Pie Derecho

[PIE DERECHO] La situación de entrampamiento que ha generado la crisis de la Fiscalía de la Nación, al descubrirse el trasiego de votos parlamentarios a cambio de impunidad para un grueso número de congresistas, la decisión de Patricia Benavides de no renunciar, la imposibilidad de la Junta Nacional de Justicia de removerla, la implicación del Ejecutivo en el “juego de tronos” puesto de manifiesto detrás de las broncas internas del Ministerio Público, solo se va a resolver con una salida política, más allá de lo legal.

El tejido institucional del país está colapsado, el descrédito ciudadano de prácticamente todas las instituciones vigentes es enorme, la democracia se ha convertido en una quimera formal, la crisis política destruye la confianza empresarial para invertir, no hay salida a la crisis económica mientras ello perdure, el país se desangra con una pésima gestión ejecutiva del gobierno, en suma, una coalición de factores que lo único que permiten avizorar es que la situación va camino a empeorar.

Y el riesgo mayor es que esa pendiente de deterioro nos conduzca a unas próximas elecciones generales en las que el ciudadano vote con el hígado, repitiendo la debacle del 2021, en las que un candidato funesto, como Pedro Castillo, terminó de presidente, con los resultados consabidos. Al paso que vamos, si se mantiene el gobierno de Dina Boluarte hasta el 2026, el escenario va a ser peor.

Hoy más que nunca recobra sentido resetear el escenario. Y eso pasa por adelantar las elecciones generales, tanto presidenciales como congresales. Ello no resuelve la crisis institucional del Ministerio Público, de la Defensoría del Pueblo ni de la Junta Nacional de Justicia, pero abre un escenario bajo el cual, todos esos problemas pueden ser afrontados por una clase política nueva y no con la deleznable que hoy nos rige.

Lo más expeditivo sería que la presidenta Boluarte, consciente de sus limitaciones, renuncie y precipite un adelanto de elecciones, pero queda claro que ella está muy lejos de evaluar siquiera esa salida. Bueno, pues, que el Congreso, ampayado en triquiñuelas ilícitas, tome consciencia de la magnitud de la crisis y proceda a la vacancia presidencial por el tema de los muertos en las protestas, que más allá de la torpe maniobra de la fiscal Benavides, sí es un asunto que golpea la línea de flotación del régimen.

Y que sea un nuevo Congreso el que limpie la cancha y reconstruya la institucionalidad dañada del país. No se avizora otra salida a la crisis institucional del Perú. Podría irnos peor, sin duda, es un riesgo, pero al menos sabemos, a ciencia cierta, que si seguimos como estamos, vamos camino al abismo.

 

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Adelanto de elecciones, Crisis institucional, Democracia en riesgo, Fiscalía de la Nación

El operativo digitado por la controvertida fiscal Marita Barreto contra la Fiscal de la Nación y sus asesores, acusándolos de formar parte de una organización criminal (una vez más, se exagera el término para darle contundencia a la investigación) es, claramente, una respuesta de un sector del Ministerio Público a la ofensiva de Patricia Benavides, y que ha hallado chats comprometedores y explosivos que revelan coordinaciones indebidas del equipo allegado a la fiscal de la Nación.

Los chats revelados anoche son lapidarios y corroboran un cabildeo parlamentario, pero no debería generar por ello la triunfal sensación de impunidad que, por ejemplo, la inhabilitada exfiscal Zoraida Ávalos ahora quiere enarbolar. A ella se le destituyó por querer hacerse de la vista gorda en las obligadas investigaciones que correspondían contra el expresidente Castillo, tanto así que no fue Patricia Benavides sino Pablo Sánchez quien las abrió. En esa perspectiva, hizo bien el Congreso en sancionarla.

Hace décadas la lucha intestina en el Ministerio Público y el Poder Judicial era entre apristas y caviares. Ahora lo es entre conservadores y caviares, y un coletazo de esa pugna es la que hemos visto estas últimas horas, con la investigación a Benavides como cabecilla de una organización criminal y la destitución en la madrugada de la fiscal Marita Barreto.

Como bien ha declarado el suspendido fiscal Rafael Vela, la fiscal de la Nación, estaba atrapada en los juegos políticos de supervivencia, dedicada a ello más que a sus menesteres fiscales. Ello, por lo que se ve, le está pasando factura, sin importar que el fiscal Vela tenga autoridad para pontificar luego de su cuestionable conducción del proceso Lava Jato (debió ser destituido hace tiempo por ello, y no por las razones tontas con las que ha sido suspendido).

En suma, estamos siendo testigos de un “juego de tronos” al interior de la Fiscalía, el que hay que analizarlo con las precauciones del caso. Los responsables de coordinaciones extralegales deberán asumir sus actos, pero sería ingenuo leer lo que está pasando sin entender el trasfondo político de lo que está aconteciendo.

 

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Chats Comprometedores, Lucha Interna, Ministerio público, Organización Criminal

[PIE DERECHO] Hay que seguir con atención el desenvolvimiento de Javier Milei en Argentina. Ya el solo hecho de que haya triunfado electoralmente una opción libertaria en un país lastrado por el peronismo, es una noticia que hay que saludar. El populismo económico ha destruido la economía argentina y una buena gestión macroeconómica, como promete Milei, debería enderezar el rumbo.

Hace bien, por cierto, Álvaro Vargas Llosa en entrevista que hoy le hace Milagros Leiva en el Comercio, distinguiendo a Milei de Donald Trump, un antiglobalista, proteccionista y hasta estatista (infló el presupuesto público de una manera descomunal); Trump no tiene nada que ver con una propuesta que va en sentido contrario.

El liberalismo se juega mucho en la región con la manera como le vaya a Milei. Por eso la reacción destemplada y antidiplomática de gobernantes como Lula o Petro, quienes anteponen sus ojerizas ideológicas a las políticas de Estado que les corresponde llevar por la responsabilidad presidencial que les cabe.

Milei obviamente va a tener que moderar sus propuestas, ya lo está haciendo. Necesita hacerlo para poder gobernar con relativa estabilidad y entender que los tiempos deben ser administrados con astucia y perspicacia. Con que estabilice el delirio populista económico de Argentina ya habrá logrado bastante.

Las gestiones funestas de los regímenes de izquierda en la región ayudan, pero claramente no bastan para convencer al electorado peruano del grave error de votar por opciones de ese talante (si no, no hubiera ganado Castillo el 2021); se requiere la muestra palpable, fáctica, de que una opción diferente es eficaz y positiva. Milei puede jugar ese papel y convertirse en foco de irradiación continental.

Se necesita a gritos en el Perú una opción liberal integral. Lo mucho que se había avanzado en materia económica en los 90 se ha ido desmontado de a pocos y hoy tenemos un remedo regulatorio populista en casi todos los sectores productivos del país. Y en términos políticos institucionales casi no se ha avanzado nada y, por el contrario, lo que vemos hoy es un grave deterioro de los mismos, con la connivencia fatal del Ejecutivo y el Congreso.

La del estribo: no es una joya cinematográfica, pero es una película imprescindible Napoleón de Ridley Scott. No sé si habrá sido la intención del director, pero desacraliza a un personaje inflado por la historiografía oficial. Entre las megaproducciones de este año, me parece superior Oppenheimer, de Christopher Nolan y no tanto Los asesinos de la luna, de Martin Scorsese, a la que, en mi modesta opinión crítica, le sobraron al menos treinta minutos.

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Argentina Liberal, Economía, Javier Milei, peronismo

[PIE DERECHO] Alex Contreras es el Juan Reynoso del MEF. Todas las cifras son negativas y en cuanto a su gestión no se ve que haga algo significativo para revertirlas con eficacia. No se entiende su permanencia en el cargo y el visto bueno que aparentemente le brindan la presidenta Boluarte y el premier Otárola.

La inversión privada, motor esencial de la economía, se ha reducido 6.2% interanual en el mismo periodo, con lo cual suma cinco trimestres consecutivos de caída.

Ya no se puede atribuir todo a los problemas climáticos o a las protestas sociales de comienzos de año. Ya hay claramente un problema serio de gestión pública, de un MEF debilitado, sin capacidad de contención del populismo regulatorio del Congreso, ni la energía suficiente para impulsar una agenda proempresarial en los sectores productivos (relanzamiento de proyectos mineros postergados, vuelta atrás en la ley de promoción agraria, su extensión al mundo andino, etc.).

El anuncio de 25 medidas del Plan Unidos, para impulsar la economía, no ha generado la reacción entusiasta de los agentes capitalistas, porque un gobierno sumido en la inestabilidad política no es capaz de generar la sensación virtuosa necesaria para que la confianza se recupere y, por ende, la inversión se produzca.

Se necesita un Gareca en el MEF. Y si la presidenta Boluarte le garantiza absoluta independencia, es posible convocar a un economista de primera línea, capaz de romper el estancamiento y animar a los “espíritus animales” capitalistas a soltar las amarras.

Salvo la ocurrencia de un fenómeno del Niño severo no se ve otro nubarrón en el horizonte, quizás la incertidumbre respecto del futuro electoral en el 2026, pero, en primer lugar, eso es largo plazo, y, en segundo término, no es éste un factor que asuste al empresario peruano, acostumbrado a peores situaciones.

Si la economía no mejora, si no hay inversión privada, si no se genera empleo, si no se reduce la pobreza, vamos a llegar, allí sí, a un escenario electoral complicado. Y si la presidenta Boluarte no es capaz de remover del cargo al responsable de tal situación, pues ya la responsabilidad recae en ella y vuelve a poner sobre el tapete la discusión de si conviene o no que su gestión dure dos años y medio más.

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Crisis económica, gestión gubernamental, Inversión privada, MEF

[PIE DERECHO] Otra de las perlas infames de la contrarreforma política que el Congreso está a punto de perpetrar es la eliminación de los movimientos regionales de los procesos electorales congresales.

Como se sabe, ya desde hace décadas, los partidos “nacionales” no hallan eco en las regiones del país, porque han perdido presencia, arraigo y adhesión. Es desde las propias regiones que surgen movimientos locales que logran éxito representativo, reflejando la vigencia de una saludable vida política autónoma de las regiones fuera de Lima, que expresan mejor el sentimiento local y reflejan el rechazo al centralismo, también político.

Claro, suena bien que los partidos políticos tengan representación nacional y que, como antes sucedía, tengan vida y vigencia política en cada región del país. Pero el fenómeno del surgimiento y éxito de los movimientos regionales es producto de la dejadez y apatía de los partidos nacionales, que se han labrado, por su propio empeño, el fracaso representativo que hoy exhiben fuera de la capital de la República.

Cortar de un tajo legislativo, la posibilidad de que los movimientos regionales sigan teniendo presencia y vigencia, no es un tema secundario. Es postrar a las regiones al silencio político, porque en ellas, los partidos nacionales no existen, son entes sin vigencia, anquilosados y que no conocen los problemas locales o, al final del día, los terminan soslayando en beneficio del mayor bolsón electoral limeño.

Ya José Matos Mar, hace poco más de una década, con su habitual agudeza, había señalado que así como desde los 60 en adelante, lo que definía el mapa sociológico del Perú era la emergencia del emprendedor migrante en las grandes ciudades, en el futuro inmediato, ese mapa iba a estar definido por la asunción del provinciano como sujeto político, económico y social cada vez más preponderante.

A los limeños, en el resto del Perú nos miran como América Latina mira a los chilenos, que se han construido una imagen de antipatía y recelo crecientes, por su altivez percibida como ofensiva. Va a ser difícil que en el Perú, esa percepción del capitalino cambie en buena cantidad de años.

Por ello, la importancia de otorgarle vitalidad a la democracia, permitiendo que los movimientos regionales mantengan su presencia y vigencia en la conformación del mapa electoral peruano. El Congreso quiere truncar ese proceso y no se imagina la reacción social que va a producir. Las regiones del Perú no se van a dejar arrebatar graciosamente un derecho político conquistado. En la plaza Bolívar están abriendo una caja de Pandora de imprevisibles consecuencias.

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Contrarreforma Política, Diversidad Electoral, Movimientos Regionales, Representación Política

La derecha se está dejando arrebatar tontamente las banderas vinculadas a la seguridad ciudadana, que, en principio, le son connaturales, al ser el orden parte de los activos de este sector del espectro ideológico.

No es la primera vez que algo semejante ocurre. Hasta los 80, la democracia y los derechos humanos eran banderas caras a la derecha. El comunismo real hacía tabla rasa de ambos principios y la derecha los enarbolaba con relativo éxito.

Luego de la caída del muro de Berlín, algo pasó, la derecha se durmió o se volvió autoritaria (vinieron las dictaduras militares derechistas) y ello fue aprovechado por la izquierda para despercudirse del lastre del comunismo y capturar banderías sobre las que no podía ejercer ninguna autoridad moral. Pero la derecha dejó que eso ocurriera y hoy por hoy, se han vuelto lemas caros a la izquierda, por más que, a nivel regional, las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua nuevamente vuelvan a poner al desnudo que son principios falsos de la izquierda.

Lo mismo ha pasado con el tema de la seguridad ciudadana. La izquierda ha fundado ONGs especializadas en el tema; no solo eso, ha ocupado buena cantidad de años los cargos mayores vinculados al asunto (desde el Ministerio del Interior hasta buena parte de los viceministerios) y los resultados nulos saltan a la vista. Hemos retrocedido irreversiblemente. La narrativa de la seguridad ciudadana ha sido capturada por la izquierda a pesar, sin embargo, de haber fracasado rotundamente cuando ha tenido la oportunidad de demostrar en los hechos la validez de sus diagnósticos.

Hoy, que según todas las encuestas es la principal preocupación ciudadana, debería ser ocasión propicia para que la derecha haga del tema su lema central de campaña, pero no, no ocurre eso. Y hasta vemos cómo un candidato antiestablishment de izquierda como Antauro Humala se permite prometer la “bukelización” del país para combatir la delincuencia y la corrupción (por el lado de la derecha, el único que parece tenerla clara es Carlos Álvarez).

Si a ello le sumamos el fracaso del actual gobierno sobre la materia y se considera que para la mayoría de la ciudadanía, es éste un régimen de derecha coludido con un Congreso mayoritariamente derechista, se entiende que si la derecha no hace una campaña inteligente y perspicaz sobre la materia perderá también en ese campo (como antes perdió los de la democracia y los derechos humanos) el dominio de la narrativa política.

 

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Derecha, Estrategia Política, Izquierda, seguridad ciudadana

[PIE DERECHO] La Comisión de Constitución fue más allá de lo que se temía respecto de la eliminación de las PASO (elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) (74% de la población está a favor de las mismas, según encuesta de Ipsos). Las ha colocado como opción voluntaria, cargándoles además una valla mínima imposible de alcanzar para, obviamente, desalentar su empleo como mecanismo de selección de candidatos al Congreso; se ha restituido el nefasto voto preferencial; y, lo que es increíble, se ha vuelto a exigir la presentación de firmas de adherentes para inscribir un partido, planteando la valla de 500 mil firmas.

En suma, se tiran abajo el proceso de reformas políticas que laboriosa y parcialmente se había comenzado a implementar en el Perú. Le facilitan las cosas a los partidos ya inscritos, permitiéndoles que siga vigente la marmaja de los dineros sucios en la conformación de sus listas, y, además, se pretende cerrar el ingreso de nuevos actores a la arena electoral.

Estas normas tienen que pasar todavía al Pleno y ojalá en esa instancia se reflexione sobre el grave despropósito que encierra este paquete legislativo, que solo contribuirá a hacer más impopular un poder del Estado, que según la última encuesta de CPI apenas es aprobado por el 5.2% de la ciudadanía.

Lo que de bueno hizo el Congreso aprobando la bicameralidad y la reelección lo borra de un plumazo con este mamotreto antidemocrático que solo busca mantener incólume la oligarquía partidaria ya inscrita, cerrando el mercado electoral, y socavando la participación ciudadana en los procesos de democracia interna de los partidos.

¿Es conveniente que haya menos partidos? Sí, pero no a la bestia y de manera arbitraria, con claro conflicto de interés, porque los partidos que en el Congreso promueven estas normas, ya tienen su inscripción. A los que claramente perjudica es a los nuevos actores.

En la encuesta citada se le pregunta a la gente por qué desaprueba al Congreso y las respuestas mayoritarias son tangibles: porque no hacen nada; porque no trabajan para el pueblo; porque solo ven sus intereses personales. Más claro no puede quedar que si el Pleno aprueba este mamarracho arbitrario y antidemocrático, la percepción negativa se va a ahondar. Lo que es más grave, con las normas que el Congreso quiere aprobar, el Parlamento que tendremos después del 2026 será aún peor, lo que ya parecía inimaginable.

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Cambios en el Sistema Político, Comisión de Constitución, participación ciudadana, PASO

[PIE DERECHO]  Sería una barbaridad que el Congreso, como pretende bajo la batuta de Fuerza Popular, se tire abajo las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias, PASO, dispuestas por ley, pero aún no aplicadas en el Perú.

Dicho procedimiento, lo primero que permite es destruir las designaciones a dedo de los candidatos al Congreso, que, al final del día, terminan siendo elegidos en función de los aportes económicos que efectúan, y éstos, en muchos casos, provienen de economías delictivas. Con las PASO se entrega ese poder de decisión a la ciudadanía y se rompe el círculo perverso que permite el nivel de influencia de los dineros sucios en las campañas electorales, lo que genera, a la postre, un Congreso plagado de parlamentarios que se deben más a sus “auspiciadores” que a sus electores.

Las PASO son una buena manera de evitar que el narcotráfico, la minería ilegal, los tratantes de personas, los explotadores de madera ilegal, los contrabandistas, los transportistas informales, los traficantes de terrenos, etcétera, hagan y deshagan en el recinto legislativo, como sucede ahora. La “casta” partidaria peruana, no obstante, parece querer seguir viviendo de esos dineros, abundantes, que alimentan las arcas de sus campañas electorales.

Pero tal vez lo más importante de las PASO en estos momentos en el país, es que se establecería un filtro para la enorme cantidad de candidatos que asoman en el horizonte (ya hoy nomás hay como siete de izquierda y más de veinte del centro y la derecha). Quien no obtenga al menos el 1.5% (que, inclusive, es una valla baja; debió ser más alta), saldría de la competencia electoral.

La eliminación de las PASO generará una horda de candidatos y el consecuente incremento del riesgo de que surja en el horizonte un outsider apartidario, improvisado, sin experiencia política y con una gran incógnita respecto de su solvencia gubernativa. El ánimo antiestablishment del elector peruano está al tope y seguramente algo así ocurriría si se produjera una disgregación descontrolada del número de candidatos.

Pero ese riesgo no lo ve el establishment, que malpiensa que le conviene esa disgregación, ya que estiman que como sus principales miembros (Fuerza Popular, Alianza para el Progreso y Perú Libre), tienen un voto fijo asegurado, un bolsón electoral determinado, la dispersión electoral mencionada los terminará por favorecer, cuando, en verdad, constituye un suicidio anunciado.

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Candidatos, Designaciones a dedo, Influencias ilícitas, PASO, Riesgos electorales

Ganó la derecha las elecciones presidenciales en Argentina y eso es algo para celebrar. La república sudamericana ha roto con el funesto peronismo que la había postrado en la mayor crisis económica de su historia reciente y cuyo representante era justamente el candidato presentado, Sergio Massa.

Con Javier Milei volverá la racionalidad económica, la sensatez fiscal y monetaria, la apertura de los mercados, la libertad de cambios, la agenda proinversión, el fin de la barbarie económica que había llevado al 40% de argentinos a la pobreza. Votar por Massa se explica solo por la ciega lealtad peronista, porque el nivel de irracionalidad de sus seguidores era equivalente al de quienes votaron por Luis Alva Castro, en 1990, en el Perú, luego del apocalipsis económico que desplegó el primer alanismo.

Se ha votado por un loco outsider para salir de la locura económica peronista. Los millones de argentinos que han votado por Milei no son, claro está, libertarios, pero el hartazgo de la crisis que se incuba desde hace años en Argentina los ha llevado a patear el tablero y votar por un candidato excéntrico y radical que prometía incendiar la pradera.

Es menester sin embargo, estar atentos a que la ideología conservadora de Milei en asuntos sociales y morales, no termine de desmontar las indudables conquistas que al respecto ha logrado Argentina (políticas de género, derecho al aborto, salud y educación públicas: la UBA es la mejor universidad hispanoamericana del planeta).

Un liberal pleno no se puede comprar el combo completo de Milei, porque el mismo, de prosperar (cuestión difícil, porque no tiene mayoría en el Congreso), haría retroceder a Argentina en los temas referidos, que deberían ser caros a cualquiera que propugne las ideas de la libertad no solo en el ámbito económico sino también político y social.

Pero en el tema económico, que es esencial y quizás el más importante en estos momentos en Argentina, el triunfo de La Libertad Avanza, es una noticia que debe celebrarse por todo lo alto. Y hacer votos para que sirva de ejemplo continental que revierta la ola colorada que ya se ha visto en Brasil, Colombia y Chile en particular y que, de no desalinearse los astros, amenaza el futuro peruano.A

Milei asume el 10 de diciembre. Ojalá no cometa el error gradualista que llevó a Mauricio Macri al fracaso y al posterior regreso del peronismo por todo lo alto. Para romper con el populismo hay que ser radical, porque aquél es una plaga que se infiltra silenciosamente. Veamos nomás cómo en nuestro país se ha desmontado inadvertidamente gran parte del modelo de los 90 y hoy ya pagamos las consecuencias de ello. Aviso para los candidatos de la derecha peruana: nada de remilgos, las cosas claras y la toma de decisiones sin ambages.

 

 

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Argentina, elecciones presidenciales, Javier Milei, políticas sociales, Populismo
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