Mientras menos días pase el Atila chotano en Palacio tanto mejor para el país, para la democracia, para la economía, para la sociedad en su conjunto. El Congreso debe ser capaz de renunciar a sus propias prerrogativas (un mandato de cinco años). Por encima de ello debe anteponer los criterios principistas y morales que permitan salvar a la democracia peruana del abismo al que este gobierno la conduce sin remedio ni propósito de enmienda.
Alianza para el Progreso, la parte sana de Acción Popular -si aún queda en pie-, Somos Perú, Podemos, los morados, la derecha (Fuerza Popular, Renovación Popular y Avanza País), deben sumar esfuerzos y lograr ese cometido. Es un clamor nacional que ellos, como representantes del pueblo, deben saber escuchar. Castillo no va a renunciar y es imposible vacarlo. El recorte del mandato es la mejor salida política de la crisis horrorosa por la que pasa el país, con un gobierno mediocre y corrupto que destruye todo a su paso.