[INFORME] La jueza que recibió sobornos de un importante empresario también se vio involucrada en un caso de narcotráfico. Los archivos de un medio mexicano ponen al descubierto el cuestionable pasado de la magistrada Becerra.
Este año 2025 ha significado un momento crítico en la carrera de la magistrada Roxana Becerra Urbina luego que el empresario Aniceto Argüelles reconociera que recurrió a sobornos para que el caso de la venta de un terreno de diez mil hectáreas utilizando documentos falsos quedara en manos de esta jueza.
Las investigaciones no sólo encontraron que Becerra se había reunido con un emisario de Argüelles e incluso con el propio empresario sino que también salieron a la luz las conversaciones en las cuales se escucha que la magistrada, que debía mantener neutralidad y garantizar justicia para las partes involucradas, coordinaba con un hombre de confianza de Argüelles, identificado como Silvio Muñoz, los pasos a seguir en el caso y en la entrega de los pagos.
Sin embargo, existe material mucho más comprometedor que ha salido a la luz. En esta oportunidad, información proveniente desde tierras mexicanas, más precisamente una nota del diario El Universal, expuso los vínculos de la justicia peruana con narcotraficantes de dicho país.
La información que pudo obtener este medio mexicano detalla que Roxana Becerra Urbina, en su calidad de jueza antidrogas, había protegido a un narcotraficante llamado Lurgardo Fernando Rabanal Cruzado que, además, era su esposo y estaba siendo buscado desde el año 1993 cuando la policía de Madrid detectó que Rabanal había sido el responsable de enviar dos kilogramos de droga a la capital de España.
Según informó el diario “El Universal”, la Dirección Nacional Antidrogas (DINANDRO) recibió una llamada anónima que los alertaba que en la residencia de la jueza Becerra se estaba traficando con drogas y también se protegía a este personaje que califican como “uno de los principales traficantes de pasta básica de cocaína”.







