencia seis años más hará casi imposible el proyecto de “paz total” que se ha planteado Petro.

7.- Una mayor regulación gubernamental de las economías criminales y de los actores que las gestionan. La necesidad del Estado híbrido criminal de Maduro -como lo defineInSightCrime, de obtener rentas hará que incruste a las organizaciones criminales en el aparato estatal para ejercer control sobre ellas.

 

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maduro, Venezuela

¿Pudo ser más acomedido en las formas? Sí, pero eso no mella la dignidad política de la intervención del canciller peruano Javier Gonzáles Olaechea en el Consejo Permanente de la OEA denunciando con la acritud pertinente la cuestionable abstención de muchos miembros del organismo internacional, que impidió que se aprobara una resolución para exigirle al gobierno tiránico de Maduro a proceder a un reconteo independiente y auscultado de las urnas de la elección del domingo pasado.

Se entiende la abstención de las republiquitas centroamericanas que dependen del petróleo subsidiado de Venezuela, pero no deja de llamar a escándalo la actitud de México, Colombia y Brasil, sobre todo de las dos últimas naciones. Lula se había manifestado crítico del proceso electoral venezolano y se esperaba que, en consecuencia, votara a favor del reconteo. En el caso de Colombia la cosa es de mayor escándalo ya que el propio presidente Petro emitió un comunicado horas antes invocando a que se efectúe ese proceso, pero, sin embargo, cuando se votó en el Consejo Permanente, se abstuvo. ¡Una vergüenza! Y de México, con López Obrador, servil vasallo de los dictados chavistas, no cabía esperar otra cosa.

La OEA le ha tendido un manto de impunidad a Maduro. El tema, no obstante, no ha concluido. Se espera que continúen las movilizaciones de protesta de los venezolanos que mayoritariamente ungieron a Edmundo Gonzáles como su presidente y ojalá los Estados Unidos, la gran potencia decisoria, asuma una actitud más beligerante al respecto.

La caída y salida del poder de la dictadura de Maduro, un monstruo político, corrupto y tirano, debe ser causa central de la comunidad democrática regional y mundial. Veinticinco años en el poder es tiempo más que suficiente para que las democracias americanas reaccionen como corresponde frente a tamaño despropósito.

Y de paso, que se tome acción sobre Cuba y Nicaragua, dos regímenes igualmente despóticos y miserables que han sumido a sus pueblos en la pobreza y en la ausencia de las libertades mínimas, que han hecho del fraude descarado el método político para permanecer en el poder, a vista y paciencia de la comunidad internacional.

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Javier Gonzáles Olaechea, maduro, OEA

¿Cómo resolver la crisis global del capitalismo democrático? Tarea inmensa, pero urgente porque a pesar de todo, sigue demostrando ser el mejor sistema político y económico conocido.

Se debe construir una auténtica economía de mercado, competitiva, sin la alta dosis de mercantilismo que signa el capitalismo corporativo que se ha impuesto en Occidente y con mayor intensidad en la periferia, con Estados débiles incapaces de enfrentar el poder económico y la influencia política de un grupo empresarial.

A la par debe asegurarse que habrá servicios públicos de calidad. Salud, educación, transporte, justicia y seguridad, por lo pronto, deben hacerle sentir al ciudadano de a pie que es ciudadano de primera categoría. En el Perú de hoy, estamos a kilómetros de poder ofrecer un mínimo nivel de decoro en los servicios mencionados y mientras ello no ocurra, la gente resentirá el modelo económico y le echará la culpa de su desgracia cotidiana.

Esos servicios pésimos alimentan también la alta insatisfacción con la democracia, pero en simultáneo es preciso repensar las formas democráticas de la representación. El pueblo no se siente partícipe de aquella, si solo vota cada cinco años y no tiene más contacto con el sistema político.

Los partidos deben recuperar su rol canalizador y en ese sentido la realización de elecciones primarias abiertas y obligatorias eran un paso importante, aunque no suficiente. Fueron, sin embargo, indignamente acotadas por el actual Parlamento. Debe agregarse, además, renovación parcial del Congreso, un sistema de distritos electorales diferente al actual, cambiar el modelo de regionalización, que solo reproduce los vicios del sistema político nacional, aplicar mayores posibilidades de referéndums, etc.

La democracia debe ser sentida como una forma de gobierno accesible, que le sea útil a los ciudadanos para participar del poder y no ser una máscara electoral de una oligarquía, como es hoy en día.

Si en el mundo desarrollado el capitalismo democrático no se renueva sucumbirá. Si en el mundo subdesarrollado no se construye, desaparecerá su gestación antes de nacer.

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capitalismo democrático, crisis del capitalismo

Se les debe exigir a los candidatos peruanos un pulcrísimo compromiso con la democracia formal. Y el test Venezuela sirve para ello. Quienes se muestren dubitativos o ambiguos respecto de lo que allí ha sucedido, demostrarán que no tienen entre su arsenal valorativo político la defensa democrática.

Y es muy fácil hoy en día llegar al poder y convertir la democracia peruana en un sainete. Es muy popular atentar contra ella y recorrer el camino autoritario. Según la última encuesta del IEP, el 87% de peruanos se halla insatisfecho o muy insatisfecho con la democracia y un 57% de ciudadanos justificaría un golpe militar.

Recordemos, además, lo fácil que es cooptar la democracia por dentro. Un inepto como Pedro Castillo logró controlar el Congreso a punta de prebendas o sobornos directos, y si bien las Fuerzas Armadas le dieron la espalda cuando perpetró el golpe de Estado demoraron horas en pronunciarse (algunas dudas o disputas institucionales internas debe haber habido).

Basta llegar al poder y desde allí cooptar las instituciones poco a poco y después dar un zarpazo constitucional que permita la reelección y se acabó la democracia en el Perú. No tenemos la fortaleza institucional suficiente para aguantar una embestida del nuevo perfil autoritario (Venezuela, Nicaragua, Bolivia, etc.).

Y el problema mayor en la coyuntura actual es que la amenaza proviene de ambas orillas del espectro ideológico. Las propuestas autoritarias se despliegan por igual desde ambos bandos y reducen el margen de opciones democráticas a una derecha y una izquierda moderadas que ojalá levanten cabeza y logren lanzar mensajes disruptivos que compitan con las bravatas demagógicas que abundarán, efectistamente, desde los extremos.

Hoy mismo, a año y medio de las elecciones, las encuestas colocan en la delantera a partidos autoritarios que seguramente molerían la democracia, con todo lo que ella implica (Estado de Derecho, separación de poderes, etc.) a la primera de bastos.

Corresponde a la prensa ejercer un rol hipercrítico y vigilante de estos arrestos o síntomas autoritarios y denunciarlos con firmeza, como merecidamente ha ocurrido con Verónika Mendoza por su deleznable ambigüedad respecto de la tiranía de Nicolás Maduro.

 

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democracia peruana

El escandaloso fraude ocurrido en Venezuela, confirma que el régimen dictatorial y corrupto de Nicolás Maduro no se irá nunca del poder por las buenas y que la casta político-militar privilegiada con el latrocinio descarado de los recursos públicos de la potencia petrolera al norte del continente, lo acompañará en el sainete con tal de preservar el statu quo, sin importar la desmesura del fraude cometido, que ha ido a contrapelo radical de todas las encuestas que arrojaban un resultado inmensamente favorable para la oposición.

Se espera que la mayoritaria oposición venezolana convoque de inmediato movilizaciones de protesta que ya hemos visto cómo en otros países, véase Chile, han sido capaces de mover la aguja gubernativa. Ello debe ir acompañado de una reacción multinacional regional y global que tienda un cerco contra la dictadura sanguinaria de Maduro, respecto de lo cual no queda sino sospechar de una tremenda hipocresía norteamericana, que lleva a alimentar suspicaciasde otro tipo.

Bajo el disfraz del bloqueo se esconde una profunda inacción y desinterés de Washington respecto de lo que sucede en Latinoamérica. ¿Intervienen en Medio Oriente o en Asia sin tutías y no son capaces de contribuir efectivamente al derrocamiento de tiranos como los de Cuba, Nicaragua y Venezuela? ¿Solo le interesa socavar democracias -como lo ha hecho secularmente en la región- y se muestra acomedido cuando se trata de derribar dictaduras?

La doctrina de la no intervención acaba cuando millones de ciudadanos son sometidos violentamente a los dictados de una cúpula privilegiada que se mantiene en el poder gracias ala fuerza de las bayonetas. La OEA (encabezada por Colombia, México y Brasil) debería ser capaz de organizar una fuerza multinacional que restituya de una buena vez la democracia en esos países.

Acá se está jugando no solo la democracia sino la supervivencia del narcotráfico, que los tres regímenes mencionados utilizan para sobrevivir en sus privilegios de casta, y que solo se explica su existencia merced a una alianza soterrada -que no conocemos- con el cartel de la droga más grande del mundo, que es la DEA.

¿Qué negociaciones y transacciones habrá bajo la mesa con Washington para que la Casa Blanca no tome una postura más firme en su papel supuesto de líder guardián del modelo democrático en el mundo, y con mayor razón en una región sobre la que ahora muestra preocupación por la creciente influencia china? Maduro es un engranaje en una pieza de corrupción global que la supervivencia del régimen democrático en la región no puede seguir tolerando.

 

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elecciones en venezuela, Venezuela

Ilusos los que pensaban que Dina Boluarte podría haber sorprendido a la audiencia lanzando un mensaje republicano, liberal, encaramado sobre las miserias políticas y económicas que nos abaten.

Lo suyo, su signo vital, es la mediocridad, agravada en la coyuntura actual por una circunstancia penosa: sabe que después de dejar el poder será procesada por los crímenes cometidos durante la represión de fines del 2022 y principios del 2023, y, a la vez, es plenamente consciente de que debe alargar ese momento lo más posible, pero que depende del Congreso omnipotente y tanático que nos ha tocado en suerte, así que no puede hacer nada que lo contradiga y eso la condena a la pasividad inerte más absoluta.

¡Qué tristeza que los dos bicentenarios, el del 2021 y el del 2024, hayan transcurrido sin una renovación de la promesa republicana, sin una invocación a los valores cívicos que dieron pie a la Independencia, sin una apostilla, siquiera, a la democracia en crisis que nos asola!

Fuera de la tradicional lista de lavandería de las obras realizadas (alguna tiene que haber, ¿no?), el mensaje no contuvo lineamientos políticos trascendentes, apropiados a las circunstancias, sino el mero afán de querer demostrar que no es un régimen inerte y que en los sectores ministeriales algo se está haciendo (no se esperaba menos).

No somos optimistas de lo que se viene el 2026. Por culpa precisamente de la medianía grosera del régimen, es que asoman, ostentosos y desafiantes, los rostros más autoritarios, tanto de la izquierda como de la derecha, y el pueblo, harto de la democracia, del modelo, del país, depositará un voto irritado, disruptivo, seducido por los radicalismos demagógicos de algunos precandidatos.

Dos años nos restan de suplicio. Allá quienes pensaron que era posible un cambio de rumbo, un golpe de timón, un giro político en el sentido correcto. No puede haberlo, desde el saque, en un gobierno que se escabulle de la responsabilidad auroral de los muertos que produjo, y que no se hace problemas en ser la mesa de partes de un Congreso que ha socavado las instituciones democráticas como el más zamarro de los golpistas o regímenes autoritarios. De esa entraña no podía nacer nada bueno y el discurso de hoy no hace sino corroborarlo.

La del estribo: maravillado de haber leído, tardíamente, el libro Caballos de medianoche, de Guillermo Niño de Guzmán, escrito originalmente en 1984 y que ha sido reeditado por Tusquets, con varios añadidos (entre ellos la reescritura genial de El olor de la noche llamándola Cinco balas de plata). Una deuda cultural siento que ha sido saldada y me ha motivado a comprar todos los libros del autor disponibles, entre ellos Mis vicios impunes, su última publicación, la segunda parte de Cuaderno de letraherido, una bitácora literaria y personal del autor.

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28 de julio, mensaje de la nacion

Han abundado personas en las redes sociales que han abominado de la ceremonia de inauguración de las Olimpiadas de Paris, porque los organizadores tuvieron la idea de representar la diversidad multicultural, étnica y de género que identifica a las sociedades modernas.

“Degeneración de Occidente”, clamaban los ultras, convencidos de que la cultura occidental está al borde de la destrucción por la inserción de los valores liberales de la tolerancia y la libertad (¡qué paradoja!).

Me ha parecido maravilloso que Francia haya decidido incorporar en la escenografía musical, artística y representacional a todas las comunidades que representan muy bien a su nación. Población afro, trans, LGTBQ+, marginales, etc. En esa explosión sublime de libertad es que brilla con toda su potencia la vitalidad de Occidente, no, como estos reaccionarios piensan, el germen de su destrucción.

“Europa se va a volver islámica”, vociferan a la par, invocando la descristianización de Europa. Primero, es un mito que las estadísticas desmienten la supuesta hegemonía islámica en el continente. Son una minoría significativa. Segundo, la descristianización ya ocurre en Europa desde hace mucho, producto de la pérdida de predicamento de una iglesia católica desvencijada y acosada por una epidemia de acusaciones de pedofilia. Europa se ha secularizado en buena hora.

Occidente se está revitalizando con la explosión de multiculturalidad, igualdad de género, derechos civiles (matrimonio igualitario, aborto, luchas feministas, etc.). Está muy lejos de la decadencia que la grita conserva exalta.

Quienes quieren una Europa blanca, cristiana, conservadora, familiarmente heterosexual, son los que causarían la destrucción de Occidente. Occidente no se identifica con la cristiandad. Por el contrario, la modernidad surge cuando, desde Locke en adelante, se invoca la separación de la Iglesia del Estado.

Es la ultraderecha conservadora la amenaza que se cierne contra Europa y los Estados Unidos (de paso, también en países subdesarrollados como el nuestro). Los valores de libertad van por otro lado de sus pretensiones conservadoras y reaccionarias. La supervivencia del capitalismo liberal va de la mano con la atmósfera cultural moderna y libertaria que ayer ha sido representada cabalmente en una extraordinaria ceremonia de inauguración olímpica.

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olimpiadas 2024, Paris 2024
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