Pie Derecho

Soberbia en los aires palaciegos

“Boluarte no es consciente de la enorme responsabilidad que conlleva conducir las riendas de un país al borde de la ingobernabilidad por culpa del desborde delincuencial”

La percepción que transmitió la presidenta Boluarte en su reaparición ante los medios de prensa, fue la de una persona soberbia, altanera, sobradora y, sobre todo, evasora de la verdad.

Boluarte, ese es el principal resumen de lo acontecido, no es consciente de la enorme responsabilidad que conlleva conducir las riendas de un país al borde de la ingobernabilidad por culpa del desborde delincuencial.

Para ella, su altísima desaprobación es producto de la mala prensa que tiene, que solo la critica y cuestiona en lugar de ensalzar los sonoros triunfos (¿?) que ha logrado.

El problema político que se desprende de este perfil psicológico de la primera mandataria, es que la lleva a ser refractaria al cambio y, por el contrario, a reafirmarse en lo que viene haciendo, creyendo que está bien hecho. En otras palabras, nada o casi nada va cambiar de acá a julio del 2026, si dura hasta entonces el régimen.

Boluarte se precia del crecimiento económico, cuando no es ese un logro suyo, sino de la resiliencia del inversor privado, producto de la estabilidad macroeconómica que el BCR ha logrado asentar a pesar de la crisis política.

En materia de seguridad ciudadana resalta avances que nadie de la población percibe (hoy justamente hay un paro de transportistas por este hecho) y, más bien, hizo gala de una gran xenofobia hacia los venezolanos, creyendo quizás que eso le da a dar algún rédito político, cuando todos los expertos coinciden en que la naturaleza del problema de la delincuencia no nace ni se asienta en la migración masiva de compatriotas venezolanos.

El problema es que no tenemos gobierno, sino solo uno de utilería, tan débil que depende de su alianza con un Congreso que también muestra tasas de desaprobación superiores al 90%.

Deberíamos crecer a 5 o 6%, no lo vamos a hacer. Debería haber un comando unificado contra la delincuencia encabezado por la presidenta, no lo va a haber, porque a Boluarte le importa poco resolver ese problema. Debería haber una lucha frontal contra la corrupción de los gobiernos regionales y municipales, no la va a haber porque Dina Boluarte les regala el dinero a cambio de su apoyo sin que le interese el destino de las generosas partidas presupuestales que dispone. En suma, estamos fregados hasta que venga un nuevo gobierno que ojalá no nos lleve a un disparadero mayor.

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