El Estado peruano debe ser depurado de los agentes operativos de la estrategia, ya conocida, de Castillo de preparar un golpe antidemocrático desde adentro, cosa que felizmente, dada su ilimitada torpeza y falta de densidad psicológica, no prosperó, pero que sirvió para poner en evidencia el plan urdido.
Si Dina Boluarte no mejora el Estado peruano en grado superlativo y acelerado, más temprano que tarde se va a encontrar nuevamente conflictos sociales, descontento ciudadano, escasa aprobación, desconfianza de los agentes inversores, tensiones políticas, en suma, ingobernabilidad, que podrían hacer de este año y pico de gobierno que, en principio, le queda, un infierno tan espantoso como el que caracterizó a la inefable gestión del miserable régimen castillista.