Pie Derecho

¿Quién será el candidato de la centroderecha?

“La campaña del 2026 va a ser brutal. Se va a jugar en todos los frentes. Por eso se necesitan buenos candidatos, con fuste y preparación”

Vamos a suponer que efectivamente logran éxito las coordinaciones que se están efectuando entre algunos grupos de la centroderecha y se arman uno o dos frentes en este segmento ideológico, que de ese modo puedan darle batalla a los candidatos radicales de izquierda que asoman con fuerza y expectativa.

Allí, sin embargo, no acaba el problema sino que, probablemente, comienza uno mayor: encontrar al candidato propicio para representar tales conglomerados. Ya he citado a Enrique Chirinos Soto y su consideración de que un buen candidato tenía que tener “orgasmo por el poder”, pasión por ser presidente, y trasmitirle eso al electorado.

Lo tuvo Belaunde, lo tuvo Alan García, para mencionar a los dos últimos más importantes. En alguna medida también Toledo y Ollanta Humala (aunque éste venía ayudado por el envión que le había dejado de herencia su hermano Antauro). Sin esa pasión, sin ese biorritmo electoral, no hay forma. Si el candidato no rompe el vidrio que lo distancia del electorado, no hay frente ni campaña que valgan (el mejor ejemplo es Mario Vargas Llosa, quien parecía estar abrumado por la responsabilidad de ser el candidato, pero no tenía el ansia de poder que estos menesteres requieren).

La izquierda radical, representada por personajescomo Antauro Humala, Guido Bellido o Aníbal Torres, si acaso Guillermo Bermejo, tiene candidatos con esa característica. ¿A quién tiene la centroderecha? ¿Roberto Chiabra? Sí. ¿Carlos Anderson? También. ¿Rafael Belaunde? Le falta algo de pasión vital. ¿Jorge Nieto? Puede prender. ¿Carlos Álvarez? Empezó bien, pero se ha desinflado por sus propias indecisiones. ¿Carlos Añaños? Imposible. ¿Alguien de Lo Justo o los morados? No se ven en el horizonte.

La campaña del 2026 va a ser brutal. Se va a jugar en todos los frentes. Por eso se necesitan buenos candidatos, con fuste y preparación, que es el otro factor necesario para afrontar el desafío, alguien que tenga claro qué hacer con la economía, la crisis política institucional, la regionalización, la inseguridad ciudadana, la lucha contra las mafias ilegales, la lucha anticorrupción que está sangrando al Estado, etc. Poner a un improvisado en Palacio sería letal.

El tema viene complicado. Quedan poco menos de dos años para la campaña y eso es tiempo corto para las tareas pendientes de resolver. Es necesario exigir decisión y sentido de urgencia a los voceros de la centroderecha para que aceleren el paso.

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