[EL CORAZON DE LAS TINIEBLAS] Una victoria, una sola, logró la Flotilla Global Sumud: todo el mundo vio lo que pasó, todo el mundo siguió su travesía, tanto como siguió a la flota soviética dirigirse a Cuba cargada de misiles nucleares en 1962. Al igual que hace 63 años, la tensión aumentaba conforme los navíos se acercaban al cerco trazado por John F. Kennedy. Entonces, porque los esperaba un bloqueo militar norteamericano listo para disparar si los rusos intentaban sobrepasarlo, lo que hubiese iniciado la Tercera Guerra Mundial. Ahora, porque, buena parte del trayecto, la flotilla, cargada esta vez de víveres y ayuda humanitaria, estuvo acompañada por buques de guerra italianos, españoles y turcos, y se presumía un resultado similar: la escalada de una guerra internacional.
Lo último no sucedió, Trump, ofreció, a última hora, un plan de paz en algunos de sus pasajes bastante razonable pero con un problema fundamental: primero desaparece Hamas, primero Hamas se rinde y entrega sus armas, segundo una fuerza internacional, supervisada por Estados Unidos se encarga de la seguridad de la zona y tercero: solo si se dan las condiciones, podría hablarse de un Estado Palestino soberano.
El problema está en los tiempos, todo lo señalado debe producirse en simultaneo: me rindo, entrego mis armas y tú proclamas la soberanía de Palestina sobre Gaza y para el mundo. Después comenzamos el proceso de reconstrucción, finalmente lo prometiste de buena fe ¿verdad?
La cuestión parece simple pero la propuesta viene del enemigo. En todo caso, casi todo el mundo entiende que Benjamín Netanyahu persigue la desaparición completa de la franja. A decir por el 90% de la destrucción de su infraestructura de vivienda, salud y otras ¿Ud. le creería en la intención de reconstruirla por completo, como propone Trump, para entregarla limpiamente a los palestinos? ¿los palestinos lo creerán? Es un tema de confianza, pues bien, la confianza cumple un rol fundamental en las relaciones internacionales y en los acuerdos que llevan a la paz o en los desacuerdos que llevan a la guerra.
Lo demás que quiero decir podrían parecer perogrulladas, pero es importante recordarlas justo ahora, tenerlas claras para aquellos que no las tienen claras, los análisis más detallados se los dejo a los analistas, a los internacionalistas. El pueblo de Israel fue expulsado de su Tierra Santa tras sucesivas guerras contra el Imperio Romano en los siglos I y II d.C. La del siglo I concluyó con la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C.
Pero mi idea no es perderme en la historia. Si se tratase de eso, podría remontarme milenios atrás, cuando Moisés llevó a los judíos a su Tierra Santa librándolos de la esclavitud egipcia, o a cómo, por esos mismos tiempos, en las costas aledañas de esas tierras, se asentaban los llamados “pueblos del mar”, precisamente en las zonas de Gaza y Cisjordania, de donde provienen los palestinos.
Y si forzamos más las cosas, tendríamos que citar a quienes pretenden reducir la cuestión a la genética -me recuerda a ese hombre taimado y diminuto de los bigotitos- y buscan establecer cuánta relación existe en el ADN de aquellos antiguos pobladores con sus descendientes actuales. La verdad, me importa muy poco. Tal ha sido el movimiento de los pueblos en la humanidad, nuestra historia es la historia del mestizaje. Pretender similitudes biológicas con seres humanos de hace milenios es un camino tan peligroso que hace 80 años les costó la vida a 60 millones de seres humanos.
Lo que sí me queda claro es que dichos “pueblos del mar” también tuvieron sus enfrentamientos con los romanos, pero ya sea porque fueron sometidos más fácilmente o por la razón que se quiera lograron permanecer allí. Después, desde los siglos VII y VIII llegaron los musulmanes con las predicas de Mahoma con lo cual los palestinos se islamizaron y hasta el día de hoy, y ese ha sido su hogar.
Judíos quedaron muy pocos, la mayoría se desplazó a la Europa central y oriental, extramuros de lo que fueron los confines del viejo y ya fenecido Imperio Romano de Occidente. ¿Hubo judíos en Occidente a pesar de esto?, claro que los hubo: impedidos de poseer tierras por el emperador de Bizancio Justiniano (siglo VI), se dedicaron a diversas actividades, entre ellas el intercambio de monedas entre los señoríos feudales de Europa. Tan remoto como ese es el origen de la exitosa actividad que los judíos desempeñan hasta el día de hoy en las finanzas mundiales.
Vamos al punto
El siglo XIX fue el siglo del nacionalismo. Como nos lo señala Benedict Anderson, el nacionalismo no es natural. En el siglo XVI no se era francés, se era súbdito del rey de Francia, no es lo mismo. El amor por la tierra, la idea de dar la vida, dar la sangre, de “defender hasta el último centímetro del territorio” o de “quemar el último cartucho” es un producto ideológico del siglo XIX y es bien burgués. Porque las burguesías de entonces lo necesitaban para unificar a los masivos proletariados que sustentaban sus proyectos políticos y sus imponentes maquinarias económicas. El nacionalismo, en el nivel retórico, fue aggiornado con sublimes influencias como la del romanticismo literario, dar la vida por la dama amada, por el honor mancillado, o por la patria asediada, terminó formando parte del mismo repertorio poético.
Los judíos no estuvieron al margen de esta corriente ideológica y se formó el movimiento sionista, denominación que hoy se utiliza peyorativamente para designar a aquellos israelís que defienden posturas expansionistas o represivas maximalistas contra el pueblo palestino. Pero en su origen se trató de la iniciativa de dotar a Israel de un hogar nacional y esa es la base de todo nacionalismo: poseer un Estado soberano en donde la nación y sus hijos puedan convertir en realidad su propia utopía.
Por supuesto, no eligieron nada mejor que la Tierra Santa de Moisés de hace 5 mil años bajo argumentos religiosos solo válidos para ellos. El problema: allí estaban los palestinos, y no solo eso. Allí estaba, alrededor de los palestinos, todo el mundo árabe ya bastante indispuesto con Occidente por las constantes invasiones que se produjeron como parte del neocolonialismo del último cuatro del siglo XIX en adelante. Entre tanto despropósito, Palestina fue convertida en protectorado británico.

Y entonces los judíos comenzaron a migrar a Palestina de manera paulatina. A veces fueron bien recibidos y otras veces hubo roces con la población local. Tras la Segunda Guerra Mundial llegaron masivamente, desplazados de Europa y rogando ser aceptados por la sociedad de acogida, es decir, los palestinos. Pero muy poquito después, y adelantándose a la decisión de la ONU, Israel, en 1948, fundó su Estado con apoyo de Estados Unidos e Inglaterra y a los palestinos, que entonces eran el 90% de la población, los dejaron absolutamente sin nada. Y de allí en adelante comenzaron a agredirlos y reducirlos con la finalidad de que ese fuese exclusivamente un Estado judío y nunca han estado más cerca de concluir con tan poco edificante trabajo. Luego, es positivamente cierto que, desde entonces, los palestinos se han defendido y, a veces, con los peores de los métodos imaginables.
Estados Unidos, Inglaterra e Israel se mueven en función de intereses, la política es -también y principalmente- intereses. Eso puedo entenderlo porque no soy ingenuo. Resulta que leí Maquiavelo y, tras él, a muchos otros más. Pero Europa sí que me genera indignación, ver a los barcos italianos, españoles y turcos dar media vuelta y dejar desprotegida a una flota de civiles que portaba ayuda humanitaria a otros civiles que, al ver distraída a la armada Israelí, se dieron maña para pescar unos cuantos peces del mar y llevarse algo qué comer a la boca, eso sí que me conmocionó en medio de tanto sufrimiento humano.
Où es-tu, Europe ? Où es-tu, vieille France des droits de l’homme ?
Este relato parece incompleto. Está incompleto, lo que más me aterra son los finales que me imagino.