Pie Derecho

Sobra desplegar argumentos que demuestren la evidente incapacidad gubernativa y la inimputabilidad política del presidente Castillo. Está avanzando solito, por sus propios errores, a que cuando se genere un “momento destituyente” (probablemente el próximo año), la oposición congresal lo saque del poder mediante su vacancia.

Pero de lo que se habla poco, y es menester hacerlo, es del Congreso, poder del Estado que también deja mucho que desear. Se ha ponderado su capacidad de coordinación para algunos temas y saludado su autonomía de criterio para decidir en asuntos estructurales, como los de la cuestión de confianza a los gabinetes Bellido y Vásquez (aunque, al primero nunca le debió otorgar dicha confianza). Pero en lo que muestra una falencia espantosa e insoslayable es en su labor de fiscalización del Ejecutivo.

Salen todos los días los de la oposición, o muchos de ellos, a declarar en medios, beligerantes, viriles, enhiestos, inmisericordes, pero a la hora de la hora no son capaces, en más de cien días, de haber censurado siquiera a uno de los tantos ministros impresentables que este gobierno alberga.

Ya Carlos Gallardo, el inefable ministro de Educación, no debería estar en el cargo hace tiempo. Lo mismo el de Transportes, al cual, para colmo, anoche el Congreso le salvó la vida, al no aprobar su interpelación. Luego Fuerza Popular ha rectificado y ha dicho que volverá a presentar una solicitud en ese sentido, pero el impasse nos deja la sensación maloliente de que estamos ante una devolución de favores por financiamiento ilegal de campañas electorales por parte de las mafias del transporte informal.

El ministro de Defensa ha sido pescado en flagrancia. No debería merecer ni siquiera la interpelación, si no ser censurado de inmediato. El de Energía y Minas es otro que está destruyendo la poca excelencia burocrática que había en su sector, y el Legislativo, bien gracias, mirando a otro lado.

Esta inacción ostentosa explica, además de las razones propias que atañen a todos los Congresos en el mundo, el creciente nivel de desaprobación del Parlamento. Según la última encuesta del IEP, entre setiembre y octubre la desaprobación de este poder del Estado ha pasado de 61 a 75% y su aprobación ha caído de 32 a 21%. Es consecuencia directa de la percepción ciudadana de que este Congreso no está cumpliendo su papel fiscalizador respecto de un gobierno nefasto como el que nos ha tocado en mala suerte tolerar.

Tags:

Congreso de la República, política peruana

Hasta el momento de escribir esta columna los rumores respecto de la renuncia de la Premier, Mirtha Vásquez, circulaban con intensidad. Las razones serían la no aceptación de la renuncia del ministro de Defensa, Walter Ayala, por parte del presidente Castillo (quien, por el contrario, lo habría ratificado).

Sin duda, es un trago amargo que la Premier debe pasar, al aceptar ese despropósito mayúsculo, dada la inconducta evidente mostrada por Ayala respecto del tema de los ascensos y la injerencia política en ellos. Pero creemos que hay razones políticas de mayor envergadura que justifican que la Premier asuma el golpe y siga en la brega.

De mediocridades, dislates, torpezas del tamaño de una catedral e inconductas, va a estar plagado este gobierno. Y eso usted, Mirtha Vásquez, lo sabía antes de aceptar el encargo que el Primer Mandatario le brindó. Usted, señora Premier, aceptó formar parte de una mediocre coalición de izquierdas, con plena consciencia de que no ingresaba a un recinto de excelencia administrativa ni mucho menos.

Obviamente, entendemos que usted se ha propuesto enmendar en la medida de lo posible semejantes entuertos. Lo logró con el ministro del Interior, Luis Barranzuela y lamentablemente parece que no ha tenido el mismo éxito con el de Defensa, Walter Ayala. ¿Debe renunciar por ello?

Parece ser mucho más importante salvar siquiera el rumbo de moderación dialogante que usted le ha impreso a un gobierno que, con su antecesor en el Premierato, prometía necedad y confrontación radical.

Si usted renuncia no solo provocará una crisis política mayúscula sino que probablemente empuje nuevamente al Presidente a recurrir a sus viejos aliados cerronistas o a recomponer el gabinete con integrantes aún más impresentables de los que ya habitan allí (particularmente, los de Defensa, Transportes y Educación).

Usted ha merecido la confianza del Congreso. Ha tenido 68 votos, algunos de los cuales, no solo no eran de la coalición de izquierdas que integra el gobierno, sino del centro e, inclusive, parlamentarios de la derecha, como de Renovación Popular y Avanza País. Le corresponde responder a esa confianza y asegurarle al país, en la medida de sus posibilidades políticas, que se mantendrán las líneas maestras que le permitieron esa votación. Usted no se debe a un Presidente mediocre sino a la República, que atraviesa una severa crisis a la que usted no puede contribuir con una decisión atolondrada.

 

Tags:

Mirtha Vasquez, Premier, Presidente Castillo

Algunas de las virtudes que toda democracia debe exhibir son las de la tolerancia y la paciencia concomitante respecto de los decires y haceres del adversario. Pero Castillo juega al límite de los niveles propios de una democracia que se precie de tal.

La sumatoria de errores groseros, gazapos, declaraciones insensatas y procedimientos irregulares que este gobierno ha cometido en apenas cien días de gestión, rompen los récords históricos de gobiernos aún tan inexpertos como éste (Alejandro Toledo y Ollanta Humala no tenían ninguna experiencia de gobierno cuando llegaron al poder y no mostraron el rosario de barbaridades que esta administración derrocha).

Castillo juega aún con el viento a favor, con niveles de aprobación si bien decrecientes, todavía importantes (alrededor del 40% de la ciudadanía lo respalda), pero se avecina un año horroroso, donde se van a juntar todas las piezas del rompecabezas del descrédito: crisis sanitaria con la tercera ola, crisis económica con el bajonazo de las inversiones privadas, producto de las desastrosas declaraciones ideológicas del Presidente, crisis política con mayores fricciones entre el Ejecutivo y el Congreso, y crisis social, con conflictos desatados por su inercia natural, a los que se sumarán aquellos originados por las expectativas frustradas de un régimen que prometía un cambio que no se aprecia ni se va a apreciar.

Va a llegarse a un “momento destituyente”, donde la vacancia va a estar a flor de piel de la oposición congresal. Y si en esas circunstancias, por ejemplo, ocurriese algo semejante a lo que acaba de acontecer con los ascensos militares y la destitución irregular y caprichosa de los comandantes generales del Ejecito y de la Fuerza Aérea, lo más probable es que la ola vacadora sea indetenible (el caso se ha agravado con -hasta el momento de escribir esta columna- la permanencia insostenible de Walter Ayala, como titular de Defensa).

La vacancia no es una opción deseable. Lo correcto, en términos políticos y sociales, es que Castillo dure los cinco años. Va a ser, inevitablemente, un gobierno mediocre, sin mayores logros, y que llegará exhausto al final de su mandato, pero el pueblo lo eligió, se equivocó garrafalmente, y es bueno que el país aprenda democráticamente lo que implica votar por la izquierda. Sería una gran lección histórica que una vacancia descartaría y nos asomaría, más bien, al riesgo de que en el futuro vuelva a aparecer triunfal una opción de este perfil.

Tags:

Crisis política, crisis social, Democracia, Presidente Castillo, Vacancia

No hace falta -como solicitan algunos analistas- que se constituya un liderazgo único y centralizado de la oposición, que de esa manera mejor enfrente los desbarajustes gubernativos que apreciamos a diario.

Primero, porque las circunstancias no son tan dramáticas como para justificar semejante coordinación. Castillo no va a poder convocar a una Asamblea Constituyente, ni va a poder disolver el Congreso, ni va a poder estatizar o expropiar una empresa. Va a haber mucho ruido político -por sus desatinos verbales y nombramientos impresentables-, pero pocas nueces reales.

Segundo, porque es más eficaz que se mantengan en ristre diversas fórmulas opositoras. Los partidos en el Congreso, los medios de comunicación, los gremios empresariales, los líderes de opinión, la tecnocracia liberal, etc., juegan un papel fundamental como cadena de transmisión frente a la ciudadanía de una postura vigilante y crítica del régimen. Es mejor una “guerra de guerrillas” para minar al adversario gubernativo y contenerlo en su mediocre inocuidad, que afrontar una “guerra convencional”, con mando centralizado.

Eso debe continuar así. No hay la tal división de la oposición, que algunos acusan, señalando que eso le pone en bandeja el camino a Castillo para lograr sus propósitos radicales de llevarnos a la deriva chavista o socialista. No es preciso en estos momentos trazar una agenda explícita de coordinaciones transversales para hacerle frente al fallido monstruo gubernativo.

Lo que sí es importante es empezar a pensar en el recambio del elenco estable político que vaya a representar a la oposición en el futuro inmediato y mediato. Primero, en las elecciones municipales y regionales, donde la legislación obliga a los partidos de centroderecha a competir entre sí (tienen que presentarse a un número mínimo de circunscripciones para mantener a salvo la inscripción) y, luego, en las presidenciales, que ojalá se lleven a cabo, como corresponde, el 2026.

Ya están apareciendo nuevas figuras. En anteriores columnas hemos mencionado varias. Es menester imponernos como agenda castigar a los repitentes, al statu quo partidario, si buscase nuevamente tentar el acceso al poder. Eso sí supondría servirle en bandeja de plata el triunfo a la izquierda, a pesar del enorme desgaste y desprestigio que ésta va a sufrir por formar parte de la coalición partidaria que apuntala un gobierno tan malo como el de Castillo.

La oposición basará su triunfo en la próxima justa electoral, si traza una correcta estrategia de contención del gobierno, sin excesos ni tibiezas. Mantener la estrategia múltiple, dispersa y, por ende, más eficaz, es lo que corresponde en estas circunstancias.

Tags:

Asamblea Constituyente, bancadas, Congreso de la República, Oposición, Presidente Castillo, Presidente de la República

Importantes temas y reformas ligadas a los desvelos de la izquierda autodenominada moderada del país, están siendo atacadas directamente por el régimen de Castillo y no se oye una sola crítica de este sector ideológico y político del país.

La reforma del transporte, iniciada por una de las suyas, Susana Villarán, bajo el liderazgo del hoy viceministro de Hacienda, Gustavo Guerra García, por ejemplo, quiere ser demolida por el ministro de Transportes, quien ha sido pescado en un audio ofreciendo descabezarla a cambio de evitar una paralización, y agregando a la oferta sinfín de gollerías, contrarias todas al intento de poner un poco de orden en ese caos terrible e ineficiente que es el sistema de transporte público del país.

La reforma educativa, auspiciada con gran intensidad por el exministro Jaime Saavedra, con la participación significativa de cuadros tecnocráticos de izquierda y ONGs de ese espectro, hoy quiere ser lanzada a un tacho por el inefable titular del sector, Carlos Gallardo, quien está más preocupado por los beneficios del sindicato proMovadef, Fenatep, que por el bienestar de los alumnos o la mejora de la educación. Y el silencio sepulcral de la izquierda resuena grandemente.

El manejo de la seguridad interna es otro de los temas cooptados por la intelligentzia izquierdista, que tiene institutos dedicados exclusivamente a estudiar dicha problemática. Pero sale el gobierno con la peregrina y absurda idea, cara a la ultraderecha, de militarizar las calles sacando a las Fuerzas Armadas, y no se ha escuchado a ningún congresista, ministro, académico, intelectual o líder político de izquierda denunciado la falta de idoneidad de dicha medida.

Las pequeñas cuotas de poder de la coalición que nos gobierna, han comprado el silencio de la habitualmente vocinglera izquierda peruana, que se está tragando todos los sapos que perpetra el mediocre e improvisado régimen de Castillo, sin chistar. En ese sentido, más coherencia ha mostrado el grupo de Vladimir Cerrón y Perú Libre.

La buena noticia es que con esto se les acabará la monserga de la supuesta supremacía moral que presumían tener respecto de la derecha, a la que acusaban de actuar más por intereses que por principios. Ahora que la vemos en el poder, queda claro que algunas migajas del mismo, pesan más que los valores éticos de los que se preciaban.

Tags:

Izquierda, Movadef, Perú Libre, política peruana, Presidente Castillo, Vladimir Cerrón

La última encuesta del IEP es reveladora respecto de la fuerza política de la derecha, que prácticamente supera en todas las variables de medición a la izquierda. El Perú es un país inclinado a la derecha: lo de las últimas elecciones fue un hipo disruptivo producto de la pandemia que difícilmente se va a repetir en nuestra historia electoral.

De acuerdo a la medición referida, el 35% del país se define de derecha frente a un 24% de izquierda. En el Perú rural, supuesto bastión izquierdista, el 38% se autodefine de derecha mientras que solo el 29% dice ser de izquierda.

En la región centro -reino de Perú Libre- la derecha obtiene un 35% de identificación mientras que la izquierda representa al 28%. Solo en el sur gana la izquierda, con 28%, pero la derecha tiene un nada despreciable 26% de identificación.

En todos los sectores socioeconómicos, la gente se considera más de derecha que de izquierda. En el AB, 32% de derecha versus 18% de izquierda; en el C, 36% de derecha versus 23% de izquierda y en el DE, la derecha 36% y la izquierda 28%.

Lo más interesante, sin embargo, radica en la respuesta que acontece cuando se distingue por edades. En el rango de 40 a más, 36% dice ser de derecha mientras que 23% de izquierda; en el rango de 25 a 39 años, el 32% es de derecha y el 26% de izquierda; lo sorprendente ocurre cuando nos vamos al rango más joven, de 18 a 24 años: allí, el 40% dice ser de derecha mientras que solo el 24% dice serlo de izquierda.

Es hora de que la derecha se despercuda y se deje de tibiezas ideológicas. El país espera un liderazgo que claramente se defina de derecha, democrático, promercado, defensor del orden público, de la reforma de un Estado elefantiásico, y que en ese trance no esquive ningún tema polémico sino que lo responda con absoluta transparencia y propiedad.

Empiezan a surgir nuevos liderazgos. Hay que tenerlos en cuenta. Se requiere cambiar el elenco estable de la derecha. Su fracaso en las últimas elecciones ha obedecido, en gran medida, a ello. Se impone una derecha que salga de los corsés fujimoristas y convoque al país a una apuesta reformista y transformadora, con una narrativa moderna y antiestablishment. La tribuna está su favor.

La del estribo: no deje de participar en el taller El amor en la literatura, que dictará el escritor Alonso Cueto, a través de cinco novelas del siglo XIX y XX: Jane Eyre (Charlotte Bronté), Eugenia Grandet (Balzac), Rojo y Negro (Stendhal) El amante de Lady Chatterley (Lawrence) y La tía Julia y el escribidor (Vargas Llosa). Inscríbase en www.edicionescueto.com/productos y arranca este miércoles 17 de noviembre hasta el 9 de diciembre, de 7 a 9 pm.

Tags:

antiestablishment, Derecha, IEP, Perú Libre

La definitiva ruptura de 16 congresistas cerronistas respecto del gobierno altera el mapa político vigente, trastocando significativamente la correlación de fuerzas en el Congreso. Si antes era imposible, por ejemplo, pensar en una vacancia, dado el apoyo que ocho congresistas lescanistas y el parlamentario Héctor Valer le daban al gobierno, reduciendo las filas de la oposición de 88 a 79, hoy con los cerronistas ese número pasa a ser de 95, número más que suficiente para que, dada una situación de crisis mayor, la vacancia caiga por sí sola.

Aunque Evo Morales lo esté intentando, no parece que vaya a haber pronta reconciliación, menos si tanto Cerrón como Castillo avanzan con agendas electorales paralelas respecto de los comicios regionales y locales del próximo año (Cerrón con Perú Libre y Castillo con el partido político magisterial).

Aunque no lo quiera, Castillo, sin renunciar a sus ideas de izquierda -nadie, en verdad, aspira o espera que se humalice-, tendrá que mirar a los partidos de centro (básicamente Acción Popular y Alianza para el Progreso) y tender puentes que le permitan sobrellevar en buen pie una eventual crisis futura.

El 2022 va a ser un año horripilante: tercera ola pandémica, crisis económica, crisis política azuzada por las elecciones, crisis social, que ya se ha empezado a apreciar. La tormenta perfecta para que la aprobación presidencial se vaya por los suelos y aliente a quienes lo quieren desde el primer día fuera de Palacio. Se configurará un “momento destituyente”.

Esos puentes solo pueden pasar por el abandono explícito y declarativo de la idea de forzar una Asamblea Constituyente. Es improbable que eso ocurra en el corto plazo, pero no queda duda de que Castillo cree que va a obtener un triunfo resonante con su partido en las elecciones para gobernadores  regionales y alcaldes, y si eso ocurriese, se sentiría empoderado y probablemente vuelva a resucitar la peregrina idea de llevar al país al despeñadero constitucional.

Si descartase de antemano esa pretensión, podría generar enorme tranquilidad en los mercados financieros, alentar quizás la reactivación del flujo inversor, pero, sobre todo, podría consolidar un pacto político con el centro que le permita soslayar la labor de zapa que sus exsocios cerronistas traman para sacar a su examigo del poder.

Tags:

2022, Congreso de la República, Vladimir Cerrón

Lograda la confianza del gabinete ministerial -como era deseable-, es imperativo que la Premier se aboque a atender varios incendios de corto plazo, en primer lugar, y luego, a trazar algunas políticas públicas que distingan su gestión.

Por lo pronto, debe poner orden en la casa ministerial. Es inadmisible que haya dos ministros, como el de Educación y el de Transportes, que pretendan tirarse abajo todo lo avanzado en materia de reformas en sus dos sectores, peor aun en el caso educativo, ya que responde a una agenda radical de un sector del magisterio vinculado nada menos que al Movadef.

Vásquez debe llamar la atención a ministros que se disparan por la libre con declaraciones altisonantes o fuera de quicio, como es el caso del titular de Energía y Minas, acusando, en la práctica, a las empresas mineras, de ser ellas las responsables de las asonadas violentistas que contra campamentos mineros ha habido en los últimos días. O las del propio ministro de Justicia, el normalmente templado Aníbal Torres, señalando presuntas intenciones golpistas de partes de los accionistas de Antamina (luego se desdijo y pidió las disculpas correspondientes).

Un gabinete ministerial debe funcionar como una sinfonía, con ninguno de sus miembros desafinando groseramente respecto de lo que es la política general del gobierno. Esa debe ser la primera obligación política de la Premier, quien ya ha demostrado tener el temple suficiente para haber resuelto satisfactoriamente la crisis originada por el impresentable exministro del Interior, Luis Barranzuela.

En segundo término, la Premier debe priorizar la agenda gubernativa. Y allí, lo que corresponde a un gobierno de izquierda, como el que ella conforma, es, sobre todo, enfatizar que se produzca un giro de 180 grados en materia de salud y educación públicas. Allí radica la principal demanda de la población y esa es la valla que impide una mayor equidad social en un país como el Perú.

Y para eso, necesita diseñar las reformas y afiatar los equipos que las lleven a cabo. No necesita mayores recursos. Que no se esperance en ello, que difícilmente, el Parlamento le va a otorgar facultades legislativas al Ejecutivo y en esa medida, la reforma tributaria planteada por Pedro Francke lo más probable es que naufrague. En cinco años es perfectamente posible construir una salud pública digna para los más pobres y una educación pública ecualizadora e inclusiva, con los recursos que hay, que ni siquiera son gastados por los titulares de pliego.

Mirtha Vásquez tiene sobre sus hombros la responsabilidad principal del gobierno. El presidente Castillo es un lastre, no es un motor ejecutivo sino una rémora que más estorbará que ayudará. La Premier tiene el peso del gobierno encima y se espera que sea consciente de ello.

Tags:

agenda política, gabinete magisterial, Mirtha Vasquez, Presidenta del Consejo de Ministros, Presidente Castillo

Las declaraciones prontas de la premier Mirtha Vásquez restándole prioridad al controversial y confrontacional tema de la Asamblea Constituyente, primero, y, luego, su empoderamiento frente al propio Presidente respecto del caso del exministro del Interior, Luis Barranzuela, acreditan que estamos ante una presidenta del consejo de ministros plenipotenciaria y capaz de conducir el cargo que le corresponde.

Mejor que ella difícilmente vamos a encontrar en el espectro de la izquierda nacional y, claramente, supone un cambio cualitativo superior respecto del inefable gabinete Bellido. Por si no bastara ello, abona en su favor el hecho de que la facción cerronista del Congreso haya anunciado precozmente, sin siquiera escuchar sus planteamientos, que no le darán el voto de confianza el día de hoy.

La derecha se equivoca cuando actúa cerrilmente frente al gabinete Vásquez. Obviamente, jamás Castillo va a nombrar un gabinete del gusto de las derechas. Es un régimen de izquierda y eso no va a cambiar. No se va a producir la “humalización” del gobierno, eso ha quedado bastante más que claro desde un inicio. ¿Qué espera la derecha para dar su voto de confianza? ¿Qué comulgue al ciento por ciento con sus planteamientos? Eso ya no es oposición inteligente sino caprichosa cerrazón y necedad.

Ojalá el centro congresal -básicamente Acción Popular, Alianza para el Progreso, Podemos y Somos Perú-morados- sepa aquilatar los esfuerzos que a trompicones el gobierno ha hecho para mejorar el grado político del gabinete (la juramentación de Avelino Guillén en reemplazo de Luis Barranzuela, como titular del Interior, confirma el upgrade mencionado).

Ya será tarea posterior, y en eso no debe haber transacción, el retiro, mediante su censura, del filoMovadef ministro de Educación, quien además se va a volar la reforma magisterial y muestra severa incapacidad para proceder al reinicio de las clases presenciales en colegios públicos y privados. Esa debe ser la mejor labor opositora: no pisar el palito de la negatoria de la confianza (solo lo puede hacer dos veces) y ajustar al gobierno dentro de las atribuciones que el propio Legislativo tiene (entre ellas, la de sacar ministros sin idoneidad).

Posdata: hoy Sudaca cumple un año de haber salido a la luz pública. No podemos dejar pasar la fecha sin agradecer a los cientos de miles de seguidores que nos acompañan con visitas a nuestros informes y columnas, o reproduciendo nuestros podcasts y espacios audiovisuales. Un reconocimiento especial al muy buen equipo de prensa que me acompaña en esta tarea, que pronto traerá importantes novedades en su oferta periodística.

Tags:

Acción Popular, Alianza Para el Progreso, Mirtha Vasquez, Podemos, Somos Perú
x