Juan Carlos Guerrero

¡Tu mamá! ¡imbéciles!

“Estos incidentes cuestionan la legitimidad de la representación política en el país. Los políticos representan al pueblo, pero en estos casos, no demuestran respeto por las opiniones y preocupaciones de los ciudadanos y de las ciudadanas".

[La columna deca(n)dente] La política peruana es un campo fértil para la controversia y, en ocasiones, la comedia involuntaria. Dos incidentes recientes ilustran cómo algunas autoridades públicas reaccionan a las críticas con falta de profesionalismo, rozando lo caricaturesco.

El primero involucra a la presidenta Dina Boluarte, quien al ser confrontada por un ciudadano que la llama «corrupta», responde con un insulto infantil: «¡Tu mamá!». Sería de esperar una respuesta más digna y madura de la máxima autoridad del país. Sin embargo, Boluarte parece haberse quedado anclada en sus años de secundaria. La situación es absurda, recordándonos a una comedia de situación. Aunque la respuesta provoca risas por su vulgaridad inesperada, es un triste recordatorio de cómo algunos líderes se rebajan a niveles básicos de comunicación y demuestra falta de respeto hacia el cargo que ostenta.

Otro incidente digno de un episodio de «Políticos al borde de un ataque de nervios» sucede en el bar La Noche, donde la congresista Patricia Chirinos es abordada de manera espontánea por los presentes, quienes le gritan «¡fuera rata! ¡fuera corrupta!» y le piden que se retire junto a su acompañante, un poco conocido parlamentario de Acción Popular. La tensión es tal que una persona les lanza un vaso de vidrio con cerveza, hecho absolutamente condenable. Ante esto, Chirinos se retira con un gesto: el dedo medio de su mano derecha y llamándolos «imbéciles», como si fuera un acto de comedia.

Estos incidentes cuestionan la legitimidad de la representación política en el país. Los políticos representan al pueblo, pero en estos casos, no demuestran respeto por las opiniones y preocupaciones de los ciudadanos y de las ciudadanas. La respuesta de Boluarte y Chirinos a las críticas es defensiva y agresiva. Esto sugiere una desconexión entre ellas y la ciudadanía, y una falta de rendición de cuentas hacia aquellos a quienes representan. Parece que ambas olvidan que los representantes deben actuar en nombre y por el bien de los representados. 

La política no debe ser un escenario de comedia involuntaria, sino un espacio para el diálogo constructivo, el disenso y el consenso. Por eso mismo, es crucial que nuestros políticos reflexionen sobre su papel como representantes del pueblo que los eligió. No es mucho demandarles que demuestren respeto y empatía hacia las opiniones de ciudadanos y ciudadanas; actúen con transparencia y rindan cuentas de sus actos en el ejercicio del poder conferido por los electores.

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Acción Popular, Avanza Pais, Dina Boluarte, Patricia Chirinos

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