Pie Derecho

El camino venezolano no nos es lejano

“El riesgo autoritario y estatista es alto y sería bueno que así lo vea la clase política que aspira a reconstituir una democracia liberal”

Hay algunos ilusos que soslayan el peligro de que el Perú siga la ruta de Venezuela si asciende al poder un izquierdista radical. Creen que aún si triunfara un candidato de esas canteras el caudaloso río capitalista -formal e informal- que el país tiene, contendrá arrestos de ese tipo.

Nada más fácil que tumbarse a la democracia y al modelo económico. En una sociedad tan corrupta como la peruana, ya se ha visto lo sencillo que es cooptar a parlamentarios de cualquier bancada para fines cercanos a los del Ejecutivo. Quien estrenó el modelo de compra de votos por obras públicas fue Kuczynski y desde allí lo han seguido hasta imberbes como Pedro Castillo, quien, tonto como parecía, constituyó a los “Niños” y se fue haciendo de a pocos de una mayoría congresal.

Con ello, se podría llegar a tener los votos suficientes para aprobar una reforma constitucional que permita convocar a una Asamblea Constituyente y allí sí, chau al modelo económico, el viejo sueño de las izquierdas peruanas, miopes a los beneficios de una economía de mercado y la posibilidad de mantenerla incólume y a la par desplegar un programa izquierdista.

En términos políticos no es complicado conseguir la anuencia de los poderes públicos y las instituciones tutelares. Con un Ministerio Público y un Poder Judicial tan preñados de corrupción -salvo honrosas excepciones-, cualquier gobierno que se lo proponga las puede controlar (siempre será bueno resaltar la valentía de Patricia Benavides en la caída de Pedro Castillo luego de su intentona golpista).

Y lo mismo sucede con las fuerzas armadas y policiales. Lamentablemente, el honor no se divisa en ambas, y si bien fue decisivo el pronunciamiento del Comando Conjunto para sellar la suerte del golpista Castillo, no está demás recordar que se demoraron horas en pronunciarse, cuando lo correcto hubiera sido una manifestación instantánea que no dejara al país en vilo respecto de la eventualidad de que prosperase el golpe castillista. Dudas hubo y vaya uno a saber por qué.

Con prebendas, manejo del VRAEM, compras militares y otras granujerías, es relativamente fácil hacerse del apoyo institucional de las fuerzas uniformadas y si ello se logra, cualquier arresto autoritario se podrá desplegar sin cortapisas.

El riesgo autoritario y estatista es alto y sería bueno que así lo vea la clase política que aspira a reconstituir una democracia liberal.

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Crisis de venezuela, Venezuela

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