Daniel Parodi - Sudaca.Pe

Cuando el sufragio es ley

La revolución es el sufragio… es una célebre frase del célebre revolucionario, antimperialista y prócer de la independencia cubana José Martí, quien, adelantado a su tiempo, advertía que, en América latina, la sola consolidación del estado de derecho podría traer consigo el cambio, el desarrollo y la justicia social.

Los peruanos acabamos de vivir, literalmente, una semana para el insomnio cuando al conteo de los votos de la segunda vuelta electoral se le añadieron actitudes de los candidatos que elevaron innecesariamente la temperatura. No voy a entrar en detalles, tan fácil que hubiese sido manifestar confianza en los entes electorales y esperar el final del conteo.

Hoy domingo, al momento que lean estas líneas, es posible que ya Pedro Castillo haya sido proclamado Presidente de la República, o que falte muy poco para hacerlo, y la pregunta que tirios y troyanos nos hacemos es en qué consistirá esa tan mentada revolución que el profesor tacabambino llevará a cabo, la que pone a temblar a unos y entusiasma a tantos otros.

Quiero comenzar explicando la historia de Pedro Castillo. El no es “comunista viejo”, como se decía de los cristianos antiguos hace muchos siglos, para separarlos de los recién conversos. El rondero y dirigente del Sutep recién se inscribió a Perú Libre el año pasado para postular a la presidencia y nunca se imaginó en la segunda vuelta electoral. Por eso insisto en que lo fundamental de sus propuestas se ha expresado en el lapso que transcurrió entre la difusión de los resultados de la primera vuelta y la realización de la segunda.

Es en ese contexto donde Pedro Castillo se plantea realmente qué hacer frente a la eventualidad de convertirse en Presidente del Perú y sus pasos, desde entonces, son como señales que debemos leer detalladamente. En ese esquema, la alianza con Juntos con el Perú de Verónika Mendoza resulta crucial. Desde entonces, JPP no es solo un acompañante periférico, sino que dota a Castillo de sus principales técnicos, de los que Perú Libre carecía.

Entre ellos se ha destacado nítidamente la figura del economista Pedro Francke quien, de manera clara y reiterada, ha explicado las líneas maestras de la política económica del próximo gobierno, las reformas que hará y, muy importante, las que no.

De esta manera, Francke parece colocar el manejo económico del próximo gobierno en la línea de las reformas globales al neoliberalismo que hoy se producen en el mundo y que viene liderando Joe Biden, presidente de Estados Unidos. Recién hace unos días, el G7 ha decretado que las corporaciones paguen un 15% de impuestos no solo en los países donde tienen sus plantas instaladas, sino en cada país donde producen ganancias.

Al respecto, ha señalado Francke que renegociará con las empresas mineras y con Shell, que controla Camisea, para que le dejen más divisas al país. El caso de las mineras es especialmente sensible pues el precio del cobre ha alcanzado su pico más alto en años y viene muy bien un impuesto a las sobreganancias. Respecto de las AFP, ha señalado que el dinero de los ahorristas es sagrado y que, contrariamente a los que se ha dicho, la reforma buscará romper el oligopolio de las cuatro AFP que dominan el mercado para así ampliar las competencias y lograr que aumenten las ganancias, pero, esta vez, en favor de los pensionistas.

Otras medidas se caen de maduras. Una es romper con la concertación de precios de las farmacias que hacen que nuestras medicinas sean de las más caras de América Latina y otra es que nuestros grandes bancos y corporaciones le paguen a la Sunat los miles de millones que le deben hace décadas. Ciertamente hay políticas más técnicas vinculadas al desarrollo de la producción agrícola nacional, vinculando la producción de los medianos y pequeños productores con los mercados mundiales, entre otras.

Este conjunto de medidas, y otras más, persiguen la finalidad de aumentar la liquidez del país, en primer lugar, para atender la pandemia y, en el segundo, para mejorar revolucionariamente los servicios de un estado absoluta e indolentemente precarizado a pesar de 20 años consecutivos de bonanza económica que acabamos de vivir. De allí que la reinversión interna de las ganancias en el desarrollo de su infraestructura y servicios será una meta fundamental en lo venidero. Tema aparte: ciencia y tecnología, de la mano de Modesto Montoya y un equipo de científicos de primer nivel, es posible que asistamos al primer esfuerzo serio de desarrollo del ramo en el Perú, con la finalidad de añadir valor agregado a la manufactura, esto es, salir de la exportación primaria que remite a los tiempos en que los españoles se llevaban la plata a Sevilla, desde el centro minero de Potosí.

Nos queda hablar de lo que no hará Pedro Castillo: Pedro Castillo, no te va a quitar tu casa, no te va a quitar tus ahorros, no va a eliminar el TC, no va a eliminar instituciones, no va a nacionalizar los recursos naturales, ni las empresas privadas. Pedro castillo, no es ni Velasco, ni Polpot, ni Maduro, es pragmático, se ha sabido rodear de una izquierda del siglo XXI y se inscribe en la corriente mundial de reformas al modelo neoliberal, así que calma.

p.d. fundamental. ¿Cómo va a hacer Pedro Castillo para salir de Vladimir Cerrón? Es su piedra en el zapato.

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Pedro Castillo, Pedro Francke, Sufragio

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