Perfil presidencial

“La ceguera de la vanidad y el egocentrismo de los políticos nos ha llevado a que la oferta de “Perú, yo te salvo” se haya multiplicado de tal manera y con tanta irresponsabilidad que los electores nos sentimos tan abrumados y hartos que, si Speedfuera peruano, por ahí ganaría la presidencia.“

[Agenda País] A escasos 14 meses y días de la primera vuelta electoral, comienzan a asomarse las candidaturas presidenciales que van desde los ya conocidos como Rafael Lopez-Aliaga (RLA), Keiko Fujimori, César Acuña, Verónika Mendoza y Marisol Perez-Tello, a nuevas figuras, algunas venidas de la política reciente como Carlos Anderson, Guillermo Bermejo, Carla García y Aníbal Torres, y otras de la diáspora del espectáculo como Philip Butters y Carlos Alvarez.

La ceguera de la vanidad y el egocentrismo de los políticos nos ha llevado a que la oferta de “Perú, yo te salvo” se haya multiplicado de tal manera y con tanta irresponsabilidad que los electores nos sentimos tan abrumados y hartos que, si Speed fuera peruano, por ahí ganaría la presidencia.

La última encuesta de Ipsos publicada por el diario Peru21 el pasado domingo 26 de enero, nos da unas luces del perfil presidencial que el votante está deseando, basado en los principales problemas que le aquejan.

En esta encuesta realizada a nivel nacional, tanto en zonas urbanas como rurales, el ciudadano afirma que los 3 problemas principales que percibe son la delincuencia (28%), la corrupción (18%) y el costo de vida (14%), yendo los dos primeros en terreno ascendente desde el 2023.

En paralelo, el ciudadano, considera que, para reducir la delincuencia y la corrupción, y tener un mejor bienestar, el candidato debe mostrar mano dura para poner orden (39%), tener la capacidad de promover la economía de mercado y el desarrollo económico (23%) y buscar consensos (11%).

No sorprende entonces que los primeros puestos de la encuesta si las elecciones fueran en estos momentos muestre a Keiko Fujimori liderando ampliamente (12%), seguida de Rafael Lopez-Aliaga (4%)y Carlos Alvarez (4%) . Keiko encarna el recuerdo de la mano dura y crecimiento económico en los primeros años de gobierno de su padre, RLA está demostrando que primero actúa para mostrar resultados y luego pide perdón, y Carlos Alvarez se ha lanzado al ruedo con un discurso muy directo frente a la delincuencia y la corrupción, faltándole el fundamento económico que evidentemente no posee.

Por ahora el voto de la izquierda está difuminado al igual que el del centro, pero a medida que pasen los meses, una candidatura igual de disruptiva de izquierda, con los mismos elementos de mano dura y mejora del bienestar del país, podría ser la antítesis de la candidatura fuerte de derecha.

El centro, más bien, parece perdido en las nubes del idealismo, sin ser ni chicha ni limonada, tratando de ser una alternativa a los extremos cuando el pueblo parece haberse cansado de tibiezas y requiere acción decidida de sus gobernantes.

Ya los mensajes comienzan a darse, algunos directo a la vena como el de Carlos Alvarez, otros con el tractor a toda marcha como RLA yKeiko con el perfil bajo con la confianza de tener una base sólida que le permita pasar a segunda vuelta.

La izquierda anda aún callada y candidatos emergentes empiezan a mediatizar sus propuestas como Carlos Anderson, Rafael Belaúnde y Marisol Perez-Tello, a veces con mensajes disruptivos, otras con propuestas demasiado técnicas que no dejan memoria en el elector.

No parece que el entorno vaya a cambiar de manera drástica de aquí al 12 de abril de 2026. Las preocupaciones de la ciudadanía se encaminan a ser la mismas que las mostradas en la encuesta como son la inseguridad, la corrupción y el bienestar.

Nos enrumbamos pues a unas elecciones con discursos disruptivos y propuestas radicales ( pena de muerte, muerte civil a corruptos, distribución del canon directo al ciudadano ) que opacarán temas no menos importantes, pero menos relevantes para el elector como la reforma del estado, el reforzamiento de la institucionalidad o el manejo del déficit fiscal.

Toca ahora a los candidatos buscar su posicionamiento, escoger las batallas ideológicas a pelear y tener un discurso disruptivo pero simple que pueda llegar al elector con un mensaje claro de contexto, acción y resultado tangible.

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