Pie Derecho

Lo que vemos en este momento en el ejercicio del gobierno: mediocridad rampante, serios indicios de corrupción, marasmo económico, inacción general y políticas públicas funestas (como el golpe que le acaban de dar anoche, con su participación, a la reforma magisterial), es la esencia de la izquierda en el Perú.

No tenemos una izquierda progresista o liberal, capaz no solo de entender que el funcionamiento de una economía de mercado capitalista no está reñido con un proyecto político redistributivo, y que pueden convivir perfectamente, sino que no está en posibilidad de exhibir cuadros tecnocráticos con la mínima capacidad de ejercer los puestos públicos que su filiación política les regala en estos días de laxitud burocrática.

Se la han pasado décadas criticando a los gobiernos de centro o de derecha, transmitiendo una actitud no solo de superioridad moral sino técnica o académica, y hoy vemos que todo no pasaba de ser fufulla política, porque en los hechos, lo suyo es de una medianía de escándalo, con niveles de impericia y de creciente deshonestidad pocas veces vistos en la historia republicana del país.

Las consecuencias del desastre las vamos a pagar, por supuesto, todos los peruanos, a excepción de la izquierda, que va disfrutar cinco años de sueldos públicos altos y ninguna rendición de cuentas posterior. En medio de un superciclo de materias primas, que nos debería llevar a las tasas de crecimiento exhibidas durante el segundo gobierno de Alan García y a los consecuentes niveles de reducción de la pobreza y el desempleo, el Perú va a perder cinco años por culpa de la izquierda.

Lo único bueno o positivo de esta desventura es que esperamos que esta vez los peruanos aprendan en carne propia lo que significa votar, llevados por un ánimo irracional antiestablishment o por las furias de una situación pandémica que no era culpa de nadie, y que ha permitido que un improvisado como Pedro Castillo lleve las riendas del poder, quien en apenas 130 días de gobierno ha destrozado la economía, ha deteriorado la poca excelencia institucional que exhibían algunas instituciones del Estado y ha degradado las pocas reformas que se habían emprendido en las últimas décadas (como en transporte y educación).

Nuestra izquierda está anquilosada en materia económica y política. No han pasado los años de modernidad liberal, que el mundo ha exhibido, por ella. Sigue atrapada en lógicas binarias del siglo pasado y por eso cuando asume alguna cuota de responsabilidad de poder, guiada por prejuicios y anteojeras ideológicas, provoca desmadres como los que hoy pasa el Perú.

¿Cómo el Congreso le va a dar facultades legislativas en materia tributaria a un gobierno que quiere aumentar el peso fiscal a los grandes contribuyentes, si, en paralelo, deja abandonados a su suerte a proyectos mineros que son los que mayor caja fiscal le brindan?

¿Cómo el Congreso le va a dar las facultades solicitadas, si el Gobierno y junto con él todos los gobiernos locales (regionales y municipales), apenas tienen capacidad de gasto -en algunos casos ni siquiera llegan al orden del 60% de ejecución presupuestal- y no son capaces de invertir a plenitud los recursos que ya reciben?

El superciclo de precios de las materias primas, que disfrutamos, debería colocar al país en un círculo virtuoso de mayores inversiones mineras, por un lado, y de reactivación económica de toda la industria que funciona alrededor de los proyectos mineros que deberían estar en expansión.

Pero un gobierno no solo mediocre -lo que ya sería razón suficiente- sino, además, zigzagueante en materia de señales de confianza inversora, está arruinando groseramente esa inmensa posibilidad económica del Perú.

Entre mensajes estatizantes, que luego son desmentidos, anuncios radicales respecto de proyectos gasíferos, puesta de soslayo frente a la extorsión comunal que sufren minas como Las Bambas, hasta la aún vigente pretensión de instalar una Asamblea Constituyente, lo único que se hace es destrozar la confianza inversora y, por ende, la posterior inversión misma.

En circunstancias de un gobierno propicio a la inversión privada, el 2022 deberíamos crecer en el orden del 5 o 6%. Pero no, apenas, en la mejor y más optimista de las hipótesis, creceremos 2% y hay economistas que estiman un crecimiento de 0% o, inclusive, decrecimiento.

Frente a ese panorama de desgobierno y de medianía, es una ofensa política que el ministro Pedro Francke pretenda que el Congreso le dé carta blanca para que legisle en materia tributaria, financiera y económica, a su antojo y buen parecer.

Lo correcto, por parte del Legislativo, es que le niegue esas facultades solicitadas, que el Ejecutivo presente proyecto por proyecto y que, uno por uno, se vea si se ajustan a criterios técnicos y no a caprichos ideológicos o prejuicios políticos, como los puestos de manifiesto por el propio titular del MEF en sendas entrevistas periodísticas.

Tags:

Congreso de la República, Pedro Francke

La cuasi aceptación de la colaboración eficaz de Karelim López señalando que habría entregado dinero, a través de Bruno Pacheco, exsecretario de Palacio, al propio presidente Castillo a cambio de favoritismo en obras públicas, roza los términos suficientes para resucitar, esta vez con mayor fundamento, la posibilidad de una vacancia presidencial.

Karelim López, visitante de Palacio y del pasaje Sarratea en Breña, concurrió entre el 29 de noviembre y el 2 de diciembre, según revela IDL Reporteros, a la oficina del procurador anticorrupción Javier Pacheco y luego a la de la fiscal anticorrupción Karla Zecenarro, con el objetivo de ofrecer su colaboración eficaz.

La misma le fue negada porque Karelim López no aceptó, en principio -requisito legal para acogerse a dicha figura-, admitir culpa en el delito investigado y “luego, revelar, con pruebas, otras ilegalidades que pudieran servir para contrapesar la responsabilidad confesada”. Puntualmente, se le pedía que reconociese haber cometido tráfico de influencias sen el caso del puente Tarata, obra adjudicada, como aparente intercambio de favores.

Está en la cuerda floja nuevamente el Primer Mandatario. Bastará que López, reconvenida por su abogado, acepte lo solicitado por la fiscal y aporte más pruebas, que certifiquen la relativa veracidad de sus dichos, o indicios suficientes de que el tema alcanza al Presidente, y la vacancia volverá a estar en ristre.

Y dado ese caso, esta vez será difícil que los partidos que lo protegieron en la última oportunidad que se votó por la vacancia -particularmente Acción Popular y Alianza para el Progreso-, se sumen al tándem oficialista de protección.

La interpretación más estricta de la incapacidad moral permanente -que fue la esgrimida por el magistrado del Tribunal Constitucional, Eloy Espinoza en su oportunidad-, hablaba de ella como de una minusvalía psíquica, mental, que incapacitase al mandatario para gobernar. La interpretación de Marianella Ledesma y Carlos Ramos -quienes junto con Espinoza, votaron por precisar el tema- era que aludía al incumplimiento de ciertas condiciones morales para ejercer el gobierno.

Ajustada a esta segunda interpretación, más sensata, si se prueba que Castillo, a los pocos días de llegar a Palacio, recibió una coima para facilitar el acceso a obras públicas de una “oferente”, califica de lleno en el rango de incapacidad moral permanente. Por cierto, ¿a esa “chanchita” se habrá referido Castillo cuando, asustado, la mencionó, casi autoinculpándose, aludiendo al contenido de los audios que él temía que saliesen en un programa dominical? Queda claro, una vez más, que el principal promotor de su vacancia es el propio Presidente de la República.

Tags:

vacancia presidencial

Hay un clic que no se está produciendo en una región andina estratégica para el país, como es Puno, entre su “ser social” y su “conciencia social”. La mayoría de puneños son comerciantes y empresarios, pero a la hora de acercarse a las urnas lo suelen hacer por opciones disruptivas de izquierda, que van directamente en contra de la libertad empresarial de la que disfrutan sus coterráneos.

En la segunda vuelta del 6 de junio de este año, Perú Libre obtuvo en la región altiplánica el 89.256% de la votación mientras que Fuerza Popular apenas logró el 10.744%, una diferencia abismal entre dos opciones polarizantes, de izquierda y derecha, respectivamente.

Si la derecha quiere evitar que reaparezca algún candidato radical de izquierda, está en la obligación de conquistar para sí al mundo andino y evitar de esa manera que su población creciente termine por inclinar la cancha a favor de alguien como Pedro Castillo en el futuro.

Puno es, además, una región con enorme influencia en las regiones vecinas: Arequipa, Tacna, Moquegua, Cusco y Madre de Dios. La migración puneña es masiva en tales localidades.

Puno es, sociológica y económicamente hablando, capitalista. Inclusive en Lima, interesante es anotarlo, en todos los conglomerados empresariales emergentes (Gamarra, La Parada, Tacora, Caquetá, Lima Norte, parque industrial de Villa el Salvador, etc.), los núcleos empresariales más cooperativos entre sí, capaces de tejer redes de asistencia y apoyo emprendedor, son los conformados por puneños.

Pero en su terruño, el puneño vota, históricamente, por la izquierda. Sin duda, puede haber una explicación a esta vocación contestataria del establishment, en la proliferación de los reinos de informalidad delictiva que se enseñorean en Puno (el contrabando, el narcotráfico, la trata de personas, la tala ilegal, la minería informal), que generan circuitos anti Estado y antimercado, porque resienten el imperio de la ley que supone una economía de mercado que funcione a plenitud, pero hay también un descuido secular de las élites derechistas del país, políticas y empresariales, respecto de regiones como la puneña, que han terminado por activar un antilimeñismo y antiderechismo irracionales y sin fundamento.

El futuro político del país y el bienestar económico creciente, dependen de que en el Perú sobrevengan tres o cuatro gobiernos promercado sucesivos. Mientras el mundo andino, que bien simboliza Puno, sea refractario a un discurso liberal, ese porvenir será recurrentemente esquivo.

Tags:

futuro político, Perú Libre, porvenir, puno

Perú no va camino a ser Venezuela o Nicaragua, como teme aún algún sector de la derecha peruana. El gobierno, así lo quisiera, no podría hacerlo, dada la realidad congresal adversa a semejantes propósitos, y la resistencia social, expresada en las encuestas, a tales pretensiones.

Pero adonde sí parecemos encaminarnos, a pie firme, es a ser una suerte de México bajo la conducción de López Obrador, en la peor de las perspectivas y sentidos.

México es un desastre económico, con niveles de pobreza y desempleo en aumento, además de un desaliento generalizado de las inversiones privadas, todo ello por los zigzagueantes comentarios del presidente mexicano, con un discurso anticapitalista y proestatista. Ese es el balance de la gestión de López Obrador, cuyo máximo objetivo es ahora salir del poder dejando a su país al menos como estaba antes de asumir su calamitosa gestión.

Y, como México, Perú se encamina a pie firme a ser un país dominado por las mafias ilegales. Lo que hemos visto de concesiones a los transportistas informales o a las universidades bambas es algo que se está replicando en las zonas de influencia donde el narcotráfico, el contrabando o la minería informal sientan sus reales.

El gobierno de Castillo ha abandonado en la práctica la lucha contra estos males endémicos de nuestra sociedad y que constituyen, per se, una amenaza al Estado de Derecho y la democracia republicana, al ser actividades contestatarias, por naturaleza, del propio Estado.

No es casualidad que en la encuesta sobre percepción de progreso que anualmente realiza Ipsos, tengamos cifras de espanto. Un 56% considera que el Perú está retrocediendo, un 35% que se mantiene igual y apenas un 6% de la población cree que estamos progresando. Ese combo de cifras de crisis no se veía desde los 90 -hace treinta años-, luego del megadesastre que fue la gestión del primer gobierno de García, donde a la crisis originada por su irresponsable gestión, se sumaba la sensación de derrota respecto del crecimiento de Sendero Luminoso.

Y lo más grave es que parece que la cosa irá peor, ya que no se aprecia en el inquilino de Palacio, propósito de enmienda alguna, consciencia de la crisis ni visión inteligente de cómo salir del embrollo. Un sindicalista básico nos malgobierna y mientras dure en Palacio, el Perú irá retrocediendo progresivamente.

Tags:

López Obrador, México, Nicaragua, Palacio de Gobierno, Venezuela

¿Qué se hace cuando un ministro, como el de Educación, Carlos Gallardo, lanza un lamentable comunicado respaldando en la práctica el golpe institucional que se ha perpetrado contra la Sunedu y la reforma universitaria en la Comisión de Educación del Congreso, mientras su jefa, la premier Mirtha Vásquez señala que el gobierno respalda dicha reforma?

¿Con qué autoridad moral, el ministro de Economía pide delegación de facultades legislativas y señala explícitamente que gran parte de los recursos que se obtendrían, irán al sector Educación, si vemos al titular del pliego tirándose abajo la reforma magisterial, una de las más importante efectuadas en los últimos años en el país, consagrando así la mediocridad en el sector?

Corre intensamente el rumor de que sobrevendría un cambio de gabinete en los próximos días, no se sabe si inclusive de la Premier o solo de algunos ministros. Sea cual fuera al escenario, lo cierto es que el ministro de Educación no puede seguir un día más en el cargo que ocupa. Es el Atila de las reformas magisterial y universitaria peruana. Solo está en el cargo para favorecer irregularmente al sindicato apócrifo del Fenatep, vinculado al Movadef, y que pretende golpear en la línea de flotación al sindicato histórico del magisterio, el Sutep. Ese es su principal propósito, pero en el camino está destrozando el sector.

Causa sorpresa mayúscula, por cierto, que un importante núcleo político y tecnocrático de la izquierda, que acompañó durante más de una década los cambios positivos que se han ido emprendiendo en el sector Educación, guarde sepulcral silencio respecto de los desmanes de este gobierno en el mismo, desplegando una contrarreforma de tal envergadura que ni siquiera la ultraderecha se atrevió a plantear entre sus propuestas.

Causa igual o mayor sorpresa, que el Congreso, mayoritariamente opositor, no haya procedido ya a censurar a un ministro que carece de las condiciones mínimas para ejercer el cargo y, lo que es más grave, que muchos de sus miembros (al menos de la Comisión de Educación; ojalá que en el Pleno ello varíe) se sumen al lobby turbio de las universidades bamba que, sin duda, debe estar corriendo importantes sumas de dinero para convencer a algunos parlamentarios de que les permitan una nueva oportunidad de volver a las andadas de la mediocridad y corrupción académicas, sin tutelas ni exigencias.

Tags:

carlos gallardo, fenatep, Movadef

Si es cierto que Castillo está siquiera elucubrando la posibilidad de darle salida soberana al mar a Bolivia por territorio peruano, como ha denunciado un importante grupo de diplomáticos peruanos, encabezados por el excanciller Allan Wagner, bastaría y sobraría como causal, no solo de vacancia, sino de acusación de traición a la patria.

Finalmente, gracias a la presión política desplegada, la cumbre Runasur, prevista para los próximos días, ha sido cancelada. En ella, bajo el liderazgo de Evo Morales y so pretexto de un discurso anticolonial y anticapitalista, se buscaba infiltrar a la región de un espíritu antirepublicano que, como cereza del postre, contenía dicho “obsequio territorial” del Perú a Bolivia.

No es broma lo que se está queriendo gestar, porque supondría la destrucción de las democracias representativas en la región -máxima aspiración republicana- y su reemplazo por asambleas plurinacionales, que a la postre ocultan una vocación dictatorial, como las que se aprecian en los países contaminados por su ideología de base.

Geopolíticamente, es menester actuar preventivamente respecto de semejante proyecto. Hay una clara insatisfacción subregional por parte del mundo andino -en particular del sur- en relación a la dinámica social capitalina o costeña, que ya es aprovechada por caciquismos regionalistas que aparecen y triunfan en cuanto proceso electoral local existe (los partidos nacionales hace tiempo han sido borrados del mapa electoral en estas regiones), y que podría crecer si se le soslaya.

Por lo pronto, se necesita modificar sustantivamente tres temas cruciales: uno, la descentralización, que solo ha dado pie, en muchos casos, a ineficiencias pavorosas en el manejo administrativo de los recursos públicos que en estas localidades se manejan; dos, la legislación del canon y las regalías mineras, que han permitido que buena parte de los dineros que provee la actividad capitalista moderna termine en los bolsillos de autoridades corruptas y no directamente en los que deberían ser beneficiarios (quizás la propuesta de Keiko Fujimori de hacer entregas monetarias directamente a los ciudadanos, pecaba de individualista y por eso fue rechazada por los propios electores locales, pero el reparto directo, soslayando a los gobiernos subnacionales, es una buena idea que debería cuajar, tal vez en favor de las comunidades y no de los individuos); y, tres, debe emprenderse una cruzada nacional contra las mafias delictivas que prosperan en las zonas mencionadas, atentando directamente contra el Estado-Nación (quizás Puno sea el mejor ejemplo: allí coexisten el contrabando, el narcotráfico, la tala ilegal, la trata de personas y la minería informal, todas contestatarias del ente estatal).

-La del estribo: emocionante ver el documental Get Back del director neozelandés, Peter Jackson, sobre imágenes inéditas del proceso creativo del álbum Let it be, de The Beatles, y que se propala en Disney Channel, pero que, faltaba más, ya su proveedor favorito tiene. Quien escribe es un flamante sesentón que siempre prefirió a los Rolling Stones -vieja “querella” entre aficionados-, pero que se rinde ante la genialidad de los de Liverpool, más aún luego de ver las casi ocho horas estupendas que dura este documental que muestra las entrañas, ya finales (culmina con su última actuación en vivo en la famosa azotea de Apple, poco antes de su ruptura definitiva), del grupo musical británico.

Tags:

Bolivia, Castillo, patria, vacancia presidencial

Se avecina, según todos los indicios, un cambio de gabinete. La premier Mirtha Vásquez no dio la talla, generó un sinnúmero de problemas con su anuncio del cierre de minas en Ayacucho, y no supo navegar en medio del mar de intrigas en que se maneja un gabinete disfuncional, como todos los que pueda dirigir un Presidente mediocre como Pedro Castillo.

Lo inquietante, sin embargo, es si el Ejecutivo va a insistir con su fórmula fallida de una coalición de izquierdas o va a abrir la cancha a opciones más centristas para integrarse al gabinete. Eso parece lo más recomendable, luego de constatar que gracias a las bancadas centristas (discúlpese el exceso verbal de atribuirle alguna ideología de ese talante a Acción Popular o Alianza para el Progreso) es que sigue sentado en Palacio y no fue vacado.

No debería escandalizar, inclusive, si en esa nueva conformación ministerial le da cabida nuevamente a cuadros cerronistas, quienes, más allá de su radicalidad -que se vería compensada por la presencia de ministros centristas-, tienen mayor formación política o administrativa que aquellos improvisados que hoy pululan en un gabinete cargado de medianía (los ministros de Educación, Transportes o Energía y Minas, por citar a los más notorios, no podrían ser ni secretarios generales en otros gobiernos).

Creer que se puede llegar a niveles de excelencia con Castillo es una quimera. A lo más que se puede aspirar es a una mediocridad moderada, que sirva, al menos, para aquietar la zozobra inversora, permita que resurja el flujo de capitales privados y se pueda sostener así una relativa recuperación económica que, de alguna manera, haga llevadera la rampante pobreza administrativa de este régimen.

Haciendo ello, además, el Presidente se blindaría contra la posibilidad futura de una “segunda ola vacadora”, que de todas maneras va a venir a la primera de bastos. Es muy burdo, Castillo. Necesita un gabinete mesurado que amaine sus despropósitos y, sobre todo, que permita recuperar la cada vez menor confianza ciudadana, según confirman todas las encuestas de opinión.

Elevando el perfil profesional de sus ministros, filtrando mejor a los delincuentes que han penetrado el Estado, apartando a su familia de lobbistas y convocando cuadros sensatos y alejados de ventiscas radicales, puede lograr un upgrade político relevante. Ojalá la razón lo ilumine.

La del estribo: si hay un evento cultural que no puede perderse en estos días es el de la exposición de Rember Yahuarcani en la galería del Británico, que agrupa sus obras de los últimos veinte años. Uno de los más connotados artistas contemporáneos y crítico cultural afilado, Yahuarcani bebe de sus raíces uitoto para tejer un imaginario visual impresionante. Curada por otro artista amazónico genial, Christian Bendayán, va hasta el 18 de diciembre. De martes a jueves de 10:00 a.m. a 11:30 a.m. y de 1:00 p.m. a 5:30 p.m. y viernes y sábados de 1:00 p.m. a 8:30 p.m.

Tags:

Lobby, Mirtha Vasquez, Pedro Castillo

La aprobación del Congreso cae, según la última encuesta de Datum, entre octubre y diciembre, de 30 a 21 y a 17%. Y su desaprobación crece, en el mismo lapso, de 55 a 71 y a 76%. Y ello, hay que subrayarlo, es causado por los actos del propio Legislativo, no por la inercia que, según sostienen algunos politólogos, acontece en todo el planeta.

Este Parlamento se ha ganado a pulso su desprestigio, impulsando vacancias irracionales y contraproducentes, desaprobadas por la mayoría de la ciudadanía y, al mismo tiempo, contrariando su presunto espíritu de hipervigilancia de un gobierno mediocre, siendo incapaz, siquiera, de censurar a un ministro (para lo que se requieren 66 votos, que supuestamente la oposición tiene de sobra).

A la par, produciendo iniciativas regulatorias, que se entrometen en la vida socieconómica del país, favoreciendo evidentes lobbies y juegos de intereses encubiertos. Como es el caso de la intención de desplegar una contrarreforma universitaria, que en estos días alberga la Comisión de Educación, buscando restaurar los poderes de la extinta Asamblea Nacional de Rectores, volviendo a otorgarle a los supervisados la capacidad de elegir al supervisor, es decir, de reinar sobre la Sunedu, y al mismo tiempo, otra iniciativa que busca darle una nueva oportunidad a las universidades no licenciadas que ya tuvieron sinfín de posibilidades de corregir sus precariedades académicas, que les costaron la sanción, y no lo hicieron (entre ellas, Telesup, de José Luna Gálvez, capataz de la bancada de Podemos).

Una de las pocas reformas estructurales que se han hecho en los últimos lustros, es justamente la universitaria y la creación de la Sunedu, y que el Congreso pretenda tirársela abajo, es un despropósito mayúsculo. Felizmente, se ha conformado un grupo multipartidario, convocado por la congresista Flor Pablo, en defensa de la reforma universitaria, que está alerta a cualquier intento de desandarla.

Deben saber que hay un importante sector de la ciudadanía vigilante de que semejante brulote legislativo no prospere y que, de ocurrir, solo ahondaría aún más el ya sonoro desprestigio de un Legislativo que, hasta el momento, solo parece cumplir el axioma político peruano de que cada Congreso entrante es peor que el anterior.

La defensa de la reforma universitaria es uno de esos actos políticos que enaltecería la labor del Parlamento, y por ello hacemos votos para que triunfe la razón sobre las maniobras turbias de un sector parlamentario claramente subvencionado por el poder económico de las universidades bambas.

Tags:

aprobación del Congreso, SUNEDU, universidades bambas
x