El Día del Inocente permanente “El Perú es más grande que sus problemas”

El Día del Inocente permanente “El Perú es más grande que sus problemas”

[OPINIÓN] En el Perú celebramos el Día de los Inocentes cada 28 de diciembre. Oficialmente, uno. En la práctica, 365. Porque para sobrevivir aquí hay que ser inocente casi todo el año. O, por lo menos, hacerse.

Yo, personalmente, culpo a Jorge Basadre por esta tendencia nacional a superar lo insuperable y soportar lo insoportable. Su célebre frase es noble, inspiradora… y peligrosamente funcional para justificar cualquier despropósito.

Hay que ser inocente para creer que Martín Vizcarra, César Acuña, Pedro Castillo o Carlos Álvarez están hechos para conducir los destinos del país. Inocente para pensar que el tráfico de Lima existe porque somos una potencia mundial y no porque algún mesiánico al mando nos engañó. O que traer trenes de hace 70 años es un “hito histórico” del transporte y no una anécdota cara para cubrir tres años de gestión fallida.

Hay que ser inocente para creer que la Ramiro Prialé resolverá las tres horas rumbo a Chosica, o que la “Vía Expresa”, hecha a las patadas, es la solución estructural del transporte limeño. Y asi, la inocencia limeña se proyecta a todo el Peru.

Somos inocentes para aceptar que el mismo medicamento cueste en el Peru 100 soles, 20 en Colombia y 15 en Estados Unidos “solo por un problema  en el costo del transporte”. Inocentes para esperar el domingo, encender Cuarto Poder creyendo que ahí se nos revelará la realidad y el futuro, cuando es obvio que ellos la fabrican.

Hay que ser inocente para repetir que “Central” es el mejor restaurante del mundo solo porque lo dice una revista a la que se le paga para que lo afirme. Inocente para sostener que RMP es proba sin considerar que ha trabajado defendiendo a la derecha, a la izquierda y el centro, sin sonrojarse. O pensar que ciertos periodistas no están en la planilla de Porky mientras le revientan cohetes y pontifican independencia.

Inocente para creer que un canal, porque cambió de dueño, ahora sí volverá a ser como antes; o festejar que el nuevo Aeropuerto Jorge Chávez es el mejor de América Latina, cuando te demoras más en llegar desde tu casa que, una vez despegado, en llegar a cualquier destino.

Y, sin embargo, pese a fiscales, policías y autoridades corruptas en flagrancia, el peruano vive feliz. Llega incluso a creer y seguir en su Selección, aunque no le gane ni a su sombra. En fin, como diría Galileo: e pur si muove.

Por eso, el 28 de diciembre es solo un recordatorio de que los otros 364 días hay que hacerse el inocente para resistir, construyendo un oasis propio en medio del caos autoimpuesto.

Porque ya saben: el Perú es más grande que sus problemas. Eso nos dijeron de niños. Y aquí seguimos. Inocentes.

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