Y si por ventura, el presidente no lo propusiera, ya es hora de que el Congreso opositor se deje de mirar solo su conveniencia (quedarse cinco años apoltronado en el hemiciclo) y sea él quien proponga y lleve a cabo dicha reforma y acción política. En democracia, las crisis políticas se resuelven con elecciones, como acaba de recordarnos con sabiduría el excongresista Víctor Andrés García Belaunde. Y estamos frente a una crisis mayor, honda, que merece una acción extraordinaria, fuera de la caja, para ser resuelta.
