Pie Derecho

La barbarie de izquierda

“la izquierda parece empeñada en su autoaniquilación, cayendo en las trampas populistas y autoritarias de antaño, y aglutinándose tras sus peores elementos”

Uno de los espectáculos más tristes de la política peruana contemporánea es la claudicación de una izquierda que alguna vez soñó y lideró aspiraciones de modernidad, reformismo democrático y justicia social dentro del marco de instituciones. Esa última izquierda parece haberse rendido. En su lugar aparece una caricatura de sí misma, dispuesta a hacer acuerdos con los representantes de lo peor del autoritarismo criollo: Pedro Castillo y Antauro Humala.

Juntos por el Perú, que pretendía estar a favor del progresismo, con una vocación institucional y sensibilidad social, ha elegido sumergirse en el pantano del caudillismo más primitivo. La futura alianza con el golpista y desacreditado expresidente Castillo, cuyo mandato fue una debacle ética e intelectual, y con el violento etnocacerista Antauro Humala, cuyo discurso militar racista recuerda el peor delirio fascista, es un gesto no solo de desesperación política, sino de una alarmante regresión ideológica.

Lo que estas alianzas revelan es más que ineptitud estratégica. Muestran una traición a los principios democráticos más básicos. Porque, a pesar de sus consignas igualitarias y su retórica política sobre el pueblo, estos personajes — y los que hacen tratos con ellos — odian la libertad, desconfían del pluralismo y apuestan por el caos, en lugar de por el institucionalismo. Son, en el fondo, antidemócratas, enemigos de la crítica, la disidencia y la ley.

Lo que el Perú requiere es una izquierda moderna, similar a la que tuvo éxito en Chile, Uruguay o incluso Colombia. Una izquierda que pueda hacer propuestas serias, sin incendiar la economía ni derribar todas las instituciones. Pero en el Perú, un sector de la izquierda parece empeñada en su autoaniquilación, cayendo en las trampas populistas y autoritarias de antaño, y aglutinándose tras sus peores elementos.

La tragedia es que en este abrazo con la barbarie arrastra tras de sí las pocas esperanzas de verdadera renovación política. La izquierda que pacta con Castillo y Antauro no es digna de gobernar. Ni siquiera merece representar a alguien.

 

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