Pie Derecho

Se ahonda la estafa de las AFP

“Lo que se presenta como un beneficio social no es más que la perpetuación de un negocio privado disfrazado de política pública”
[PIE DERECHO] La reciente reforma del sistema pensionario constituye un reiterado atropello contra la libertad individual y una afrenta al sentido común. Se nos dice, con el paternalismo propio de los burócratas, que se busca garantizar el futuro de los trabajadores. Pero la realidad es otra: lo que se pretende es consolidar un mecanismo de succión sistemática del esfuerzo de millones de peruanos para engordar las arcas de un puñado de grupos de poder financiero.

La prohibición de los retiros, en un país donde el desempleo acecha y la informalidad abruma a más de la mitad de la población, equivale a condenar al trabajador a la impotencia. Ese dinero, fruto de su sudor, no podrá ser usado para resolver urgencias inmediatas, ni siquiera cuando su vida dependa de ello. El Estado, ese Leviatán que se reviste de protector, ha decidido que sabe mejor que los propios ciudadanos qué hacer con sus ahorros.

Más grave aún es la incorporación forzosa de los trabajadores independientes. Aquellos que han elegido no depender de patrones ni oficinas se ven ahora encadenados a un sistema mercantilista que jamás pidieron. La libertad de trabajar por cuenta propia debería ser inseparable de la libertad de administrar los ingresos. Pero el fujimorismo, fiel a su instinto autoritario y su vocación mercantil, ha preferido consagrar la obligatoriedad como dogma.

El sistema de aportes obligatorios, lejos de ser una tabla de salvación para la vejez, es en el Perú una maquinaria de extracción. Los rendimientos se reducen a migajas frente a las ganancias astronómicas de quienes administran los fondos. Lo que se presenta como un beneficio social no es más que la perpetuación de un negocio privado disfrazado de política pública.

La verdadera reforma debería ser la libertad: permitir al trabajador decidir si quiere ahorrar en una AFP, en un banco, en su propia casa o debajo del colchón. Cualquier otro camino, como el que hoy se impone, no es más que la confirmación de esa vieja enfermedad peruana: creer que la libertad del ciudadano es un lujo prescindible cuando se trata de proteger intereses creados.

El único sistema de pensiones justo será aquel que se base en la libertad del ciudadano de poder decidir si invierte en una AFP o en la ONP para su pensión jubilatoria o si decide no hacerlo e invertir más bien en la educación, salud o patrimonio de su familia, como mejor seguro para la vejez. Es imperativa la derogación de esta norma. ¡Ojalá crezca la protesta!

La del estribo: imperdible El rincón de los muertos, dirigida por Sebastián Rubio y Yanira Dávila. Va en el Centro Cultural de la PUCP y las entradas se venden en Joinnus o en la web del propio CCPUCP. Una obra testimonial sobre diversos momentos históricos de Ayacucho, desde la Independencia hasta la coyuntura actual. Y cuenta con el galardón de que el Mincul no ha querido reconocerla como obra cultural.

 

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